Un príncipe para Corina

Si hace unas semanas buscábamos respuesta a la pregunta “¿son así de verdad los concursantes de Un príncipe para Corina?“, ahora debemos ir un paso más allá, pues, en los últimos días, han surgido voces que cuestionan si, en realidad, los protagonistas del programa son, directamente, actores. Esta suspicacia ha crecido después de que haya salido a la luz el currículum televisivo de varios de los participantes del formato de Cuatro.

Y es que el pasado siempre vuelve, sobre todo cuando está registrado en una videoteca… o en YouTube. De esta forma, se ha sabido que Álvaro Roque o Guillermo Torre, del equipo de los simpáticos, ya tenían práctica como figurantes en series de la talla de Cuéntame o La que se avecina. También el nerd Álvaro Colina, que apareció en Los protegidos, como ha publicado Vertele.

Otros como Pau Montaner (en la imagen de arriba), del grupo de los guapos, ya se curtió en el docureality Curso de 63, de Antena 3. Incluso Xavi Falcón, el fan de las princesas, jugó en El Hormiguero para conseguir un papel en Torrente 5. Por eso nos sonaban su caras…

Con esta trayectoria en platós, algunos espectadores podrían pensar que todo está preparado y que estos chicos son actores profesionales contratados para interpretar un guión tal cual. Pero la explicación, en realidad, es más sencilla que todo eso. No son actores, ni han ido a academias de interpretación. Simplemente son concursólogos oficiales. Una profesión televisiva que no nos puede pasar desapercibida.

Es decir, hay un perfil de personaje cuya obsesión máxima es salir por la tele a cualquier precio y se presenta a todo tipo de cástings: da igual que sea para hacer sombra a los Alcántara, en el fondo de un plano, o para entrar en Gran Hermano. No afinar ni una nota tampoco es obstáculo para que muchos de ellos se presenten también al cásting de un talent musical. Cualquier audición vale con tal de que suene la flauta y salir en la pequeña pantalla. Son aspirantes eternos a famosos. Y tener talento es lo de menos.

Casi todos están inscritos en agencias de figuración y, a menudo, ya son conocidos por los responsables de casting de las distintas productoras, que les ven pasar una y otra vez por sus audiciones. Por eso no es extraño que, en ocasiones, se les descarte para un programa concreto, pero se les requiera en otro en el que su perfil sí encaja. De hecho, en una entrevista, Pau Montaner cuenta precisamente algo así: que la productora Zeppelin le rechazó para Gran Hermano y luego le ofreció directamente entrar en Curso del 63. Una práctica lícita y habitual. Es lo que ha podido ocurrir también con Un príncipe para Corina, que sus responsables han rebuscado en sus bases de datos para encontrar los perfiles más adecuados o, en este caso, más extravagantes y rocambolescos.

Casi todos los protagonistas de Un príncipe para Corina responden al tipo de público objetivo que acude a probar suerte en espacios de televisión de estas características, pues no cesan en el empeño de tocar la miel del éxito del prime time. Y muchos terminan consiguiéndolo, claro. Porque, al final, alcanzar el amor de Corina es lo último que anhelan. Aquí sí que es verdad aquello de ’lo importante es participar’ (y alcanzar la popularidad). Al precio que sea.

En los concursos culturales también sucede

También se reproduce este perfil profesional en los concursos culturales. Eso sí, aquí el objetivo es bien diferente: superar un reto cultural, mostrar tu sabiduría en público y, de paso, ganar un buen premio económico. Un ejemplo es el salmántino Javier Dávila que, después de batir récords de permanencia en Saber y Ganar (estuvo en plató más de 100 programas ganado), ha pasado por programas de diferentes cadenas. El último en el que le hemos podido ver es Pasapalabra, donde peleó por el rosco hasta el pasado viernes. Aunque jugará en más teleconcursos. Seguro…

fuente: http://blogs.lainformacion.com/telediaria/

Me estoy volviendo fan del dúo boxeador+surfero, vaya risas ayer xd