Caida de Constantinopla 29 Mayo de 1453

T-1000

La caída de Constantinopla en el 29 de Mayo de 1453 , con sus murallas perforadas por los cañones de asedio otomanos , dio fin al imperio bizantino y estableció al Imperio Otomano como principal amenaza para la cristiandad en el mediterráneo y en Europa durante los dos siglos siguientes.
El Imperio bizantino que fue bastión del occidente contra los árabes y turcos había caído derrotado por los Turcos sejúcidas en Mazinkert en 1071 y sus descendientes los Otomanos derrotaron al ejercito serbio en Kosovo. En 1400 la mayor parte de Asia menor estaba en manos turcas y parecía solo cuestión de tiempo que esa capital a punto de caer en manos Turcas . La irrupción de Tamerlán , en Asía menor y su victoria en Ankara en 1402 contra el ejercito Otomano dio un respiro a los Bizantinos.

Constantino XI y Mehmed II

Juan VIII había muerto en 1448 y su hermano Constantino XI asumió el trono al año siguiente (mientras tanto la regente en Constantinopla fue Elena Dragases, madre de ambos). Era una figura popular, habiendo luchado en la resistencia bizantina en el Peloponeso frente al ejército otomano, mas seguía la línea de su hermano y predecesor en la conciliación de las iglesias oriental y occidental, lo que causaba desconfianza no sólo entre el clero bizantino sino también en el sultán Murad II, que veía esta alianza como una amenaza de intervención de las potencias occidentales en la resistencia a su expansión en Europa.

En 1451 Murad II murió, siendo sucedido por segunda vez por su joven hijo Mehmed II. Inicialmente, Mehmed prometió no violar el territorio bizantino. Esto aumentó la confianza de Constantino que, en el mismo año, se sintió seguro y suficiente para exigir el pago de una renta anual para la manutención de un oscuro príncipe otomano, mantenido como rehén, en Constantinopla. Furioso, más por el ultraje que por la amenaza a su pariente en sí, Mehmed II ordenó los preparativos para un asedio completo a la capital bizantina.

La temible triple muralla de Teodosio II

era de unas dimensiones colosales, obra de ingeniería única en el mundo que no por haber sido construida hacía más de mil años había perdido su importancia en 1453.
La obra pertenece al periodo del emperador Teodosio II (408-450) y dio fama a Constantinopla de invencible e inexpugnable, comenzando el trabajo en el año 412, Este trabajo no fue terminado hasta el 447, aunque siglo tras siglo todos los emperadores, quien más quien menos, se ocuparon de su mantenimiento y reconstrucción después de cada sitio, los cuales las dejaban a veces en estado lamentable en alguna de sus partes.

Las murallas terrestres tenían más de seis kilómetros de longitud. Comenzaban en la costa del Mar de Mármara, formando una especie de curva, y terminaban en el Cuerno de Oro. En realidad era un verdadero sistema defensivo que estaba constituido por una triple línea defensiva, de dos murallas y un enorme foso provisto de un parapeto.

Lo primero que se encontraba el enemigo cuya ambición era entrar en la ciudad a la fuerza era el amplio foso parapetado de cerca de 20 metros de ancho. El foso mismo había constituido antaño un espacio imposible de atravesar para muchos grupos de aventureros que luego de alguna escaramuza decidía retirarse sin siquiera atravesarlo.

Después del foso, si el enemigo lograba atravesarlo luego de mucho esfuerzo y bajo los proyectiles de los defensores, se encontraba con una franja de 15 metros de ancho que lo separaba de una primera línea de murallas. Esa primera línea, la muralla exterior, era de muros de 2 metros de espesor y 8 metros de alto, con más de 80 torres estratégicamente colocadas a través de los más de seis kilómetros que la hacían ya bastante dificultosa de franquear para los indeseables visitantes.

