Tierras Soñadas

X3ros

Son una serie de relatos fantasticos que estoy escribiendo, espero que os hecheis unas risas...

Capítulo 1, SALTANDO POR LAS VENTANAS

En el hostal del Cuervo Blanco la cerveza no era ni buena ni barata. La jarra de cerveza negra rondaba las 4 monedas de plata y la de importación, que es la misma pero en una jarra limpia, estaba sobre las seis monedas del mismo metal y dos de cobre. El mejor vino de tonel no pasaba de las 5 monedas de plata y no es de extrañar porque era tan malo que hasta un enano se negaría a probarlo... bueno quizás un enano no (os sorprendería ver lo que un enano sediento es capaz de beber).

Aquella mañana de verano, el local del viejo Etel despertaba tranquilo. El olor a estofado, cerveza y sudor, perfumaban el Cuervo Blanco. Tres campesinos de las tierras lindantes al pueblo descansaban sus codos sobre la barra. Un jornalero moribundo apoyaba la cabeza sobre una mesa carcomida, escuchando en sueños el desquebrajo de la madera. Mientras, un hombre entraba por la puerta invitando a pasar a los rayos matinales. En general, el sitio no resultaba demasiado acogedor. Pero lo importante sucedía arriba. Allí, en una pequeña habitación, despertaba Calsduga Scautt... y no hace falta decir que estaba acompañado como de costumbre.

-Ni mil campos de rosas podrían igualar la textura de tu piel de seda -susurro Calsduga a su compañera.

La mujer se desperezó, y mostrando una sonrisa en sus labios carnosos le beso por un segundo. Luego deslizo su brazo sobre el pecho desnudo de Calsduga. Acariciaba el pelo castaño de la hermosa mujer mientras ella dormitaba. La brisa matinal soplaba suavemente a través de la ventana congelando a la pareja. Se habían conocido ayer durante las fiestas del pueblo... el resto os lo podéis imaginar. Estaba claro que el pícaro se había probado lo único de provecho de aquel pueblo.

El sonido de unos pasos por el pasillo hizo crujir la madera una y luego otra vez. Cals abrió los ojos rápidamente. Siempre alerta, como un gato viejo que conoce de sobra a los perros. El temblor de la madera ceso para dar paso al rechinar del pomo de su puerta. Hubo un cruce de miradas entre el y su última conquista, y un segundo después:

-¡Adela!!! -dos golpes en la puerta hicieron vibrar la habitación desde sus cimientos - Adela abre la puerta!!!
-¡Ya voy, espera un poco! - grito ella.

La requerida Adela dio un salto considerable de la cama y le lanzo a Calsduga sus pantalones. Este se levantaba como podía mientras su atemorizada compañera le bombardeaba con su camisa y sus botas de cuero. Los golpes en la puerta y los gritos de "Adela!!" eran cada vez más fuertes y frecuentes, iba a tirar la puerta abajo. El polvo saltaba de los muebles y las paredes, que se resistían a entregar a los enamorados. Cals, acelerado, pregunto a su amada:

-Es muy grande?
-Te matara! -creo que esa contestación lo dice todo.

Comenzó a escudriñar la habitación: primero la ventana, pero estaban en un segundo piso y detrás solo había un corral con gallinas; luego el armario, quizás no le vería... la puerta provoco un gran estruendo al chocar contra el suelo. Un hombre enorme más parecido a un troll que a otra cosa entro en la habitación chafando los restos de la puerta. El gigante peludo y malhumorado clavo sus ojos en Adela, que se tapaba con la sabana y seguidamente se giro hacia el pobre Cals:

-Amigo, creo que ha habido una confusión -en esos momentos uno no suele estar lucido.

