La unidad como respuesta.

Eterno

La tarde transcurría con toda normalidad el 22 de julio del año pasado en el pacífico país de Noruega. En el centro de Oslo algunos paseaban tranquilamente por las calles, otros preparaban sus maletas para irse de fin de semana. De repente, una bomba estalló en la sede del Partido Socialista. Mientras el pánico se extendía por el centro, llegaban noticias aún peores. En la isla de Utoya, en las afueras de Oslo, un joven rubio disfrazado de policía estaba disparando contra los miembros del AUF -Partido Socialista para Jóvenes Noruegos- que se habían desplazado hasta allí. Noruega estaba sufriendo un ataque terrorista. Nunca jamás había ocurrido algo así en el país.

Dos días después, el primer ministro, Jens Stoltenberg, pronunció el discurso más importante de su vida. Con voz emocionada y lágrimas en sus ojos habló largamente de las víctimas -muchas de las cuales él conocía personalmente-. También habló de los valores noruegos. Dijo que los ataques no iban a cambiar la sociedad noruega, que seguiría siendo fiel a sus convicciones pacifistas. Pidió que los noruegos respondieran a los actos de violencia con más de ese samhold (unidad) que tanto les caracteriza y que trabajaran todos juntos para fortalecer la democracia.

Durante meses, de norte a sur, los noruegos inundaron masivamente las calles de rosas y barnesang (canto de niños.) Se volcaron con las víctimas con el deseo de transformar sus muertes y heridas en algo importante, dándole algún sentido a la catástrofe. Se presentaron como voluntarios de apoyo a sus familiares en la Cruz Roja y Kirkens Nodhjelp (la ayuda de emergencia de la Iglesia) y organizaron eventos en honor de los fallecidos.

Los jóvenes del país empezaron a ver la labor de los políticos con otros ojos, le dieron otro valor. La juventud se dio cuenta de que en la defensa de la democracia cada uno de ellos tenía algo que aportar. En este último año el país ha sido testigo de un fuerte incremento del número de jóvenes que desean participar en la vida política. Miles y miles han decidido hacerse miembros de un partido político y las listas han llegado a números récord, desde la izquierda a la derecha. Y en los mítines políticos para jóvenes cada vez hay más aspirantes. Según Eskil Pedersen, superviviente de Utoya y líder del AUF, «son personas que previamente habían simpatizado con la ideología política y las propuestas de algún partido y que ahora sienten la necesidad de participar».

Hubo elecciones generales tres meses después de los atentados. Tras un ataque similar, en muchos otros países el debate político probablemente se hubiera dirigido hacia una lucha contundente contra el terrorismo, un mayor armamento de la policía y más estrictas medidas políticas. Los partidos políticos, sin embargo, se centraron en el cuidado de los ancianos, la educación, la comunicación y el medio ambiente, que son los temas que tradicionalmente preocupan a los noruegos. Ningún partido intentó aprovechar los atentados en su favor. Volvió a ganar por un amplio margen el Partido Socialista. Es sorprendente pero, durante la campaña, los políticos -la mayoría de ellos sin guardaespaldas- andaban entre la gente como antes. Hablaban largamente con los ciudadanos, escuchaban sus opiniones.

Si uno pasa hoy por el centro de Oslo, no nota gran diferencia en relación con el año pasado. La gente sigue paseando tranquilamente por las calles, continúa con su vida normal. No se ve mucha policía y nadie parece preocuparse por la seguridad. Pero hay un lugar que ha cambiado radicalmente: la manzana de los edificios del Gobierno. Han levantado barreras de cuatro metros de altura alrededor de casi todo el complejo con algunas calles cerradas al tráfico. Los autobuses han cambiado su itinerario y, en general, la zona está bastante abandonada. De momento, los políticos trabajan fuera hasta que se decida si se derriban o no los edificios. El Gobierno ha llegado a la conclusión de que es el pueblo el que tiene que tomar esa decisión. De hecho, han abierto un blog en el que la gente opine.

