La vida

Altoresso

Cómo no voy a estar satisfecho, se dijo William Fadore, mientras se sacudía la picha. Recogió la hoz que reposaba en el parapeto de sus muretes y se encaminó por el sendero serpenteante hasta su hogar de piedra. Tengo dos hijos sanos y obedientes, y una mujer hermosa y que me ama. Observó sus manos encallecidas por la labor de la tierra y sonrió, al doblar el recodo se encontraría a Lissete terminando un guiso y a sus vástagos jugando con su abuelo, entrando en años y afable hasta el final. Pondría a su mujer sobre sus rodillas, juntarían los cachetes y olería la sincera fragancia de su feminidad.

A sus veintiocho años William sacaba el máximo esplendor a su condición de propietario de tierras, la cosecha era buena y daría para saldar deudas y pagar al señor del feudo. Atrás quedaron los años de préstamos para pagar caballos y armaduras con los que vestirse para su empobrecido señor. De todas las amargas faenas de la vida, la de la tierra continua siendo la más fructífera y segura. Uno no debe protegerse de sus amenazas. Lejos quedaron los años de vestir el hierro para verter sangre sin sentido.

Plantaría unas vides, ahora que el vino de la región contaba con tantos adeptos, en unos años, Jonathan tendría la edad para sudar en los campos y las uvas comenzarían a reventar, grandes ganancias, tiempos de gloria.
A William se le iluminó el rostro al recordar un barrilete de añejo que le había regalado su vecino por unos antiguos favores. Esa noche bebería sin medida y se acostaría con su mujer.
Arriba la noche extendía sus dominios con la acostumbrada connivencia de la estación y se instalaba sin precipitarse. ¿Por qué de pronto sintió William que todo pendía de un hilo? ¿Por qué no podía simplemente enterrar su pasado y seguir viviendo la vida que tan dichoso lo había hecho? Dios no lo quería de esa manera, simplemente.

Las flores calientes del camino y un rumor en el viento se lo confirmaron, el libro se lo cuenta todo al que sabe escuchar. Se salió del camino y fue directo al almacén soterrado. Sacó la espada envuelta en pieles y su libro de conjuraciones. Todo esto lo he arrastrado yo, lentamente, con la fuerza de mi voluntad, desde el infierno hasta mi casa.

Entonces llegó y el olor a sangre y la ausencia de gritos fue suficiente confirmación.
El diablo yacía sentado al lado de las brasas con la familia de William descuartizada a sus pies.

“Saludos, Gabriel….”

William pronunció la letanía de protección y el salmo de la fuerza. Corrió con la espada en alto hasta el Diablo y lo atravesó. Se descompuso la carne en la que Satanás se había manifestado.
Entonces Gabriel incendió su casa y ensilló su caballo.
Le tomaría un par de décadas retomar lo conseguido hasta ahora, formar una familia, vivir la vida de un buen hombre. Otra vez.

Los ángeles buenos siempre pierden.

3
nachetetote

:shutup:

1
golpedemero

Elbrasas.jpg

1
Exor720

muy casposo, 3/10

zErOx

Graciosisimo.

fuNN

Me esperaré al corto

M

8 1 respuesta
Kory

Pues a mi me gustaría leerlo. Pero no quiero.

2
Lizardus
9
Potito

#7 Que paja mas tonta

1 respuesta
ThOrKeMaD

Jipi

z4eR

Menudo cansalmas

PrinceValium

#10 que tonta, más paja. *

ukuki

contris

no menterao de na

dranreb

Que se mejore

1
Mikess

Esta vez no me pillas, por el título sabía que era otra mierda de las tuyas.

Jaque mate ateo.

Alvurion

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Larkos

1
Firelord

Buena historia. Faltaron cadáveres ardiendo montados a caballo, pero buena historia.

BliNk_PoWa

Falta el del resumen con chatpollas

Puni

Gente jove que viene porque sabe que aquí hay un sacrificio humano pero aquí hay que venir todos los días, que luego satánicos queremos ser todo.

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