La diplomacia quedo en fracaso cuando la mole de pelo y músculos se acerco corriendo a Cals con el puño en alto. El pícaro se llevo la mano izquierda a su pantalón en busca de algo. Fue entonces cuando se percato de que no llevaba su daga. Adela estaba acurrucada en una esquina de la habitación gritando algo parecido a "Déjalo!" pero no se le podía entender entre los sollozos y los gritos del monstruo. Cals intento plantarle cara pero la mala bestia le rodeo el cuello con ambas manos asfixiándole por momentos. Justo cuando sus pulmones comenzaban a marchitarse Cals le soltó una patada en la espinilla al gigante, soltándolo de inmediato. Mientras el pícaro intentaba recuperarse, el monstruo le agarro de la camisa y lo lanzo contra el armario. Al igual que el mueble, Calsduga sintió sus huesos hechos astillas. Del impulso del golpe cayo de espaldas a la cama y luego dio un salto hacia atrás para evitar otro mamporro. El puño agresor se hundió en la cama hasta desaparecer, seguramente partiéndola en dos. Calsduga intento acercarse a la puerta pero el gigante le cerró el paso de un salto. Ahora el gato viejo se encontraba arrinconado en una esquina. El hombre lanzo de nuevo su mano derecha pero Cals se movió a un lado salvando su cabeza y, tomando un candil de metal del alfeizar de la ventana, se lo estampo en la cabeza. El golpe sonó como al partir una piedra y no era para menos pues el candil se había doblado por completo. El cornudo cayo redondo al suelo esgrimiendo una mueca de furia. Rápidamente calsduga pasó por encima del cuerpo quitándose el polvo de los hombros. Recupero su daga de debajo de los restos de la cama y luego levanto a su amada del suelo tomándola de la mano. Le seco las mejillas húmedas y la beso apasionadamente. Aun y con el cuerpo del gigante en el suelo inconsciente, se tomo tiempo para un:

-Hasta siempre princesa.

Nada mas terminar su despedida salio al pasillo mientras se colocaba el cinturón, dejando tras de si a la extraña pareja.

Con una sonrisa burlona, Calsduga caminaba por el pasillo en dirección al piso de abajo. Comenzó a oír un escándalo pero no le dió mayor importancia; debía provenir de alguna habitación, seguramente otro lió de faldas. Fue al cruzar la esquina del pasillo en forma de ele cuando se percató de que el ruido venía de abajo. Ahora avanzaba más lentamente, siempre atento a las escaleras. Los gritos se acercaron más y con ellos el crujir incesante de la escalera. Calsduga no lo dudó e intentó forzar la puerta de una habitación que tenía a su altura pero estaba cerrada y ya era tarde. Lo que ocurrió a continuación es bastante simple: ellos le vieron, el les vió, ellos dijeron "Cogedle" y el corrió. Corrió y giró la esquina cuando sus perseguidores todavía estaban lejos. Fue entonces cuando se dió cuenta de la magnitud del asunto, y de que no saldría de aquel pueblo tan fácilmente. En busca de una salida, sin siquiera mediar con el pomo, lanzo su hombro contra una puerta abriéndola de golpe. Pobre Cals, lo que allí dentro encontró era peor quizás que lo que le esperaba fuera.

Nada mas entrar en la nueva habitación, cerro la puerta rápidamente .A continuación, se llevó la mano izquierda al brazo contrario con un gesto de dolor (llevaba dos golpes en lo que iba de mañana). Unida a la sensación dolorosa en su hombro derecho, le vino a la cabeza algo que había visto segundos antes. Al girarse sobre si mismo y contemplar la habitación, confirmo sus sospechas.

-Jijiji - una risa picarona y unos ojos arqueados dominaban el rostro de aquella mujer de carnes abundantes por llamarla de alguna forma.

Hasta el mismísimo caballero campeón de campeones, maestro de valentía y honor, se sentiría acosado ante aquella mirada lasciva. Aun más calsduga, con su dilatada experiencia con el sexo opuesto, se sentía desarmado ante aquella enorme mujer de carnes rosadas y curvas desdibujadas por el buen comer. Con las pisadas de sus perseguidores de fondo, intento pensar en una salida.

-Buenos días... señora -dijo cals con una voz mas que titubeante y a continuación arqueo su cintura.
-Señorita, señorita Blesona. ¿Y tu como te llamas guapo? -a todo esto, se iba acercando poco a poco al pícaro.
-Ca... calsduga, perdone pero tengo que irme -el gato viejo perdía facultades... de nuevo se encontraba cercado por su cazador.
-Pero si acabas de llegar! vamos chico, ven aquí. - contesto ella.

