Capítulo 3- Los fantasmas hacen su aparición

T

Para los que no leyeron los dos primeros capítulos, y les apetece leerlos, he ahí los dos links:

Capítulo 1- ¿Qué demonios está pasando?

http://www.media-vida.net/vertema.php?fid=6&tid=1828881010

Capítulo 2- El inicio de la búsqueda

http://www.media-vida.net/vertema.php?fid=6&tid=1828881977

Capítulo 3 – Los fantasmas hacen su aparición

Era el primer día de la Operación Búsqueda de Fantasmas, la expedición de 52 hombres, dirigida por el General Green y por el Coronel Mosley, cumplía su cuarta hora desde que partieron de Revenge City. Estaban absortos y atentos mientras ascendían por el paso de Nadarhan, que cada metro que cubrían de dicho trayecto, el ambiente se tornaba cada vez más sobrecargado.

El paso de Nadarhan era una especie de sendero que utilizaban los montañeros antiguamente, antes del holocausto nuclear, para salir del valle a través de dos montañas: el pico del Glazee y el puerto de Varnat, ya que ofrecía un recorrido mucho más corto que el camino que supondría aventurarse a través de una de las dos montañas. Dicho paso estaba muy descuidado por el tiempo, grandes hileras de árboles se superponían unas a otras a los alrededores del camino, haciendo que la iluminación fuese muy pobre. El camino que debido a la sobrecargada maleza estaba muy maltratado, apenas ofrecía garantías de suelo firme, y esto hizo que más de un hombre de la expedición, incluido el propio Fred, se torciera el tobillo, aunque sin consecuencias médicas importantes.

Los hombres ascendían el paso cuando un chirriador pitido les sobresaltó – “El indicador de radiación. ¡Soldados, retrocedamos 200 metros, entremos en las campanas de radiación y repongamos fuerzas antes de seguir! ¡Estaremos durante media hora, no más y dispondremos las campanas en forma de erizo para tener mejor cobertura defensiva en caso de ataque!” – Mientras Fred terminaba de dar las instrucciones se vieron caras de alivio, puesto que el ascenso no estaba siendo juego de niños precisamente.

Ian Mosley entró en la campana de Fred para intentar trazar, con los mapas antiguos de los que disponían, una nueva ruta que fuera más segura, más iluminada y más rápida, pero por más que Ian y Fred, dos buenos estrategas y conocedores del terreno, intentaron encontrar una ruta alternativa, no lo consiguieron.

“Ian ¿Has notado lo mismo que yo en esta última hora de ascenso?” – Dijo Fred con un aspecto serio y preocupado.

Ian se le quedó observando, y la falta de su usual sonrisa trastabilló a Fred, tras la cual contesto – “Sí, yo también me he sentido observado, no he querido comentarte nada en presencia de los hombres para no crear un clima de incertidumbre y de nerviosismo. Yo creo que cuanto antes atravesemos el paso de Nadarhan será mejor para todos, porque la visibilidad es nula y estamos casi indefensos ante un ataque en pinza o una posible maniobra envolvente”.

Fred intentó asimilar, con gesto concentrado ante el mapa que tenía ante sí, todo lo que le había dicho Mosley – “Opino lo mismo, pero sabes que si aumentamos el ritmo podríamos llegar agotados arriba y una falta de fuerzas puede ser fatal para nosotros, puesto que los hombres irían más atentos en su descanso que en lo que los rodea, y aún no sabemos…”

Fred no había terminado de dar su opinión cuando Ian le tapó la boca – “shhhhhh... calla ¿No te parece que pasa algo raro? No se oye a los hombres…” – Fred y Mosley se pusieron rápidamente el casco y salieron de la campana, encontrándose a todos los hombres fuera o saliendo de sus respectivas campanas.

“¿Qué pasa?” – Preguntó Fred

“General, mire a aquel árbol” – Contestó un sorprendido soldado

Fred cogió los prismáticos y mientras se los pasaba a Mosley, con la boca abierta dijo a pleno pulmón a la par que cogía su M4A2 – “Pero se puede saber… ¿Qué cojones es eso?” – Mientras que Mosley apartaba de sus ojos los prismáticos incapaz de articular palabra.

En lo alto de un árbol, en una de sus ramas, estaba posado una especie de Cuervo, pero algo más grande que un Cuervo convencional, lleno de masas viscosas en su cuerpo y sin pluma alguna.

“¿Crees que es por el efecto de la radiación? Parece que está lleno de una especie de tumores, y el hijo de puta es enorme” – Comentó un contrariado Ian.

El coronel Mosley no había acabado de establecer su punto de vista sobre el acontecimiento, cuando un graznido ensordecedor del ave vino acompañado por un rápido vuelo rasante en dirección hacia él, Mosley no tuvo tiempo de reaccionar, pero justo cuando iba a resultar atacado, un certero disparo de un rifle de francotirador retumbó en todo el valle y el Cuervo cayó abatido, partido en dos.

