One Piece [Manga]

Continuamos con el análisis de los oficiales supremos de los Piratas Donquixote que inicié en #47326 con Doflamingo. Esta vez le toca al bueno de Trébol, a quien todos llevamos en nuestro corazón y cuyo cumpleaños fue hace poco (el 18 de marzo).

Vale que Trébol no llegó a hacer demasiado durante el arco de Dressrosa, pero su personaje es lo suficientemente interesante como para que se lo perdonemos. Empecemos con un adelanto que también incumbe a Diamante y Pica. Estos tres personajes están diseñados de acuerdo a las formas de sus naipes. Así, Diamante puede resumirse a rombos (diamantes), Pica combina contornos redondeados con pinchos (picas) y Trébol es muy curvilíneo y abombado, como todo buen trébol. Éste es el primer mérito de su diseño y una incorporación inteligente de su respectivo signo. Fijaos por ejemplo en su cara, que parece estar dibujada como una sucesión de tríos de curvas como las del trébol: la primera, la de los mofletes y la boca; la segunda, la de la nariz; la tercera, la de las gafas junto a esta misma nariz. Estas formas son congruentes con su paleta de color, donde destaca el azul en sus diferentes variantes. El azul evoca redondez, sonidos de frecuencias graves (también evocadas por los objetos grandes y anchos como el propio Trébol) y fluidez. Esta fluidez es congruente con su fruta del diablo, en tanto que la Beta Beta produce una sustancia con estas propiedades. Una vez más, recuperemos al bueno de Katakuri y comparemos la relación entre los poderes y sus usuarios. En Katakuri existe contraste (como ya se explicó al hablar de Doflamingo), mientras que en Trébol existe congruencia. Asimismo, que se haya apostado por azules variados, pero azules al fin y al cabo, aleja a Trébol de contrastes visuales agresivos, algo que encaja también con la búsqueda de redondez y fluidez. Comparadlo con Doflamingo: ¿cuál es menos incisivo, menos afilado? ¿Y cuál impacta más al ojo con sus colores y combinaciones cromáticas, además de sus formas?

Es además interesante que Oda diseñe un personaje visualmente ancho, grave y redondeado por otro motivo en particular: la inversión. Es curioso que Trébol parezca estar diseñado de acuerdo a la inversión de su referente principal, que es Sancho Panza. Evidentemente, Don Quijote necesita a su leal escudero, pero Oda hace algo muy atractivo con él. Como sabemos, Sancho Panza es un personaje humilde, bondadoso y realista que intenta desalentar las fantasías absurdas de su amo. Trébol es todo lo contrario, y su rol en la historia es incitar a Doflamingo a que se crea todos sus delirios de grandeza porque cree que el haki del rey lo predestina a ser poco menos que un dios. Doflamingo se nos ha presentado además como el principal exponente de la ideología anti-sueños que ya exhibió Bellamy en su primera aparición, chocando con el idealista Don Quijote. ¿O acaso alguien cree que Doflamingo vería gigantes donde molinos? Se aprecia así un intercambio de papeles. Trébol es muy inteligente, un manipulador nato que controló al mismísimo titiritero, algo impensable en un personaje de quien Cervantes nunca subrayó su intelecto. Cierto es que Trébol sí conserva algunos atributos de Sancho: es igualmente fiel a su amo, siempre a su lado (recordad aquella escena, durante el pasado de Law, en el que se los veía a todos comiendo una pizza de paella y Doflamingo y Trébol encabezaban la mesa), y en su aspecto físico es desaliñado (gracias a una barba que surge de un juego visual con los colgajos de moco negro, y que en lo personal me encanta porque soy muy aficionado a estos trucos) y gordo.

¡…Ay, no, que no es gordo! Y éste es el segundo punto de inversión y una de las cosas que más me gustan del personaje. Es cierto que en su momento me chocó la revelación de que la Beta Beta no era Logia sino Paramecia y que Trébol ocultaba su verdadero cuerpo en una carcasa de moco. Llegué a considerar que Oda hubiese cometido un error con aquella escena de Usopp cortándolo en tres secciones, pero a día de hoy aplaudo este giro como una genialidad del autor. Ahondemos en Trébol, cuyo yo niño fue dibujado como un vagabundo hambriento:

Oda quiso darle la vuelta a Sancho Panza convirtiéndolo en un sintecho famélico que no tenía nada, ni siquiera panza. Me parece muy interesante, desde la psicología del personaje, que Trébol ocultase su raquitismo con una falsa corpulencia de puro moco. Busca engañar, esconder su realidad para hacerse ver más ancho y sonar más grave de lo que realmente suena. Pero da igual lo imponente que quiera parecer: al final, su grito de dolor es tan agudo como el de los Tontatta.

Por último, dos detalles curiosos de su aspecto son los grilletes cortados de sus piernas y su cetro. Tengo un par de hipótesis al respecto. Los grilletes podrían ser una simple estratagema de Oda para que los lectores elucubrásemos sobre el posible pasado esclavo de Trébol, pero quizá tuviese la intención de crear una cierta comparación entre el siervo cercano de Doflamingo y la condición de noble mundial de éste, viendo al oficial como una suerte de esclavo. Sobre el cetro, pienso que es una referencia a la ambición de Sancho por convertirse en el gobernador de la isla que se le prometió como pago por servir a Don Quijote (Barataria). En este sentido, sabemos que Cervantes buscaba usar la ambición humana como motivación del personaje de Sancho. Este detalle es un parecido entre ambos personajes, pues lo que los mueve a ayudar a su respectivo Don Quijote es la promesa de poder (ya sea gobernando una isla o acompañando a un elegido poseedor del haki del rey).

Y para la próxima, Vergo y Rocinante.