Para los noruegos es de la mayor importancia aprender de lo que ocurrió el año pasado. Por ello, los diferentes partidos se pusieron de acuerdo para crear la Comisión del 22 de Julio pocas semanas después de los atentados. Es un órgano independiente y tiene como fin estudiar a fondo todo lo que pasó antes, durante y después de los atentados, incluyendo la actuación de la policía y la del Gobierno.

Su intención no es buscar culpables, el país entero confía en que cada uno hizo lo que pudo durante los atentados. Lo que quieren es encontrar y combatir los puntos débiles del país y mejorar los puntos fuertes. También harán una investigación de cómo se puede evitar en el futuro que nazca otro utskudd (paria) como Breivik. Estudian cómo la enseñanza en las escuelas puede moldear la mente de los niños para una mejor aceptación de la sociedad multicultural. El informe de la Comisión será presentado al Gobierno en agosto y señalará los pasos que deben dar en el futuro.

Lo que parece que no va a cambiar en mucho tiempo es el fuerte samhold que existe entre los noruegos. Tradicionalmente se solidarizan los unos con los otros como lo hacen los miembros de una misma familia. Pero después del 22 de julio la palabra unidad ha adquirido un significado aún mayor.

Me han contado muchas historias relacionadas con el apoyo a las víctimas por parte de familiares, amigos, vecinos y desconocidos. Me viene a la memoria la de una familia que estuvo a punto de perder a una hija en Utoya. Pasaron muchos días a su lado en el hospital mientras ella se recuperaba. Cuando por fin volvieron a casa encontraron el jardín en perfecto estado y con la puerta de la entrada cubierta de rosas. Sus vecinos habían estado allí cortando el césped y cuidando las flores, depositando rosas y docenas de cartas de apoyo.

Según Pedersen, el samhold ha hecho a la nación más sólida que nunca. «Después de los atentados, lograr más unidad fue una decisión política enormemente importante que tomamos entre todos y nos ha hecho no sólo mejores personas, sino también más fuertes. Juntos hemos recuperado nuestras calles, nuestra vida normal. Hemos decidido transformar Noruega en algo mejor después de los atentados y lo estamos haciendo con amor y con unidad. Queremos que ésta sea conocida como la respuesta de los noruegos al terror».

http://bit.ly/MIuHSZ

Suena un poco al país de las piruletas, pero la verdad es que es una gran forma de combatir la crísis.

En España, esto sería imposible.

RPV: Merece la pena leerlo entero.

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DiosUniverso

Lo lei, muy bonito todo. Aquí son unos mierdas

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NueveColas

#2 No lo somos. Por lo menos hemos leído el mensaje y espero que no vayamos llamando mierdas al personal. Así por lo menos estamos más unidos que antes de leer el texto.

3 1 respuesta
DiosUniverso

#3 Díselo a los que se siguen peleando con el y yo mas...

H

Estudian cómo la enseñanza en las escuelas puede moldear la mente de los niños para una mejor aceptación de la sociedad multicultural

Creo que es lo único que no me ha gustado. Los niños no deberían ser "adoctrinados".
El resto suena a utopía pura y dura si lo comparamos en un país como España. Por esta vez, decir que "nos llevan años de ventaja", sería una frase perfecta. Qué envidia de país.

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NueveColas

#5 Es una sociedad basada en la educación y en el futuro quiere seguir siéndolo.

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H

#7 Y se nota que mal del todo no les va. Pero a mi me ha parecido que quieren crear robots de pensamiento único en vez de personas. Al menos esa ha sido la impresión que me ha dado.
Seguramente esté equivocado, pero bueno.

EDIT: Y ahora que me leo, estas frases podrían haber sido escritas por "emotional". :f5: :f5:

B

Para lograr esto en España primero habría que matar a toda la casta o mandarla a Madagascar , y luego empezar de 0 con el país.

T-1000

Unidos? Si aquí cada uno mira su ombligo xDDDDDDDDD

J40

Ellos no dedican el 95% de sus vidas a MV por eso tienen tiempo de intentar cambiar lo que ven mal. Aquí nos contentamos con "debatir" los 3747252837262749 threads de política.

Quien algo quiere algo le cuesta.

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