Bueno, yo no habia nacido aún cuando esto sucedió, y hasta hace poco no conocia el que probablemente sea uno de los mayores desastres de la historia del futbol xDD:
Han pasado ya muchos años, el año 1986 continúa en la mente de muchos por diversos hechos históricos: España entra en el Comunidad Económica Europea y ratifica en referéndum su permanencia en la OTAN, el Challenger se estalla en el cielo rompiendo los sueños de muchos, la Fórmula 1 llega a España por primera vez, el equipo de baloncesto del Real Madrid conseguía el doblete al ganar la Liga y la Copa del Rey mientras que en fútbol los blancos también ganaban la Liga y la Copa de la UEFA con "La quinta del Buitre" en sus filas y un juego que enamoraba a todos los aficionados al buen fútbol. Por otro lado, el Zaragoza ganaba en el Manzanares la Copa del Rey precisamente ante el Barcelona. Aunque el Barcelona no había ganado ni la Liga ni la Copa, todavía gozaba de una oportunidad para evitar que la temporada finalizase como otras tantas de su Historia: en blanco. Y no podía ser mejor: la final de la Copa de Europa. Sin embargo, el trofeo que alza el mejor club de Europa volvería a esquivar al club catalán pese a que pocas veces se habrá encontrado un candidato al título con tantos factores a favor.
El F.C. Barcelona accedió a la competición de la Copa de Europa de la temporada 1985/86 tras haber ganado la anterior edición de la Liga Española. Las dos primeras eliminatorias son superadas con una gran suerte pese a que los rivales eran, en teoría, inferiores al equipo catalán: empates globales contra el Sparta de Praga y el Oporto. Decidió el valor superior de los goles en campo contrario. La Juventus de Turín es superada con gran dificultad con tan sólo un gol de diferencia. En la última eliminatoria previa a la final, el Barsa se enfrenta contra el desconocido IFK Goteborg que les apaliza por 3-0 en Suecia. Pero los culés pasan la eliminatoria en el Camp Nou en un partido que generó protestas del equipo nórdico por la más que irregular actuación arbitral.
De esta manera, con muchas dificultades y una gran dosis de suerte, el FC Barcelona accede a la final de la Copa de Europa en la que se enfrentaría al Steaua de Bucarest, un equipo menor, con poco presupuesto y con una afición que tendía muchísimas dificultades para salir de su país por la dura dictadura que les oprimía. Además, como curiosidad, el equipo rumano ya había perdido en un amistoso contra el Real Madrid. El partido se jugaría en el estadio del Sevilla, con lo que la euforia anidó en el seno de la afición culé, que jamás había visto a su equipo levantar el título de mejor equipo de continente, pese a que la Copa de Europa había sido fundada 30 años antes y los blaugranas la habían jugado en numerosas ocasiones. Los medios de comunicación de la época se hacían eco de esta situación y animaron a los culés, que viajaron en masa a la capital hispalense con la esperanza de ganar por fin el máximo trofeo continental.
En el Barcelona formaron Urruti, Gerardo, Migueli, Julio Alberto, Víctor, Alexanco, Carrasco, Schuster (que fue sutituido por Moratalla), Pedraza, Archibald (cambiado por Pichi Alonso) y Marcos. Por el Steaua saltaron al campo Duckadam, Iovan, Belodedici, Bumbescu, Barbalescu, Balint, Balan, Boloni, Majaru, Lacatus y Piturca. El árbitro del encuentro fue el francés Michel Vautrot, muy conocido también por la afición rojiblanca. Y lo que muchos ilusos creían iba a ser un monólogo blaugrana se convirtió en pesadilla: el Steaua de Bucarest, que para más morbo vistió con su segunda equipación blanca, le plantó cara al equipo azulgrana creándole serias dificultades en ataque y en defensa, para desesperación de los comentaristas y de la marabunta culé que se hacinaba en las gradas sevillanas. Sin embargo, Rumanía y algunos aficionados del Steaua que viajaron a la ciudad española, así como la mayoría de antibarcelonistas desplegados por la geografía española empezaron a ver la posibilidad de que el FC Barcelona siguiera más años sin levantar la Copa de Europa, algo que para el Barcelona se había convertido en una urgencia histórica.
Mediada la segunda parte saltó al terreno de juego Iordanescu por Balan, lo que fue recibido con asombro por los comentaristas. Contaba el rumano con 36 años y algunos pensaron que esto beneficiaría a los culés: sacar un jugador tan viejo, según decían, indicaba que el Steaua no tenía equipo, o que se había quedado sin recursos ni ideas. Nada más lejos de la realidad: el Steaua jugó mejor que el Barcelona y Iordanescu aguantó todo el partido, y la prórroga. El marcador siguió intacto durante la misma y se llegó a la tanda de penaltis. Y ahí surgió un héroe: el guardameta Duckadam. O más bien “anti-héroe”, por el aspecto que tenía: más parecido a un malvado de una película policíaca de serie B que a un futbolista. Dicen que en esta vida hay que estar en el sitio justo en el momento adecuado. Duckadam es el vivo ejemplo de ello: allí donde iba el balón de un barcelonista, estaba Duckadam, como si fuera un moderno Lee Van Cleff atracando la diligencia de los sueños culés. Aunque aún hoy parezca increíble, paró todos los penaltis que le fueron lanzados. Nadie se lo podía creer: los culés presentes en el estadio, así como los que visualizaban el partido por la televisión, los comentaristas y los aficionados al fútbol estában siendo testigos de la mayor debacle de la historia del F.C. Barcelona... la Copa de Europa volvía a marcharse lejos de la ciudad condal. “Lo de los palos contra el Benfica también tuvo lo suyo” comentaban los mayores. Pero no era lo mismo... el FC Barcelona se había vuelto a hundir en el abismo de la historia contemporánea y del futbol en particular al no marcar ni un solo penalti. Alexanco, Pedraza, Pichi Alonso y Marcos fallaron sucesivamente sus lanzamientos, mientras que Lacatus y Balint acertaron los suyos. El Steaua ganó la Copa de Europa (el primer equipo de la órbita rusa que lo consiguió) ante toda la afición barcelonista, que en otra muestra de seny culé abandonó el estadio Sánchez Pizjuán al concluir la tanda de penaltis haciendo que el Steaua recibiera la Copa con las gradas vacías quedando sólo los directivos del Steaua, los de la UEFA y los empleados del Sevilla.
PD: Antes de insultarme los culés, que sepais que el articulo no lo he escrito yo y simplemente me ha llamado la atención que se puedan dar tantos despropositos juntos 
PD2: La verdad que el articulo es digno de Tomas Roncero
