La chica de la mirada esmeralda

Sergio_Ford

7 de agosto de 2009. Son las dos de la madrugada y estoy en Barcelona, la ciudad donde vivo, recorriendo una calle sin iluminación, y con las aceras llenas de charcos.

Sinceramente, en este momento no sé con certeza hacía donde voy.

Camino con muchísima seguridad y con el eterno gesto serio en mi cara, que me hace parecer un tipo duro. En realidad solo es una pose, un mecanismo de defensa para que no se me acerque nadie que yo no desee. Pero este es uno de mis secretos.

La ciudad donde vivo es una maravilla visual cuando es de día, pero cuando es de noche, todo resulta más mágico. Es muy complicado describirlo con palabras, para entenderme tienes que vivirlo. La calle que estoy recorriendo es totalmente desconocida para mí. He recorrido muchas calles durante mi vida, pero ninguna estaba tan sucia como aquella. Los contenedores estaban volcados, con toda la basura desparramada por el suelo, y las ratas correteaban sin miedo.
Y finalmente vislumbré un cartel con luces de neón, de color rojo. Y en ese cartel se leía lo siguiente: “DAREDEVIL”. Estaba predestinado a entrar en aquel local, porque sin dudarlo un solo instante, abrí la puerta y me introdujé en su interior. Era un garito sumido en la semi oscuridad, y de fondo sonaba “Otherside” de los Red Hot Chili Peppers. Una barra atravesaba todo el recinto, con un camarero con un peinado en forma de rastas y con un dj con el craneo totalmente afeitado. También había bancos, donde las parejas se sentaban para pegarse el lote. Un futbolín, rodeado de gente, y al fondo de todo, junto a los baños, un billar. Y jugando al billar estaba ella, la chica más sensual que mis ojos habían visto jamás.

No quiero parecer vanidoso, pero he disfrutado de la compañía de muchas chicas. Algunas merecían mucho la pena, y otras no tanto. Pero con una sola mirada supe que ella era especial. A aquella chica la hubiera echo mía encima de la misma mesa de billar en el que estaba jugando una partida solitaria. El mecanismo de defensa de mi cuerpo se desactivó automáticamente en cuánto ella me miró con una sonrisa dibujada en su cara. Mi respuesta fue la misma que su pregunta. Otra sonrisa.
Es la primera vez que me salto todo el proceso de conversación para conocer un poco a otra persona, para no poder etiquetarla como una desconocida en mi vida. La deseaba tanto que no pude resistirme a la tentación de acercarme a ella, ponerle mis dos manos en el cuello, y probar el sabor de sus labios.

Su beso estaba dotado de una sensibilidad única, y su sabor inundaba toda mi boca. Aquel beso fue distinto, y no quería que tuviese un final.

Pero aquello tenía que continuar, y continuó en una habitación de hotel. Teníamos que acostarnos. Estabamos en la cama, desnudos, y yo estaba encima de ella, en su interior, mientras sus ojos de color verde estaban puestos en los míos.

Sus gemidos suaves, entrecortados, estaban acompañados de sus uñas acariciando mi espalda. Sus piernas se encontraban enroscadas también en mi espalda.

El órgasmo llegó con preaviso. Primero con un ligero placer que iba subiendo lentamente de intensidad y al final explotaba de repente, expulsando el semen de dentro de mi. Me puse al lado de ella, y ella giró su cabeza para besarme con dulzura. Su sonrisa pícara no dejaba de iluminarme. Sin ninguna duda, acababa de experimentar la mejor relación sexual de mi vida. Aquella mujer conseguía hacerme latir el corazón con tanta fuerza que sentía miedo de que explotase. Y ni siquiera conocía su nombre. Se levantó de la cama, completamente desnuda, con el pelo rojo metálico suelto sobre sus hombros. Se dirigió a la terraza, y se apoyó en la barandilla.

Cuando se dió la vuelta para lanzarme una última mirada, supe lo que iba a suceder a continuación.

Salté de la cama como un resorte y fuí corriendo a la terraza, pero un cristal invisible que antes no estaba, se interpuso en mi camino. Choqué contra él, abriéndome la cara, y la sangre bajaba desde la frente, recorriendo todo mi rostro. Destrocé el cristal a codazos, y pude atravesarlo, haciéndome nuevas heridas en el resto del cuerpo. Ella ya no estaba en la terraza. Yo salté detrás, para ver si podía alcanzarla en mi desesperada caída. Pero no la ví. Durante la caída tuve tiempo para reflexionar y darme cuenta de la fragilidad del ser humano. Aterricé en el techo de un coche, y noté como mis pulmones perdían todo su aire. Justo antes de cerrar los ojos, pude ver a un ángel con el pelo de color rojo y con las alas totalmente extendidas, sobrevolar el cielo estrellado de la ciudad de Barcelona.

Y realmente, me desperté en la cama de mi habitación, con el cuerpo empapado en sudor. Todo había sido el resultado de una perturbante pesadilla. Una más. Últimamente evitaba dormir por todos los medios, porque estaba empezando a cansarme de soñar todas las noches pesadillas distintas que me hacían sufrir muchísimo de lo reales que parecían.

Dicen que la vida es sueño. Pero yo creo que la vida en realidad es una pesadilla constante.

Slayro

Lo siento Sergio, pero no soy capaz de leer todo eso :/

2 respuestas
roflmao

y el rpv?¿¿?¿? esperas que me lea todo eso? jamas conseguiras lo que mis profesores y mis padres no han conseguido en todos estos años, osea leer semejante tocho.

2 respuestas
Cukie

#2 y #3 Si hubierais parado un segundo a leer algo veríais que es una historia y si os interesa la leéis y si no pues no, que decís de rpv ni polladas xD vosotros cuando queréis leer algo os buscáis un resumen sólo?

#1 Deberías organizar tu historia por párrafos, hace daño a la vista ahí todo junto y apelotonado. Me ha gustado, pero te doy ese consejo que supongo que habrás pensado en ello o te lo habrán dicho ya... y si no, toma nota. >_<

1 respuesta
Sergio_Ford

#2 #3 Lo he separado por párrafos. Probad ;)
#4 Gracias por la crítica!

1 respuesta
Slayro

#5 así es más legible muchas gracias :) la historia tiene muy buena pinta!

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Sergio_Ford

#6 Gracias ;)

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