Hoy hace justo un año que nació Alma.
Si tuviera que resumir todo este año en una sóla palabra, desde el nacimiento por cesárea, la displasia de cadera, las radiografías, las luchas por que se enganchara a la teta, la ictericia, los sacaleches, los cambios de horarios, el baño diario, curarle el cordón del ombligo, los pediatras, los biberones, la leche artificial, las vacunas, la costra láctea, la vitamina D, la primera sonrisa, la ropa nueva cada 2-3 meses, las regurgitaciones, el imponer una rutina de siestas, los intentos por levantarse, los primeros dientes, apaciguar llantos que aparecen sin motivo aparente, el ver cómo se sienta sola, la introducción de papillas, los primeros balbuceos, los trozos de comida, los intentos de ma-má y pa-pá, las cosquillas, el tener la casa como si fuera el Toy'r'us a pesar de minimizar los juguetes, las paradas por las noches que todavía hace, los "hoy no quiere comer", los primeros pasitos, los cambio de pañal nocturno... creo que la única palabra que podría resumirlo todo es FELICIDAD.
A pesar de todos los sacrificios, horas de sueño, tiempo que dedicas a la criatura, perder más tiempo de pareja, no ir casi al cine, al teatro o a cenar fuera, no encender la consola desde hace meses.... a pesar de todo eso, ser padre es la mejor decisión que he tomado en la vida, jamás pensé que me haría vivir como en un letargo de amor perpetuo, con esa sensación diaria de ser más feliz y sentir mucho más amor; incluso con la pareja, a pesar de disponer menos tiempo, el amor se multiplica mucho más... se siente más intenso que antes.
Soy más feliz de lo que he sido nunca.