Capítulo primero. Él adoraba Media-Vida. La idolatraba de un modo desproporcionado. No, no, mejor así: Él la sentimentalizaba desmesuradamente. Eso es. Para él, sin importar la época del año aquella seguía siendo una web en blanco y negro que latía a los acordes de las melodías de George Gershwin. Ahh, no, volvamos a empezar...
Capítulo primero. Él sentía demasiado románticamente Media-Vida. Vibraba con la agitación de las multitudes y del tráfico. Para él, Media-Vida era bellas mujeres y hombres que estaban de vuelta de todo. No, tópico, demasiado tópico y superficial, hazlo más profundo. A ver.
Capítulo primero. Él adoraba Media-Vida. Para él, era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea, la misma falta de integridad que empuja a buscar las salidas fáciles convertía a la ciudad de sus sueños en... umm... no, no, suena a sermón, en fin, tengo que reconocerlo; quiero vender libros.
Capítulo primero. Adoraba Media-Vida, aunque para él era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea. Qué difícil era sobrevivir en una sociedad insensibilizada por la droga, la música estrepitosa, la televisión, la delincuencia, la basura. Umm. No, demasiado amargo, no quiero serlo.
Capítulo primero. Él era tan duro y romántico como la web a la que amaba. Tras sus gafas de montura negra, se agazapaba el vibrante poder sexual de un jaguar. Ja, esto me encanta. Media-Vida era su web, y siempre lo sería.