Aníbal Barca y la Batalla de Cannas

T-1000

Aníbal Barca (en fenicio Hanni-baal, que significa «quien goza del favor de Baal» y Barqa, «rayo»), conocido generalmente como Aníbal, nacido en el 247 a. C. en Cartago (al norte de Túnez) y fallecido en el 183 a. C.en Bitinia (cerca de Bursa, en Turquía), fue un general y estadista cartaginés, considerado como uno de los más grandes estrategas militares de la Historia.

Su vida transcurrió en el conflictivo período en el que Roma estableció su supremacía en la cuenca mediterránea, en detrimento de otras potencias como la propia República cartaginesa, Macedonia, Siracusa y el Imperio seléucida. Fue el general más activo de la Segunda Guerra Púnica, en la que llevó a cabo una de las hazañas militares más audaces de la Antigüedad: Aníbal y su ejército, en el que se incluían elefantes de guerra, partieron de Hispania y atravesaron los Pirineos y los Alpes con el objetivo de conquistar el norte de Italia. Allí derrotó a los romanos en grandes batallas campales como la del río Trebia, la del lago Trasimeno o la de Cannas, que aún se estudia en academias militares en la actualidad. A pesar de su brillante movimiento, Aníbal no llegó a entrar en Roma. Existen diversas opiniones entre los historiadores, que van desde carencias materiales de Aníbal en máquinas de asedio a consideraciones políticas que defienden que la intención de Aníbal no era tomar Roma, sino obligarla a rendirse.9 No obstante, Aníbal logró mantener un ejército en Italia durante más de una década, recibiendo escasos refuerzos. Tras la invasión de África por parte de Publio Cornelio Escipión el Africano, el Senado púnico le llamó de vuelta a Cartago, donde fue finalmente derrotado por Escipión en la batalla de Zama.

Vida

Aníbal tenía nueve años cuando su padre Amílcar le hizo jurar solemnemente ante el altar de Baal Shamin que nunca sería amigo de los romanos. Desde muy joven acompañó a su padre en sus campañas y, tras la muerte de éste, sirvió al lado de Asdrúbal, cuñado de su padre, que le había sucedido en el mando del ejército cartaginés en España. Con la muerte del general a manos de un soldado celtíbero, Aníbal fue elegido por los soldados cartagineses como general, ya que veían en él el vivo reflejo de su padre. Al año siguiente (221 a.C.) el Senado de Cartago confirmó esta decisión, a pesar de la oposición de parte de los senadores que consideraban que a sus veinticinco años no tenía la experiencia necesaria para tener el mando absoluto de las tropas.

Segunda guerra púnica e invasión de Italia

En el 219 a.C., Aníbal atacó Sagunto, aliada de Roma, lo que provocó el inicio de la Segunda Guerra Púnica . Ante la sorpresa general, decidió invadir Roma por tierra partiendo desde España, en parte obligado por la inferioridad naval y las dificultades financieras para armar una armada. Lo primero que hizo fue asegurarse la neutralidad de los pueblos celtas que iban a encontrar en su camino. En los días previos a su partida recibió en Cartagena a los jefes de las tribus de la Galia Cisalpina, de los que obtuvo amistad e información fundamental para poder atravesar los Alpes. Antes de partir desde Cartago-Nova en el mes de mayo de 218 a.C., confió el gobierno de España a su hermano Asdrúbal, y para asegurarse la fidelidad de su retaguardia envió tropas iberas a África y tropas africanas a España. Aníbal partió con un ejército compuesto por 90.000 soldados de infantería, 12.000 jinetes y 37 elefantes. Al final del verano, tras vencer la resistencia que le habían ofrecido las tribus celtibéricas de Cataluña, consiguió cruzar el Ródano. La rapidez de la marcha logró evitar el enfrentamiento con dos legiones romanas que habían sido desembarcadas en Marsella al mando de P. Cornelio Escipión. El objetivo de Aníbal era llegar antes del final del verano al valle del Po para reunirse con sus aliados celtas. La presencia cercana de las tropas romanas obligó a Aníbal a entrar en Italia atravesando los Alpes con ayuda de guías indígenas. La travesía, que tuvo lugar en invierno, se desarrolló en quince días, pero el precio pagado en vidas humanas fue muy alto, ya que al llegar a la altura de Turín tan sólo quedaban vivos 20.000 infantes y 6.000 jinetes. Tras derrotar en las cercanías de Verceil a Escipión, que había regresado por mar a Italia, Aníbal pasó el invierno cerca de Bolonia, donde acudieron miles de galos dispuestos a ponerse bajo sus ordenes.

