De pequeño, todos hemos querido muchos juguetes pero siempre ha habido uno que has deseado con más fuerza y que, casualmente, nunca has tenido.
En mi caso, se trata del Robot Emilio. Sí, señores, ese robotito con pintas de buena gente que en realidad sólo servía para traerte un vaso de zumo de naranja o un plato con un trozo de tarta.
Vuestro turno, ¿cuál es el juguete que siempre quisiste pero nunca tuviste?