Exprésate: rincón donde tú escribes

Raijin

Tejado de hojas arrugadas
Cuatro muros de plástico
Rellenados de bolígrafo
Suelo de hojas muertas

Tantos pensamientos
Mucha prosa
Mucha habla
Pero pocos escritos

Humor amargo
Humor dulce
Humor leve
Humor profundo

A la vez puro
A la voz oscura
A la voz ronca
A la vez duro

Como todos, como tú, como yo
Mujeres convertidas en hienas
Por unos aguosos cubatas
Perros que se creen hombres lobo

A volverse locas
Para vender historias
A fumar cigarros
Para volvernos locos

Y esos imbéciles
Pues siguen corriendo
Y yo con esta mierda
Pues me creo poeta

Millonet1

Definir la poesía,
es como aferrarse al presente,
habra otro
en un instante.

Definir la poesía,
es ver la perfección de lo trivial,
es encontrar en el individuo
el paraiso terrenal.
Es olvidarse del resto
y amar a la humanidad,
ser un narcisista,
y derrochar altruismo,
ser vanidoso
y odiarse a uno mismo.

Es estar sobrio,
y no ser capaz de juzgar
en definitiva,
la poesía es un lugar...

Un lugar,
donde abdica el desazón
un reino, donde manda el sinrazón,
en definitiva,
la poesía es lo que se esfuma
mientras buscas inspiración.

Khore

La historia será lo que tú quieres que sea.
Las noticias contendrán la realidad que tu quieres que contengan.
Es decir, dominarás la realidad porque la realidad es información.
Y la mentira y la verdad se confundirán.
Por lo tanto noticias falsas producirán eventos verdaderos.
Y noticias verdaderas no producirán cambios en la realidad.
Pues las noticias verdaderas serán mera propaganda del estado y del sistema.
Para que no dejes de hacer lo que has hecho toda tu vida.
Por lo tanto la mentira será necesaria para hacer cambiar la realidad.
Las costumbres, los hábitos, las improntas, los condicionamientos.
La realidad es termoplástica no termoestática.
Y recordad que no hay tiranía en un estado de confusión.
Para más información consulta tu glándula pineal.

Khore

En el futuro los libros irán cambiando de contenido a medida que vayan evolucionando con el lector, es decir, que tu subconsciente irá modificando el contenido del libro, su interpretación, de manera que acabas viajando como si fuera una droga psicodélica como otra cualquiera. Esto va a suceder espontáneamente cuando nos demos cuenta de que, la información se comunica con la información. Será una comunicación personal y única. Algunos dicen que con tu doble. Quien sabe. Ya no habrá hechos, solo interpretaciones. Será el Apocalipsis.

Khore

Al final de los tiempos nos daremos cuenta de que todas las mentes eran la misma mente, y que todas estaban conectadas sincronicamente, de manera que se dará un apocalipsis global. Tal vez.

1
LunaPark

en el espejo me escribiste adiós. antes de entrar a casa con las llaves en la mano ya olía a carmín podrido jodiendo el espejo de la entrada. reflejos tintados de rojo lágrimas en la cuneta y maría en las suelas. yo deambulando por el pasillo. el granito de las paredes en mis nudillos tarareando aquella canción que me ibas a cantar al oído.

el agua que cae fría en el día más frío del puto infierno hirviendo los cristales empañados. las gotas haciendo surcos en las palmas de mis manos. el agua cae. cae. cae. todo es frío menos mis ojos ardiendo rojos. con aquel adiós tatuado en la pupila

sólo necesito humo coño. o un loquero que queme mis neuronas o empezar de cero. no caer y volar o dejar de comer mierda en forma de azar puto pinchándome la aorta. tirando los dados invisibles todo es cero. CERO.

Khore

Dios, la información se duplica a si misma.

Khore

Luchando contra algo que no existe, lo creas. Tal vez... tal vez.