Acabado el invierno, durante el cual habían perdido la mayor parte de los caballos y las mulas y todos los elefantes menos uno, el general cartaginés avanzó hacia la Toscana y se enfrentó en las cercanías del lago Trasimeno con el cónsul Flaminio, al que derrotó fácilmente. Ello permitió a Aníbal reequipar a su ejército. Pasó el invierno y la primavera del 216 a.C. en la Apulia, donde recibió las noticias de las victorias de Roma en España, lo que le aislaba por completo de su retaguardia. Mientras, los romanos habían reunido ocho legiones bajo el mando de los cónsules Pablo Emilio y Terencio Varrón, con las que pretendían expulsar al general invasor. Éste, en previsión del contraataque romano, se había apoderado de la ciudadela de Cannas, hacia donde se dirigieron las legiones dispuestas para el combate. La más famosa de las batallas de la antigüedad tuvo lugar el 2 de agosto del 216 a.C.

Batalla de Cannas

2 de agosto de 216 a.C, en la porción de terreno que existe entre el rio Aufidio y las colinas en las que se eleva la ciudad de Cannas avanza el mayor ejército que jamás conoció Roma para ser utilizado en una única batalla. Más de 80.000 infantes, divididos en partes iguales entre legionarios y aliados italianos acompañados de una fuerza de caballería de unos 2.400 jinetes romanos y 4.000 aliados avanzan en formación de combate. Sus generales son el belicoso Terencio Varrón y el más cauto Emilio Paulo. Por aquel entonces, estos jefes tenían el cargo de cónsul.

Tienen un mandato claro del Senado Romano, terminar con la temible amenaza que campa a sus anchas por la península itálica propinando una derrota tras otra a toda fuerza que se interponga a sus planes de invasión. Se trata de Aníbal Barca. Este brillante táctico, hijo del también genial Amílcar juró en su infancia a propuesta de su padre “odio eterno a Roma” y estaba en pleno cumplimiento de su compromiso.

Cartago era una potencia comercial y militar situada en el norte de África. Era además un peligro directo para la hegemonía Romana. Ésta estuvo algunos años a salvo tras la derrota de los norteafricanos en la 1ª Guerra Púnica, pero este periodo había terminado. Habiendo dado el salto a la península ibérica, sitiando y atacando Sagunto, aliada de Roma, proporcionó a esta última un casus belli para iniciar la segunda confrontación entre cartagineses y romanos. Pero sorprendentemente, Aníbal cruza con su ejército en el que contaba entre otras cosas con elefantes (que no utilizó en Cannas por cierto), la distancia entre Hispania e Italia pasando entre otros obstáculos por los Alpes, célebre e inmortal viaje, llevando la guerra muy cerca de Roma.

El punto álgido de esta 2ª Guerra Púnica, la batalla decisiva, se produjo en esta llanura a orillas del río Aufidio.

Aníbal Barca, tiene a su mando una dotación militar de lo más variopinto. Por un lado encontramos en las filas del cartaginés a 10.000 falangistas libios, que tienen el mismo armamento y forma de combate de la falange macedónica, las largas sarissas y escudos redondos similares a los que utilizaron los hombre de Alejandro Magno mucho tiempo atrás.

Por otra parte estaban las tropas reclutadas en la península Ibérica y los celtas de las Galias. Los primeros, en número de 7.000, fieros infantes con armamento pesado y un fanático sentido del honor que conlleva no abandonar jamás su puesto en el combate y lealtad sin límite a su líder. Lo que se conocía como la devotio ibérica, Aníbal la supo aprovechar con creces. Armados además con las temidas falcatas ibéricas eran temibles combatientes en la lucha individual.

