Imagina una charla en la que una bulímica ha escrito un libro de lo guay que es meterse los dedos, después de disfrutar de una buena comilona, y quejándose sobre lo mal que le parece que no esté aceptado vomitar después de comer y tener que andar escondiéndose y escudándose en su libertad para hacer con su cuerpo lo que le de la gana. Mal, ¿Cierto? Pues cambia bulimia por obesidad.
La obesidad (a menos que pertenezcas a ese 0,1% que de verdad tienen hipertiroidismo) es un trastorno alimenticio, una adicción, no puedes dejar de comer bollicaos y encima te gusta mucho el sofá.
Es algo respetable? claro que si, haz lo que te salga de las pelotas. Nadie tiene que insultarte por la calle por ser un tragaldabas, pero no pidas que el médico, quien te tiene que tratar cualquier enfermedad que la obesidad suele empeorar, tenga que aceptar por pelotas y obviar que estas gordo para tratarte. O que una empresa no te contrate por gordo porque haces feo, porque en la mayoría de los casos lo haces, o porque no puedes estar más de 10 min de pie sin que tu espalda o rodillas colapsen, porque es cuestión de tiempo que tengas al trabajador de baja por su "no enfermedad". O querer obligar a una marca de ropa a fabricar tallas hasta lo que a ti te venga bien por decreto. Si yo soy panadero y no me da la gana fabricar pan integral, no lo hago, porque no me sale de los huevos, por mucho que venga una catelva a decirme que tengo que hacerlo porque les parece mal. Si no lo fabrico tampoco vendo, no? es mi problema.
Mientras más se luche en este sentido, más odio y gordofobia va a generar. Es un poco como el feminismo.