II Concurso de relatos cortos

aNuBiS

Buenas,

En este thread ire subiendo los relatos de los participantes inscritos en el concurso.

Para cualquier reclamacion/sugerencia/comentario o para ver las bases del concurso pasarse por este thread http://www.media-vida.net/vertema.php?fid=6&tid=1828827775

Tambien pediria que NADIE escribiera nada en este thread, mas que nada para mantener el orden, gracias

Suerte y nuevamente gracias a todos los que participais y lo haceis posible.

[Editado]

Pues bien, ya tengo las puntuaciones, ire subiendolas poco a poco pero del tiron, asi que no os impacienteis..comencemos:

* Oscuridad: 6'75
* Extremaunción: 7'7
* Historia de Una Estación: 7'8
* Las flores se agitaban lentamente...: 6'5
* La voz del silencio: 8
* Sol negro: 7'4
* Un dia de mi vida: 5'25
* Capitulo X-1... POSIBLE PLAGIO 5'5
* Diario de un sueño: 7'8

Pues bien, como se puede ver El ganador es "La voz del silencio" Felicidades.

Si no teneis ningun problema ahora ire poniendo los autores de cada relato, el que no quiera que figure su nombre que me avise y no lo hare.

Una vez mas gracias a todos, jueces, participantes, moderadores y a todas las personas que en cierto momento se han interesado por este "concurso" cuyo objetivo es disfrutar y promover un poco mas la lectura.

P.D Si, aun no figura el nombre del ganador puesto que me falta una nota por parte de uno de los despistados jueces...
No, no quedara asi, descuidad que rodaran cabezas.. (;) Es broma... un poco de paciencia).

P.D2 Ahi esa, definitivamente el ganador es "La voz del silencio"
felicidades y sientos estos retrases tan inesperadamente esperados.

Un saludo y de nuevo..gracias.

aNuBiS

Oscuridad

1. Ven, te diré algo.

Cierra el libro, apaga las luces y cuéntame una historia sobre deseos incumplibles y oscuros actos de maldad.
Yo te daré las ideas; te hablaré de hombres y mujeres que evocan a los más grandes héroes de la mitología; personas que luchan en guerras anónimas y participan involuntariamente en macabros juegos de los cuales sólo unos pocos saben de su existencia.
Maldades que se extienden desde la corrompida sociedad en la que el niño encuentra el pecado en su caramelo, hasta los más recónditos lugares donde el hombre puede haber pisado.
Tu me preguntarás acerca de esos héroes de a pie, de esos lugares que están tan lejos y a la vez tan cerca, y de las batallas en las que el ganador sigue quedando en el anonimato.
Yo te responderé, pero primero coge los fragmentos y recompón el puzzle. Esa será tu historia. Una historia que aunque se te antoje lejana, estará más próxima a ti de lo que te gustaría. Es posible que hayas oído hablar de ella. Incluso es posible que esa historia la hayas vivido tú.
Ahora siéntate y escucha. Deja que te guíe.

2. Sangre.

La lluvia caía con gran violencia, más de la habitual, como si todos los males de la humanidad se hubiesen unido para ahogar al más tenaz en una gota de agua. Mientras, bajo el agua, estaba ella. Su corazón solo tenía sitio para albergar la desesperación y el ansia de muerte que anhelaba para sí misma.
Haidée miró la sangre de sus frías manos. Temblaban. Había matado al amor de su vida, y todo por el mísero y truculento juego de unos completos desconocidos. Un juego del que ella no tenía constancia y en el que ninguno de los participantes vería recompensa alguna. Sólo unos pocos sabían qué morbosos designios se ocultaban bajo este asesinato. Aunque a ella poco le importaba en aquel momento, ya que sólo deseaba que él volviera.
Pero no volvió. Y el fervor que había en su deseo se fue convirtiendo poco a poco en un sentimiento de segura venganza.
Fue entonces cuando comprendió que tenía un nuevo objetivo que cumplir, una deuda que cobrar; y supo que tendría toda una eternidad para cumplirla. Y así lo haría.

3. Pensamientos puros.

Después de remolonear unos minutos en su cama, Matt escuchó el estridente sonido que provenía del despertador de su mesilla. Lo hizo callar y se apresuró a levantarse, ya que hoy tenía cosas nuevas que hacer y aparentemente poco tiempo para llevarlas a cabo.
Para Matt todos los días eran iguales, una cuasi-tolerable rutina que día a día le hacía perder las ganas de levantarse, de relacionarse con el mundo, de vivirlo como todos ellos lo viven. El pensaba que todo cambiaría algún día, que la gente se uniría y se opondría a “ellos”, pero poco a poco se daba cuenta que las personas se convertían en meros títeres cuyas cuerdas eran utilizadas sin compasión. En ocasiones, él se preguntaba si también acabaría siendo una de sus marionetas; esto le hacía sentirse desdichado, ya que sabía que eso significaría el fin de su humanidad y muy a su pesar, lo comprendía. Pero él no estaba dispuesto a aceptarlo.
Al mismo tiempo que él mismo se decía estas palabras, se abrochó los botones de la camisa y en un último y desesperado intento, se colocó lo mejor que pudo la corbata azul turquesa que pocos años atrás le habían regalado sus compañeros de la comisaría por su vigésimo quinto cumpleaños.
Antes de salir, Matt se detuvo frente a la puerta. Por un momento, unos pensamientos de inseguridad le hicieron perder la confianza sobre sí mismo; pero él supo interponerse a ello, abrió suavemente las manos, respiró hondo y dispuso sobre su cara una maravillosa sonrisa. Abrió la puerta y salió a la calle.
Aunque él no lo apreciaba, hoy el viento llevaba consigo una brisa que avecinaba un día inolvidable, un olor fresco lleno de vitalidad. Matt estaba de suerte, hoy sería su día. Así lo habían decidido ellos…

By: n40k1

aNuBiS

Extremauncion

De repente aparecí en casa. Estaba solo, no sabía que hacía allí, ni de donde venía… ni siquiera que había hecho un instante antes. No me había despertado, estaba de pie, en medio de mi habitación. Por la ventana vi el bello crepúsculo que se daba en ese mismo instante, me sentía extraño, como aturdido...estaba muy desconcertado y una rara sensación reinaba en mi cuerpo.

Era mi habitación, pero la notaba extraña. Todo estaba minuciosamente ordenado, y no como normalmente lo suelo tener siempre todo: desordenado. Mi cama hecha, la estantería con todos los libros bien colocados, los lápices en el lapicero… todo demasiado pulcro. Me llamó especialmente la atención que el ordenador estuviera apagado. Durante años, ese zumbido constante de los ventiladores del ordenador había sido mi silencio. Ese mismo zumbido me daba paz y, en raras ocasiones cuando mi ordenador se encontraba apagado, me notaba muy extraño.

Salí de mi habitación y empecé a llamar a mi madre. No hubo respuesta. Entonces llamé a mi hermana, a mis abuelos… ninguna respuesta. No había que ser demasiado listo para saber que estaba solo en casa. Me senté en mi sofá dispuesto a esperar que llegara alguien, me dolía algo la cabeza y aún andaba algo aturdido así que decidí ponerme cómodo. Cogí el mando de la televisión y empecé a pulsar canales… que raro, el televisor estaba apagado al completo cuando yo siempre lo suelo tener con el punto rojo. Me levanté para encenderlo pero éste no respondía, tal vez mi madre lo había desenchufado mientras limpiaba, pensé… de todas maneras, no me apetecía meter la mano por detrás de la mesa para conectarlo, con lo que me senté frente al ordenador. Me sorprendió ver como éste también estaba desenchufado, ni la torre ni el monitor se encendían… la regleta estaba desconectada. Pero, en el momento en el que fui a encender la regleta sonó el teléfono. El susto que me dio fue tremendo, todo me estaba pareciendo tan extraño que yo estaba con los nervios a flor de piel...

Sin pensarlo dos veces, me levanté a coger el teléfono. En la pantalla del Domo pude observar como no salía el número de teléfono de la persona que me estaba llamando. Número privado, marcaba. Y, justo en el momento en el que iba a descolgar el teléfono, éste dejó de tocar. El día estaba dando lugar a la noche ya, y la oscuridad en el pasillo empezaba a reinar.

Que el teléfono dejara de tocar en el momento en el que yo lo iba a coger me dejó paralizado. Sentía como si todo se estuviera poniendo de acuerdo para jugarme una mala pasada. De camino a mi habitación escuché la puerta de la calle abrirse. Era mi madre… estaba en casa.

Me apresuré a preguntarle que qué pasaba, que por qué me había apagado el ordenador sabiendo de antemano la rabia que me daba y qué estaba ocurriendo. También tenía en mente decirle que me encontraba mal, que me había ocurrido algo extraño y que no recordaba que había hecho horas antes… Pero no pude decirle nada. En el momento que la vi ella fue la que se apresuró a decirme, de forma impetuosa, que me vistiera, que me pusiera mis mejores prendas, que me estaban esperando.

Noté a mi madre extraña, como con prisa. Todo lo que quería decirle en ese momento era ya algo secundario. No recordaba haber quedado con alguien, ni haber concertado una cita. Mi madre, al verme pensativo en el pasillo volvió a repetirme que había prisa, que me vistiera rápido. Le pregunté - “¿Por qué?” – y lo único que me respondió fue, de nuevo - “Vamos, que te están esperando”. Ella se alejó y se metió en el baño. Yo me fui a mi habitación y me dispuse a vestirme.

Abrí el armario y mi sorpresa fue tremenda: toda mi ropa estaba envuelta en plástico. Desde afuera escuché su voz diciéndome que no removiera mucho la ropa y que sacara únicamente lo que me fuese a poner. No me atreví a preguntarle nada, quizá estaba preparando un viaje o nos íbamos a trasladar y no me había contado nada… ideas absurdas por completo. Así pues, saqué mi pantalón y mi camisa y mis zapatos preferidos, me los puse y salí de la habitación.

Sin tiempo a pasar por el baño para peinarme, ella me agarró del brazo y dijo: “no podemos entretenernos más o llegaremos tarde”. Yo era un maniático, siempre tenía que arreglarme antes de salir, pero la cara de consternación de mi madre hizo que me fuera tras ella y no hacerla esperar más.

Salimos a la calle, la noche había caído ya casi en su totalidad. Me acerqué al coche pero mi madre me dijo que iríamos andando, que no había por qué coger el coche para un trayecto tan corto. Yo estaba mareado aún y algo desconcertado, pero accedí. Mi madre iba andando rápido, casi no podía seguirla… estaba claro que llevaba mucha prisa. La calle estaba solitaria, de vez en cuando pasaba algún coche pero parecía como si fuese de madrugada. Realmente extrañado me quedé al cruzarnos por la calle con una pareja de ancianos, a los cuales yo no los había visto antes en mi vida. Éstos me miraron, se pararon e hicieron un gesto como de asentir la cabeza. Sus miradas me penetraron hasta lo más profundo, lo hicieron con gran sentimiento y yo no sabía por qué. Seguimos adelante, le pregunté a mi madre que quiénes eran, a lo cual no me contestó.

Entramos en una calle algo más transitada, y tal fue mi sorpresa al ver como todas las personas con las que nos cruzábamos hacían el mismo gesto que aquella pareja de ancianos. Se paraban en seco, me miraban de manera extraña y asentían con la cabeza. Me di cuenta como, al pasar de largo, seguían parados mirándome durante unos segundos. Empecé a pensar seriamente si estaba desfigurado, o era mi ropa o algo… tonterías, tonterías.

Tras andar durante algunos minutos a un paso veloz y que todas las personas con las que nos cruzamos hicieran justo lo mismo, llegamos a nuestro destino. Mi madre habló: “ya hemos llegado”. Estábamos a las puertas de lo que parecía ser un pub o una discoteca, lo que me dejó más extrañado aún. “Mamá, ¿para qué hemos venido?” – Pregunté, - Vamos, pasa adentro, es una sorpresa - me respondió. Una sorpresa de mi madre… ¿en una discoteca? Esto sí que era sorprendente.

Cuando estábamos entrando, el guardia del local dijo: “Están todos dentro, os están esperando”. “¿Quiénes?” – pregunté, a lo que siguió un estirón del brazo de mi madre, como dejándome bien claro que dejara de hacer preguntas y entrara ya.