Si las fuerzas de ataque hubieran tenido la inmensa fortuna y la suficiente fuerza y hubiesen podido atravesar la primer muralla en alguno de sus puntos, se encontraban luego con el peor de los infiernos, un «pasillo» bien abierto y libre de aproximadamente unos 18 metros de ancho, tras el cual los esperaba la más temible de estas construcciones: una muralla de nada menos que 5 metros de ancho y 13 metros de altura, y que a lo largo de sus más de seis kilómetros de largo contaba con alrededor de 100 torres de hasta 15 metros de altura, y desde las cuales los defensores tenían todo el trabajo facilitado, dominando este pasillo mortal para el enemigo y muy útil para el defensor, porque cuando éste se hallaba en posesión de los dos muros servía a sus tropas para desplazarse cómodamente de un lado a otro de las murallas y les daba otra notable ventaja sobre el ejército enemigo.

Los muros y las torres estaban fuertemente edificados, recubiertos de pequeños cubos de caliza y fortalecidos con líneas de ladrillo, con lo cual las enormes piedras arrojadas podían dañarlo aquí o allá, pero era muy difícil que eso facilitara su destrucción.

Para completar la obra del cerco alrededor de la ciudad entera, por las amplias costas de sus territorios se construyeron murallas costeras enormemente eficaces, de menor envergadura, ya que eran alrededor de 13 kilómetros de un muro único de 12 metros de alto, pero con la inmensa ayuda de la inaccesibilidad gracias a la presencia del mar y de la flota, y defendido por unas 300 torres aproximadamente.

Preparativos

Ambos bandos se prepararon para la guerra. Los bizantinos, ahora, con la simpatía de las naciones occidentales, enviaron mensajeros a dichas naciones pidiendo refuerzos y consiguiendo promesas. Tres navíos genoveses contratados por el Papa estaban en camino con armas y provisiones. El Papa también había enviado al cardenal Isidro, con 300 arqueros napolitanos como su guardia personal. Los venecianos enviaron a mediados de 1453 un refuerzo de 800 soldados y 15 navíos con pertrechos, mientras que los ciudadanos venecianos residentes en Constantinopla aceptaron participar de las defensas de la ciudad. La capital bizantina también recibió refuerzos de los ciudadanos de Pera y de los genoveses renegados, entre los cuales estaba su capitán Giovanni Giustiniani Longo, quien se encargaría de las defensas de la muralla este, y 700 soldados. Se aprestaron a la defensa con barriles de fuego griego, armas de fuego, y todos los hombres y jóvenes capaces de empuñar una espada o un arco. Para esa época Constantino XI Paleólogo había hecho un censo en la ciudad para ver las fuerzas disponibles para la defensa de Constantinopla. El resultado fue decepcionante: la población apenas llegaba los 50.000 habitantes (en su máximo esplendor en el siglo V había llegado a 1.000.000 habitantes) y apenas había entre 5.000 a 7.000 soldados para la defensa.

Los otomanos, a su vez, iniciaron el cerco construyendo rápidamente una muralla 10 kilómetros al norte de Constantinopla, Anadoluhisari. Mehmed II sabía que los asedios anteriores habían fracasado porque la ciudad recibía suministros a través del mar y entonces trató de bloquear las dos entradas, la del mar Negro, con una fortaleza armada con tres cañones (Rumeli Hisari) en el punto más estrecho de la orilla del Bósforo, y con a lo menos 125 navíos ocupando los Dardanelos, el mar de Mármara y el oeste del Bósforo.

