"Nadando durante horas con la boca bien abierta, atrapando así, insectos en el agua... No veo ninguna dificultad en que una raza de osos se conviertan, por selección natural, cada vez más acuáticos en su estructura y hábitos, con bocas cada vez más grandes, hasta que se produzca una criatura tan monstruosa como una ballena ".
El origen de las especies, 1859, p.113.