Blaverisme

Soldier

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El blaverismo (en valenciano: blaverisme) es la denominación con que habitualmente se conoce a un movimiento político de reacción contra la corriente pancatalanista del nacionalismo valenciano en Valencia (España). Esta denominación tenía originalmente una connotación negativa que derivaba de la apasionada defensa por parte de este movimiento de la franja azul (blava) en la bandera de la Ciudad de Valencia. Modernamente esta denominación es asumida por algunos de sus integrantes para diferenciarse de otros movimientos que, al igual que este, se autoproclaman también valencianistas.

El blaverismo es un movimiento originalmente populista y heterogéneo, nacido en la segunda mitad del siglo XX y durante la transición democrática, que aglutina sectores de ideología mayoritariamente regionalista o foralista. El movimiento tiene especial arraigo en la capital y las comarcas adyacentes.

Reacción al fusterianismo
El blaverismo, de acuerdo a sus partidarios y algunos de sus críticos, surge como reacción a las tesis pancatalanistas del escritor valenciano Joan Fuster. Fuster, en su ensayo Nosotros los valencianos (1962) y otros escritos, promulga un nacionalismo esencialista, basado fundamentalmente en la lengua y en factores culturales (aunque también, en menor grado, étnicos) y concluye, tras un análisis histórico de la identidad valenciana muy influido por el marxismo, que los valencianos, mayoritariamente o esencialmente, comparten nacionalidad con sus vecinos catalanes.

Estas tesis gozarán de éxito entre buena parte de la intelectualidad y de los universitarios de los años 60, por su componente claramente antifranquista y de ruptura, que a su vez contagiará a toda la izquierda (cuyos partidos políticos adoptarán mayoritariamente la bandera cuatribarrada y el término País Valenciano, incluso cuando rechacen el pancatalanismo). La ruptura fusteriana no fue planteada sólo en relación con el franquismo, sino también con el valencianismo anterior a la Guerra Civil Española.

La ruptura interna del valencianismo provocada por el surgimiento del nuevo valencianismo fusteriano favorecería la derivación (y el notable éxito) de una parte del valencianismo tradicional hacia planteamientos claramente anticatalanistas, dando lugar al blaverismo. Este movimiento hará suyo un determinado universo simbólico al que el nuevo valencianismo de raíz fusteriana había renunciado, arrastrando hacia sus planteamientos a los participantes de lo que, siguiendo al profesor A. Ariño, cabe llamar un valencianismo emotivo o temperamental.

Es importante enfatizar que lo que definirá al blaverismo no será la denuncia del argumento esencialista fusteriano como falaz, sino su respuesta igualmente esencialista pero del todo antagónica. A la frase de Fuster: «No es que la bandera valenciana sea igual que la catalana. Es que es la misma. Al igual que la lengua, y tantas otras cosas», el blaverismo responderá con una negación rotunda de que ambas comunidades compartan alguno de estos aspectos.

La lengua
Artículo principal: Conflicto lingüístico valenciano
Sin duda, la vertiente lingüística del movimiento es su rasgo más definitorio tal y como asumen los principales diccionarios valencianos.

Por oposición a la caracterización por Joan Fuster de los valencianohablantes como pertenecientes a la nacionalidad catalana, los blaveros abogarán por un uso dialectalizante del valenciano, y rechazarán las unitaristas Normas de Castellón de 1932 para optar por las diferentes normativas ortográficas secesionistas del catalán propuestas por la Real Academia de Cultura Valenciana a partir de 1978. Este proceso se iniciará con el ensayo de Miquel Adlert En defensa de la llengua valenciana: perqué i cóm s’ha d’escriure la que es parla (1977) y los protagonistas del mismo serán el propio Adlert y el poeta Xavier Casp, quienes evolucionaron durante los años 70 desde una postura unitarista inicial.

El blaverismo lingüístico cosechará importantes éxitos durante los primeros años de su andadura, en lo que se ha llamado Guerra de la Lengua. En octubre de 1979, sus tesis se impondrán en Lo Rat Penat, institución símbolo del valencianismo cultural. En marzo de 1981, pocos días antes de comenzar las negociaciones del Estatuto, la UCD dará su apoyo a las Normas del Puig de la RACV que habían sido firmadas ese mismo mes. Incluso el Estatuto de Autonomía llegará a publicarse en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana el 15 de julio de 1982 con esta última normativa ortográfica. Sin embargo, a pesar de estos éxitos iniciales, los intentos de institucionalizar estas normas pronto fracasarán, por razones tanto políticas (hundimiento de la UCD) como culturales (amplio rechazo en la comunidad científica y universitaria) y sociológicas (la limitada difusión que llegarán a tener entre los hablantes).

En 2001 se constituirá la Academia Valenciana de la Lengua, única autoridad lingüística oficial en la Comunidad Valenciana y no subordinada al Instituto de Estudios Catalanes. El objetivo manifiesto por parte de los partidos políticos valencianos mayoritarios será el dejar, de esta manera, fuera del debate político el tema de la lengua. En el preámbulo de su Ley de creación 7/1998, del 16 de septiembre, se dice que: «El valenciano, idioma histórico y propio de la Comunidad Valenciana, forma parte del sistema lingüístico que los correspondientes estatutos de autonomía de los territorios hispánicos de la antigua Corona de Aragón reconocen como lengua propia.» Asimismo, el Artículo 3 de dicha Ley declara que una de sus funciones será «velar por [...] la normativización consolidada, a partir de las llamadas Normas de Castellón». El ingreso en la Academia Valenciana de la Lengua de Xavier Casp, cuando todavía era decano de la Real Academia de Cultura Valenciana, supondrá un duro golpe para el blaverismo.

Esta postura unitarista de la Academia Valenciana de la Lengua será refrendada en un dictamen aprobado por unanimidad el 9 de febrero de 2005 (Dictamen sobre los principios y criterios para la defensa de la denominación y la entidad del valenciano), en el que se afirma que «la lengua propia e histórica de los valencianos, desde el punto de vista de la filología, es también la que comparten las comunidades autónomas de Cataluña y las Islas Baleares, y el Principado de Andorra.» Este último dictamen será asumido por la Generalitat Valenciana y por la totalidad de las fuerzas políticas con representación en el Parlamento valenciano.

FUENTE: WIKIPEDIA.ORG

W

Yo soy la reportera de tv3 y mando a tomar por el culo a la puta señora esta. Hay formas mas educadas de comunicarse.
Espero que este bien muerta.

JOki

sense blau !! sense blau !!

aLeoLo

podian haber fuesto un fondo musical de ludwig van beethoven

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