A estos guerreros les acompañaban entre 20 y 25.000 celtas, de las Galias, menos disciplinados que los íberos pero fieros y desafiantes guerreros. Muchos de ellos combatían sin armadura, con el torso desnudo como muestra de su habilidad en el combate y en consecuencia, al finalizar la batalla, son la parte del ejército cartaginés que más bajas ha sufrido.

La caballería de Aníbal estaba formada por jinetes númidas, procedentes de Libia, que cabalgaban un animal muy peculiar procedente de su tierra, el poni númida, un pequeño corcel, rápido y manejable ideal para la táctica de hostigamiento que realizaban estas unidades, cuya especialidad era arrojar jabalinas al enemigo y provocar el desorden con rápidas y evasivas maniobras. Se calcula la presencia de unos 4.000 númidas.

La otra parte de la caballería era íbera y celta que serían unos 6.000 efectivos, armados para el combate cuerpo a cuerpo.

He de destacar también a los temibles honderos baleares que dieron con sus precisas piedras (más que las flechas aseguran algunos) muchos problemas a las formaciones romanas.

Es decir, se encontraban unos 86.000 efectivos romanos (16 legiones) frente a menos de 50.000 del ejército de Aníbal.

El perspicaz general cartaginés, se había percatado de que la falange macedónica, ya no era efectiva frente a las maniobrabilidad del manípulo romano. Entonces decide que el centro del frente, que es donde se producen los combates más importantes, va a corresponder a la infantería ibérica y celta. Los despliega en una formación convexa de media luna. A cada uno de los flancos de esta formación curva, pero más retrasados, sitúa a los falangistas libios y en los extremos sitúa a la caballería.

Por su parte, los romanos despliegan una formación “de manual”, que era precisamente lo que no tenían que hacer, puesto que era demasiado predecible. Con una circunstancia agravante. Sabedores de su abrumadora superioridad numérica, disponen a las legiones en un frente corto con mucha profundidad, basando toda su táctica en una embestida brutal contra el centro de las líneas cartaginesas que se verían arrolladas con semejante avalancha humana y emprenderían la huída. Sitúan a su vez a su caballería en ambos flancos.

Tras las escaramuzas iniciales, comienzan las cargas de la caballería. Aníbal ordena el ataque de los jinetes númidas que se lanzan desde el flanco derecho contra la caballería de los aliados italianos que ven con estupor una lluvia de jabalinas (cada jinete portaba varias) que los pone en fuga irremediable ya que tras varios intentos de acercamiento para tener contacto con los númidas cualquier aproximación se ve frustrada por las hábiles maniobras evasivas de estos que además huyen, se reagrupan y vuelven a la carga con las jabalinas de nuevo surcando el cielo.

En el flanco contrario, Aníbal ha aprovechado la única ventaja numérica de que va a disfrutar en toda la batalla, ya que ha ordenado el ataque total y devastador de los jinetes galos e ibéricos mandados por Asdrúbal que sumaban unos 6.000 frente a los 2.000 de los romanos en aquel flanco, que evidentemente se ponen en fuga perseguidos por los cartagineses.

Esta derrota de la caballería no parece preocupar al bando romano, puesto que confía en su devastador ataque de infantería que comienza en cuanto se encuentran a la distancia óptima para los primeros lanzamientos de pilum y posterior carga espada en mano contra el centro de la línea convexa cartaginesa. Desgraciadamente para los intereses romanos, esta disposición no era caprichosa. Esta línea estaba adelantada para atraer hacia ella el ataque principal de las legiones, impacto que aguantan a duras penas. Pero la magnífica disciplina y buen hacer en el combate de los ibéricos y celtas que ocupan esta parte de la formación, sostienen el combate tal y como su general les ha ordenado. Sus instrucciones son claras, ante el empuje romano, la línea cartaginesa, poco a poco y ordenadamente, pasará de ser convexa a convertirse en cóncava. Los romanos, han previsto estar combatiendo si es necesario todo el día, ya que utilizaban el sistema de relevos que mencionamos anteriormente.

