Pues sí señores, hoy me levanté a eso de las 4:00 AM a echar un pis entre sueño y sueño, y al abrir la puerta del baño ahí estaba mirándome, un gnomo de los de cuento de niño con sus desproporcionadas orejitas y enorme gorro puntiagudo. Escondido entre dos botellas de gel, por la expresión de sus ojos y la palidez de su piel grisacea parecía hipnotizado por encontrarse cara a cara con un ser de tan titánico tamaño. No parecía asustado, solamente sorprendido.
Inmediatamente comenzaron a rondarme la cabeza preguntas del palo de: ¿Qué comerá?, ¿Dónde puedo ponerlo para que duerma por el día? (todo el mundo sabe que los gnomos son noctívagos), ¿Dónde lo esconderé si el gobierno me pregunta por su paradero?
Me restregué los ojos, procedí a vaciar los canales y cuando volví a mirarlo me dí cuenta de que era un calcetín sucio.