Mehmed también reunió un ejército estimado en 100.000 soldados, 80.000 de los cuales eran combatientes turcos profesionales; los demás, reclutas capturados en campañas anteriores, mercenarios, aventureros, voluntarios de Anatolia, los bashi-bazuks y renegados cristianos, los cuales serían empleados en los asaltos directos. 12.000 de estos soldados eran jenízaros (infantería) y 15.000 cipayos (caballería), la élite del ejército otomano. Al inicio de 1452, un ingeniero de artillería húngaro llamado Orbón ofreció sus servicios al sultán. Mehmed le hizo responsable de la instalación de los cañones en su nueva fortaleza y la fabricación de un inmenso cañón de nueve metros de longitud (llamado gran bombarda), el cual fue llevado a las cercanías de Constantinopla empujado por varios cientos de bueyes y auxiliado por un contingente de 100 hombres a la velocidad de 2 km por día. A todos estos se les sumaban aquellos que animaban a la batalla con sus tambores y trompetas y que se contaban por miles, no cesando de tocar en ninguno de los momentos del asedio, además del apoyo de los derviches que incitaban a destruir la ciudad.

El sultán prometió a sus hombres que estarían tres días de pillaje y botín, enardeciendo así los ánimos entre ellos, además de asegurar que aquel que coronara primero la muralla sería nombrado gobernador (bey) de una de las provincias del Imperio bizantino.

La Gran Bombarda

La Gran Bombarda constaba de dos piezas de bronce unidas entre sí, y su longitud era de unos 8 ó 9 metros aproximadamente. "El grosor del bronce era de un palmo, a saber, veinte centímetros, y su circunferencia de ochenta centímetros por la parte donde se metía la pólvora, y doscientos cuarenta por la mitad de la parte delantera por donde se introducían las balas". Runciman.

Su peso rondaba las dieciocho toneladas y podía disparar proyectiles esféricos de granito cuyo diámetro era de 762mm. El peso de cada proyectil era de 680 kilos. Su alcance era de 1.600 metros y la cadencia de tiro de unos 7 u 8 disparos diarios. Se necesitaban al menos 3 horas para recargar el cañón y volver a dispararlo. La dotación para servir esta monstruosa pieza era de 200 hombres. A pesar de su imponente aspecto la Gran Bombarda era un cañón impreciso en sus disparos.

Mehmet II quiso probar el cañón y una vez colocado y asegurado cerca de su palacio, efectuó el primer disparo. El proyectil salió disparado a una distancia de 1.600 metros, acabando por hundirse en la tierra unos 180 centímetros. No sin cierta previsión se ordenó advertir a todos los ciudadanos de Adrianópolis antes de la prueba, de que oirían un ruido infernal del cual no debían tener miedo. Se dice que el estruendo del disparo consiguió oírse a 15 kilómetros a la redonda. Las gentes que vieron por primera vez el cañón afirmaron que "era un horrible y extraordinario monstruo".

La Gran Bombarda era sin duda alguna la pieza más grande y espectacular que se usó en el asedio. Basados en dicha pieza se fabricaron hasta 42 cañones más, los cuales fueron situados a partir de 1464 en diversas fortalezas que jalonaban el paso por los Dardanelos. El siguiente reto que se presentó fue su traslado desde la ciudad de Adrinópolis hasta los muros de la capital bizantina, que estaba a 225 kilómetros. Para ello fueron necesarios más de dos meses, 30 carros atados entre si y tirados por 60 bueyes. Cientos de hombres allanaron y desbrozaron el terreno por donde iba a pasar la Gran Bombarda para facilitar su transporte y para que ésta no volcara.

Fueron necesarios siete días para instalar y preparar el cañón. El lugar elegido para ello fue enfrente del sector de las murallas denominado Mesoteichion, justo delante de la mismísima tienda del sultán. Dicho sector era considerado como uno de los escasos puntos débiles de las murallas, pues su construcción estaba dictada por el paso, a través del mismo, del río Lycus. Esto motivó que la estructura de las fortificaciones fuesen de menor altura y profundidad que en otras partes de la muralla. Tanto la Gran Bombarda como el resto de los cañones fueron colocados sobre plataformas de tierra y piedra para afianzarlos, aunque con la llegada de las lluvias de abril esto se vio dificultado.