Imaginemos la imagen, la brutal embestida de 80.000 legionarios y aliados contra el frente de 30.000 galos e íberos que van retrocediendo, aguantando con sus escudos el impacto de los scutum romanos cuyo empuje es prácticamente imparable, y por ello, retroceden con orden y valentía sin dar la espalda al enemigo, alentados por el mismo Aníbal que arenga y anima a sus hombres cabalgando y recorriendo toda esta línea que sostiene tan brutal combate, pues fue esta su posición en la batalla, en el día más glorioso de su vida.

Los romanos no parecen darse cuenta de lo que está sucediendo, continúan el empuje, que a decir verdad, no podrá durar mucho más, puesto que la línea cartaginesa ya se resiente, pero en el furor de la batalla, no se percatan de que el retroceso ordenado de las líneas de Aníbal ha superado ya a las falanges libias que están ahora en los flancos romanos, que están completamente descubiertos puesto que su caballería ha sido puesta en fuga. Llega el momento crucial en que Aníbal y su hermano Magón ordenan a las falanges volver las picas contra los flancos de las formaciones romanas, que siguen entrando en esta bolsa que les ha preparado el genial cartaginés, puesto que la inercia de 80.000 hombres cargando en una misma dirección no es algo fácil de detener.

Se encuentran por tanto rodeados por los flancos, las falanges empiezan a comprimir el espacio donde se encuentran los romanos y la retaguardia de estos (única vía de escape que les restaba), se ve atacada por la caballería de Asdrúbal, que en contra de lo que dicta el instinto, abandonaron la tentadora persecución de los jinetes romanos, volvieron grupas y cargaron contra la retaguardia de la infantería romana. Todo está decidido.

Cuando ya la embestida romana ha cesado, sobre todo por falta de espacio y apelotonamiento de los legionarios, comienzan a comprimir al unísono los galos e íberos en el frente, las falanges libias por ambos flancos y la caballería por la retaguardia, de manera que los legionarios se encuentran aplastados por sus propios compañeros, muchos mueren pisoteados, machacados por la presión, fracturas, extremidades aprisionadas con su propio escudo o el del legionario que tienen a su lado…

Un legionario romano, necesita un par de metros para poder combatir, llegado este punto, como podéis imaginar, combatir no era su mayor problema puesto que apenas podían respirar. Comienza entonces la masacre de un ejército en combate más sangrienta de la Antigüedad. Los galos e íberos por un lado con sus hachas y falcatas, los falangistas que aplastan con sus escudos al tiempo que ensartan con sus picas y la caballería que cierra la retaguardia, desmonta y se lanza con sus armas de filo.

La matanza duró todo el día, no hubo retirada como en otras batallas, porque no había salida, esperaban el turno de ser aniquilados, la mayor dificultad que encontraron los cartagineses eran las molestias que en el lento avance-compresión, ocasionaban los cadáveres romanos con los que tropezaban.

Aníbal perdió ese día 8.000 hombres. Roma más de 50.000, además de 10.000 prisioneros, supongo que capturados en el centro la masa aplastada, a los que ya, al final del día permitirían vivir.

Murieron los dos cónsules, cientos de nobles, 7.000 ciudadanos romanos (que era un status minoritario), un verdadero varapalo, las repercusiones sociales fueron tan abrumadoras, que tuvieron que permitir la entrada en el ejército para las campañas posteriores a campesinos y esclavos, además de comenzar a ascender a los legionarios veteranos para suplir los mandos perdidos.

Aníbal demostró ser el mejor estratega de su tiempo, al enfrentar a un ejército que le superaba en número y obtener una sonora victoria. Sobre el campo de batalla quedaron 70.000 romanos y unos 6.000 soldados cartagineses. La ciudad de Roma se encontraba en peligro, ya que Aníbal llegó hasta las orillas del río, a pocos kilómetros al este de la ciudad, pero el Bárcida sólo esperaba un tratado que devolviera a Cartago a la situación de privilegio perdida tras los tratados del 241 a.C. y del 236 a.C. Aníbal desplegó una intensa labor diplomática en el sur de Italia aprovechando el efecto de su victoria. En nombre de Cartago, el jefe púnico pactó con varias ciudades italianas y garantizó su autonomía con el fin de establecer un protectorado en el sur de Italia y Sicilia.

