Bob sin techo.
A Bob sin techo ya nada le hace ilusión, está un poco más adelantado que Buda pero por otro cauce.
Con suerte Bob comerá una galleta aquí y otra allá. ¿Cómo acabó en la calle? Eso lo sabe todo el mundo, decisiones contrarias a la regla de la sociedad higiénica y moral. Lo curioso es que cuando dejó el alcohol y la heroína Bob, físicamente rehabilitado, aguantó su farsa unos días más, estirando todo lo posible su retorno o retirada a la vida normal, hasta que la broma se reveló como real.
Por la mañana Bob sabe que miradas tiene que evitar porque estar en ese lado te permite ver a la gente como radiografía y con esa clarividencia Bob pesa los espíritus y sabe de quién tiene que guardarse.
Bob ha llegado incluso a ver gente poseída con lo que ha llegado a pensar que muchas veces el problema no es el hombre solo, hay algo más.
Hoy es día de reyes y mientras tú estaras jugando al Battle royale de turno, Bob pasea su mirada por las nubes, sintiéndose abandonado en el planeta erróneo con la cáscara equivocada.
Hay una cosa que Bob no soporta y otra que no puede ni tolerar. Tu cara de mojón en las fotos y lo pretencioso que te has vuelto últimamente.
Cerdo.