Ya dentro, no pude ver apenas nada con la oscuridad. Sólo notaba la presencia de mucha, muchísima gente, más incluso de la que podía imaginar que cupiese en un lugar así. De repente, mi madre me llevó al fondo de la sala. Todo el mundo me había hecho un pasillo, pero no pude llegar a ver ninguna cara. Ya en el fondo mi madre me pidió que me sentara en un sillón que había allí… Parecía un trono más bien. En el momento en el que me senté, de fondo empecé a oír una canción. Veía a lo lejos a un deejay, como pinchándola. Lo cierto es que nunca antes la había escuchado pero era la canción más bonita que había oído jamás. En ese momento, se encendieron todas las luces del local y pude ver a la gente que estaba allí: todos mis amigos y personas que había conocido a lo largo de mi vida. Miré a mi madre, que se encontraba a mi lado y le pregunté: “Mamá, ¿Qué hacen aquí todos?”. Su respuesta fue tan breve como concisa: “Los he reunido yo. Han venido a despedirte”. “¿A despedirme…?” – No había logrado acabar la pregunta cuando la primera persona de la larga fila que formaban se acercó a mí. Era mi mejor amigo, su rostro estaba cubierto de lágrimas y no podía articular palabra. Me dio un abrazo muy especial, no era un abrazo normal… tanto fue así que no pude evitarlo y se me empezaron a saltar las lágrimas. Se separó y se alejó, sin poder decirle nada… no sabía por qué estaba llorando ni qué pasaba aún.

Poco a poco se fueron sucediendo mis amigos, llorando me abrazaban y se iban sin decirme nada. Fueron pasando como con un orden, como del más conocido al que menos. Yo, presa de una emoción cuya razón aún no conocía, lloraba también. Al final de la cola se encontraban los miembros de mi familia. Actuaron igual que mis amigos: se me acercaban, me daban un abrazo o un beso y se alejaban sin decir palabra. Entonces, en el último lugar fue mi hermana. La canción aún sonaba de fondo, una canción que nunca olvidaré. Mi hermana se me acercó, me abrazó, me dio un beso y me dijo las tres últimas palabras que escucharía en la vida: “nunca te olvidaremos”.

Tras escuchar esas palabras, miré a mi madre que se acercó a mí y me abrazó. Un sentimiento de felicidad me recorría por todo el cuerpo, nunca había sentido antes tal sensación. Mis ojos empezaron a cerrarse, cada vez me costaba más respirar… notaba como me estaba extinguiendo poco a poco. Rápidamente entendí todo lo que pasó, estaba ahí entre los brazos de mi madre y rodeado de todas las personas que me habían hecho pasar buenos momentos durante mi vida. Sentía como las lágrimas de mi madre caían sobre mí, como agua bendita. Me… sentía querido de verdad y sacando fuerzas de donde no las había, moví la cabeza de tal manera que mi última visión fuera la cara de mi madre y dije “gracias…”.

Nota del autor: Extraído de un sueño que tuve.

By: AG

aNuBiS

Historia de una estacion

Hay días en los que uno se levanta de la cama y se siente muy raro.
Aquel parecía serlo. Las brumas de mi cabeza se despejaban mientras trataba de recordar porqué había dormido en el sofá en vez de en mi cama, y la juguetona luz del día acariciaba la pálida piel de mis brazos y piernas. Al llegar a mi cuarto, descubrí porqué: Las mantas se encontraban desperdigadas en el suelo y el almohadón yacía transversal sobre un colchón maltrecho. No había tenido una buena noche, y al final acabé pagándolo en una lucha sin vencedores ni vencidos entre yo y mi pobre cama, dando con mis huesos en el incómodo sofá del salón.
Rocié mi garganta con un trago de agua fresca y miré mi desastrosa imagen en el espejo. Adecenté mi rebelde cabello como pude, y fui en busca de mi ropa.
La ropa del día anterior, o mejor, de la noche anterior, descansaba arrugada sobre una silla.
No estaba acostumbrado a aquel silencio. Ni siquiera el murmullo de mi conciencia dictándome lo que debería hacer conseguía apartar de mi cabeza la idea de la soledad en la que había pasado la noche y pasaría también aquel día.
Con mi familia lejos, y mi cerebro dando vueltas aún mas lejos, me movía como un autómata, obedeciendo más a un ritual repetido cientos de veces que a mi propia voluntad.
Cogí mi paquete de tabaco y mis gafas de sol y me lancé a las calles.
A mi alrededor, todo el mundo parecía tener algo que hacer, mientras que yo sólo caminaba y pensaba.
Aquellos días en los que me levantaba lejos de mi cama e inequívocamente lejos del mundo real, mis pasos siempre me llevaban al mismo lugar, la vieja estación de tren.
Me detuve en un banco metálico y encendí un cigarrillo, mientras mis ojos detrás del cristal negro observaban el cielo blanco y despejado.
El mundo, mi mundo, en realidad, estaba a apenas unos pocos metros más allá de aquella estación: Mis amigos, mis compras de cada día, mi casa, la ciudad...
Pero me sentía extrañamente cómodo.
El humo ascendía y mi pensamientos empezaban a tomar forma, la misma de siempre.
La forma de un sueño que se fue por aquellas vías.
Sabía que bastaría con sacar un billete y esperar un par de horas y estaría allí de nuevo, con ella.
Pero sabía que era algo más que kilómetros y vías de frío metal lo que nos separaban.
Había sido la única mujer a la que hubiera entregado mi vida entera.
Jamás la pedí nada, y ella me lo dio todo.
Bastaba recordar aquel momento en que ella me saludaba a través de un cristal que la alejaba de mí irremisiblemente para notar en el estómago el dolor del que pierde algo que nunca ha tenido.
Estaba tan cerca...
Tenía las manos en los bolsillos, y tropecé con algunas monedas...
Sin saber porqué, compré un billete.
Sabía que no iba a subir a aquel tren. Al menos no aquel día.
Aplasté la colilla con un gesto de rabia. Me quité las gafas para secarme las lágrimas.
Quería verla, necesitaba verla, podía verla...
¿Porqué demonios me sentía sin fuerzas?
¿Por qué no podía subir a aquel maldito tren?
Algo me decía que tomar el camino que le llevaba hacia ella le alejaría aun más...
Debería resignarme a seguir allí, tratando de olvidar lo que no podía y haciendo creer a todos que aquella chica a la que trato de seducir los fines de semana era la que me interesaba.
Sólo trataba de vivir.
Intentaba no pensar en aquello que más daño me hacía:
Que no tenía nada.
Que sólo tengo un triste recuerdo, unas cuantas fotos en la mesilla y un corazón destrozado por la rabia.
Que esperaba desde hacía meses una llamada, una carta... o algo.
Esperar algo que nunca llega era a la vez mi tormento y mi esperanza.
Y todos los días pasaban los trenes, y los viajeros me veían de vez cuando oculto bajo el reloj, con un cigarro en la mano y con la mente en las nubes. Con un billete de tren en el bolsillo y demasiado miedo en el pecho.
Miedo a que la única razón de mi vida fuese un desengaño. Miedo a encontrarme tan solo como siempre, pero sin ni siquiera un sueño al que aferrarme.
Algún día tomaría ese tren, cuando la angustia fuera tan grande que mi pecho ya no pudiera abarcarla.
Mientras pasaría las mañanas de melancolía en un banco de la estación, con mis gafas negras, fumándome mi soledad y escribiendo versos tristes y estúpidos.
Seguro que cuando esta tarde vuelva a mi vida normal, algunos lo llamaran resaca.
Pero yo sé que es algo mas que alcohol.
Y en mi cartera hay un hueco siempre libre para una foto, un recuerdo y un billete de tren...
No sé cuanto he de esperar. Solo sé que estas mañanas se las dedico a ella.
Por todas aquellas que no pudimos pasar juntos y quien sabe si algún día pasaremos.
Por el miedo que me quitaba la vida y la esperanza que me la devolvía todas las noches que he pasado a solas.
Y por el día en el que subiré al tren y acabará mi vida tal y como la conozco...
Para bien o para mal, ese día seré un hombre nuevo.

By: Krak-PPD

aNuBiS

Las flores se agitaban lentamente....

Allí estaba ella, sonriente ante la débil luz que entraba por aquella ventana con marco de madera algo desgastado por el triste paso del tiempo. Su sonrisa reflejaba una alegría, algo melancólica a mi parecer, llena de dudas.
Había sombras en su dulce rostro, perdió la vista en el frió suelo y después alzó sus ojos. No sabia si avanzar lentamente o correr a darla un abrazo.
Sus ojos azules se quedaron fijos en mi. Comenzó a acercarse, lentamente, con su débil cabello moviéndose como si de hojas de primavera se tratasen, ondeando de un lado hacia el otro. Con su pálido rostro, ahora iluminado y pestañeando por la fría brisa que rozaba sus mejillas llegó hasta mi. Se quedó firme con cierta brusquedad delante mío y clavó sus ojos en los míos, noté que comenzaron a humedecerse.

Una lágrima comenzó a resbalar por su mejilla, acaricié su rostro y acerqué mis labios... ella los rozó apartándose suavemente.. movió sus labios y prácticamente perdida su voz en un susurro me dijo:
-lo siento, te amo, pero...- acto seguido cayó de rodillas frente a mi,- no te olvidaré, has sido lo mejor de mi vida -... cerró sus fríos ojos y cayó... su frágil cuerpo se desplomó frente a mi mirada.
Una niebla me cegó la vista, comencé a caminar por un sendero lleno de armonía, pero una brisa me sacó de mi ensimismamiento. Volví a mi dolor y a la realidad irremediable de perder al ser mas amado por un hombre a lo largo de su historia.
Mi sufrimiento me estaba sobrecargando, no podía aguantar esa pérdida, sencillamente.. no estaba preparado, sencillamente no podía pasar, la amaba demasiado.
El porque de las cosas a veces no se encuentra en una realidad simple, ese porque no tenia sentido, no tenia color... reflexione, tenia un color oscuro. Color de duda, de miedo, un color que me nublaba los sentidos, un color que no me dejaba reaccionar de otra forma que atormentándome.
Me quedé pasmado intentando parar mis emociones, mis pensamientos, lo intentaba, pero volvía a vencerme ese sentimiento de dolor.
Avancé hacia aquella bonita ventana de madera. Miré a través de los cristales,
-que bello es el mundo, si no existiese el dolor, que bello seria si no sufriese, de hecho, pienso que lo es pero, creo que ahora no es el tiempo de reflexionar sobre esto...-
Abrí la ventana, miré las gélidas flores del jardín exterior, alcé la vista al Sol... y susurré al viento,- no me olvidarás porque vuelvo junto a ti- observé las blancas nubes que como algodón se movían lentamente, eso me recordó los días de Sol de mi infancia, observándolas, pensado sobre como terminaría mi historia, la historia de la vida.
Ahora lo tuve claro...
y mi cuerpo cayó mientras las flores de colores se agitaban lentamente... y una nueva brisa de ese frió viento, me rozaba mis mejillas, esa brisa me daba seguridad para seguir con aquello, nada podría pararme, estaría de nuevo junto a ti. Y mis ojos se cerraron suavemente mientras el aire se fundía con una melancólica lágrima que resbalaba por mi frío rostro.

By: Willy120

aNuBiS

La Voz del Silencio

Una vez más, dirigía mis pasos a un destino aún sin confirmar. Me gustaba echarme a andar, sin pensar a donde ir. De esta forma podía abstraerme, y desvincularme de todo lo que ocurría a mi alrededor. Andaba y pensaba. Cabizbajo. Mirando al suelo. Veía justo lo que esta delante de mis pies, y observaba como las puntas de mis botas se levantaban continuamente, para ir devorando poco a poco el camino que me llevaba a ninguna parte. Me gustaba andar, andar y pensar que no estaba pensando en nada, pensar que estaba andando por andar, sin rumbo, a merced de cualquier modificación, sin saber lo que iba a pasar. Es la única forma que tenía de relajarme. Iba matando los segundos uno por uno, mientras mi cuerpo, tambaleante, avanzaba sin parar. De vez en cuando volvía al mundo, y miraba a mi alrededor. Sin aminorar la marcha alzaba la vista, y notaba que todo había cambiado, pasaban horas, pero no sentía que hubiera transcurrido el tiempo. Era una sensación realmente gratificante, casi tan gratificante como descubrir que mis pasos siempre me llevaban al mismo sitio. Sin pensar a donde iba, mi cuerpo me conducía al mismo lugar cada día, sin errar una sola vez, como si aquel sitio tuviera algún tipo de fuerza que me atrajese.

