Un humilde servidor, al amanecer anterior al de ayer, estaba presente cual anonadado predisgitador, sentado en mi yurbe, vi a un individuo al fondo de mi estrecha calle. Había vuelto el Hukyman cabrón.
Un humilde servidor, al amanecer anterior al de ayer, estaba presente cual anonadado predisgitador, sentado en mi yurbe, vi a un individuo al fondo de mi estrecha calle. Había vuelto el Hukyman cabrón.