La literatura iberoamericana del siglo XX

Yo ahora quizá no pueda aportar mucho sobre el tema, quizá en unos meses cuando empiece una asignatura sobre literatura iberoamericana. Por ahora, os dejo un cuento de J. Rulfo que personalmente siempre me ha fascinado.

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/rulfo/luvina.htm

#3 Bolaño no creo que perteneciese a aquella generación. Sin embargo Harss creo que sí lo nombraba entre los literatos actuales a destacar.

#9 trolololo

Yo la verdad es que apenas he leido literatura sudamericana. Tengo pendiente Rayuela. He leido alguna obra de Marquez (me gusta mucho su foma de expresarse) pero poco más.

#8 y la vida piensa lo mismo xDDDD

¿A qué te refieres con dar patinazos? Eso creo que no me lo comentaste y me intriga.

Es muy curioso, para mí justamente las enredaderas de palabras lo hacen más expresivo, en su caso. Escribe de forma que me transmite y evoca. Soy el tipo de persona que compra abuelas.

De todas formas, "Rayuela" no es lo mejor que ha escrito Cortázar, que pasa muybien en relatos, una mezcla de misterio y magia en lo cotidiano. Ornamentado sí, no obstante no vacío.

A mí me toca la fibra. Esos contactos, a veces*... o los tienes o no los tienes, pero yo me resisto a creer que puede no aportar algo mejor a tu vida cuando lo lees.

*Estaba al borde de un cantero, una flor amarilla cualquiera. Me había detenido a encender un cigarrillo y me distraje mirándola. Fue un poco como si también la flor me mirara, esos contactos, a veces... Usted sabe, cualquiera los siente, eso que llaman la belleza. Justamente eso, la flor era bella, era una lindísima flor. Y yo estaba condenado, yo me iba a morir un día para siempre. La flor era hermosa, siempre habría flores para los hombres futuros. De golpe comprendí la nada, eso que había creído la paz, el término de la cadena. Yo me iba a morir y Luc ya estaba muerto, no habría nunca más una flor para alguien como nosotros, no habría nada, no habría absolutamente nada, y la nada era eso, que no hubiera nunca más una flor. El fósforo encendido me abrasó los dedos.

"Final del juego"