Llovía. Las gotas golpeaban el suelo y las desnudas ramas de los árboles. También me golpeaban a mí. Notaba como el agua iba calando en mi abrigo, dejando que el viento acentuase todavía más el frío. Podía ver como con cada exhalación, el vaho atravesaba mi bufanda, proporcionándome unos segundos de calor. Luego volvía el frío, el silbido del viento, que asemejaba al afilar de los cuchillos, se deslizaba cortante, a través de mi ropaje recorriendo mi cuerpo sin piedad. Le oía gemir, era como si me hablase al oído, y su gélido aliento me congelase entero. Mi paso no cesaba. Mis botas se iban hundiendo ligeramente en una fina capa de barro, y sentía en cada paso la humedad del suelo. Apreté mis puños intentando ganar algo de calor, aunque casi no me quedaban fuerzas. Mis botas se hincaban cada vez más. Levantarlas suponía en cada zancada un mayor esfuerzo. El frío hacía llorar mis ojos, y no distinguía ya los objetos que la niebla no me llega a ocultar. No me veía los pies, y los grises árboles se escondían detrás de una fina tela blanca. Cuanto más andaba más me hundía, y más bajaba la temperatura. Empezó a nevar. Estaba helado, apenas conseguía arrastrar los pies, pero las pocas fuerzas que me quedaban, las malgastaba en avanzar.

-Ya queda poco- intentaba calmarme.- ¿Poco para qué?- Me pregunté, mientras continuaba con mi tímida marcha. -¿Poco para llegar a aquel sitio?- Estaba confuso, nunca intentaba llegar a ningún lado, simplemente echaba a andar, aunque de alguna forma, ya sabía donde acabaría. Siempre acababa allí. Siempre en el mismo sitio, siempre a la misma hora. Daba igual el rumbo, daba igual la hora de partida.
Pero hoy iba a ser diferente, la nieve me cubría hasta las rodillas, y el frío me había paralizado casi por completo. Estaba aterrorizado. Me froté los ojos con la manga del abrigo, intentando secarme las lágrimas, para ver algo a través de la ventisca. La niebla ya casi había desaparecido, pero el frío persistía. Seguí andando, pues tenía la esperanza de llegar, como todos los días, a aquel lugar. Y no me confundí. Ahí estaba. Entre los últimos árboles del bosque, justo antes del barranco. El banco donde siempre acababa mi camino. Donde siempre, todos los días, a la misma hora, llegaba para sentarme. Vacío, como de costumbre, y esperando para que ocupara mi lugar. La vista era deliciosa, el silencio absoluto. Me sentía feliz, realizado. Como si hubiera conseguido llegar a mi destino, después de tanto esfuerzo. Era una sensación extraña pues realmente no era mi destino, o eso me gustaba creer. Me senté en el banco tiritando, y me recogí todo lo que pude, intentando evitar el congelamiento. Me seguían llorando los ojos, pero ya no por le viento, que amainó considerablemente. Entre las montañas se vislumbraba un gran lago cuyo agua parecía plata, y del cual no se alcanzaba a ver el final. En una de las orillas había un puerto completamente vacío y un enorme y viejo barco atracado en él. De ahí salía un estrecho y tortuoso camino a un pequeño pueblo, que se perdía entre el bosque. Se veían las paredes de fría piedra, de algunas de las casas, que apenas se mantenían en píe. Los trozos de vigas de madera, obstaculizaban las pequeñas calles. Todo tenía un aspecto lóbrego. Casi podía oler la vieja madera carcomida. Una neblina gris enturbiaba el ambiente. La gama de colores se podía recoger en una paleta de grises y marrones. Sólo se oía el silencio. Yo seguía tiritando.
-¿Tienes frío?- Una voz me sorprendió. Una voz grave y dulce, que parecía acompañar a tan lúgubre paisaje, sonando bajo y arrastrada por el viento. Me giré, y descubrí que no estaba solo en aquel lugar. A mi izquierda había un anciano, envuelto en un mantón gris de tela áspera. Lucía una larga barba y largos cabellos, del mismo tono que el mantón. De entre sus pobladas cejas, brillaban dos pequeños ojos, separados por una ancha y achatada nariz, que de claros parecían cristales. Me miraba fijamente, una mirada fría y rasgada que se clavaba dentro de mí. Antes de que yo pudiera responderle, él ya se había quitado el mantón y me lo había puesto alrededor, sin dejar de mirarme. La tela estaba caliente. Dejé de tiritar.
-Ya estás mejor, aunque sigues un poco pálido. Eso ya no te lo puedo curar.- Prosiguió el anciano. Su voz parecía perderse en el tiempo. Levantó su arrugada mano derecha y la posó sobre mi frente. Su piel era suave y caliente. Como una brisa de verano.
-¿Tienes alguna pregunta?- La voz volvió a sonar. Tenía tantas preguntas que no sabía cual hacer y sólo salía un triste balbuceo de mi boca.
-¿Quién eres?- Al final conseguí pronunciar. Creí que era la pregunta más evidente, que debía hacerle a aquel desconocido anciano.
-Esa no es la pregunta que me quieres hacer. Esa respuesta ya la sabes
-¿Dios? -Respondí. El anciano soltó una carcajada.
-¿Desde cuando crees tu en Dios?– dijo con una sonrisa entre sus barbas. -Ahora hazme la pregunta que me quieres hacer.-
Pensé durante un momento, y creí dar con la pregunta adecuada.
-¿Por qué siempre acabo aquí? – Pregunté con miedo. El anciano miró al suelo un momento y levantando la mirada respondió con voz firme:
-Porque me buscas. Siempre me estás buscando. Por eso siempre acabas aquí. Por eso no quieres tener un rumbo fijo, porque sabes que sino no me encontrarías.- Su voz retumbo en mi tímpano. Entonces comprendí.

  • F I N -

By: -3vil-

aNuBiS

Sol Negro

Una milenaria cordillera rocosa circundada por una vieja carretera espera el anochecer en silencio. Sólo unos buitres la contemplan desde el cielo, mientras Black Sunshine suena a todo volumen en el interior del mustang que la atraviesa. Damon conduce frenéticamente, sin prestar atención a su alrededor, tan sólo se centra en acometer la curva siguiente a mayor velocidad que la anterior. Se siente aturdido, pero no duda ni un instante en mantener su máquina al nivel máximo que los reflejos le permiten. El cansancio es una sensación gemela del aturdimiento, que lo acompaña siempre después de haberse nutrido en exceso. Confía en la visibilidad que es muy buena y el ardor de estómago lo mantiene despejado. Ha dejado de sentir ese intenso frío y es lo único que importa.
Hay un punto o lugar que no existe físicamente dentro de mi ser; es más bien una esencia que permuta en grado y por sistema y que, incontrolada e invisible, rige mi manera de interactuar con lo exterior. Es inevitable, algo está programado para despertar bajo las circunstancias que se han dado y en ese punto nada puede pararme. Está en mi instinto y no me avergüenza saberlo, pero me atormenta desconocer cómo ocurre hasta que, de algún modo que ignoro, vuelve a estallar la chispa, y entonces ya no me pregunto nada. El simple hecho de hallar una explicación, de darle un sentido o motivo al por qué de lo ocurrido, me constata lo que ya sé: no estoy loco. Por lo menos no de momento. Mas, si no estoy loco, sino convencido de que existe un algo que causa esa sensación de náusea que precede mis actos... Debo sentirme culpable? Esta vez la obscenidad ha llegado a un límite que nunca habría sospechado; jamás me había llenado de este modo.
No sé si me estáis escuchando, pero necesito sacar conclusiones.
Mi mayor deseo en este momento es evaporarme. Pero este deseo se multiplica cuando viene precedido por la citada náusea. Siento que debo salir de aquí, que no pertenezco a este lugar. Estoy cansado pero estoy, sobre todo, hastiado. De tantas caras, felices o infelices. Me parecen todas grotescas. Y las voces, las palabras; en su sabiduría o su ignorancia me repugnan. Ninguna relación me satisface, y cualquier tarea se me antoja frustrante desde el principio. No entiendo por qué sucede. Desconozco el entramado, es demasiado turbio y complejo. Pero sé que es la causa de mi condición, y de que vosotras estéis ahí detrás. Quiero deshacerme del mundo. No sé hacia dónde me dirijo ni qué trato de averiguar, pero sé cómo lograrlo, y no volveré a ver civilización alguna hasta que halle una respuesta...

El final de la cordillera llega con este meditar, y concluido el accidentado descenso de la rojiza roca, se adivina una planicie sin fin. La visión es desoladora como puede serlo cualquier vieja carretera en mitad de un desierto. únicamente una línea blanca en su mitad y algún matorral seco desdibujan la inmensa nada. La estela de polvo que deja tras de sí enseguida desaparece, y sólo el mustang enturbia momentáneamente el silencio reinante. Un destello en la lejanía hace reaccionar a Damon y tras las pronunciadas ojeras, sus ojos advierten que el paisaje ha cambiado... No parecen existir límites donde se encuentra. La montaña queda atrás y a medida que se aleja, siente que debe llevar a cabo una desconocida misión. El fin último por el que ha sido concebido.
De pronto, algo le parece extrañamente familiar y una chispa se enciende en su interior. La música empieza a resultarle extraña, y nuevos coros y añadidos terminan por hacerla incomprensible a su raciocinio. Desasosiego. Sus pupilas se agrandan ante la pérdida de visión. Siente que está presenciando un déjà vu.
Y entonces su nerviosismo se hace vigente, el corazón se acelera.
Es este vacío. Esa imagen repetida, e idéntica la carretera. Y la música estruendosa carente de sentido.
La sospecha deja de serlo cuando su saliva mana llenándole la garganta y provocándole una sensación de ahogo que ya conoce. Y sudor. La angustia aumenta; la náusea es inminente. En lo que dura un suspiro, y como en una cuenta atrás, una descarga silenciosa lo invade por todos sus poros y orificios y la adrenalina fluye salvaje a la par que el corazón se encoje. La presión en sus ojos medio ciegos, sus oídos sordos y el latir de sus sienes transforman su cabeza en un hervidero de ritmos a doble bombo. Apenas si puede distinguir la blanca recta central de la polvorienta autopista. Cada vez que algo le dice que debe frenar, acelera un poco más. El vello erizado. Arpegios satánicos e insectos. La sangre seca de su cuello y pecho se disuelve en sudor helado, y un escalofrío atraviesa de abajo a arriba su espina dorsal, obligándole a encoger sus esfínteres con toda la fuerza que es capaz de ejercer. Sabe lo que viene a continuación, sin embargo su desesperación es terrible, pues las reacciones se han multiplicado en intensidad respecto a la última vez que le sucedió, en mitad de un sueño plagado de pesadillas. Pesadillas que lo atormentan desde que recuerda. Su cerebro es un yunque hueco y vivo. Sonidos que no oye hacen vibrar su cuerpo. Son miles de insectos zumbando en su interior, luchando por salir; su estómago se convulsiona y retuerce como intentando desintegrar la piedra en la que se ha convertido. Latigazos que albergan algo vivo. La angustia es tan repugnante que ruega a dios que lo evapore. Un demonio hace sonar las campanas cuya única razón de ser es seguir sonando. Su cerebro es ya un rail bajo una estruendosa locomotora y nada más importa. En medio del deformado ambiente que apenas percibe, alcanza a ver un punto blanco en la distancia. El punto se agranda a la velocidad del rayo. Esa imagen repetida, y la música estruendosa carente de sentido. Ese punto es mi muerte, se dice. La sensación es insoportable, eléctrica y eterna, y pisa a trompicones el acelerador resistiendo desesperadamente a medida que ve más clara la imagen del zombie, aproximándose, como en una película antigua de pocos fotogramas. Y la luz continúa oscureciéndose. Terrible desasosiego. Sus nudillos quedan blancos por la presión sobre el volante y el deseo de tomar el control. Al punto de traspasarlo. las ruedas delanteras de su Mustang explotan en la carretera como babosas. 400 caballos a potencia máxima perforan la noche... El gran zombie blanco que lo mira vil, es la muerte frente a él, y durante una millonésima de segundo, en sus ojos atravesados por el hielo de la maldad, puede verse reflejado. Ahora la luz no puede ser más negra. El negro resplandor lo absorbe y la pérdida de los sentidos tan sólo dura el tiempo de un suspiro. Es la luz de un naciente Sol Negro.
Repentinamente, el tremendo caos que reina en su cerebro y su cuerpo deja de proporcionarle desasosiego gradualmente, y algo indeterminado que tan sólo recuerda en sueños ahora le parece tangible y cercano, le resulta más conocido y agradable mientras en su mente suenan, como una dulce melodía, palabras en un idioma desconocido hasta ahora, que no sabe por qué, comprende.