El Asedio

El 7 de abril de 1453 dio comienzo oficialmente el asedio con el disparo que efectuó la Gran Bombarda y al que siguieron los demás cañones fabricados por Orbán. Su primer objetivo fue la Puerta Militar de San Romano y el sector de la muralla, ya que se consideraba como el punto más débil de la misma.

A partir del 12 de abril el cañoneo no se detuvo. Día tras día los proyectiles de las bombardas debilitaban los muros de Constantinopla que no estaban diseñados para repeler los ataques de la artillería. No debemos olvidar que se estaba enfrentando una tecnología defensiva del siglo V con otra ofensiva del siglo XV.

Tecnología defensiva que contaba además con otra desventaja, pues las torres nunca fueron modernizadas para permitir un uso sostenido y eficaz de la variopinta artillería con la que contaban los defensores. De esta manera los bizantinos se vieron privados del soporte de un fuego de contrabatería.

La táctica de tiro usada por los otomanos era simple. Los primeros disparos iban dirigidos a la base de la muralla para provocar un boquete o grieta de varios metros en la mampostería. A continuación, afinando el tiro en la medida de lo posible, se disparaba en línea vertical sobre la base de los primeros impactos. De esta forma se conseguía debilitar y derrumbar parte del lienzo de la muralla.
Harina de otro costal era cómo los defensores arreglaban los desperfectos ocasionados por los cañones. Al caer el día, cuando cesaban los disparos de la artillería, los bizantinos salían extramuros para reparar las murallas con sacos terreros, barriles llenos tierra, cajas, árboles, escombros de la propia muralla e incluso pacas de lana y algodón. Estos últimos dos materiales tenían la ventaja de poder resistir mejor la lluvia de proyectiles turcos.

Ante la efectividad de las reparaciones bizantinas el sultán mandó disparar su cañones contra dos fortificaciones extramuros con mejores resultados. Cuando las murallas fueron pulverizadas por la artillería, las guarniciones de ambas fortalezas fueron empaladas. En otras ocasiones el sultán Mehmet mandó apuntar sus cañones por encima de la triple muralla para bombardear el interior de la ciudad. El resultado de dichos bombardeos fueron numerosos incendios en el interior de Constantinopla que sustraían defensores del perímetro de la muralla.

Fueron varios los asaltos que sufrió la ciudad y a pesar de estar derruida la muralla exterior en el sector de Mesoteichion, los bizantinos repelieron estos ataques no sin gran esfuerzo. Pero pocos días después la ciudad iba a recibir un duro golpe. El 21 de abril el sultán ordenó construir un camino de madera para que sus barcos pasaran del estrecho de los Dardanelos al interior del Cuerno de Oro.

Construido por ingenieros italianos, el camino medía 12 kilómetros de longitud y salvaba un desnivel de 75 metros, permitiendo introducir en el Cuerno de Oro hasta 70 navíos de guerra turcos. En esta ocasión la artillería otomana obtuvo un pequeño triunfo al conseguir alejar con sus proyectiles a la flota cristiana de 26 galeras de guerra que se encontraba en el interior del Cuerno. Una nueva amenaza se cernía sobre la capital del exiguo imperio. A los seis kilómetros de murallas terrestres ahora había que sumarle los trece de murallas costeras que había que defender, y no eran precisamente soldados lo que le sobraban a los bizantinos.

Debido a los intensos bombardeos, la Gran Bombarda quedó dañada durante varios días en el mes de mayo, disminuyendo así la presión sobre la ciudad. Podemos imaginar que la avería se debió producir por el uso intenso que se le estaba dando a la pieza.
Los ataques se reanudaron durante el resto del mes de mayo sin resultados positivos para los sitiadores. En cambio para los bizantinos el futuro se volvía cada vez más oscuro. Un barco que había zarpado tiempo atrás en busca de una flota veneciana de rescate regresó el 23 de mayo con la peor de las noticias. Nadie acudiría en auxilio de Constantinopla.

