Fragmentos de libros que apasionan a edefakiel.

B

De pronto comprendí: ¡la esclavina! Hubiera querido impedirlo. Me habría bastado con toser o empujar la puerta. Pero también me fascinaba el rostro de la chiquilla. Tenía las facciones tensas de miedo; el corazón debía de latirle horriblemente; sólo que además yo leía en ese hocico de rata algo poderoso y maligno. No curiosidad, sino más bien una especie de segura espera. Me sentí impotente; yo estaba afuera, al borde del jardín, al borde del pequeño drama; pero a ellos los unía la oscura potencia de sus deseos; formaban una pareja. Contuve la respiración, quería ver qué se pintaría en esa cara de revieja cuando el hombre, a mis espaldas, apartara los paños de la esclavina.
Pero de pronto la niña, liberada, sacudió la cabeza y echó a correr. El tipo de la esclavina me había visto; fue lo que lo detuvo. Permaneció un segundo inmóvil en medio de la avenida, y echó a andar con la espalda encorvada. La esclavina le golpeaba las pantorrillas.
Empujé la puerta y lo alcancé de un salto.
—¡Eh, usted! —grité.
El hombre empezó a temblar.
—Una gran amenaza pesa sobre la ciudad —le dije cortésmente al pasar.

B

La pequeña Lucienne asaltada por detrás, violada por la existencia por detrás, él pide gracia, le da vergüenza pedir gracia, piedad, socorro, socorro luego existo.

urrako

Cierro esto. No explicas nada sobre qué libros son ni por qué.

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