Él:Yo no he tramado esto. No era mi intención causarlo, ni tan siquiera sospechaba que iba a ocurrir cuando te conocí.
Esa imagen repetida, y la visión de este camino...
-Sonríe- Nunca llegaste a verme en tus sueños?
Por fin la insoportable música cobra sentido y toda anterior sensación se torna en su análoga. Su asiento arde. El aire también arde. Fuego vivo que lo alimenta. Arde su cerebro en el placer y la armonía total de cuanto le rodea. Sangre nueva y desconocida lo catapulta en este renacer .
Inevitablemente sonríe, pues el calor que lo recorre le provoca el ansiado bienestar en ausencia del tremendo castigo sufrido. Ni una sola sensación es molesta, desde el interior de su mustang puede gozar de la bella visión que lo acaricia y embelesa, al igual que la música, compuesta de inumerables, desconocidos y bellos matices y melodías lo invitan a seguirla, mientras el mustang se deshace en su ademán por abandonarlo. Su mente se evapora entrando a formar parte de otra esfera paralela, muy al sur del cielo conocido. Los colores, los sonidos y las demás sensaciones se funden entre sí. Percibe la melodía del llanto, la cual absorbe como todo lo demás, sintiéndose poderoso y agraciado. Siente como todas sus venas se ensanchan y el placer se multiplica cuando las llena y ante cualquier gesto, y piensa que jamás se había sentido tan vivo. Nota que todos sus sentidos se han agudizado. Escucha con más claridad los lamentos, gritos y llantos. Desgraciadas sombras que apenas sin fuerzas se retuercen, y cuyas cadenas al rojo vivo deforman una y otra vez sus carnes, y así debe ser, se dice. Ridículas, con un único motivo de existir: seguir sufriendo. Contempla feliz el nuevo Sol, que ha nacido negro, al fin, y las suaves descargas que relampaguean en su superficie, tenues, como las rojizas venas de un monstruoso ojo. Y el ojo irradia vida, y esa vida le es entregada complacientemente. Ahora sabe que no está solo. Nadie tiene que decírselo, pues forma parte de un Todo y siente un calor que lo alimentará eternamente. El espectro del que forma parte le hace sentir que ésos que lloran no están con él. No se pregunta el motivo de tamaña amargura porque lo conoce, y se alegra por ello. Nadie le ha dicho que es libre, pero cuando Él le ha sonreído todo lo demás ha dejado de importar. Poder y fuego son la misma sangre que llenan sus venas. Pronto, muy pronto, le será revelada su misión. Pero ahora una increible sensación de bienestar superior invade todo su ser. Cataliza el mundo exterior absorbiendo mágicas y placenteras sensaciones que lo nutren, y se siente muy poderoso y tranquilo, cada vez con más intensidad. En medio de esta orgía de nuevas sensaciones, el sueño lo acoge en su seno y todo se torna resplandeciente, antes de desvanecerse...

En una esfera paralela, ya es mediodía y el sol castiga el asfalto con dureza. Un mustang yace volcado del lado del conductor en mitad de un desierto, con las ruedas delanteras reventadas. Varios buitres planean en círculo a varios cientos de metros de altura. A cierta distancia de él puede escucharse una emisora de rock duro sonando todavía en el interior. En su maletero y asientos traseros hay varios cadáveres desangrados completamente; uno de ellos era una mujer en cinta. Su vientre fue trepanado y la grasa del bebé que había en su interior fue el alimento de un loco.
A miles de kilómetros de allí, en un hospital muy lejano, está naciendo un niño que no será bautizado. La Era del Sol Negro acaba de empezar.

By: Amedo

aNuBiS

Un día de mi vida

Quizás esta no sea la historia mas original que vayáis a leer , de hecho simplemente es un día de mi vida , pero no un día cualquier sino uno concreto , uno que por unas cosas o por otras me hizo pensar.
Era un viernes de finales de Agosto.
Este verano he estado en la línea de la concepción, que esta en Cádiz, que a su vez esta en Andalucía.
Como decía, era un viernes, me levanté sobre las 11, un poco antes quizás, ese día iba a venir mi tío a buscarnos para irnos a una casa que tiene a las afueras, muy bonita por cierto, pero que ya describiré mas tarde.
Todo parecía un día normal , si no fuera por el hecho de que hacia las 12:30 unos 10 minutos antes de que mi tío llegará , mi gata persa se escapó , al parecer le estaba viniendo el celo y había estado toda la noche mirando por la ventana , esa mañana estaba un poco revuelta pera no le di importancia . Mi padre había ido a comprar el periódico , cuando llegó , miró debajo de la tele , que es el sitio que mi gata había escogido para estar tumbada todo el día , y no estaba , entonces preguntó donde se había metido ; miramos por toda la casa y … se había escapado !! Estuvimos buscando como desesperados por todo el bloque, lo malo es que había un patio de luces de 1km cuadrado por el cual se conectaban 4 bloques y entre el patio y estos edificios había una infinidad de pasillos por el que seria difícil encontrar a mi gata, después de un par de horas de dar vueltas y no encontrarla un vecino nos dijo que la había visto salir una gata muy bonita con una larga cola como la de un zorro (mi gata). Fuimos a la azotea y no estaba y como esta conectaba con los ascensores pensamos que quizás se hubiera colado por el hueco de uno de los 4 ascensores. Llamamos al técnico, que no tardó mucho en venir, y con la ayuda de este subimos y bajamos todos los ascensores a nuestro antojo mirando si estaba encima de este, pero nada, había desaparecido; así que tras unas 3 o 4 horas decidimos irnos con mi tío a su casa, no sin antes dejar números de teléfonos en todos lados por si casualidad la veían.

Llegamos a la casa de mi tío hacia las 4:30, donde nos esperaba mi tía y mi prima, que solo tiene un año menos que yo.
Mi tía había hecho de comer un puchero delicioso del cual me comí un plato bien grande.
Como dije antes la casa de mi tío es muy bonita , a la entrada esta el comedor , donde también hay una tele , luego puedes ir adelante para salir al patio o a la derecha para ir al resto de la casa , empezaré por la derecha.
Una vez en el pasillo de la derecha, encontramos la cocina, 3 habitaciones, un baño y un salón de estar bastante grande con 2 sillones muy cómodos, adaptables a cualquier posición y de un tacto muy agradable, y también otro sofá de idéntico material a los sillones pero sin poder adaptarlos naturalmente y de dos plazas.
En este comedor también había una imponente cabeza de ciervo (a mi tío le gusta la caza) y otra tele desde la que se podía ver el canal satélite digital, en el que vi bastantes partidos de la NCAA por la madrugada y otras tantas pruebas de los juegos olímpicos.
Ahora describiré el otro lugar por donde se podía salir desde el comedor.
Si vamos por este camino, encontramos el patio, un patio enorme de césped en el que hay una piscina de obra, con un tamaño bastante aceptable para las personas que se van a bañar en ella. También al final del patio hay una especia de casa pequeña, que es un salón con otros sillones muy cómodos, una pantalla gigante y un sistema de 5.1 para poder disfrutar del cine en su máximo esplendor en una casa.
El fin de semana que estuvimos en casa de mi tío, fue fantástico, cada día comimos unos alimentos a cual mas buenos, el primero arroz con bogavantes y el segundo unos chuletones tremendamente sabrosos. Las cenas más de lo mismo.
Y entonces llegó el domingo que era el día de marchar otra vez para el apartamento, aunque aun veríamos a mis tíos otra vez antes de volver a Barcelona. Y ahí fue cuando ocurrió una de las cosas que me hizo pensar , cuando íbamos a irnos , mi tío se bajo a darle el pésame a un chaval que se le había muerto su padre ( anteriormente ya había muerto su madre ) , pero ahí no acaba la historia , aunque una muerte de un padre es muy triste , a parte el chaval sufría una enfermedad por la cual los músculos se le atrofian y se le quedan inservibles , tiene que ir en una silla de ruedas y encima tiene tan solo 17 años . Le queda poca vida y encima no tiene ni padres. En ese momento pensé en África y me dije, si allí muere un millón de niños cada día, pero entonces llegue a la conclusión de eso que dicen, ojos que no ven, corazón que no siente. En efectivo, quizás en África mueran muchos niños pero hasta que no lo ves de cerca no sientes la pena y el dolor de verdad, y la tristeza que hay en el mundo.
Seguimos con el viaje de vuelta hacia casa, totalmente tranquilo, mientras escuchábamos la radio, era el día del inicio de la liga.

Los días siguientes estuvimos buscando de nuevo a mi gata por todo el pueblo, pero allí no apareció, fuimos hasta por la noche a los lugares donde se juntan todos los gatos, pero nada, tuvimos que volver a Barcelona sin mi gata, que por no dejarla sola en casa durante 15 días y que la familia le trajera comida, la perdimos.
Llegué a la conclusión, que quizás los animales deban de ser libres y no domesticados, que vivan como quieran, que se puedan cazar igualmente, no indiscriminadamente, pero si cazar, porque de hecho es el círculo de la vida, pero que no se les tenga recluidos. De todas maneras, 5 minutos mas tarde, pensé que quizás no muy tarde vuelva a tener un gato o un perro, aunque llegará a aquella reflexión en vacaciones.

Y aquí acaba esta historia, quizás no tenga ninguna trama interesante, y carezca de sentido, porque cosas como estas supongo que ocurren en el mundo cada día, pero me apetecía compartir este día y este par de reflexiones con la gente, y por eso he escrito esto.

By: V0rTeX

aNuBiS

capitulo x-1: ¿que hace una mujer al abrir sus piernas y mostrar su intimidad? ...su trabajo.

Aquella era la chica de mi vida; pelo castaño claro, ojos marrones, sonrisa de ángel y un culo que penetraría 100 veces consecutivas antes de darla tiempo a que se bajara el pantalón. Ya había tenido "leves encuentros" en los que ambos habíamos sentido la llamada de la selva; mas concretamente contra la puerta de una casa desconocida, con su falda a la altura de sus hombros y yo apoyado contra ella y masturbándola sin parar. Si el dueño hubiera abierto la puerta de aquella casa en aquel momento, habrían acabado 2 imbéciles en el suelo de la entrada.

Aquella noche era especial (o eso esperaba), pues habia convencido a un matrimonio íntimo amigo de ella para que nos dejaran el salón de su casa esa noche. No tuve tiempo de decirla nada (estaba intentando que se me pasara el pedo para dar la talla) cuando emprendímos camino a casa del matrimonio.

Abandonamos aquel bar de copas mientras trataba de que me dedicara un minuto de aténcion para decírselo. No fue posible por algunas causas; no sólo porque anduvo todo el camino gritando cual posesa a todos los que osaban cruzarse con nosotros, sino, porque llegados a un punto se desprendió de mí y con el grito "me voi a tocarle el culo a "J" (llamemos así al marido) que está mas weno!!" se fué a sobarle el culo a este chaval. No fué únicamente el desprecio lo que me molestó. La respuesta de "J" me hizo desear tener un revolver de calibre 50 (si existe) para darle un tiro en la cabeza a cada uno. "J" le dijo a mi chica "oye, no me toques el culo; si lo haces, hazlo bien". En fin, el resultado no se hizo esperar y mi chica agarróse a su nalga con "saña" mostrándome el valor que tengo para ella.

Todo esto para el agudo lector no tendrá quizá la adecuada importancia si no puntualizo que "J" es el hermano gemelo del tio que se la ha estado beneficiando durante 5 años.