Khore

Arrabal es increíblemente fantástico, "ya no se nos puede comprar, y no tenemos nada que vender" palabras optimistas para la humanidad, "haciendo la ciencia en la literatura, el arte" Yo se que el mundo cambia, todo el tiempo cambia, y que el sistema consumista no es eterno, seguramente el mundo seguirá controlado por el discurso consumista un tiempo mas, pero la responsabilidad que poseemos los artistas al poder cambiar el mundo con nuestro arte es algo maravilloso.

amanatar1 hace 2 meses

Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=yXgYaWAxlMk

Khore

Cuando el arte deje de hacer efecto en nosotros por nuestra baja conciencia y gran inconsciencia, estaremos realmente perdidos. Y el arte que veamos nos programará, y ese arte, tal vez será el de la propaganda. La propaganda del estado, porque si no hay gente que lea libros, vea películas diferentes, que marque la diferencia, entonces... ignoraremos el efecto que puede tener en nosotros el arte. Ya nada nos impresionará. Y en ese estado, ya no tendremos nada. Espero que nunca llegue.

Cuida tu hemisferio derecho tanto como el izquierdo.

Nott

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2
Raijin

Una pequeña mano descansaba sobre la ventanilla del coche, iba flotando contra el viento, perforándolo como hacen las olas con el mar. Leo no podía dejar de admirar su propia mano que viajaba entre el lejano paisaje. Una sonrisa, sin fuerza, sin complicación, una sonrisa ligera iluminaba su rostro y durante unos instantes sólo existía su mano y sus ojos. Nada más. No había destinación, no existía fin.

Pedro admiraba a su hijo con nostalgia. Los recuerdos de un tiempo más lento se formaban en su mente ¿Sabrá la suerte que tiene? No, seguramente no. Allí estaba la belleza de todo aquello. El tic tac no suena si no hay reloj, el tic inspira, el tac expira. Un simple suspiro ¿Pero qué era un suspiro? Nada, según Leo. Todo, según Pedro. Y este suspiro se apresura más, más y más hasta que llega el fatídico día en el que acaba, la muerte. Mierda, la muerte, no podía recordar eso ahora. "Cámbiate las ideas Pedro, ahora no hay que dramatizar".

  • ¿Qué estás haciendo Leo?

    • Luchar

    • ¿Contra qué luchas?

    • El viento - No se daba cuenta de lo absurda que era su lucha. No se daba cuenta que al empezar ya había perdido contra el invencible e inacabable viento. Una lucha inútil pensó Pedro aunque este esbozaba una ligera sonrisa ante tanta inocencia.

    • ¿Y por qué? ¿Qué te ha hecho el viento de malo? - Pedro quería entender esa lucha, adentrarse en la mente de su hijo para captar la esencia de esa inocencia y quien sabe, quizás llevarse un poco para el.

    • Hago que vaya más lento ¿Quieres ayudarme papi? - Su hijo estaba tan absorto por aquel viento que ya ni escuchaba sus preguntas o puede que simplemente no quisiese responder a aquella tontería. Pero ralentizar el viento era físicamente imposible pensó Pedro. Era una idea de niño, que ya no era. Encima tenía que seguir conduciendo, no vaya a ser que lleguen tarde.

    • Lo siento, ahora no puedo cariño, tengo que conducir para ir a ver a mamá. - Una sonrisa forzada surgió en la boca de Pedro. "Ahora no es momento ¡Sonríe! ¡Sonríele!". Leo, en cambio dejó de luchar contra el viento y junto a una gran sonrisa agarró el brazo de su padre con una fuerza asombrosa comparada al tamaño de sus manos.

    • ¡¿De verdad que vamos a ver a mamá?! ¡Corre papá! ¡Corre! - Pero Pedro no podía engañarse más, no podía seguir contándole, contándose cuentos. Había que afrontar la cruda realidad de una puta vez. Maldita realidad que hizo humedecer los ojos de Pedro y pronunciar unas horribles palabras.

    • Si, por última vez. - Todo el vigor que desprendía Leo desapareció y poco a poco volvió a posar su mano contra la ventanilla para luchar otra vez, absurdamente, contra el viento. Sin que este se diese cuenta su padre frenó el coche y al ralentizar la sonrisa de su hijo se hacía más grande, más iluminada y sus ojos más brillantes. El instante era mágico.

