Queridas mediavideras y no tanto queridos mediavideros, pero aún con todo queridos ellos. Vengo en busca de su ayuda de ustedes, de sobras conocida por todos, de esa sapiencia, ese altruismo innato que les hace ser personas y fortalecer sus lazos con el prójimo.
Al turrón. Cuando esfuerzo la rodilla sufro de leve cojera: Por aquello de la generación Millennials y esa búsqueda de no atesorar objetos, mas sí hacerlo de experiencias, tan notoria en aquellos que hemos nacido en este tiempo, y pese a que nunca me atrajo el esquí, allá en el 2014 me dije: ¡qué carajo, hay que probar! Y probé, y no me gustó, y lo aborrecí; pero como había pagado el forfeit volví a tirarme colina abajo rodeado de un mar de nieve y de personas armadas con palos y esquís y snowboards allá cuando vivía en Polonia.
Me hostié, claro que sí. Se clavó el esquí, cuando yo en una voltereta aérea involuntaria, en la nieve blanco-marrón y apelmazada. No se liberó de la bota mía. Mi rodilla hizo crack y aún a día de hoy en 2016, dado nuestro —dentro de lo que cabe no tan malo— sistema de sanidad, estoy a la espera de los resultados de la RMN (de esto hace ya 6 meses, en un proceso que va para casi dos años).
Como digo, la rodilla se me resiente cuando la fuerzo un poco. Adiós gimnasio. Si a esto le sumamos que como esperando la tercera guerra mundial, atesorando nutrientes en mis lorzas, pues he ganado veinte kilos; aquellos kilos que tampoco vienen bien para la articulación ésta. Por ejemplo, el domingo pasado fui a un concierto, FAUN se llama el grupo, su primera vez en España, y me pasé tres horas manteniendo una postura erguida. La rodilla echando chispas.
Hoy es viernes y aún se me resiente. He decidido que no voy a seguir esperando y que me voy a comprar finalmente un puto bastón, cosa que ya llevo tiempo rumiando. Lo cierto es que me da palo (palo, bastón, ajeajea) salir a la calle con él, no por otra cosa sino por llamar la atención, ya soy yo un pintas, como para ir saturando más el abigarrado cuadro. Pero no puedo seguir así, pues si bien no es un dolor agudo, es bastante molesto.
Por eso vengo aquí, señoras, señores, porque busco su sabio consejo para la adquisición de uno. Consejo devenido de la honda experiencia que espero encontrar en ustedes, ya sea de sus carnes o en las de sus familiares.
Requisitos y acotaciones:
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De color negro u oscuro, de quizás una madera bastante oscura
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De no más de 50€
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De empuñadura modelada, labrada o tallada, a poder ser
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Que no sea demasiado llamativo
Muchas gracias por leerme.