En los ojos de Mosley se adivinaba miedo, y aunque él era un tipo de sangre muy fría, se dio la vuelta en dirección al soldado que había efectuado el disparo y le replicó en voz alta – “Soldado. ¡¿Se puede saber qué cojones hace usted en esta misión con un rifle de francotirador AWE?!”.

Tras esa inesperada reacción, Fred le cogió del brazo y le replicó – “Vamos Ian, tranquilízate, el chico te ha podido salvar la vida, si el ataque de ese bicho asqueroso hubiese rasgado el traje podrías encontrarte en serios apuros”.

Ian se tranquilizó y volvió a darse la vuelta en dirección al soldado – “Muchas gracias soldado. Preséntese”.

“De nada mi coronel. Soy el soldado Jason Mallow, y pertenezco a la tercera división de francotiradores, y he traído este arma porque… porque es el arma que mejor utilizo y considero más eficaz, desde mi punto de vista, un Artic Warfare Extrem en mis manos que un rifle estándar M4A2 Carabine” – Contestó, dudando al final con un tartamudeo, un sorprendido Mallow.

“Gran disparo soldado Mallow” – Dijo sonriendo Fred – “Ian, me dijiste que ibas a traer a los mejores, pero no que ibas a traer al francotirador más preciso de todo el ejército. ¡Soldados, recojan sus campanas! ¡En marcha!”.

El joven soldado Mallow tenía instrucciones de ir siempre en el medio, para que, en caso de un ataque lateral o frontal, tener tiempo para apuntar y disparar. Jason Mallow, a pesar de los halagos de sus dos superiores, seguía completamente involucrado en la misión, él sabía que poseía una precisión y un pulso increíbles, pero también un sentido de la orientación y de la previsión impresionante. Mallow, al igual que Mosley y Green, también llevaba mucho tiempo sintiéndose observado.

Tras recoger el espécimen para llevarlo a analizar a la vuelta de la misión, prosiguieron la marcha y la calma reinó durante los dos días siguientes, tiempo en el que atravesaron el paso de Nadarhan, entrando en la meseta de Gladzar, en dirección a la ciudad de Retley, trayecto que les costaría otros dos días de camino.

Durante el trayecto a la ciudad de Retley, a campo abierto, vieron más aves a lo lejos, algunas de las cuales eran más grandes y más feas incluso que el espécimen que llevaban. El joven Mallow pidió permiso para entrenar puntería con ellas, ya que su preciso rifle de francotirador tenía un alcance de 5 kilómetros, pero el propio Fred se lo denegó, alegando – “Hay que conservar toda la munición posible, no sabemos hasta que punto podría ser necesaria después”.

“¡Alto!” – Gritó Fred a la par que levantaba el brazo y se disponía a mirar con sus prismáticos la entrada a la ciudad de Retley. Fred se sobrecogió al ver la entrada a la ciudad vacía, sin un solo ruido que procediera de ella. De vez en cuando echaba de menos el sonido de la ciudad de Chicago, donde él vivía. – “Bien, todo parece tranquilo, adelante. ¡Meison! ¡Toni! ¡Por la izquierda! ¡Carter! ¡Calhoun! ¡Por la derecha!”.

La expedición entró en la ciudad sigilosamente y se adentró hasta la plaza del ayuntamiento, donde registraron varios edificios, pero el clima estaba sobrecargado. Fred presentía que algo no iba bien y así se lo hizo saber a Mosley – “Ian. ¿No te parece que el indicador de movimiento se ha vuelto loco? Porque marca alrededor de 500 puntos moviéndose. ¿Has traído un ejército y yo no me he enterado?.

Mosley se quedó con cara de sorprendido y tras lo cual replicó – “Ese aparato debe de estar mal, mira, ahí vienen los hombres, seguro que aparte de cadáveres han encontrado miles de cucarachas, que serán esos puntos de movimiento que marca el dichoso aparatito de los cojones, porque ya sabes que las cucarachas aguantan la radiación sin problemas, y según nuestros indicadores, aquí hay radiación suficiente como para morir en 1 hora si nos quitamos el casco o un guante. ¡Mallow, quiero un informe ya!”

La cara que traía Mallow era de intensa preocupación. – “Verá señor, no hemos encontrado ni un maldito cadáver, ni un esqueleto, ni un maldito resto orgánico”.

Fred se quedó anonadado y tras coger una piedra y romper un cristal con ella estalló – “Eso es absolutamente imposible, no me creo que hayáis buscado bien, organizaremos otra partida de reconocimiento por la ciudad y miraremos dentro de todos los edificios y…” – Fred de repente reparó en la cara de miedo que tenían todos sus hombres – “¿Qué pasa? Ni que hubierais visto un fantasma” – Y recibió un codazo de Mosley, que hizo que Fred se levantara y se girara, la escena que vio le dejó la misma cara.