      Juntos, ralentizaron el tiempo.

15 días después
B

Imagino un desierto, un desierto diseccionado por rectas, rectas interminables de asfalto incandescente; imagino un motor en marcha y la aventura de costa a costa. Kilómetros, tabaco y música, y más kilómetros, y hamburguesas bañadas en ese condimento denso, espeso, compuesto a base de rodajas de pepinillo y tomate, de lonchas de queso y panceta, de mugre bendita aplastada entre dos panes, y más kilómetros, días y noches, moteles cochambrosos, moteros y transportistas solitarios, tendidos eléctricos haciendo de ángel de la guarda a decenas, cientos de almas melancólicas de dos sentidos, cada una con su norte, quemando ruedas bajo infinidad de circunstancias, todas legítimas, todas unidas por ráfagas polvorientas en la nada, diluvios en contraste con la estrella ardiente ahí arriba, rayos sedantes.

1
B

Ruidos. Poleas y engranajes de ascensor, el viento contra el techo, vecinos con sordera hablando a gritos y el ronquido ocasional del viejo. Dramas del primer mundo, realmente. Pero eh, a que mola fardar de ático. Paredes hechas de papel y la desgracia de un oído fino.

Cuando no sabes qué escribir, cuando no tienes ni puta idea de cómo matar las horas, terminas por inmortalizar tu entorno, es algo estúpido, sencillo, al alcance de cualquiera. Basta con un poco de paciencia y observar con calma. O sin calma, a lo loco, da igual. Uno de los problemas de ser una persona extraña y fuera de lo común es que en ocasiones no sabes dónde ubicarte, ni cómo ni por qué. Puedes llenar páginas enteras dando rienda suelta a tu prosa poética, puedes recrear escenas turbias y controvertidas mediante personajes esperpénticos y retorcidos, o puedes, como último recurso, no contar absolutamente nada, y vaciarte. Ese es el problema de ser un tipo extraño, que hay mucho de dónde elegir, pero poco con lo que continuar. Lo que hoy te llama la atención termina aburriéndote al día siguiente, y es una cadena, una espiral sin salida. Escribes y actúas con cautela, y no es por falta de personalidad; tu personalidad radica en eso, en ser único. Hoy eres un romántico empedernido y pegajoso, mañana eres el Taker del barrio, con moto y chupa made in Houston.

Así que de vuelta al ático, a los nervios a flor de piel y a nada que contarle a nadie, las horas pasan. Falta de sueño, monotonía, el mismo discurso y las mismas preguntas, las mismas respuestas y el mismo coñazo de espera. ¿Espera de qué? Ni idea. Cuando aceptas alejarte de lo común, de la masa, te sientes lleno y vacío a partes iguales. No comulgas con el resto de opiniones o rutinas, ni con las preferencias culturales de a pie. Ni dramatizas ni eres soberbio, solo ves pasar las horas a la espera de algo, se lo leí a Henry Miller hace unas semanas, la Providencia, ese estado mental aún por llegar. Escribes porque no te queda otra, le hablas a alguien con cara cuadrada y varios botones, uno para encenderse y los demás para regular el brillo, el contraste y alguna pijada más del siglo XXI. Si te sale bien te forras timando a toda una legión de fanboys con gafitas modernas, si te sale mal siempre puedes vender drogas. O vender tu culo. O pegarte un tiro, yo qué sé.

Todo esto, en efecto, es no decir absolutamente nada. Nada de nada.

Eithel

Aquel día llamamos al conocido como "El teléfono de la Esperanza", aunque nunca supe muy bien para qué podía servir esa llamada. No se si llamábamos a un número que podía darnos esperanza o que podía arrebatárnosla.
Éramos cuatro chicas y un cuarto oscuro, cualquier día es válido para situar esta historia. Cualquier fecha de cualquier año, a cualquier edad. Al teléfono tan solo le dió tiempo a sonar una vez antes de que alguien, ansioso por escuchar las desgracias ajenas, lo cogiera.