No obstante, me armé de valor y me mordí la lengua en pos de la noche que esperaba pasar. Una vez llegados a la puerta de la casa del matrimonio volví a intentar decírselo, pero me fué imposíble. Mi chica hablaba sin descanso con "M" (la mujer) y no entraba ninguna palabra mia ni de canto. Al parecer ya lo sabía (mi chica), y cuando dejó de hablar con "M", lo hizo para decirme en tono acusador "cuando pensabas decírmelo??". Nuevamente me abstuve de hacer ningun comentario jocoso, pues me había costado horrores convencer a ambos (a ella no tanto; la mentalidad femenina es fácilmente manipulable). Una vez arriba, cogimos una botella de agua del frigorífico (esto sucedió a mediados de julio, y hacía mucho calor) y aguardamos a que el matrimonio nos diera las buenas noches.

Entonces comenzó el combate. Ella cerró los ojos y yo me crují los dedos. En aquel momento, no sabía por donde empezar; pues me faltaban manos para acariciarla, quitarla la ropa y masturbarla a la vez que la besaba. Ella sólo se limitó a dejarse llevar mientras yo mostraba todas mis cualidades como semental. Al masturbarla (el clitoris, no la vagina) gimió, al introducirla mi dedo, de contorsionó y al lamerla el clítoris me tiró de los pelos cual posesa despavorida. Nada de eso sirvió; no la entraba mi aparato. Traté de metersela desde debajo (nada), mas desde arriba (tampoco) y de frente (¡¡que el
coño sigue cerrado nene!!), y con mi cabreo (enorme) me tuve que conformar.

Ya dado por hecho que esa noche me iba a hacer otra paja mas (y las tantas que conforman el preludio de mis experiencias con esta chica) la cogí la mano y se la aproximé a mis genitales. El amable lector no podrá jamas hacerse a la idea de que una chica (después de la experiencia de "J") se atreva a decirte lo que a mi me dijo: "soy manca" (en verdad no es manca; sólo un poco zorra).

Me levanté, me vestí y la dije que se vistiera. La acompañé a casa y me deleitó con una frase digna de la inteligencia de Ana Obregón; dijo: "eres un egoista" (supongo que refiriendose a que estaba enfadado por no haberla metido en caliente ...).

En el fondo creo que lo soy, porque al llegar a mi casa, la paja me la hice yo solo...

By: FaRyPowa

aNuBiS

Diario de un sueño...

Mi historia es un tanto peculiar, una mera amalgama de ilusiones, sueños y decadencia que jamás nadie seria capaz de entender.
Aunque aun a riesgo de hacer padecer a los lectores un sopor extremo me aventuro a relatarla, siempre animado por el la posibilidad de que el lector deje de leerlo en cualquier momento, cierre estas hojas y las devuelva al lugar del que nunca debieron haber salido, el lugar del olvido y el sueño.


¿Qué se siente al morir? ¿Qué sienten los demás?

Cada mañana esas preguntas, las mismas preguntas, los mismos miedos…demasiadas otras preguntas, demasiado tiempo para pensar.
Pasado un tiempo pierdes la noción de la realidad, dejas de saber a que atenerte…y pierdes el sentido.
En pocas palabras llegue a ser un ser inerte de vida, pero con movimiento.

Cada mañana me despertaba, hacia lo mismo que el día anterior y volvía a dormir, solo era libre en el momento en el que los sueños hacían acto de presencia.

Soñar, es bonito en efecto, pero tiene un precio…el precio de la decadencia, de no ser capaz mas que de vivir en un sueño, de estar atrapado en esa red de sentimiento superfluos contra los que luchas para ¿mantener un poco de tu cordura? ¿Intentar ejercer y demostrar esa magna realidad de la que tanto parecías hacer uso?...pero todo termina girando alrededor de un pensamiento olvido…. ¿Serias capaz de dar tu vida por un sueño?

Una noche soñé que era feliz, que mis padres, muertos hace años, con los que no mantenía ninguna relación volvían a estar a mi lado, que un amor, esa persona que era capaz de darlo todo por ti dormía a mi lado, que al despertar en la noche mas profunda de todas veía su rostro calmado, mecido por el aire que provenía de… ¿De donde?

Una vez mas mi raciocinio rompía la felicidad…

Irónicamente esta es la historia de la lucha interna de un hombre, del intento por liberar su corazón, pero esa libertad es frustrada, roída por un raciocinio astiante, patético, que finalmente le llevara a su muerte.

Esta es mi historia, la escribo en un pequeño libro, regalo de alguien para mi necesario, por ello lo conservo, aunque jamás le he dado ninguna utilidad su recuerdo esta latente entre las hojas…
Una vez más me asaltan mas dudas ¿Qué necesito?... ¿Que deseo?.... ¿Que quiero? Es inútil intentar responder, mi maldita hipocresía me ciega a cada momento, intentando separarme de lo obvio, de lo que nunca encontrare….

De niño soñaba, eran sueños distintos, de corazón, la alegría y la diversión reinaban en ellos, y ahora… ¿Qué queda ahora? Solo una esperanza, que encuentre una salida rápida.

¿Miedo? Si, tengo miedo a vivir así, encerrado en mi propia alma, apartando a los demás con mentiras esculpidas en mármol, con el velo de hipocresía que cubre mi rostro y mi cuerpo, pero sobre todo mis acciones, siempre condicionadas por…

¿Por qué escribo esto? Solo espero poder liberarme, tener la suficiente capacidad autónoma para acabar con esta tragedia que yo mismo acabe encontrando.

Estas líneas son dedicadas a aquellas personas que intentaron mantenerse a mi lado, pero a las que finalmente conseguí alejar… ¿por miedo?...es complicado de explicar, pero todo ya ha acabado, ¿Por qué intentar buscar una explicación?

La gente no lo comprende, pero se puede sentir el momento en el que el corazón deja de latir para vivir y pasa a ser un órgano inerte, que cumple su función, pero muerto.
Puedes sentir ese chasquido, ese rincón del alma que muere y cada vez se extiende más, pero seria inútil culpar a nadie más.

Creo que todo ha terminado, estas serán las ultimas líneas que escriba, como despedida a aquellas personas anteriormente mencionadas… Si, solo Adiós, siento no haberos podido ofrecer nada mas….


Y aquí me encuentro de nuevo, un nuevo día, escribiendo todas aquellas cosas que desee expresar de forma consciente pero que solo puedo hacerlo a través de palabras y con la esperanza de hacer desaparecer este escrito.

Ayer, cuando deje de escribir salí a la calle, todo era distinto, el ruido, la gente apresurada, intranquila, pero yo estaba tranquilo, pensé, creí, desee que ese fuese el momento de mi muerte y así lo pretendía.
Mis pasos se encaminaron tranquilos y firmes hacia un puente, un antiguo puente, olvidado por la mano de sus creadores, los hombres, pero que otros seres lo usaban como resguardo.
La paz que allí reinaba era incluso funesta, me subí al borde del puente y me senté, con los pies colgando por encima, cerré los ojos y me dispuse a hacerlo, acabar con todo, terminar con el sufrimiento propio y ajeno…pero me asalto una duda…

¿Ajeno?, las personas hablan sobre olvidar, el tiempo, la cura divina, pero… ¿es cierto? ¿Es posible que la gente olvide a un ser amado? ¿Es posible OLVIDAR en el sentido completo de una palabra? ¿Es posible destrozar ese rincón del alma que guarda tus sentimientos mas preciados, sobre los que te sostienes?....

Poco a poco abrí los ojos y volví a sentarme, en mucho tiempo no había pensado en ello, ¿ella habría podido olvidarme? Lo deseaba, necesitaba que así fuera…
Mis pasos se encaminaron a una vieja, en estado deplorable, cabina de teléfono.
Aun tenía algunas monedas en el bolsillo así que las introduje y marque su número, tanto tiempo y aun no lo había olvidado….

Olvidar….olvidar….olvidar….

Un tono….dos tonos….tres tonos… ¿Si?
Si, aquella voz que una vez me enamoro, era ella sin duda, tanto tiempo y aun no había podida olvidar ni uno de esos detalles, insignificantes para la mayoría pero el mundo que me sostenía.
El timbre de su voz, su calidez, el roce de sus suaves labios, el caoba de su pelo, su sonrisa, su llanto…
Poco a poco comencé a recordar todo lo que vivimos juntos, tanto tiempo….
Una lágrima resbalo por mi mejilla a la vez que la decía adiós, ella debió reconocer la voz y grito, desesperada, entre lastimosos sollozos.

¿Por qué? ¿Por qué soy así? ¿No me basto con hacerla daño una vez? ¿Por qué la he llamado? No es un sueño, es real, ella sufre por mi, ella no me ha olvidado….

Las lagrimas ya eran abundantes, terminaban yaciendo sobre la el dorso de mi mano. Maldita sea… deseaba decirla que la amaba, que siempre lo hice, pero que nunca fui capaz, que ájala me olvidase, que no se merecía esto…La dije todo una retahíla de palabras sin sentido mientras ella en silencio lloraba, después simplemente colgué…

¿Dolor? ¿Por qué nos enamoramos? No estamos dispuestos a entregar todo y eso es lo que nos destroza.
Intentar vivir una realidad, o un sueño, ¿No hay diferencia? Si la hay, pero que es mejor ¿Morir feliz? ¿Morir? ¿Realidad? ¿Sueños? Que diferencia hay…maldita sea, solo una imposición personal que te destroza por dentro, ¿Por qué no lo entendí? Lo hago ¿Por qué no olvidas tus principios y cambias? Miedo, ya es tarde, todo ha terminado…
¿Debilidad?

Encamine mis pasos hacia la casa de nuevo, y aquí estoy, nuevamente escribiendo este… ¿Diario? Este…pensamiento…que poco a poco esta haciéndome comprender las cosas, mas es demasiado tarde para cambiar, ya todo esta perdido, solo la deseo lo mejor.

Mientras escribo estas líneas estoy en la bañera, el agua recorre todo mi cuerpo, la dulce calidez, pareja a lo que en otro tiempo fue el cuerpo de ella baña el mío completamente.
Un cuchillo reposa sobre una pequeña repisa cercana a mí.
Cada momento, cada segundo, cada instante siento perder la cordura, no puedo soportarlo, ese intento entupido de vivir la…

¿Realidad? ¿Que realidad? Por desgracia no hay una única verdad, sino la tuya propia, la suya, la del vecino de enfrente, ¿Por qué intentaste vivir esa…realidad? Es lo que te ha destrozado, una realidad ciega, una fe ciega, una creencia, un dogma destructor.
Mira tu alma, ya no queda nada, solo ese resquicio de irracionalidad, esa habitación vacía con la llave de tu vida…

Finalmente todo esta listo, solo queda algo, una despedida, unas líneas que te prometí hace mucho, pero que nunca pude escribirte, por que ahora lo entiendo, esto no lo he escrito por mi, sino para ti, para nosotros, para que entendieses cuanto te amo y cuanto lo siento.
Siento haberte hecho tanto daño, aun mas si lees esto, cuando acabes sabiendo de mi muerte, pero eres fuerte, olvida….no…apártame de tu vida, guarda ese rincón del alma lejos de ti, pero no lo olvides, nunca olvides el amor que te profese…


El cuchillo ya ha roto mis venas, aun las mantengo en alto, para poder escribir estas últimas líneas, pero ya noto como mi voluntad desfallece, ahora solo queda dormir, dormir el dulce sueño de la muerte, ser acogido entre su bella ropa, su dulce cabello…obtener el descanso que deje de tener tanto tiempo atrás…adiós…

Es tarde amor
Tarde para los dos
Demasiado pronto para el horror
Pero tarde para nosotros
Vive por mí, vive como no pude
Pero no me olvides
No olvides como te ame
Y como te amo, aunque no lo comprendas ahora….


Tiempo roto por esta cuchilla que en mi mano permanece temblorosa…
Lagrimas carmesíes emanan mis muñecas marcadas...
Dulce despedida de versos amargos los cuales a tu persona dedico…
Llanto que mis oídos percibirán aun después de muerto...
Se que no perdonaras este acto que ahora presencio...
Solo temo al olvido que acecha con vendas en las manos...
Arráncate de sus brazos marchitos para no olvidar…
El llanto que mis lágrimas te dedican... Para demostrarte cuanto te ame...
Para demostrarte cuanto te amo…
No comprenderás...
Pero ya es tarde...