Una antigua profecía de Constantino el Grande vaticinaba que la ciudad sólo sobreviviría mientras la Luna brillase en el cielo. La noche del 24 de mayo de 1453 se produjo un eclipse lunar que oscureció Constantinopla. Pero los malos presagios no terminaron ahí ya que al día siguiente durante una procesión uno de los iconos más sagrados de la ciudad cayó de su marco al suelo. La procesión siguió su camino hasta que una granizada inundó las calles. El 25 de mayo la ciudad amaneció envuelta en una espesa niebla y un frío invernal totalmente inusual para finales de mayo.

Muchos creyeron ver en este suceso que Cristo abandonaba Constantinopla, pero la explicación a dicho fenómeno era más terrenal. Tanto el eclipse como los efectos visuales que se produjeron estaban originados por una nube volcánica que había tenido su origen en la erupción del volcán Kuwae en Nuevas Hébridas.

El asalto final

Mehmed ordenó que las tropas descansasen el día 28 de mayo para prepararse para el asalto final en el día siguiente, ya que sus astrólogos le habían profetizado que el día 29 sería un día nefasto para los infieles.Por primera vez en casi dos meses, no se oyó el ruido de los cañones ni de las tropas en movimiento. Para romper el silencio y levantar la moral en el momento decisivo, todas las iglesias de Constantinopla tocaron sus campanas durante todo el día[cita requerida]. El emperador y el pueblo rezaron juntos en Santa Sofía por última vez, antes de ocupar sus puestos para resistir el asalto final, que se produjo antes del amanecer.

Durante esa madrugada del día 29 de mayo de 1453, el sultán otomano Mehmed lanzó un ataque total a las murallas, compuesto principalmente por mercenarios y prisioneros, concentrando el ataque en el valle del Lico. Durante dos horas, el contingente principal de mercenarios europeos fue repelido por los soldados bizantinos bajo el mando de Giustiniani, provistos de mejores armas y armaduras y protegidos por las murallas. Pero con las tropas cansadas, tendrían ahora que afrontar al ejército regular de 80.000 turcos.

El ejército turco atacó durante más de dos horas, sin vencer la resistencia bizantina. Entonces hicieron espacio para el gran cañón, que abrió una brecha en la muralla por la cual los turcos concentraron su ataque. Constantino en persona coordinó una cadena humana que mantuvo a los turcos ocupados mientras la muralla era reparada. El sultán, entonces, hizo uso de los jenízaros, que trepaban la muralla con escaleras. Sin embargo, tras una hora de combates, los jenízaros todavía no habían conseguido entrar a la ciudad.

Con los ataques concentrados en el valle del Lico, los bizantinos cometieron la imprudencia de dejar la puerta de la muralla noroeste (la Kerkaporta) semiabierta. Un destacamento jenízaro otomano penetró por allí e invadió el espacio entre las murallas externa e interna, muriendo muchos de ellos al caer al foso. Se dice que el primero en llegar fue un gran soldado llamado Hassan, que murió por una lluvia de flechas bizantinas. En ese momento, el comandante Giovanni Giustiniani Longo fue herido y fue evacuado apresuradamente hacia un navío. Constantino, avisado inmediatamente del hecho, fue hacia él y lo quiso convencer de no alejarse del lugar, le habló de la importancia de mantenerse como fuera en el campo de batalla, pero el genovés habría intuido la gravedad del asunto y lamentablemente se mantuvo firme en su deseo de retirarse para ser atendido. Cuando el resto de los soldados genoveses vieron que se llevaban a su capitán pasó lo que era de esperar se desmoralizaron y desertaron de sus puestos en la muralla siguiendo el camino de su capitán, justo en el preciso momento en que arreciaban las fuerzas de los jenízaros en el lugar. El contingente pequeño de turcos que habría entrado a la ciudad parece haberse dirigido hacia la torre más cercana y haber izado en ella la bandera turca, para desconcierto total de los defensores de la Puerta Militar de San Romano, donde se encontraba luchando el emperador, que veían el triste espectáculo de su bandera retirada y reemplazada por la medialuna del Islam, y para satisfacción de los turcos que todavía luchaban fuera de la ciudad por entrar.