¿Y qué pensar de un número que en la agenda figuraba como "Teléfono de la Esperanza"? ¿Tan poca debíamos tener?
Vaya, supongo que planear un suicidio colectivo es lo que tiene, que esperanza es lo que te falta para cada cosa que haces. Y, para ser francos, era una situación un tanto rara: cuatro desconocidas, adolescentes, reunidas para despedirse de nadie. Éramos extrañas, absolutas desconocidas para los demás, entre nosotras, para nosotras, y para la vida. Y ya tampoco importaba.

1
Jimmy-Jazz

Una pesadilla que tuve hace un par de días:

Alguien pone la casa. Tú pones la carne. Ella actúa de maestra de ceremonias. Qué festín.
Te tumbas en la mesa por voluntad, porque te lo pide, mientras sonríe, te hace sonreír. El cuchillo es el peluche que te regaló la primera vez que salió de viaje sin ti. Y corta. Corta más que cualquier hoja. Tu psiquiatra sugiere el uso de drogas, para que la carne esté más tierna, pero Ella lo rechaza, alegando que no será así, que se echaría a perder. Los invitados te distraen, mantienen tu mente ocupada, mientras Ella selecciona las partes que se van a aprovechar. No importa donde ponga la mano, sólo sientes el pecho. No hay nada detrás de los invitados, al rededor de la mesa se extiende una nada inacabable. Te incomodas un poco al pensar lo genéricos que son tus pensamientos, y lo mal que los expresas. Empieza el reparto.

Nadie quiere tus tripas, así que las deja sobre una tela, que Ella misma te compró, y comenta alegre que ya les encontrará utilidad. Tu canción favorita suena, pero solo la oyes tú. El resto escucha con atención el relato que Ella narra, sobre una fuerza descomunal, una belleza inabarcable que la deja sin respiración. Todos la elogian cuando descubre que se trata de su felicidad, aplauden y vitorean mientras alzan sus platos, esperando su ración. Tu hígado pasa antes por una sartén en la que previamente se ha preparado un sofrito con tus memorias. Tu sangre y otros fluidos se recogen en un bol más grande de lo que esperabas, se mezclan y se aderezan con especias, a modo de acompañamiento. Tiene buena pinta, te está entrando hambre. Tus genitales son inservibles, pero consistentes. Los invitados se los ofrecen a Ella, pero confiesa que jamás le gustaron. Los apartan en un plato blanco, soso, triste y simple, como tú, y no se les vuelve a mirar, pues nadie quiere que el resto de comensales crea que deseaba algo tan sórdido de ti. Aún así siguen hablándote, manteniéndote lejos de la acción, pero a ti no te escuchan, ya has cubierto tu cupo de lloros. De todas formas da igual, tú sigues sintiéndolo todo en el pecho. Caes en la cuenta de que no conoces a ninguno de los presentes.

Todos los platos están ahora llenos, menos el suyo. Expectantes, los invitados preguntan qué va a tomar, con qué parte se va a deleitar. No parecen darse cuenta de que sólo hay una parte que por derecho le corresponde. No te abre el pecho, llega a El Músculo por tu barriga con sus propias manos, que se sienten familiares, cálidas y reconfortantes, aun cuando lo saca sin contemplaciones. No corta, no separa, simplemente tira, y sin apenas hacer fuerza, lo extrae, entero, sin ningún daño más allá del ya hecho por un nacimiento accidentado y una tarde de Mayo. Lo deposita sobre tu pecho, y repara en un detalle: la piel cicatrizada le dará un toque especial. Con el peluche rebana tu pecho, y se lleva lo que los médicos dejaron cuando arreglaron tus defectos natos. Lo aparta, por el momento, y comienza a preparar El Músculo. Con cuidado de no hacer trizas las zonas más finas, extrae y rebaña las partes mecánicas que mantenían el ritmo. El tic-tac que había pasado a definir tu vida física se detiene, y tú ni siquiera notas la diferencia. No hay. Rellena El Músculo con la piel que te quitó del pecho, lo cierra con cuidado, como si fuera una fajita, y lo echa en una cacerola. Va a cocinarlo siguiendo una receta del libro que la regalaste.