- Fin -

Nota del autor: Dedico a la persona que escribio las ultimas lineas...gracias..gracias por todo...

Anonimo

aNuBiS

El sueño de Eleanor

La pequeña Eleanor trataba de conciliar el sueño, pero era imposible. El sudor bañaba su cuerpo. El verano del sur se hacia cada año mas notable y seco. Eleanor echó un rápido vistazo a su alrededor, solo unos pequeños haces de luz se colaban entre la persiana de la habitación en la que había permanecido durante casi cinco años. La niña se incorporó en la cama del hospital que le servía de hogar desde que cumplió tres primaveras y trató de adaptar sus pequeños ojos al defecto de luz. Con paso seguro se dirigió hacia la puerta.

El corredor permanecía desierto, y solo una estancia al final del pasillo aparecía iluminada, probablemente la enfermera Dorothy tratando de terminar uno de aquellos pasatiempos que siempre le daban tantos dolores de cabeza. En el fondo, Eleanor no quería disgustar ni molestar a nadie, pero necesitaba respirar aire fresco. Sabía perfectamente que si descubrían sus incursiones nocturnas le pondrían especial vigilancia, cortando de raiz la única diversión que realmente la llenaba de gozo.

Decidió subir a la pequeña terraza junto al tejado del ala Este del hospital, allí nadie la molestaría y podría contar tantas estrellas como quisiera y soñar con navegar fuera de aquellas paredes que, debido a su extraña enfermedad se habían convertido en su prisión. A veces, solía esperar horas en silencio tratando de escuchar los cascos de un caballo acercandose y un maravilloso principe dispuesto al rescate, pero finalmente terminaba rendida y se quedaba dormida. Pero aquella noche era diferente.

Trató de solapar el ruido de la puerta de acceso a la terraza con un golpe de viento y cerró tras ella. La luna en lo alto aparecía magnífica en su blancura, aun así, su luz no apagaba del todo un esplendido firmamento repleto de pequeñas luces intermitentes que parecían brillar con todo el fulgor posible dandole la bienvenida. - Que maravilloso espectáculo - pensó.

Dirigió sus pasos hacia el hueco que quedaba entre la solapa superior del tejado y una pequeña ventana que sobresalía, en el que quedaba un estrecho refugio desde el que nadie la vería y poder disfrutar de su noche. Fue entonces cuando Eleanor se percató de que no estaba sola. Al principio intentó aclarar su vista enjugando sus ojos y tratando de enfocar mejor, y allí permanecía.

Sin duda aquello no era normal, nunca antes había reparado en aquella sombra y no recordaba ningun tipo de adorno en esa cornisa del edificio, ni siquiera una gargola que eran comunes en el otro ala del edificio debido a su construcción unos siglos atrás.

La niña trató de acercarse sigilosamente para poder obtener una vista mejor sobre su extraño visitante, cuando se encontraba lo suficientemente cerca casi estuvo a punto de perder pie ante la sorpresa, ahogó el grito que surgió espontaneo en su garganta pero no lo suficiente. La figura ahora la miraba fijamente, el grito entrecortado había alertado a su visitante. Eleanor se recriminó por su estupidez – Maldita sea, podías haber ahogado ese grito – Aquel ser volvió su vista por unos segundos al firmamento concentrado en la nada y la retiró nuevamente girando su cuerpo por completo quedando frente a frente con la niña, la niña sintió un nudo en el estomago pero se sobrepuso tomando la iniciativa.

¿Quién eres? – La figura ahora la miraba con aire de curiosidad, incluso Eleanor notó como era examinada por completo. Acto seguido quitó la vista y la fijó de nuevo en el infinito, su voz congeló el alma de la niña.
¿Quién quiere saberlo? – La voz surgía desde la profundidad de la noche convirtiendo el aire en hielo.

Mi nombre es Eleanor, y no podía dormir, he salido a tomar un poco el aire – la voz de la niña aparecia entrecortada, la reticencia a lo desconocido la mantenía alerta – ¿Tu tampoco podías dormir? – la niña trataba de conocer a su extraño visitante, al menos alguien con quien conversar en sus noches en vela. Eleanor tardó en reparar en las dos protuberancias que surgian de la espalda de su improvisado amigo - ¿Qué llevas en la espalda? ¿Te has escapado de casa? – ahora la niña reparó en los arapos que vestía el ser misterioso y quiso saber más, pero él la interrumpió.

Demasiadas preguntas para una niña – ahora el visitante había clavado sus ojos en ella – ¿No te enseñaron a temer a los desconocidos Eleanor?, la curiosidad solo es buena compañera cuando se trata de hallar la verdad, ¿Qué crees que puedo contarte que te interese? – Ahora la pequeña se mostraba más intrigada que nunca, la primera impresión de temor daba paso a un sentimiento contradictorio en la niña, que miraba a su visitante sintiendo algo especial por él, quizá pena, quizá condescendencia, no sabía identificarlo.

No lo se, a lo mejor podrías decirme como es el mundo ahí fuera, que suelen hacer los niños como yo cuando son libres – ahora la pena se dibujaba en los labios y rostro de la pequeña, que no pudo reprimir que una pequeña lágrima rodara mejilla abajo brillando bajo la luz de la luna – Por lo que he visto llevas algo en tu espalda, quizá tu seas lo que he estado esperando toda mi vida, alguien que me ayude a conocer todas y cada una de las cosas que ignoro, quizá...- el visitante interrumpió bruscamente a la niña que sintió frustración ante el súbito retorno a la realidad.

¿Quieres saber que llevo en mi espalda? Son alas Eleanor – La niña sonrió creyendo haber encontrado algún mítico ser que venía a rescatarla, pero el ser continuó - Son alas que perdí hace mucho tiempo, son mi condena. Recuerdo cuando eran fuertes y podía cruzar el firmamento sin siquiera agitarlas y brillaban bajo la luz del sol, pero eso fue hace mucho tiempo Eleanor. Ahora se mueren y se pudren en la noche oscura y triste – Eleanor escuchaba extasiada la historia que su nuevo amigo contaba y trató de consolar su amargura – Bueno la noche no es tan triste a mi me gustaría volar bajo un cielo de estrellas, recorrer la oscuridad con el firmamento negro de fondo – Eleanor suspiró como recordando tiempos mejores que nunca sucedieron - ¿Puedes hacer algo por mi? Me gustaría ver tus alas extendidas en toda su magnitud.

Eleanor se mantenía con la boca abierta sin poder controlar lo que sentía, eran inmensas y parecían fuertes, pero irradiaban tristeza, definitivamente aquellas no eran las alas de un angel – Vaya, son hermosas. ¿Aun puedes volar? – en ese momento la pequeña recordó que no conocía el nombre de su extraño amigo – Por cierto ¿Cómo te llamas? – aquel ser pareció sonreir por primera vez y la pequeña sintió algo de calor en el gesto – Bueno Eleanor, en honor a la verdad he de decir que tengo muchos nombres, pero tu puedes llamarme como quieras – La pequeña quería pedir a su nuevo compañero de conversaciones nocturnas que la pellizcara, simplemente para comprobar que no soñaba, que realmente aquello le estaba sucediendo a ella – Está bien, creo que te llamaré “alas” – Eleanor sonrió complacida ante el nombre que había encontrado para su nuevo amigo.

Bueno, he de irme pequeña, me espera un largo viaje y mis alas ya sienten el cansancio de las eras – Todo aquello que tan maravillosamente había comenzado amenazaba con terminar de manera dramática para la niña, que no podía creer que aquel encuentro fuera a finalizar así - ¿Por qué tienes que irte? ¿No puedes quedarte un poco más? – el visitante nocturno miró por un segundo a algún sitio en la nada del firmamento y tras unos segundos volvió a mirar a Eleanor – He venido a terminar algo que ya ha sido terminado, ahora solo me queda extender mis alas y volver a donde pertenezco, a la noche, a la oscuridad del firmamento. Aunque si quieres puedes acompañarme ¿Qué te parecería Eleanor? ¿Te gustaría ver las estrellas y poder tocarlas, te gustaría sentir el viento en la cara mientras silba en tus oidos?, ¿Te gustaría acariciar a la noche Eleanor? ¿Te gustaría ser libre? – La niña casi no daba credito a sus oidos, todo lo que había soñado convertido en realidad en tan solo un abrir y cerrar de ojos y todo gracias a su nuevo amigo, Eleanor enjugó las primeras lagrimas de alegría de su vida – Me encantaría, creo que sería la única vez en mi vida que podría ser libre, solo me gustaría pedirte algo más “alas” me gustaría ver tus ojos – la pequeña solo vió como aquel ser agachaba la cabeza cubierta por una capucha raida – Aun no es el momento pequeña, pero pronto muy pronto los veras.

Eleanor sintió la primera brisa casi de la mañana en su rostro mientras recorría el pequeño tramo desde el tejado del hospital hasta el rio que podía incluso ver desde su ventana, sintió su alma libre junto al viento y extendió sus dedos para tocar el cielo que parecía estar a tan solo un palmo de su mano, por primera vez en su vida la pequeña se sintió reconfortada por un calor espeso y agradable.

¿Puedo preguntarte algo pequeña? – La niña simplemente sonrió y asintió, por supuesto cualquier relación de amistad comienza por la confianza y le debía mucho a su nuevo amigo - ¿Aun recuerdas a tu madre? – La pequeña se sintió confusa ante tal pregunta, pero le debía la respuesta a su amigo – Bueno, aun recuerdo su perfume fresco, recuerdo que solía acariciarme cuando dormía, recuerdo que su voz era dulce como la miel – de nuevo la niña sintió amargura y el viento arranco de su mejilla una nueva lágrima – Ella te está esperando allá a donde vamos Eleanor, estará encantada de verte de nuevo – esta vez el extraño visitante giro su cabeza y por primera vez Eleanor pudo ver el infinito en sus ojos que contenian todo aquello que fue, y todo aquello que sería, en cualquier otra situación aquellos ojos la hubieran paralizado de terror, pero no ahora, ahora se sentía reconfortada y libre, solo algo la retenía en su viaje, como una pesada cadena que hacía de lastre en su vuelo de libertad, y oia ahora una voz familiar que la llamaba tratando de retenerla, quizá la enfermera Dorothy, sintió una gran presión en su pecho - ¡Eleanor vuelve! ¡No mires a sus ojos Eleanor! ¡Vuelve! – Finalmente las voces se apagaron, Eleanor tuvo conciencia de una última frase y ahora si reconoció perfectamente la voz de Dorothy – La hemos perdido, descansa por fin en paz pequeña.

By: Tostador

aNuBiS

Llámese...

