Como algunos de vosotros sabréis, ahora mismo son fiestas de Bilbao (desde el sábado pasado). Como supondréis, es una semana de fiesta diaria con vuelta a casa tarde y churros para desayunar. Hasta ahí todo normal, pero había que aclararlo para entrar en situación.
El caso es que un amigo tiene clases a las 8 de la mañana, por lo que no ha podido salir mucho estos días. Quiso el destino o una alineación de planetas que sobre las 7 pasásemos cerca de la casa de ese tío y, borrachos como íbamos -obviamente-, esperamos en su portal a que saliera hacia clase, para darle un poco la coña. Pues bien, a las 07:32 le envié un mensaje diciéndole que estábamos en su portal, a ver si bajaba de una puta vez. No bajó y nos largamos.
Cuál fue mi sorpresa cuando un día después me preguntó qué hora tenía en el móvil, le dije las diez y cuarto, y se quedó mirándome sorprendidísimo. Tenía bien la hora del móvil, pero a él le llegó al suyo a las 06:32, es decir: una hora antes de que yo se lo enviase. Y diréis: vale, uno de los dos tenía mal la hora del móvil. No amigos, porque él asegura haberse despertado con el mensaje, haber mirado el despertador y haber visto 06:32 y yo sé que eran las 07:32 porque, aparte de que todos teníamos reloj, lo ponía en el reloj-termómetro de la calle. Aparte de que si tenía mal la hora del móvil, seguiría estando mal. En el registro del SMS sale que la hora fue 07:32, y yo no la he cambiado desde entonces.
¿Qué cuernos pasó? ¿Dónde está mi Delorean?