Hola, por ejemplo una linterna de antes o de ahora.. me refiero el valor de precio en el mercado
Solo se revalorizan cosas de buena calidad y marca reconocida cuando tienen algo de rareza, bien sea por ser una edición limitada o especial o porque se vendieran pocas unidades y a la gente le haya dado por quererlas, o porque la marca ya no existe.
Y además de esto anterior las que realmente cuestan más dinero suelen ser las que están conservadas perfectamente, en algunos casos incluso sin usar en su embalaje original…. Si están usados y con desgaste, etc pierden valor.
Es decir, se revalorizan cosas por motivos especiales… no cualquier cosa por el simple hecho de ser antigua. Lo normal en el 90% de casos es que las cosas cuanto más viejas menos cuestan.
El nombre real de Pobre_chico era Joaquín, pero la gente del barrio, sin malicia pero con insensibilidad, le había bautizado con ese apodo que resumía la percepción que tenían de él: alguien frágil, distante y siempre ensimismado en sus pensamientos. A simple vista, era fácil encasillarlo como un chico deficiente, pero detrás de esa etiqueta había mucho más.
Joaquín era un amante de los pequeños detalles. Se fijaba en cosas que a la mayoría le pasarían inadvertidas: el vuelo de un insecto, el reflejo del sol en un charco o el patrón de las nubes en el cielo. Siempre llevaba consigo un cuaderno donde dibujaba y escribía todo lo que observaba. Era su manera de comunicarse con el mundo.
Sin embargo, tenía un gran temor: La Oficina de Asuntos Sociales. Se decía que allí acogían a gente como él, ofreciéndoles ayuda y apoyo. Pero Joaquín lo veía como un lugar donde encerraban a personas para cambiarlas y hacerlas "normales". Temía perder su esencia, su forma única de ver el mundo.
Doña Mercedes, la trabajadora social del barrio, había intentado en varias ocasiones acercarse a él. Siempre con su sonrisa amable y una paciencia inquebrantable. "Ven conmigo, Joaquín", decía, "No hay nada que temer. Queremos ayudarte".
Un día, en un intento por comprender el miedo de Joaquín, Doña Mercedes le propuso que la acompañara a la oficina, pero con una condición: que él pudiera dibujar y escribir en su cuaderno durante la visita.
Con dudas, pero curioso, Joaquín aceptó la propuesta. Al entrar, quedó maravillado con la cantidad de colores y sonrisas que llenaban el lugar. Vio a niños jugando, a jóvenes aprendiendo, y a adultos compartiendo experiencias. No había jaulas ni prisiones, solo personas dispuestas a ayudar y a ser ayudadas.
Joaquín comenzó a dibujar frenéticamente en su cuaderno. Capturó cada rostro, cada emoción y cada rincón de la oficina. Doña Mercedes, viendo el entusiasmo del chico, supo que había tomado la decisión correcta.
Al final del día, cuando salieron de la oficina, Joaquín miró a Doña Mercedes con una sonrisa radiante y le dijo: "Gracias por mostrarme que la vida no es algo a lo que temer, sino algo que celebrar".
Desde aquel día, Pobre_chico dejó de ser simplemente un apodo, y Joaquín comenzó a ser visto como el artista del barrio. Su cuaderno, lleno de dibujos y escritos, se convirtió en un testimonio de que cada persona tiene una forma única y maravillosa de percibir el mundo. Y todo lo que necesita es una oportunidad para compartirlo.