Oliéndose el desenlace, cals se intento aferrar al pomo de la puerta y salir de allí como fuere. Prefería ser ahorcado por aquella enfurecida multitud que le buscaba, antes que abandonarse a los juegos de la rechoncha Blesona. No llego a rozar la puerta cuando la señorita le agarro por la espalda y le empujo hacia el interior de la habitación. Llorad por el pobre calsduga que vio como su única salvación se alejaba. Ahora se encontraba sepultado por la enorme mujer sobre la cama. Ella intentaba desatarse a toda prisa su vestido de tela marrón pero por suerte no era tarea fácil. Mientras, el pícaro intentaba respirar bajo los pechos como sacos de patatas de aquella mujer, que no hacia más que revolverse y reír con una sonrisa que a calsduga ya le parecía por lo menos terrorífica. Por todos los medios cals probo a deshacerse de su pesada carga pero ¡no sabia por donde cogerla!. Aunque aquello paso hace mucho, hoy en día Calsduga sigue prefiriendo la horca a recordar aquella "gran" velada.

-¡Revisad todas las habitaciones! -grito el supuesto líder del grupo.
-Werner, hemos encontrado a tu hermano tirado en el suelo. Adela esta a su lado -dijo un hombre calvo con la dentadura mellada y ennegrecida.
-Grrr...-Werner soltó un fuerte gruñido, propio de una bestia, como viene siendo de familia. Al igual que su hermano, pasaba de los diez pies de altura. Tenía el bello y el mal olor propios de un troll. A continuación soltó un puñetazo a una de las paredes del pasillo, y apunto estuvo de partir las barras de madera oscura que la revestían. Al resto del grupo, que por entonces continuaba registrando todas las habitaciones, se le puso la piel de gallina al oír el golpe - tú y Vest id a la parte de atrás, rápido!

Antes de terminar la frase ambos ya habían salido disparados escaleras abajo. Poco después, el salvaje, rojo de rabia, volvió al piso de abajo con la mayoría de sus hombres.

-Ahhhhh!!...-un grito de mujer atravesó el pasillo al abrir la puerta de la habitación.

Rápidamente, el hombre que había la puerta se apresuro en cerrarla llevando la mirada a otro sitio.

-¿Que demonios hay ahí dentro, Coi? -pregunto otro secuaz de Werner, que se encontraba en al fondo del pasillo.
-No me hagas recordarlo! -un escalofrió recorrió su cuerpo - la vaca de Blesona esta haciendo de las suyas... vámonos Derec, el tipo ese debió saltar por la ventana. -La risa maléfica de la señorita Blesona se oía de fondo en el pasillo ahora vacio.

A todas estas, nuestro amigo Calsduga no se había percatado de la interrupción de Coilans momentos antes. Una vez pudo asomar la cabeza, hizo como pudo y lanzo a Blesona rodando fuera de la cama. El golpe de sus carnes contra el frio suelo fue considerable. Cals, un poco mareado, se levanto de la cama todo lo rápido que pudo. Tenía el pelo completamente arremolinado y la ropa revuelta. No lo dudó. Estaba claro que aquella mujer no merecía una despedida de ningún tipo. Tomo carrerilla y, llevándose las manos a la cabeza en un acto reflejo, el pícaro se lanzo contra la ventana. El viejo cristal se hizo pedazos no sin antes procurarle unos cuantos arañazos a cals. Este calló tumbado sobre el tejadito que cubría la entrada del Cuervo Blanco.

El sol, casi en su cenit, iluminaba la calle donde se encontraba el local... el ruido de las maltrechas ruedas de los carros y el llanto de Blesona ambientaban aquel momento. Tan pronto como se incorporó, el de momento magullado aplastado y golpeado cals, (digo de momento porque sabéis tan bien como yo que esta lista iba a aumentar por momentos para desgracia de nuestro protagonista) saltó a la calzada que cubría el suelo de la ciudad. Por fin en tierra, Calsduga intentó ponerse de pie una vez más, pero sintió como el acero caliente de una espada en su nuca se lo impedía.

para mas: http://shargas.blogspot.com/

Sepi

gran manera de relatar me los leerer y te dare una opinion pero con solo leer las primeras lineas del prologo esta muy bien gran descripcion

Usuarios habituales

  • Sepi
  • X3ros