Estábamos cientos de personas en aquella sala , de repente entraron tres personas a la sala y subieron al podio , dos de ellas se sentaron , mientras la tercera , al parecer un portavoz situó una hoja en el pedestal , y mencionó siete números , entre ellos estaba el 317 , William Bowen , es decir , yo.
No sabia ni siquiera porque esta allí , muchos soldados de cuerpos de elite se encontraban en ese extraño lugar , nos habían llamado de emergencia , nos habían obligado a realizar unas pruebas , y ahora al parecer habían escogido a siete de aquellas tantas personas , al parecer para algún tipo de misión , que requería los mejores entre los mejores.
William , nunca había sido el mejor , era de aquel tipo de personas que tiene un gran potencial , pero que por alguna que otra circunstancia nunca esta arriba , una de esas personas que muestra el liderazgo necesario en momentos tensos , que resuelve problemas cuando los demás no saben que hacer , que marca las diferencias cuando hay que hacerlo y demuestra cuando quiere lo que puede hacer , pero que una vez pasado el momento preciso , vuelve a su anterior estado , ese estado secundario en el que pasa totalmente desapercibido.
Sin embargo esta vez, parecía que no habría lugar para el William secundario, se necesitaría a aquel héroe que más de una vez se había mostrado en el cuerpo de marines espaciales. Este, había surgido victorioso de diversas escaramuzas en el sector JS-54g, eliminando a cualquier amenaza que se presentará. Al principio siempre había estado nervioso, al fin y al cabo el sector JS-54g, había sido el primer lugar fuera del sistema solar, en el cual el hombre había pisado, y podría haber sido este como otro cualquiera, pues si no hubiera sido por una maquina averiada que encontraron en una luna de Saturno, jamás hubieran llegado a tener la tecnología para viajar a través del único portal de transportación que había en la Tierra.
Los portales de transportación eran un vestigio de alguna antigua civilización, había uno en cada planeta, y en un principio se había pensado que eran ruinas romanas, o algún experimento nazi en la segunda guerra mundial, pero hasta el descubrimiento de la maquina en la luna de Saturno no se había sabido que era.
Por este motivo, William, con una vida carente de sentido en la Tierra había decidido alistarse a los pruebas de los cuerpos de elite de marines espaciales, y no era fácil llegar a estas, ya que solo los soldados mas conmemorados en el planeta podían acceder a estas. Y William había conseguido pasarlas, no le costó mucho, él era el mejor en tiro, el que mejor forma física poseía, y uno de los mas inteligentes, por eso llego al ejercito, por sus excelentes notas en las tres ingenierías que había realizado en su carrera como estudiante.
El entrenamiento una vez seleccionado había sido un tanto duro, comparado con los recibidos anteriormente, además estrenaban unos trajes muy modernos, de hecho el humano pasaba casi mas bien a ser una maquina que a lo que tenia que ser.
El soldado mediante unos implantes nanotecnológicos y una pesada armadura, que levantan con la ayuda de Shick-6 (la droga que daban para duplicar la fuerza por diez a una persona) se convertía en un Gigante de 2.50m totalmente protegido de la mayoría de armas convencionales y algunas de destrucción masiva.
Y llegó el día en que tuvieron que ir a JS-54g, se habían hecho viajes experimentales para ver si realmente funcionaban los portales y habían funcionado, pero los soldados albergaban dudas a cerca de si conseguirían llegar a su destino, o por lo contrario perecerían en el intento.
Llegaron aparentemente rápido, y no hubo ningún problema, al parecer aquella nanotecnólogia conseguía que alguien controlase mucho mejor sus sentimientos y reacciones físicas, pudiendo controlar cosas tales como el mareo.
Se encontraban en una base que con anterioridad había sido construida, de momento no sabían nada acerca del contorno físico del planeta donde se encontraban.
Recibieron órdenes relacionado con lo que tenían que hacer y se dispusieron a cumplirlas, al parecer todo era bastante sencillo, llegar al objetivo preestablecido, montar un campamento y explorar la zona en busca de cualquier tecnología extraterrestre o pruebas de alguna existencia anterior a la presencia de los humanos.
Y para ello solo había una norma, matar a todo aquello que se presentará hostil.
Nadie sabia que se iba a encontrar allí , porque ni siquiera se sabia como eran los extraterrestres , quizás porque nunca se había visto ninguno , se sabia que existían por las ruinas encontradas en distintos planetas dentro del sistema solar , y obviamente por la maquina saturnina pero aun no se había tomado contacto con ninguno.

Comandados por el líder del escuadrón, Jake Wonders, un experto combatiente en la tercera guerra mundial y en la guerra de los 17 meses, conmemorado con todo lo posible. Se dirigieron hacia la zona que se les había ordenado, se encontraba a unos 30 kilómetros de la base humana.
JS-54g era un planeta extraño, tenia un encanto especial, aunque a priori pareciera una roca sin más, a medida que se iba avanzando se encontraban hermosas cataras de agua amarilla (si aquello era realmente agua) entre montañas negras como el azabache.

… Y entonces empezaron a escuchar ruidos , como de desprendimientos de rocas , el suelo empezó a temblar y de entre un pequeño lago de aquella extraña amarilla salió lo que seria el primer tipo de alienígena descubierto por la humanidad , una especie de serpiente con cabeza de algo parecido a un demonio ( entendiendo como demonio los dibujos que durante siglos la cristiandad había mostrado ) de un color negro pero brillante a la vez , tenia seis brazos , y en los del medio blandía una espada y un escudo , armas que quizás parecieran primitivas , aunque aun se utilizaban , pero que en el tamaño de aquel monstruo eran descomunales .
La criatura iba a atacarnos, y entonces se decidió dividir el escuadrón en grupos de cinco marines. Jake ordenó buscar un lugar en el que tuviéramos un mínimo de protección y empezáramos a disparar a la bestia, y así hicimos…
Pero no caía.
Llevábamos mas de media hora disparando a la serpiente demoníaca y no parecía tener ninguna herida, sin duda, quien diseñara la misión no había tenido en cuenta la presencia de algún tipo de ser como ese.

William activó el modo volador, se armó con un par de granadas y la espada que acreditaba a este como uno de los 12*. Salió de su cobertizo, pegó un salto rápido y mientras la serpiente estaba distraída con otro grupo, William aprovechó y le introduzco de un tiro desde 10 metros la granda en la boca, quizás había tenido un poco de fortuna, pero para algo había servido los largos años de practicar aquel antiguo deporte llamado baloncesto que solo algunos se disponían a jugar, ya que muchos lo consideraban humillante.
Cuando mediante la cámara que las granadas contenían vio que iba bajando a través de la extraña anatomía de la criatura, la activó, estallando la serpiente en dos pedazos, quedando quebrada por la mitad y seguramente muerta.
Todos sus camaradas le aclamaron, y en especial Jake.
Durante el resto de la misión no habían encontrado nada más, salvo algún que otro primitivo animal, que fue derribado con un par de balas; y por fin llegó a su destino, una cueva sin ningún indicio de vida.
Construyeron el campamento, comieron y bebieron, descansaron y el resto del tiempo libre cada soldado lo dedicó a lo que les parecía conveniente, había sido un día duro, y a la mañana siguiente el panorama no resultaba mucho mas favorable, ya que tendrían que investigar y encontrar algo, de lo cual ni siquiera habían sido informados, seguramente lo cogerían, lo entregarían a quien fuera y jamás volverían a saber nada más de aquello.
Así era la vida de un soldado de elite.
Continuará….

*Los 12 fueron un grupo de espionaje que evitó que Estados Unidos sufriera un ataque terrorista a gran escala en todo el país , en el cual se pretendía tirar una bomba atómica sobre este y situar posteriormente un grupo de bombas en aeropuertos y demás lugares públicos para sembrar el caos. Como recompensa recibieron a parte de una gran cantidad de dinero y el reconocimiento público , una espada honorífica ( que a pesar de ello , era una obra maestra de este tipo de armas ) y la medalla a héroe de la nación.

By: vOrTeX

aNuBiS

Punto y Coma

-Hoy es 11 de Octubre del 2004, y son las cuatro de la mañana. – Eso podía ver en el reloj de la mesilla de aquella habitación. Estaba tumbado en una cama plegable, con un trozo de plástico tapándome la cara y un botellín de suero goteando a mi lado. Los ojos me escocían, y tenía la garganta seca y pastosa, como si me hubiera levantado con resaca. Debía llevar mucho tiempo durmiendo pues no recordaba prácticamente nada de lo ocurrido en las últimas horas. Sé que había salido, con Elena, mi novia y mis amigos. Habíamos estado bebiendo bastante, o al menos, ese era el plan que teníamos. Sé que habíamos hablado de ir con el coche, la guitarra y unas botellas al acantilado para ver el amanecer.
-Seguramente haya bebido más de la cuenta y me haya quedado dormido en la calle... otra vez.- Pero no conseguía recordar.
-Tengo que dejar de beber.- Me dije para mis adentros. Realmente no sé por qué lo hacía, a Elena no le gustaba nada y yo me sentía mejor cuando no lo hacía. Ella se preocupaba por mí, sabía que el alcohol no me sentaba bien. Se entristecía cuando me veía beber.
La habitación estaba oscura, y la luz de aquel reloj era lo único que alcanzaba a ver. La noche invitaba a pensar.

Lo único que me venía a la cabeza, era mi novia, era lo único que me importaba. Bueno, ella y el bebé. Aunque todavía no me había acostumbrado a su presencia (Elena no llevaba más de un mes de gestación) el ver aquella tripa me llenaba de alegría. Era lo que más podía desear, tener un niño con la persona que amaba. Habíamos pensado en casarnos en noviembre, pues ya llevábamos casi 13 años de noviazgo, y con las prisas y el trabajo, nunca encontrábamos hueco. Yo había comprado el anillo de compromiso hace 1 semana, y quería pedirle la mano un viernes después del trabajo. Quería ir al acantilado, y decirle que la amaba más que a nada en este mundo. Que quería que ella y el bebé, estuviesen conmigo hasta que mi cuerpo se convirtiera en ceniza. No deseaba nada más en este mundo, era completamente feliz.
Poco a poco el sol iba penetrando entre las rendijas de la persiana, impregnando la habitación con los rayos del alba.
Se abrió la puerta. Una enfermera entró a la habitación, y al verme gritó a los cuatro vientos que me había despertado.
Enseguida entró mi madre, corriendo y con lágrimas en los ojos me abrazó y besó durante un buen rato. Yo no sabía que pasaba. Pensé que iba a estar enfadada por la borrachera de aquella noche, y me soltaría el sermón de siempre: “que si ya no tengo edad para beber, que si tengo que madurar, que si esta vez me he pasado”... tenía ganas de decirle que me iba a casar con Elena, que mi vida iba a cambiar... pero sus lágrimas me dejaron paralizado. A lo largo del día fueron entrando familiares, todos llorando. A ninguno pude preguntarle, que qué era lo que me pasaba. Entonces me asusté.
-¿Una enfermedad terminal? – Seguramente sería algo parecido, y habían venido todos a despedirse de mí. Me hicieron un par de pruebas médicas, y fue pasando el día.

Eran las ocho menos veinte y todavía no había venido Elena... era la única que quería que viniese, era a la única a la que quería ver... era lo único que quería. Pero cayó la noche, y la soledad se abatió de nuevo sobre mí. Empecé a pensar cuanto me podía quedar de vida, que si la habría aprovechado al máximo...
Al cabo de un rato llegué a la conclusión de que no me daba miedo morir, pero anhelaba la vida para poder casarme con Elena y ver crecer a nuestro hijo. La almohada iba absorbiendo las lágrimas que brotaban de mis ojos. Al final me pudo el sueño.

Desperté con mi madre al lado, me sujetaba la mano y con un pañuelo me secaba las lágrimas de los ojos. Ya era de día. Estuve un rato hablando con ella, y al final no aguanté más y se lo pregunté. ¿Qué hacía yo allí? ¿Qué pasaba?. Ella me miró a los ojos fijamente y con voz triste me dijo:

  • Has estado en coma 1 Mes. Acabas de salir. Tuviste un accidente con el coche.
    Esas palabras me aclararon todo. Aquella noche del 10 al 11 de Septiembre, después de beber, cogimos los coches para volver a casa. Yo iba en el mío con Elena, y el “Lote”, llevaba a los demás. Íbamos borrachos. Lote aceleró y salió quemando rueda. Yo detrás. Cogimos la carretera y nos pusimos a 220. Elena no hacía más que gritarme para que parase el coche. Pero no la hice caso, Lote y yo estábamos en paralelo, y ya casi le había pasado. Pisé a fondo. Elena gritaba histérica. De repente, todo empezó a dar vueltas, y ahí se acabó todo.
  • ¿Y Elena?. Le pregunté a mi madre.
  • No puede venir.- me dijo. Cuando estés preparado, iremos a verla.
  • ¡Ya estoy preparado!- Respondí con ansia.
  • Estás muy mal hijo.- Contestó mi madre con una sonrisa melancólica.
    Los días pasaban y yo sólo deseaba marcharme para ver a Elena y al bebé de una vez. La tripa tenía que estar enorme ya.

Por fin llegó el día. La emoción hacía que se me saltasen las lágrimas, y que me temblase el cuerpo entero.

  • ¿Te ayudo?.- Preguntó mi madre. Todavía tenía las extremidades un poco aturdidas, pero conseguí andar. Me monté en el coche y mi madre puso rumbo al acantilado.
  • ¿Está en el acantilado?.- Mi madre asintió. Pensé que era perfecto, ahora podía pedirle que se casara conmigo... No podía contener la emoción y se lo dije a mi madre.
  • Le voy a pedir a Elena que se case conmigo.- Mi madre, sonrió, y se le saltó una lágrima, pero no se distrajo en la conducción.