La Pugna romano-cartaginesa en Hispania

En el 215 a.C. concluyó un pacto de alianza con el rey de Macedonia Filipo V, en el que se estipulaba el apoyo de los macedonios a los cartagineses, la obligación de ayuda mutua y el compromiso de no firmar un paz separada con el enemigo. Las negociaciones iniciadas con el tirano de Siracusa llegaron a buen puerto y se les prometió a los sicilianos que se quedarían con la mitad oriental de la isla. Los siracusanos atacaron entonces a los romanos, con lo que se vieron privados del trigo que obtenían de la isla. Mientras, Aníbal consiguió apoderarse de Tarento, lo que le permitía recuperar el control del estrecho de Messina. Pero los romanos lograron reorganizarse y fueron recuperando poco a poco las plazas perdidas. La primera en caer fue Capua en el 211 a.C., a esa siguió Tarento en el 209 a.C., mientras Aníbal se encontraba bloqueado en Calabria. Su hermano Asdrúbal, tras ser expulsado de España por Escipión el Africano, trató de unirse a él siguiendo la misma ruta a través de los Alpes. Los romanos consiguieron interceptar el mansaje que mandó a su hermano, indicando Umbría como punto de reunión, lo que les permitió enviar dos ejércitos consulares contra Asdrúbal, cuyas tropas fueron masacradas en la batalla de Metauro. La situación se volvió muy difícil para Aníbal, que se encontraba bloqueado por los hombres del cónsul C. Claudio Nerón en el Bruttium. Su última esperanza, la ayuda de Filipo V de Macedonia, se esfumó cuando éste se alió con Roma al año siguiente.

Últimos años

Cartago trató de aligerar la presión sobre él ordenando a Magón un desembarco en Liguria, pero la invasión de África llevada a cabo por Escipión obligó al Senado cartaginés a ordenar el regreso de Aníbal. Esta institución estaba liderada por su gran rival, Hannón, a quien culpaba de su fracaso en Italia. Esta circunstancia le llevó a establecer, tras desembarcar en Leptis Magna, su cuartel de invierno en Hadrumeto, en la región de Byzacena, donde su familia tenía sus propiedades. Con este movimiento pretendía alejarse de las intrigas de la capital y del ejército de Escipión. En la primavera del 202 a.C., Aníbal dejó su campamento y se dirigió hacia el oeste para estacionarse en las cercanías de Zama. Allí entabló conversaciones con Escipión y le propuso renunciar a todos los intentos de recuperar las posesiones de Cartago fuera de África. El rechazo del general romano a esta propuesta hizo inevitable la guerra. El enfrentamiento tuvo lugar en las cercanías del campamento cartaginés. El fracaso del ataque de los elefantes y la superioridad de la caballería romana, que estaba ayudada por la númida, acabó con una masacre y una desbandada entre las filas de los hombres de Aníbal. Esta derrota obligó a Cartago a firmar la rendición, en la que se incluían unas cláusulas humillantes para la ciudad. Aníbal, a pesar de todo, mantuvo el mando del ejército, además de conservar toda la estimación del pueblo. La presión de éste hizo que fuese elegido sufete para el año 196 a.C. Su primera medida fue la de revisar el estado de las finanzas y establecer una ley en la que se establecía que los jueces serían elegidos por un año y sin posibilidad de reelección inmediata. El Senado respondió acusándole ante los romanos de traición, a lo que éstos respondieron pidiendo su dimisión. Cuando acabó su mandato y perdió su invulnerabilidad en el verano del 195 a.C., para evitar males mayores, Aníbal abandonó la ciudad y se dirigió hacia el exilio, en el que permaneció hasta su muerte.

Documentales

Fuentes:
http://www.guillermodiaz.es/?page_id=512
http://es.wikipedia.org
http://en.wikipedia.org
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=anibal-barca

Aquí teneis la bibliografía del mayor enemigo de Roma, uno de los mejores estrategas de la historia antigua y de la historia, Anibal Barca, aquel que pudo destruir roma cuya fama es legendaria por la técnica usada en Cannas y por multiples hazañas como pasar los Alpes en Invierno o por tener arrinconada a la todopoderosa Roma. Sus técnicas aún se estudian en la actualidad y muchos generales usaron variantes de estas técnicas para masacrar a sus enemigos. Sin duda un grande de la historia. Espero que os guste.