La plaza del ayuntamiento tenía unos 100 metros cuadrados, era bastante grande. Había cuatro accesos a ella por carretera y un pequeño callejón aparte que daba a un patio interior de un edificio. Las plaza, salvo la basura, seguía igual que en sus tiempos, aunque los edificios pedían a gritos mantenimiento, sobre todo en la pintura de las fachadas. Fred observó detenidamente la escena, los cinco accesos estaban plagados de personas, cuyos cuerpos, más grandes de lo común la mayoría, llegando a los 2 metros y medio algunos, estaban plagados de masas adheridas al cuerpo o salidas de él. Esas masas tenían a simple vista toda la pinta de tumores.

“¿Qué pasa, nos hemos metido en un videojuego de Resident Evil y nadie nos ha avisado?” – Expresó un, momentáneamente, inoperante Mosley.

“¿Qué pasa? Ni en los momentos críticos pierdes tu humor payaso” – Le recriminó Fred, a la par que observaba como una de las bocacalles estaba ligeramente peor protegida por los zombis – “Bien, cuando yo de la señal, el equipo alfa concentrará fuego de lanzagranadas en la calle por donde hemos venido mientras que el equipo gamma atacaremos y os apoyaremos con fuego de cobertura. Los equipo veta y omega lanzarán granadas de humo en dirección a las otras tres calles y nos cubrirán mientras nos hacemos con la bocacalle.” – Pero justo cuando Fred se disponía a dar la señal, una voz ronca y unas palmadas que procedían del balcón del ayuntamiento hizo que los zombis y Fred se detuvieran. Pero Fred, visto que quería saber qué coño era eso cambió su orden. – “¡Defensa en erizo ya!

Fred, tras ver a los zombis seguramente que no se sorprendería por nada, pero lo que vio le dejó atónito. En lo alto del balcón había una persona de unos 3 metros cuya cabeza era un cerebro. Era un ser muy visceral.

“Anda mira, la compañía de chupachups ya tiene un nuevo icono para su campaña de cabezones” – Dijo un sonriente Mosley.

“Coronel Mosley” – La voz del ser retumbó en toda la plaza – “Creo que no está usted en disposición de soltar chistes sin sentido”.

Ian Mosley calló rápidamente y empuñó su arma, mientras el horrible ser continuaba hablando.

“General Fred. ¿Sabe? Le he subestimado y le felicito. A lo largo de su expedición dispuso a sus hombres de tal modo que mis tropas de avanzadilla, compuestas por lo más variados especimenes animales mutantes que puedes encontrar en los bosques, han sido incapaces de atacarle. Supongo que se preguntará muchas cosas, por lo que le pondré un poco al día, tomen asiento todos tranquilamente, no se preocupen, no les atacaremos.” – El ser con un rugido que hizo que varios soldados se llevaran las manos a los oídos a la par que soltaban sus armas, ordenó a los zombis que se retiraran. En su retiro, Fred pudo observar perros enormes, que podrían pasar por tigres.

“Me llamo Arthurus Khan, procedo de una noble familia alemana y residía en un pueblo cercano a Berlín, que como ustedes sabrán, fue una de las primeras ciudades europeas en ser barridas del mapa por una bomba nuclear. ¿La radiación? No me pregunten como, pero los tumores en lugar de matar a los humanos los hicieron entrar en un estado de latencia y ferocidad impresionantes, es como si los propios tumores hubieran mutado, antes escuché al Coronel Mosley haciendo un chiste malo sobre Resident Evil, permítame que le diga que esos zombis son igual de rápidos que usted y son cinco veces más fuertes.” – Arthurus, el horripilante ser, hizo una pausa – “Supongo que os preguntaréis que es lo que me pasó a mí, para eso no tengo respuesta, quizá algún tumor cerebral mutó y adquirió el material genético de conformación del cerebro e hizo que mi espina dorsal y mi cerebro aumentasen hasta convertirme en lo que soy”.

Fred, ante una mueca de Mosley, le dijo en voz baja – “Nada de chistes malos sobre el malo de La Máquina del Tiempo”.

Mosley con una sonrisita le contestó – “Como me conoces desgraciado, pero admítelo, es más feo que el bicho ese del que hablas, porque esto es un cerebro hablante”. – Tras lo cual, ambos continuaron escuchando.