Llegamos al acantilado. Apenas se levantaba la primera luz del día, que rasante acariciaba los cantos de las rocas, dibujando con sus sombras de forma magnífica y poética el relieve de aquel lugar. El sonido del mar a lo lejos, empapaba el ambiente, esculpiendo en el aire el eco de la libertad. Me acerque al único árbol de aquel paisaje. Hondeaba sus hojas a merced del viento, enseñándole al horizonte la roja bandera que vestía en su copa. Debajo estaba ella.
Un escalofrío recorrió mi espalda. El tiempo se detuvo, quebrando el aire que respiraba. Caí al suelo con un llanto desconsolado.
Elena Jiménez.
18-5-1983 / 11-9-2004.
Grabado en frío granito.

by : 3viL

12 días después
aNuBiS

Mierda poetico-literaria vol.1
.. de mi parte y mexicano

Espero que os gusten, se sienten las faltas ortograficas


Llego al portal de el edificio donde vivo, me dirijo al lugar donde esa misma mañana dulce que se me presentaba hoy, el cartero ha dejado mis facturas, porque no son mas que eso, facturas. Intento entretenerme un poco leyendo los remitentes o la propaganda, aunque solo llego a leer mis propias lágrimas que cubren los ojos que habitan en mi cara.

No sin esfuerzo acierto el paño de la puerta y me adentro en mi casa, oscura, solitaria, vacía. Me siento en el sofá y me queda mirando la pared, en qué estaría pensando cuando la conocí… Me intento levantar, me duele todo, aun así llego a encender una pequeña luz, cojo un papel totalmente en blanco y la pluma que me regaló ella, apoyo el puntero en la hoja y dejo que chorree la tinta.

¿Cómo empezar una carta de suicidio? Empezaré por las razones que me mueven a hacerlo y luego todo ira completándose solo – pensé – aunque no sucedió así exactamente, en lugar de comenzar con un “Dejo este mundo que tanta lágrima me ha arrancado…”, mi mano se deslizó sola sobre el solitario blanco del papel y se podía apreciar “Si tuvieras un hogar, ese serían mis ojos, que no dejan de mirarte”. No, esto no puede ser – me dije a mi mismo – hice una bola con la hoja y la lancé sin en fijarme el lugar de su aterrizaje (cosa rara en mí).

Agarré otra, me costó más que la anterior, pero que más dará, esta vez dibujé algo, es decir dibujé a alguien, y sí, mi intención real era dibujarla a ella. Vuelta de hoja, por la cara contraria a su rostro, solo podía leer una palabra, sin haberla escrito antes, allí estaba. Me condujo a un mundo de pensamientos, de los que me liberé fácilmente, al levantarme de la silla en la que me encontraba y acercarme a la ventana. La abrí lentamente, noté la suave brisa del aire que chocaba con mi cara, me puse de pié encima de el sitio que me separaba de la libertad. A quien intentaré engañar, yo y mi conciencia sabemos perfectamente que no lo haré, me bajo, y regreso a la hoja.

“Te despiertas pensando que cada día es lo mismo, sólo ella es la razón que diferencia tu vida, y cuando menos te lo esperas, desearías estar muerto. El amor puede darte un día, dos, una semana, años quizás de felicidad, pero a su vez te dará el triple de tiempo en desgracias. Hoy me ha mirado, he podido arrancarle una sonrisa, me siento completo; pero sigue sin darse cuenta de que habita en mi corazón.”

La amistad se interpone en el camino del amor, yo quisiera estar con ella, sin embargo desearía abrir la ventana, saltar y volar, ser libre, alcanzar lugares que ni el mismo sol tiene conciencia de ellos. Acariciar el bello rostro de la luna y ser la envidia de todas las estrellas. En cambio me encuentro aquí, solo, perdido en mí mismo, me refugio en mi hogar, sin agallas de haber permanecido allí y confesarle a la mujer que amo que ha roto el corazón que más le pertenece, en lugar de eso he huido, sin decir nada, sin romperle el morro al que estaba con ella, mal de muchos consuelo de tontos...

Me dirijo otra vez a la ventana con decisión, no sin antes apuntar una última cosa en el papel, ya casi notaba el tacto de la fría acera cuando sonó la puerta una y otra vez…, aunque no por eso bajé, sin dudarlo me quede inmóvil, con los ojos cerrados, se oyó una voz detrás de la puerta, era ella, me suplicaba que abriese, demasiado tarde – pensé yo, con una lágrima que se deslizaba por mi cara y caía al vacío, donde yo no era capaz de ir – no vienes ni tan solo a decirme que me quieres, aun así… aun así prefiero estar mil veces mas junto a ti sin tenerte, que una eternidad sin estar a tu lado – exclamé – y me dispuse a bajar.

Qué mal augurio se me acechaba esa noche, que en el ansiado momento de dejar mi intento de suicidio, resbalé torpemente y caí con mi mas profundo pesar en el hueco del mundo… Y ya no puedo contar más, pues dejé de existir, sólo puedo imaginarme el rostro de mi amada al leer esa última anotación mía en la carta:

“Lo daría todo por amor, pues si de verdad quieres a una persona con toda tu alma, para ti ella lo es todo, y no necesito nada, pues ni el aire me llena más, que estar contigo, te quiero y espero volverte a ver, aunque sé que cuando me acerque de nuevo a la ventana, no tendré valor para dejar de existir y no verte, nunca mas”


a continuación el de Mexicano


Canto al verano que corre por mis venas.
a la brisa fresca que inunda mis sentidos
al aire caliente que entra por mi ventana,
que me hace sudar gotas gruesas como granos de sal,
que hacen que mi cuerpo sudoroso parezca estar bañado en aceite caliente
Recito en voz alta lo que los gatos lloran a las estrellas,
en noches ardientes y lascivas,
y oigo al gallo por la mañana,
intentando despertarme de mi debil sueño,
y deseo que calle,
me levanto con el sol en lo alto,
y ya es media tarde,
rebozado en mis propios jugos,
y con legañas en los ojos,
nadie podrá negarme que estoy vivo
Verano
y siento escalofrios,
sonrisas al sol de pieles bruñidas
juegos nocturnos al amparo de las estrellas,
que enrojecerian si pudieran,
en lugar de ello rien y nos dan sus bendiciones,
bailes agarrados y sudorosos
en verbenas que huelen a salitre,
fiestas blancas que duran hasta que el sol molesta ya en los ojos,
nosotros le damos las gracias
untamos nuestros cuerpos en aceites
dejando que las lagrimas de alegria solares
corran por nuestra piel
Verano
desnudos y con prisas
acampadas donde no se duerme,
y en vez de ello se habla con los astros,
ahumados por nuestros alientos
manchados de verde marihuana
las niñas florecen llenas de luz,
para convertirse en mujeres y objetos de nuestro deseo,
nosotros, sin saberlo,
dejamos que nos manejen a su antojo,
mordiscos calientes y caricias fugaces a la luz de la luna,
sin mirar el timido mañana,
va pasando el verano,
y en el verano no se piensa, se hace,
por que si lo pensaramos,
llega otoño
y nosotros no queremos eso,
nosotros queremos chupetones rojos
mientras nos arañan la espalda con violencia y pasion,
dos heridas rojas,
como la sangre que bombea por nuestros cuerpos
ese musculo pequeño y espeso,
llamado corazón
asomo a la ventana y el sol ciega mis ojos,
la luz no nos compromete,
tampoco nuestras lenguas entrelazadas,
nada nos ata,
pero el verano nos une
con su abrazo de pasion y risas
en el verano de nuestra vida

¿?

...

12 días después
Taicor

o_0?

GrAnRA

JAJAJ sentidooooooooooooooo = -1 dejate la vida escribiendo sin sentido xDDDDDDDDDDD

3

GranRa, tú si que sabes! Pa que escribir! Y PA QUE LEER? Si la mayoría de libros buenos luego los sacan en peli, Y SE VE QUE SON UNA MIERDA! MIRA AL QUIJOTE!

:/

PD: Ponía que no se escribiese nada en este post, pero visto lo que han escrito, me sentía en la obligación de responder. ^^

aLeoLo

alguien se lo ha leido?

3

yo, weno. Todos no, pero el 95% si. Los que me aburrían los debaja a la mitad. :)

aNuBiS

En fin, la ignorancia mata...

Me limitare a pensar que son menores, que aun tienen mucha vida por vivir y que con el tiempo se daran cuenta de su ignorancia, si no, sinceramente, que se mueran.

Un saludo y bueno...creo que ya se puede ir cerrando, o por lo menos "limpiando" este post...

Urien

Yo tengo algunos... no son gran cosa pero como paso de hacerles copy & paste pasaos por mi perfil ke hay estan xD

MAVERlCK

Estan en general bien. Pero creo que no estan muy bien enfocados a lo que en realidad se busca en un relato corto.

Más bien son narrativas, practicamente todos son en primera persona, no quiero decir que los relatos no deban ser en primera persona, y en mi opinión bastante largos y lineales. Alguno si cabe, a utilizado en demasía adjetivos calificativos que hacen la lectura demasiado pomposa en algunos momentos quizas.

Creo que el objetivo de un relato corto es que lo leas y al finalizarlo pienses un : "Ostias!" (disculpad la expresión). Algo breve, una parodia, una situación, algo conciso y creo que nadie lo ha logrado al 100%.

De todas formas, alabo el nivel de escritura de algunos y les doy la enhorabuena por mostrarnos su destreza imaginativa.

Saludos.

soulripper

Las 10 de la noche, domingo, invierno...

Iba andando por la calle, apenas se veían personas caminando por la acera...apurando un último pitillo, patea una pequeña piedra que se encuentra de camino...
Todo es normal, las mismas calles, las mismas paredes, todo gris, inundado por la soledad del uno mismo...

Bufanda de lana, jersey de algodón gordo, pantalón de pana y chaqueta hasta las rodillas.
El frió húmedo le entra hasta en los huesos...

La zancada es larga, pero el ritmo no es nada rápido. El camino hacia su portal esta vació, desolado, pues no hay gente por la calle, debido al frió que hace, y menos por la calle por donde el vive...

Empieza a pensar lo predecible que puede llegar a ser todo, hasta su vida, sumido en una rutina de la que difícilmente puede escapar uno, todo parece plano, y gris... como los días que pasan y no se dan la vuelta para sonreírle...

La multitud de pensamientos que yacen soterrados en sus in apaciguadas neuronas, le recuerdan sin cesar, cuan feliz fue, y que desdichado es ahora...Es difícil recuperarse del desamor, de un ruptura, hasta descontextualizando la palabra..."ruptura" suena aplastante...

Su ultimo pensamiento antes de posar la mano en el pomo de la puerta del portal es: ¿Algún día encontrare las energías necesarias como para clavar un clavo nuevo?...piensa a continuación....nuevo, si nuevo....desde cero....

Abre la puerta y una bocanada de aire helado le mueve el flequillo...Vaya, hay corriente, alguien habrá dejado algo abierto.

Un ruido proviene del ascensor. -Uhmmm, alguien baja, vaya, esperare-
Se detiene en la ultima planta y espera a que se baje quien este hay dentro para poder tomarlo hasta su apartamento...

La puerta se abre, esta vez es agradable el aire que entra por sus fosas nasales, y la imagen, tal vez hasta bella, le sorprende...
-Hola, buenas noches-...-Hola, perdone pero nunca la había visto aquí, es usted nueva?-

Era de Perogrullo, los prolegómenos formaban parte de una conversación...superficial?

-Si, empezare a vivir el mes que viene en el 4derecha, usted donde vive?-
-uhmmm, de acuerdo, entonces bienvenida- Le estrecha la mano -Soy Alejandro, mucho gusto...vecina- Sonrriendo-Mi cuchitril es el 5º izd-

La bufanda se desliza hacia el cuello, una perfecta panorámica de su rostro, mirada limpia, transparente pero que a su vez, no transmite más de lo que ella quiere, curioso...labios carnosos, aparentemente delicados. Una chica extremadamente...bonita podría decirse, como vecina, una grata sorpresa sin duda.

-Bien, cuando quiera quedar para tomar una taza de café, o lo que necesite, sabe donde vivo...BEA-
-De acuerdo, muchas gracias, ahora e de ir que me espera mi novio en doble fila..., hasta la vista-

Valla, tubo que salir esa palabra, siempre presente en las conversaciones con las chicas....bonitas..."novio" me sonaba como a... No lo intentes.

-Bien, hasta otra Bea-

8 días después
P

bien

17 días después
korko

muy buen c&p ;)

I

Me aburro.

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