50
Ronso

Mañana me lo leo ^. Esta batalla me la pone como el cerrojo un penal.

kedu20

He empezado leyéndolo con ánimo de continuar mañana y al final me lo he ventilado entero xD. Gran aporte Sr. T

3
Ninja-Killer

"Sabes vencer, pero no sabes aprovechar las victorias"

Un grande. Mereció morir en el campo de batalla

2
Rivendel

Quizá si hubiera ido a por roma directamente la historia hubiese sido diferente

1 respuesta
Alberteban

#5 No contaba con los medios para tomar Roma, se tiro unos años asolando el sur de Italia a la espera de unos refuerzos que nunca llegaron

1
B

Si os ha interesado lo de OP os recomiendo la trilogía de Publio Cornelio Escipión escrita por Santiago Posteguillo. Los dos primeros libros tratan sobre la segunda guerra púnica y bueno, es una delicia.

4 1 respuesta
montal

#7 Lo recomiendo yo también

palickpre

Uno de los mejores generales contra los que se tuvo que enfrentar Roma. Irónicamente, la única batalla que perdió fue la que decidió la guerra

Marjoram

El mejor general y estratega militar de la historia. Creo recordar que fue uno de mis personajes de eleccion en el thread de figuras historicas.

Como nota, dos frases que pasaran a la historia, y que demostraban el miedo que se le tenia a Anibal hasta en el mismisimo corazon del Imperio Romano.

"Anibal ha cruzado los alpes" y "Anibal esta a las puertas (de Roma)"

Estas son dos grandes frases, que aunque no son especialmente profundas, hacen notar la importancia que tuvo este hombre en la historia.

Toma mi manita, querido T-1000.

1 respuesta
O

#10 Escipión >> Aníbal soz.

Bromas a parte gran entrada t1000 mañana me lo leo gustosamente. Lástima que ambos murieran en el destierro y lejos de la gloria que ambos merecieron.

1
Singed

Anibal es EL GENERAL, nadie ha hizo lo que él (pre pólvora), me lo he leído entero.

Cuando pones que murieron los dos cónsules, a quien te refieres? a Varron y Emilio Paulo?
Varron escapó, de hecho fue "por culpa de Varron" que sucedió Cannas.
Anibal puso el cebo sabiendo que Varron necesitaba demostrar con una victoria para que le volvieran a elegir cónsul (creo) y que era un comandante impulsivo, Emilio Paulo no quería plantar batalla ahí.

Anibal era un dios, Anibal lo cambió todo y derrotó a Roma tantas veces que sólo esperaba que Roma se arrodillara sola y ahí estuvo su fallo.
Sin Anibal no existiría un Escipión, Escipión es una "creación" perfecta para acabar con Anibal.
Por Anibal Roma recurrió a la dictadura y por él, existen las tácticas fabianas, casi nada.

Anibal es un fenómeno impresionante, lo que él hizo es historia, lo que aportó sigue ahí y lo que se creó para y contra él también.

Bashpan

La batalla del Lago Trasimeno, es sin duda, la táctica de emboscada hecha a la perfección, Roma paso de ser una nación con un ejercito orgulloso y supuestamente imparable que no dudaba en atacar de cara, a tener que usar tácticas de hostigamiento contra un rival técnicamente inferior.

1
X

Excelso aporte sobre uno de los mejores generales de la historia.
A título personal, creo que habría sido épico un sitio a Roma. Al más puro estilo Publio Cornelio Escipión. Pero claro, qué menos que conceder el beneficio de la duda a Aníbal si el consideraba que no tenían capacidad bélica para hacerlo.
Si al final hubiese contado con esos refuerzos que nunca llegaron... A saber qué habría pasado.

Os dejo el pasaje del maestro Cebrián:
http://www.ivoox.com/pasaje-historia-anibal-barca-audios-mp3_rf_221508_1.html

B

Cartago perdió la II Guerra Púnica porque no contaba con el dominio del mar. La flota romana impidió siempre que llegasen refuerzos importantes a Aníbal. Si Cartago hubiera podido enviar otro ejército a Italia por el mar, Aníbal habría tomado Roma.

