Todos los jueves, desde hace tres años, me tomo junto a mi único amigo, Jon, dos o tres whiskies. Hace dos semanas canceló nuestro encuentro alegando que estaba muy malo y no le quise dar importancia. Pero entonces volvió a darme evasivas y algo no me olió bien.
Jon es un joven tiburón de auditorías, grandes cuentas, etc. Exquisito en el trato, culto y organizado y metódico hasta la náusea. Vive sólo y, a excepción de su hermana a la que ve una vez al mes, sólo me tiene a mí.
Voy a su casa éste último jueves, toco en la puerta, percibo que me están ignorando, presiento físicamente que hay alguien dentro, e insisto. Su casa tiene un murete que si se sabe saltar permite acceder a la fachada lateral y observar una parte del interior. Lo veo embutido en un sucio albornoz, la casa hecha un asco, de puntillas.
Entonces me ve en el exterior y se derrumba.
Ha montado un despacho improvisado en el salón, dos portátiles encendidos y una montaña de archivos y papeles. Veo, por el cementerio de colillas, que ha vuelto a fumar después de años.
¬“Joder Jon, qué te ha dado, mira esas ojeras…”
Se derrumba en el sofá y contra todo pronóstico empieza a llorar. Algo que no pasaba desde hacia mucho tiempo.
“Estoy dirigiendo una auditoria a gran escala de gastos autonómicos, un equipo grande, casi cincuenta personas…bueno, lo de siempre, cosas que no cuadran pero al final mi trabajo tiene que ver con la tanatopraxia, me entregan un cadáver y lo arreglo para el entierro. Y de pronto, una becaria me hace un comentario, creo que tiene asperger, sobre unos gastos que le parecen muy curiosos, pero a nivel municipal, imagina el despliegue. Le digo que no tiene importancia pero que buen trabajo. Con todo al final del día me entrega un pendrive y me dice que lo ojee. Es para flipar, imagina un mapa de España, un itinerario que parte de Galicia y acaba en las Canarias y en orden cronológico semana a semana, la becaria, te compila un calendario presupuestario dónde cada municipio destina “666,66€ para gastos de pintura”. Y como si de un tour se tratara persigo la identidad fiscal del destinatario de la partida y lo veo cruzar por unos seis mil municipios de España….multiplica….”
“Vaya Jon, veo lo que te pasa, te han contagiado el asperger, leches suelta esto ya….”
“Pero lo más importante es que la Empresa que tan solicitada está, es una sociedad con un solo administrador y apenas capital, “Dante & hijos”, hago unas llamadas y me identifico como auditor y comienzo a llamar a varios municipios y les hago la misma pregunta, que se realizó en la fecha xxx con el gasto que nos ocupa. En muchos casos no lo sabían o debían consultarlo pero obtuve dos coincidencias: “Pintado de la fachada del cementerio…”. Total que hago un par de consultas más en la intranet estatal, consigo la dirección de un almacén en Zaragoza y una foto de un coche con el logotipo “Dante & hijos” en la sección de multas de tráfico, una foto de radar y el que conduce….es idéntico a….”
“No me jodas con eso Jon….”
Resulta que además de amigo de Jon, soy psiquiatra, y le he tratado por largo tiempo, la razón es dolorosa, y es que, sencillamente, un hombre abuso de Jon cuando era un inocente niño, blando y puro, y nunca se pudo dar con él. A veces caía en monomanías de esta índole, pero esta vez la construcción era tan maestra que necesité tiempo para encajarlo.
“Es el diablo, Ulises (tal es mi nombre), es el mismo diablo el que me violó y el que pinta los cementerios”.
Serví dos whiskies pero no pudimos disfrutarlos. Cuatro policías nacionales traían una detención con órdenes de presentarlo al Juez de guardia, por razón de una denuncia por violación. Algo no casaba, no sé, llamadme paranoico pero no daban el perfil de nacionales esbeltos y enérgicos, alguno era tripón y descuidado. Entonces se fijaron en la mesa y aquello acabo por delatarlos, me hice con disimulo con el pendrive.
Al parecer en algo si me equivoqué porque sí que eran nacionales y sí que lo llevaron ante el juez.
Continuará.