Hoy he soñado que, tal como dice el título, Unamuno era una especie de agente fantástico (de sucesos increíbles) y secreto literario. Él iba por el mundo visitando lugares inimaginables y registrando los datos para la posteridad. Y nosotros, al parecer, íbamos a ir con él, aunque éramos novatos.
Al punto: entramos en un restaurante o fábrica china (creo que más bien restaurante). El camarero de la puerta, con total normalidad y reconociendo a Unamuno, nos rocía con algún producto. Tenía en sus manos enguantadas de blanco (iba con traje, rollo restaurante caro) un bidón como de 3 o 5 litros blanco y opaco con una sustancia en su interior desconocida por mí. Y lo hizo, el rociarnos, a medida que íbamos pasando.
Nada más entrar, Unamuno se metió por unas escaleras; cuando llegaba yo a ellas vi lo que ocurrió: bajando, en el tercer escalón, en la parte derecha de él según bajas, pegado a la pared, había un diminuto agujerito. Unamuno estaba dando un salto desde el otro lado del escalón y hacia el agujerito.
A medida que iba cayendo, "nuestro jefe" se iba haciendo más y más y más pequeño, hasta serlo tanto que pudo colarse a través de él.
Yo me quedé flipando e intenté reproducir lo que él acababa de hacer. Tres intentos, al tercero noté cómo mi cuerpo se encogía, vi cómo el mundo se hacía más grande. Y pasé por el agujero. Caí en una rampa de amianto algo inclinada. De tan grande que era, más bien era una explanada. Me encontraba en otro mundo. Allí estaba Unamuno.
A partir de aquí no me acuerdo de más. Algo de un puente romano, algo de un viaje en barco gigante hacia Marruecos...