No se sabe si el emperador con sus soldados dio fin a la permanencia del enemigo en ese sector o si ya la situación estaba controlada cuando llegó por los soldados venecianos y griegos comandados por los hermanos Bocchiardi (encargados de ese tramo de la muralla); debe haber sido así, de otra forma no se explica que hubiera regresado presurosamente a San Romano, puerta a la que había abandonado en un mal momento pero por un motivo fundamental, habiendo encontrado al volver el lamentable espectáculo de sus soldados masacrados en el sector entre muros y a los jenízaros dueños de la situación.

Cualquier defensor de la ciudad que hubiese visto la bandera de la media luna sobre las torres más cercanas al palacio del emperador y mucho más sin la presencia de éste y de sus lugartenientes, habría pensando que ya era inútil su tarea, para comenzar la huida dejando el camino libre al ejército sitiador así en medio de su desordenada retirada quedaron expuestos ante la arremetida de los jenízaros.

Es muy probable que los mismos soldados del sector entre muros hayan abierto algunas de las puertas menores de la muralla interior para salvarse de la masacre de la que estaban siendo víctimas, y que por allí grandes oleadas del ejército turco hayan entrado definitivamente a la ciudad.

Cuando llega Constantino, junto a su primo Teófilo, el español Francisco de Toledo y Juan Dálmata, y ven el espantoso espectáculo de la derrota inminente, se ponen de pie e inician la última carga de los romanos, una carga que los lleva a la muerte y a la inmortalidad al mismo tiempo...

Los combates en las calles fueron efectuados barrio a barrio, algunos ofrecieron gran resistencia pero otros no por la falta de hombres y armas, que estaban concentrados en las murallas; hubo gran confusión y muchos huían desesperados, por lo que el ejército turco ocupó la ciudad rápidamente, abriendo puerta tras puerta en las murallas para que más y más turcos penetraran en la ciudad y solamente unos pocos habitantes de Constantinopla, especialmente los italianos que sabían bien donde estaban los barcos de sus compatriotas lograron salvarse huyendo en las naves venecianas.

Murieron muchos valientes soldados atrapados entre dos fuegos, muchos intentaron huir y no pudieron, otros fueron capturados y muertos al instante, otros tuvieron la «suerte» de ser capturados, pero sus vidas fueron un infierno hasta que pudieron comprar su libertad o huir definitivamente.

La mayoría de los combatientes extranjeros, venecianos, genoveses, catalanes, fueron ejecutados al instante, mientras que los griegos más notables fueron perdonados al principio.

De todas maneras en pocas horas los turcos ya eran dueños de la situación en la nueva ciudad, ahora bajo el dominio otomano.

Captura y control otomano

Mehmed II entró en la ciudad por la tarde, junto a sus generales Zaganos Pasha y Mahmud Pasha, y ordenó que la catedral (Santa Sofía) fuese consagrada como mezquita. El contingente bizantino recibió autorización para residir en la ciudad bajo la autoridad de un nuevo patriarca, el teólogo Jorge Scolarios, que adoptó el nombre de Genadio II, designado por el propio sultán para asegurarse de que no habría revueltas. Desde entonces quien tendría el control religioso de Palestina fue Atenas. A partir de Ahora la Ciudad se llamaría Estambul.

