Dwarf Fortress V2 #HO

Para empezar, ha venido una caravana de comercio, pero de elfos! Morul Togaledem, líder de la fortaleza de Sinkrelic no permite visitas de elfos sin previo aviso. Los enanos se han reunido, y han decidido que la forma mas cruel de castigar a las criaturas del bosque es encerrarlos hasta la muerte, rodeados, irónicamente, de troncos de madera.

Mientras tanto, Zulban Engigsolon, enano amante del arte de la cristalería, ha tenido una idea para construir un artefacto, y se ha aislado de la sociedad en su taller, sin comer, beber ni interactuar con ningun otro enano. Desgraciadamente para él, su proyecto requería de arena, inexisitente en nuestro mapa. Ya que ningun enano se ha atrevido a darle la mala noticia, lo han encerrando bajo llave, sabiendo que en un mes o dos se habrá vuelto completamente loco.

Y así ha sido, ha tardado un mes en enloquecer, y a pesar de golpear la puerta y gritar todo lo que ha podido, ningun enano ha sido lo suficientemente estupido para abrir la puerta. Además, los enanos tenian la mente en otro lugar, concretamente en saquear de una vez la caravana de los elfos encerrados, que a pesar de estar sedientos y encerrados con un caballo enloquecido por el hambre, seguían vivos.

Los habitantes de Sinkrelic no han podido esperar más, y se ha tomado una segunda decisión: Construír un túnel entre la caravana y el enano loco, para darle a este último una oportunidad a morir dignamente en la batalla.

Se ha construído el túnel, y tras derribar el último muro, el minero ha corrido hacía la puerta de salída, para descubrir que sus compañeros lo habían encerrado allí. No podían correr riesgos. Por suerte para él, ni los elfos ni el enano loco lo han visto, y han corrido directamente a matarse entre sí. Se esperaba una batalla a muerte entre enano y elfos, pero, para sorpresa de todos, ha sido una batalla de un solo golpe, concretamente una coz, que ha dado el caballo de los elfos a nuestro querido Zulban, destrozando su craneo y manchando de sanhre paredes y suelo en un radio de dos metros.

En la confusión de la batalla, el minero ha logrado huir, y ya sólo tocaba esperar la muerte de los mercaderes, para después saquear todas sus pertenencias. Han caído antes del anochecer, y tras tirar los cadaveres al vertedero y guardar todo lo robado en el almacén, la vida normal ha vuelto a Sinkrelic. Eso sí, los habitantes están mas felices que nunca, ya que saben que los elfos vendran a vengar a los suyos, y una guerra contra ellos es lo que más desean.

He encerrado una caravana de elfos, y he metído a un enano enloquecído con ellos para ver si los mataba. El caballo de los elfos ha matado al enano de un golpe, para despues morir de hambre junto con todos los miembros de la caravana.