Doom: Reviviendo un clásico

LA HISTORIA HASTA AHORA

Eres un marine, uno de los más duros de la Tierra, curtido en el combate y entrenado para la acción. Hace tres años, asaltaste a un oficial superior por ordenar a sus soldados disparar sobre civiles. A él y a su escayola los trasladaron a Pearl Harbor, mientras que a ti te transfirieron a Marte, hogar de la Union Aerospace Corporation.

La UAC es un conglomerado multi-planetario con instalaciones de desechos radiactivos en Marte y sus dos lunas, Phobos y Deimos. Con nada que hacer en 50 millones de millas, pasas el día aburrido, viendo películas censuradas en la sala de recreo.

Durante los cuatro últimos años los militares, el mayor proveedor de la UAC, ha usado las remotas instalaciones de Phobos y Deimos para realizar varios proyectos secertos, incluyendo investigaciones sobre viajes espaciales inter-dimensionales. Hasta ahora han sido capaces de abrir portales entre Phobos y Deimos, tirar algún cacharro en un portal y verlo salir por el otro. Sin embargo, recientemente los portales se han vuelto peligrosamente inestables. Los ?voluntarios? militares que entraban en ellos han desaparecido, o han sufrido una extraña forma de locura, balbucean insultos, golpean cualquier cosa que respire y finalmente, sufren una prematura muerte al explotar sus cuerpos. Hacer corresponder cabezas con torsos para enviarlos a casa con sus familiares se ha convertido en un trabajo de jornada completa. Los últimos informes militares afirman que la investigación está sufriendo pequeños contratiempos, pero que todo está bajo control.

Hace unas pocas horas, Marte a recibido un confuso mensaje de Phobos. ?Requerimos apoyo militar inmediato. ¡Algo jodidamente diabólico sale de los portales! ¡Los sistemas informáticos se han vuelto locos!? El resto del mensaje era incoherente. Poco después, Deimos simplemente de desvaneció. Desde entonces, cualquier intento de establecer contacto con las dos lunas ha sido infructuoso.

Tú y tus compañeros, la única tropa de combate en 50 millones de millas, fuisteis enviados rápidamente a Phobos. Se te ordenó asegurar el perímetro de la base mientras el resto del equipo entraba. Durante varias horas, tu radio recogió los sonidos del combate: disparos, hombres gritando órdenes, gritos, huesos rompiéndose y, finalmente, silencio. Parece que tus compañeros han muerto.

TU DECIDES.

Las cosas no pintan muy bien. Nunca has pilotado por tu cuenta. Además, todas las armas pesadas se las llevaron el equipo de asalto, dejándote con sólo una pistola. Si pudieras echar mano de un rifle de plasma o al menos una escopeta, podrías llevarte a algunos por delante. Lo que quiera que matara a tus compañeros se merece un par perdigones en la frente. Te sujetas bien el casco y sales de la nave de desembarque. Con suerte, podrás encontrar más potencia de fuego en algún lugar de la estación.

Mientras atraviesas la entrada de la base, oyes el eco de gruñidos animalescos llegar por los pasillos. Ellos saben que estas aquí. Ya no hay vuelta atrás.

De vuelta al fin. Después de días de duro combate en el espacio, has regresado a casa para un merecido descanso. Eres uno de los mejores soldados de la Tierra, curtido, duro, acorazado. Cuando la invasión alienígena golpeó Marte, fuiste el primero en estar allí. A base de matar, matar y matar, venciste. Detuviste la invasión, salvaste la base de Marte, y te convertiste en un héroe de guerra. De lo que la gente no habla tanto es que fuiste el único superviviente.

Pero todo eso quedó atrás. Has dejado el cuerpo y te diriges a casa. Tu nave de desembarque aterriza con un estruendo. Abres la compuerta y miras. ¡Maldición! La ciudad está en llamas. ¿Qué coño está pasando? Avanzas titubeante, agarrándote a tu pistola. Grupos de refugiados están huyendo de la llameante metrópolis. Un puñado de ellos chillan aterrorizados. Frunces el ceño. ¿Qué sucede? Alguien está atacando a los refugiados. Te adelantas corriendo, y matas al alborotador. Parece humano, pero algo no cuadra. Su boca está llena de carne medio masticada, y está destrozado, como un zombi de una mala película de terror. ¡Demonios, no otra vez!

Puedes sentirlo. Está volviendo a comenzar, igual que en Marte. Primero, la gente es poseída, convertidos en seres caníbales. Después, el verdadero horror empieza, las deformes monstruosidades del Exterior. ¡Pero ahora están en la Tierra!

Parece ser que los invasores están por todas partes. Los monstruos se extienden desde Tokyo a Timbuktu, de Estocolmo a Scranton. Miles de millones han muerto. Algunos han sido transformados en mutantes devoradores de carne, pero unos pocos, muy pocos, siguen vivos y totalmente humanos. Los dirigentes de la humanidad han elaborado un plan para salvar a lo que queda de la raza humana. Han construido enormes naves para transportar a los supervivientes al espacio, a salvo del ruinoso mundo.
Desafortunadamente, el único espacio-puerto de la Tierra ha sido invadido por los demonios. Han construido una especie de campo de fuerza ?un muro de llamas- alrededor de él; ninguna nave puede aterrizar o despegar. Tienes que volver a entrar en acción. Los patéticos restos de los ejércitos terrestres están comenzando un asalto al espacio-puerto. Si vences, puede que seas capaz de apagar la barrera, para que las naves puedan partir y el Homo Sapiens no se extinga aún. Si pierdes, se acabó. La humanidad será historia.

Tú y tus camaradas comenzáis el ataque. Hombres valientes caen como moscas desde el primer momento. Pierdes de vista a tus compañeros, aunque a veces te parece oírles gritar mientras mueren, y los ecos del combate llegan a ti desde las profundidades de la base.

Algo sisea con rabia por los pasillos de acero, adelante. Saben que estás aquí. No tiene piedad, ni misericordia, no dan cuartel y no toman prisioneros. Son el enemigo perfecto, en cierto modo. Sólo quedas tú. Tú? y Ellos.