En lugar de eso tenían que enviarlos a Iberia para que desde allí avanzasen hasta Italia, y los romanos siempre lo impidieron... Los otros generales cartagineses (Magón Barca, Asdrúbal Barca, Asdrúbal Giscón, etc.) eran unos incompetentes y perdieron casi todas las batallas en España.

1 3 respuestas
Kelem

#1 genial me lo he leido entero, gran trabajo :D.

#15 los generales cartagineses eran unos mantas o que publio cornelio escipión era un fuera de serie.... sin duda fue el que "salvó" a roma.

LLoskka

Conocía la historia de éste señor.

Ha sido ver su hoja de "ruta" estratega y caérseme los huevos.

Lo tuvieron que pasar pero que muy mal los romanos.

T-1000

Lo que me sorprende más a mí es la táctica usada en Cannas.

1 respuesta
Ninja-Killer

¿La teoría de que los vascos proceden de un grupo desertor del ejército de Aníbal cuando iban a cruzar los Pirineos se sostiene por algún lado?

1 respuesta
Singed

#19 eso no cuadra por ningún sitio, porque quieras que no el ejercito de Anibal hablaría púnico en mayor o menor medida para entenderse que es prácticamente fenicio y era una lengua semítica, sólo con eso a ver cómo se explicaría el euskera xD
Pero oye que si los vascos quieren... pueden ser desertores de Anibal.

C

La putada fue que la capacidad de regeneración de ejércitos de Roma era increíble. Te cargabas un ejército suyo y al poco ya tenías otro. Pero vamos, en cuanto a nivel táctico militar este tío se los meaba a todos xd.

Beckem88

Prefiero leerlo con Posteguillo xD

CAFE-OLE

Anibal es un top 5 de generales de la historia, pero para mi, el numero 1 es Alejandro Magno

2 respuestas
C

#23 Alejandro magno fue muy top en llevar la campaña. Pero lo de Aníbal creo que tiene más mérito, estamos hablando de un tio que se petaba al ejército más profesional de la historia. Y teniendo él unidades inferiores.

1 1 respuesta
DaVNiz

#24 A ver, que la Roma de esa epoca, aunque era ya algo a temer, no era la superpotencia del Mediterraneo que despues seria, es mas fue a partir de la 2ªg. Punica que Roma empezo a despuntar considerablemente.

#18 Sobre Cannas Se ve que los cartagineses podian haber "rodeado" completamente a los romanos, es decir como el circulo que solian hacer los hunos pero lei que Anibal dejo como un "pasillo" para que los romanos pudieran huir, y asi que estos no combatieran hasta la muerte y minimizar perdidas o incluso una derrota quien sabe.

3 respuestas
C

#25 aunque no fuese así no deja de ser algo mejor que esclavos persas con lanzas xd.

Singed

Anibal cambió tantas cosas que hizo que Roma se preparara para posibles futuros Anibales con un ejercito mejor y más profesional mucho más potente.
Insisto, Anibal es EL GENERAL, hasta la pólvora no hay nadie que montara un pollo semejante y que sólo con pensar en él o algo parecido a él inspirara tantísimo miedo en la mayor potencia del mundo conocido.

Se le acerca Belisario, pero desde muy lejos.

T-1000

#26 Los Persas También tenían sus tropas de elite, los inmortales , Roma esa época no había sufrido las modificaciones de Cayo Mario que le llevaron a Roma al nivel que todo conocemos, la de superpotencia.

#25 A partir de Cayo Mario.

#15 La hegenomía marina la perdio Cartago despué sde la I guerra Púnica.

#23 Alejandro Magno es el más grande, despué sle sigue Flavio Belisario y Julio Cesar.

1 respuesta
C

#28 los inmortales no eran más que fanáticos. 300 ha hecho mucho daño xd.

no digo que fuesen mejor que cuatro esclavos con lanzas y escudos de mimbre, pero que no era comparable a un hoplita xd.

Tritoman

Buen aporte, muy interesante

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