4.00 am, la fiebre del sábado noche deriva en delirio, el inquilino del 1º izquierda de mi bloque sale de casa. Pone las llaves en el contacto y enciende las luces. Ve una sombra y ésta se materializa en un hombre vestido de negro y embozado con un pasamontañas oscuras, sale de debajo del Ibiza 1.6 de mi padre, navaja en mano y huye por las escaleras que se pierden por la salida del barrio. Presa del susto, mi vecino, llama a la policía y una patrulla de la nacional se persona en el locus criminis. Tocan al interfono de casa de mis padres y tocan como tocaría mi madre si volviera a casa con diarrea. Mi madre hecha un basilisco neuroastenico recorre los pasillos pensando que han pillado a mi hermana hasta las cejas de efredrina.
Nada más lejos, la patrulla de nacionales les informa de que "un hombre vestido de negro" ha perforado el tanque de gasolina y se ha esfumado. Puede que muchos de los que tienen coche no sepan de qué material está hecho el depósito de su vehículo pero imagino que sabrán que no es fácil horadarlo si es de metal, luego, los vampiros del combustible, suelen elegir aquellos que son de plástico o de fibra.
En total habría unos cinco litros de super 95, que finalmente acabaron diseminados por el marginado asfalto de mi barrio. El granuja no pudo ver sus sueños cumplidos y varios cacharros de plástico quedaron abandonados a su suerte, mientras un rio de gasolina atravesaba la carretera. Ese liquido por el que ha muerto tanta gente. Snif.
Una futilidad de este tipo ha tenido consecuencias y repercusiones en la vida de varias personas. Para empezar mis ancestros no han podido acudir a misa el Domingo y, comerciales de hostelería como son, está mañana no han podido visitar a sus clientes y varias operaciones comerciales de grueso volumen no han podido ser cerradas.
El novio de mi hermana ha venido con una pasta mágica y la ha aplicado al tanque. Dicen los mecánicos que es imposible soldar un depósito de plástico, imposible no puede ser otra cosa es que le saquen más parné a uno nuevo, y le ha dicho a mis padres que tenían que esperar ocho horas hasta poder llenar el recipiente. Transcurridas las cuales, sin embargo, aún estaba húmeda la masa y no había modo.
La vida es un desaguisado. Este hombre ¿para qué quería la gasolina? ¿Por qué esforzarse tanto y pasar tantas amarguras para unos litros de gasolina? El coche de mi viejo es una tartana, ¿pensaba extraer un barril de Brent? ¿Cambiaría el combustible por alcohol, droga, sexo?
Me asomo a la ventana mientras oscurece y veo como se confunde la sombra de la gasolina desperdiciada con la misma noche y me imagino a un yonki desastrado vestido como un ninja de barrio, hecho una mierda y fumando krüger y entonces pienso que ese hijueputa no quería robarnos, era un enviado de lo alto para enseñarme una poderosa lección, eso, eso es, ese hombre quería truncar mi existencia.
Y lo ha conseguido.