“Veréis, cuento con un ejército de muchos millones entre animales, muchos de los cuales han sufrido una mutación genética similar a los humanos, y los propios humanos, os haré una demostración” – Un rugido de Arthurus hizo que apareciesen en la plaza una tropa de unos cien leones, cuya masa corporal había aumentado y se mostraban mucho más tenaces y veloces, y sus rugidos hacían que los soldados, que rápidamente cogieron sus armas y se dispusieron en formación de erizo, se estremecieran. – “Calma, jajajaja, no pienso acabar con vosotros hoy, hoy no, porque quiero probar el potencial del que dispongo haciendo la guerra, y también porque creo que he encontrado un rival digno, ya que Tajda, Varsovia, Fez y Santiago de Compostela han caído en mis manos sin esfuerzo alguno, y en unas horas la Ciudad-Estado de Zihuatanejo también será mía, y con ella cortaré las comunicaciones entre Norteamérica y Sudamérica.”

Fred se mostraba atónito y enrabietado ante lo que acababa de escuchar – “Tus superhombres y animales no podrán hacer nada ante Ciudades-Estado grandes, como Revenge City, dudo mucho que esa panda de leones sean capaz de destrozar la coraza de un T-104 o de un KA-850, e incluso me costaría creer que pudieran con un prehistórico T-34 ruso” – Fred se interrumpió ante un rugido de Arthurus y la entrada en escena de un elefante mutante, que si le hubieran pregunta a Fred por algo similar, éste hubiera contestado por un brontosauro pequeño sin cuello.

“Este animal y muchos más aplastarían a tus insignificantes tanques, no me subestime General Green, se de buena tinta que Ciudades-Estado como Revenge City, Moscú, Cádiz, Goteborg o Sydney serán muy difíciles de conquistar, pero sé que lo haré, pero también quiero divertirme, y se que usted, General, es un duro rival táctico, al igual que su compañero, el Coronel Mosley, y se que vosotros dos, con una pequeña tropa serían capaces de hacer frente durante un tiempo considerable a un gran ejército, como hizo el general Chuikov con su 62º ejército en la batalla de Stalingrado. ¿Verdad General Green? Usted es un gran admirador y conocedor de la historia, y admira tanto como yo a Zhukov, Chuikov, Yeremenko, Vasilevsky, Paulus, Schmidt, Rommel, Miller, Napoleón… entre muchos otros grandes de la historia. Ah sí, y antes de que pregunte, tengo espías, por la noche un cuervo no es visto y me han transmitido parte de sus conversaciones con el Doctor Atkins.” – Arthurus sabía que tenía la sartén por el mango, pero quería que su inmortalidad y la de su gran ejército, que podría resultar aburrida, fuese divertida durante un tiempo – “Bueno, General Green, me gustaría decirle mis planes, pero creo que bastante tendrá con informar de lo visto y escuchado a todos sus colegas, así al menos estarán más preparados y harán que me divierta en algunas batallas de renombre jajajajaja”

La sonrisa de Arthurus retumbó en toda la plaza e hizo que Fred tuviera ganas de coger su M4A2 y volarle la cabeza, las mismas ganas que tuvo el joven Mallow de empuñar su AWE y hacer lo mismo, pero sabían que serían lo último que harían, y tampoco conocían la agilidad de ese horripilante ser.

“General Green, recoja a sus hombres y vuelva a su casa, seguro que nos volvemos a ver, no quiero desaprovechar mi inmortalidad antes que su mortalidad expire, cuando nos veamos le explicaré la teoría de la inmortalidad por mutación de las telomerasas en la mitosis celular” – Y el horrible ser, de un solo salto, atravesó la plaza, dejando boquiabiertos a los presentes.

La expedición atravesaba abatida la meseta de Glazee, todos iban pensativos y deprimidos, pero Fred era el único que estaba pensando en todo lo visto y oído en referencia al ejército de Arthurus. Cuando llegaron a la entrada del paso de Nadarhan, Fred se dio la vuelta y murmuró – “La Gran Guerra tan solo acaba de comenzar Arthurus, y no te será tan fácil ganarnos como presupones” – Tras lo cual, Fred atravesó el paso con sus hombres rumbo a casa.

c0ng0

si esqe ay gente qe no sabe leer....

me pongo con los 3 qe por lo qe he oido tan muy bien

T

joder, vaya limpia que han hecho :O.

Cada vez hay menos gente que lo lee, me temo que lo dejaré en este capítulo.

Sidi

no tio no lo dejes, yo me lo he leido y me ha gustado. aunq no se..he visto demasiada megalomania en arthurus y me parece q viendo una imagen tan horrible de esos seres, poco chiste o comentarios harian (eso solo pasa en las peliculas yanquis :P) aun asi me ha gustado :)

SoLLuM

esta muy bien

Tanguiglio

Sí, dejalo por favor

T

#9 Si ni te lo habrás leído mamón xDD, mira que me jode la gente "lista" (por no decir lo contrario).

E

Está bien :)

Oni

yo, y muchos otros, disfrutamos leyendolo... no te vayas a desanimar por 4 o 5 ke postean solo para tokar los huevos.

Usuarios habituales