Implicaciones

La caída de Constantinopla causó una gran conmoción en Occidente, y se pensaba que era el principio del fin del cristianismo. Con Constantinopla, y por ende el Bósforo, bajo dominio musulmán, el comercio entre Europa y Asia declinó súbitamente. Ni por tierra ni por mar los mercaderes cristianos conseguirían pasaje para las rutas que llevaban a la India y a China, de donde provenían las especias usadas para conservar los alimentos, además de artículos de lujo, y hacia donde se destinaban sus mercancías más valiosas. esta manera, las naciones europeas iniciaron proyectos para el establecimiento de rutas comerciales alternativas. Portugueses y castellanos aprovecharon su posición geográfica junto al océano Atlántico para tratar de llegar a la India por mar. Los portugueses trataron de llegar a Asia circunnavegando África, intento que culminó con el viaje de Vasco da Gama entre 1497-1498. En cuanto a Castilla, los Reyes Católicos financiaron la expedición del navegante Cristóbal Colón, quien veía una posibilidad de llegar a Asia por el oeste, a través del Océano Atlántico, intento que culminó en 1492 con el arribo a América, dando inicio al proceso de ocupación del Nuevo Mundo. Los dos países, otrora con escasa influencia en el escenario político europeo, ocupados como habían estado en la Reconquista, se convirtieron en el siglo XVI en las naciones más poderosas del mundo, estableciendo un nuevo orden mundial.
Otra importante consecuencia de la caída de Constantinopla fue la huida de numerosos sabios griegos a las cortes italianas de la época, lo que auspició en gran medida el Renacimiento. De cualquier forma, fue el fin del último reducto de la cultura clásica el último vestigio del Imperio romano.

Fuentes:
Wikipedia
http://www.armas.es/
Taringa
http://pedrogonzalezbarba.blogspot.com.es/2012/09/la-caida-de-constantinopla-1453_29.html
http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal/constantinopla

Opinión Personal:
La caída del Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente es uno de los mayores acontecimientos de la historia de la humanidad , no solo por lo que significo sino por las consecuencias que tuvo esta caída en el desarrollo de Europa y en los nuevos descubrimientos que hizo cambiar radicalmente el pensamiento de Europa e inicio la época Colonial en America. Además ya que se acerca el 560 aniversario me apteceía hacer un especial sobre el fin de Bizancio , espero que os guste.

39
f4sticio

La clave era que lo hubieras abierto mañana.

Muy interesante aún así.

P.D. Continuo leyendo

Alguna imagen aunque fuera un cutre dibujo lo haría más ameno.

Strangelove

El final del gran Imperio Bizantino, sentenciado en la batalla de Constantinopla. Probablemente sea el acontecimiento histórico que más haya marcado el devenir de Occidente.

5 3 respuestas
B

Por fin algo interesante.

A

Es increíble la grandiosa arquitectura de Constantinopla siendo del año que es. No deja de sorprenderme.

1 respuesta
B

Da igual, los moros entran ahora en más cantidad que cuando la conquista de Constantinopola, ese acontecimiento solo ha influido en la guerra de los balcanes, por lo demás, el acontecimiento importante hoy en día es la invasión del islam con nuestro consentimiento. Nuestros descendentes ya lucharán por ello...

1
AgS

Lo añado a favoritos. Ésto hay que leerlo con tranquilidad

1 comentario moderado
AnGerFist

Por que.no recibio mas ayuda dada la importancia geográfica de la ciudad?
Tiene pelotas que con.una defensa tan increíble logren entrar por que se dejan una puerta semiabierta, suena a chiste

1 respuesta
Ronso

#3 Gracias a esta caída pudimos tener Kebab y Dürum xDDD

Ahora en serio, buena currada ;)

PD: si algún otro día te aburres me gustaría que te curraras algo en plan de la familia Cayo Julio César Augusto.

1 respuesta
Mysterio619

Grandioso thread una vez más #1 Un libro que habla muy bien de este período es "El sitio de Constantinopla" de Mika Waltari.

