El asesino del hacha, Málaga

El indigente muerto en Fuengirola tiene una herida incisa en la cabeza y encuentran un hacha cerca

Málaga.- El indigente que ha sido encontrado muerto la pasada madrugada en Fuengirola (Málaga) presenta una herida incisa en la cabeza, y se ha encontrado en los alrededores un hacha que podría ser el arma homicida, han informado a EFE fuentes del Cuerpo Nacional de Policía.

El cadáver fue encontrado poco antes de las 05:00 horas en la calle Antonio Rubio Torres de la citada localidad, lugar al que se han desplazado efectivos policiales, quienes han recabado la presencia de un médico del 061, que ha certificado la muerte.

El fallecido es un "indigente conocido en la zona", según las fuentes, pero hasta el momento no se puede constatar si efectivamente el hacha encontrada está relacionada con la muerte del indigente.

La siguiente imagen que Mario Rodríguez (Algeciras, 55 años) retiene en su cabeza es la de una sala de hospital, rodeado de tubos, médicos y enfermeros. Ya era lunes. Poco a poco, con ayuda de la gente, ha ido descubriendo lo que le ha sucedido. Es la víctima del último ataque a indigentes en Fuengirola, y ha conseguido salir con vida para contarlo.
Las tres brechas que recorren su cabeza son la única prueba de la agresión. Mario no pudo ver nada. «Debieron de golpearme mientras dormía -cuenta- porque no me acuerdo de nada. Unos dicen que me lo han hecho con un hacha, otros con un destornillador y un cuchillo... Lo único que sé es que, cuando me desperté, ya estaba encamado en el hospital», cuenta este indigente, que vive en la calle desde hace años.
Ni siquiera las heridas, de las que se recupera satisfactoriamente en una habitación del Hospital Carlos Haya, consiguen borrarle la sonrisa de la boca. Mario es afable -algo en lo que coinciden los vecinos de la calle en la que pernoctaba- y no elude hablar de lo ocurrido. «No tengo ni idea de quién ha podido ser. Pienso que debe de ser un delincuente, alguien con mucha sangre fría, o que mandaron a alguien para que me hiciera esto», opina.

Mario asegura que no tiene ningún enemigo y que tampoco ha discutido con nadie recientemente. En el último año se ha movido por la provincia, de la capital a San Pedro de Alcántara, y desde hace un mes paraba en Fuengirola. «Me gusta el paseo marítimo que tiene y quería encontrar trabajo en la hostelería, como camarero o como cocinero, aunque yo fui músico hace años», relata.
En los setenta, Mario fue percusionista y guitarrista del grupo flamenco Almadraba, liderado por su hermano Andrés Rodríguez. «Él no anda bien desde la muerte de Andrés -explica su cuñada-, al que estaba muy unido. Ya no quería quedarse en casa de ningún familiar y se marchó de Algeciras. Estuvo en Ronda, luego en Almuñécar y le perdimos la pista». Cuando se le pregunta por el motivo que le empujó a la calle, Mario reconoce que tuvo una depresión.
En Fuengirola había empezado a hacer algunos amigos, «más mujeres que hombres», y le gustaba la zona. «Me apañaba bien. Solía ir a Cáritas y el sacerdote me daba un vale para comida. Ahora voy a tener que cambiar cuando salga del hospital. Buscaré un sitio más pequeño y más tranquilo. Iré a la parte de la sierra, seguramente», planea Mario, que se encuentra bien físicamente, pese a que necesitó respiración mecánica las primeras horas tras la agresión.
En Fuengirola, solía pernoctar aleatoriamente en la playa o en el pasaje de la calle Palangreros, «junto a la churrería», apostilla él. La dueña de este establecimiento se quedó perpleja al saber lo que le había pasado a Mario. «Llevaba poco tiempo por aquí, pero te puedo decir que es un hombre muy correcto que nunca se metía con nadie. Su aspecto no era el de un indigente; iba bien vestido, con un chaquetón en buen estado», apunta la mujer.
Esas pertenencias son lo único que tiene en el armario de la habitación del hospital donde permanece ingresado. «Me han lavado aquí la ropa», expresa Mario satisfecho. Apenas recibe visitas. «Hace poco vinieron unos señores con un ordenador a hacerme preguntas». Era la policía, que sigue buscando al agresor de Mario.