Una lástima que los infieles se apoderasen de tan grandiosa ciudad :(

edit: Lo más impactante es que si no fuese por la tecnología militar del siglo XV (encima con la suerte de dejarse algunas puertas abiertas, de lo contrario hubiesen aguantado bastante más) nadie hubiese podido tomar la ciudad. Si el armamento hubiese sido el mismo que cuando fueron construídas las murallas el sultán se habría ido con el rabo entre las piernas aunque superase en número de 100 contra 1.

1 respuesta
T-1000

#3 Muy cierto.

#5 Santa Sofia y las murallas si que son impresionantes.

#9 Porque auqnue fueran cristianos no eran católicos por lo cual al ser ortodoxos no eran de la simpatia de Roma y del retso de paises cristianos católicos de la zona , aún así hubo un intento de cruzada para recuperar la ciudad pero esta cayo en saco roto.

#11 Ten en cuenta que en 1204 los Cruzados habían conquistado la ciudad , aún así , las zonas débiles de la ciudad por donde habían entrado los cruzados y conquistado la ciudad fueron reforzados , así que seguramente sin cañones la cuidad no hubiera caido auqnue eso nunca se sabrá al 100% de seguridad.

MATATOREROS

#10 Lo de los Kebabs iba a decirlo yo :(

T-1000

http://www.youtube.com/watch?v=txhOgBvz8ms

_RUGBY_

Los putos turcos que mal han dado a lo largo de la historia

sahrimud

Muy buen aporte #1, una lecturas interesante sobe la caída de una de las ciudades más importantes de aquella época aunque en el momento del sitio no era ni mucho menos lo que había sido.

1 respuesta
Dieter

#3 para mi fue mas importante la batalla de poitiers de 732

1 2 respuestas
R

#17 Si esa batalla no la hubiesen ganado los europeos, toda Europa ahora mismo sería musulmana, sin duda.

La verdad es que es sorprendente como en cuestión de 25-30 años los musulmanes arrasaron con toda la península de arriba a abajo y llegaron hasta la mitad de lo que hoy es Francia, y en una época en la que lo más rápido era un caballo y una logística de mierda. Dice mucho de la superioridad militar que tenían los musulmanes sobre los reinos europeos cristianos en la época.

800 añitos que duraron los hijos de puta en la península.

2 respuestas
B

Me esperare a la pelicula :D

T-1000

#18 a lo mejor no , quien sabe xD

#16 una de las ciudades más grande sy más ricas de la edad media aunque cuando cayo estuviera en decadencia.

1 1 respuesta
evening0

Yo llevo años con una novela histórica tipo como hace Manfredi de la caida de Constantinopla en la cabeza sin decirte más te puedes imaginar lo que me apasiona este episodio de la historia :).

1 respuesta
T-1000

#21 como se llama el libro?

1 respuesta
R

#20 Si los cristianos no hubiesen ganado la Batalla de Poitiers (732) los musulmanes habrían llegado muy easy a las costas britanas, como poco.

1 respuesta
B

Del ejército droide no dicen nada.

3
D

Es muy interesante pero lo que no entiendo es por qué se deja a T-1000 copiar y pegar tochazos para al final soltar un último y escueto párrafillo suyo que sólo viene a decir: "ah, fue un acontecimiento muy memorable y tal" y luego los demás no podemos ni de coña hacer algo así porque los hilos hay que "currárselos"

1 respuesta
Parasigma

Si, yo tambien estoy leyendo Inferno.

evening0

#22 La verdad que no le tengo puesto título pero ahora que lo dices debería tener uno. El prota es unos de los almogáraves proveniente del Reino de Aragón. Es bastante épica en si quizás algún día me de por escribirla xDD.

T-1000

#25 no mientas Huele_mal.

#23 Bueno eso nunca lo sabremos.

sOyneGro

Ahora los musulmanes emplean otra tecnica de invasion para dominar Europa. Inmigracion ilegal lo llaman.

T

Película ya.

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