Al fin se sienta a la mesa, y te das cuenta de que su posavasos es uno del lote que comprasteis juntos, y su copa la taza que te regaló por tu cumpleaños. Brindan con un zumo que huele como el Sintrom, y hablan tranquilamente sobre el futuro, hacen planes, con meses de antelación, sin mencionar tu nombre ni una vez. Tú, ya completamente insensible, sólo miras hacia arriba, sin ningún plan que hacer. Era –eras, eres- una tontería, de todas formas. Como apostar por un caballo ciego y cojo. Sientes como tu carne se desliza por su garganta, como si fuera un tobogán. Eres consciente de todos los trozos en los que divide El Músculo, y de todos los bocados que da. Te agobia sentir las paredes de su esófago, vives en primera persona lo que esa porción atraviesa hasta que se baña en sus jugos gástricos. Nadie se acuerda ya de que estás tumbado frente a ellos, no te dirigen la mirada, ni siquiera por accidente. Hacen planes para el día de tu cumpleaños.

Y aun con todo eres feliz. Estás tranquilo. Ya ha acabado todo, ya no hay nada de lo que preocuparse, porque no hay nada más. De nuevo te invade la vergüenza al pensar en lo aburridos, predecibles y absurdos que son tus pensamientos, y le das la razón cuando dice que debe olvidar. Y sigues tranquilo, porque lo último que te ha tocado vivir lo has hecho junto a Ella. Porque Ella se ha quedado con todo lo que te hacía humano, y no crees que nadie lo merezca más. Todos aplauden a la cocinera, y tras horas de charla insulsa y esperanzadora –para ellos mismos y para Ella- se levantan y vuelven a cualesquiera que fueran sus vidas. Giras la cabeza para despedirte de Ella y darle las gracias, y descubres horrorizado que ya está preparando el siguiente plato, del que no sabes ni el nombre, ni lo sabrás.

Pandora_6

El gato negro de Poe

Su mirada anaranjada
como luna llena
me observaba
en la oscuridad.
Un sobresalto
me arrastró al desvelo
y entre sombras
me asediaba la locura.
Embriagador el aroma
del recuerdo y el miedo
entre sábanas
de terciopelo azul.
Mis ojos bailaban
al son del brillo
tintineante de las estrellas,
mientras los suyos
seguían clavados
en mi mente
como vampiros
dispuestos a concederme
el delirio de la vida eterna.

urrako

No sé si os imagináis lo que significa que hayáis llenado 8 páginas con vuestras creaciones. Que hayáis vencido el miedo al rechazo o al ridículo y os esforcéis en publicar lo que vuestro cerebro pergeña.

Gracias a charles por tener la iniciativa y a los demás que colaboráis en ella.

7 2 respuestas
Pandora_6

#228 Un placer =)

Por costumbre

Me acostumbré tanto
a vuestras presencias
que echar de menos
es inevitable.

Cómo encontrar el camino
del desapego
sin riesgo a caer
en el olvido,
por no querer apretar
demasiado vuestros lazos.

Por costumbre,
aprendí a vivir entre silencios.

4
19 días después
charlesmarri

#228

Gracias a ti por estas palabras. Y lo digo en serio. El miedo al rechazo, y más en un foro como éste, puede frenar a muchos. A mí mismo con el siguiente texto pukerainbows que voy a poner. Pero qué leches. Qué más da. El rechazo o el aprecio siempre van a estar ahí.

Animaos a publicar, chicos, y lo que venga, vendrá.

SENBAZURU

Namiko la miró a los ojos y sonrió. Nima estaba cansada y parecía tan distante ahora, expectante de lo que podía avecinarse, temerosa de que llegara lo que durante tanto tiempo había rechazado. La joven tenía miedo, pero su miedo no era comprable al que por dentro, y ahogado, sufría Namiko, quien intentaba controlarlo con pálida heroicidad. El chico había decidido que ya de nada servía oponer resistencia ante aquello, sólo quedaba esperar. Ella se iba a ir y él no podía hacer nada.

—¿Conoces la leyenda de las mil grullas, Nima? —Namiko se sentó a su lado, al borde de aquella roca que daba al inmenso bosque esmeralda que se mecía quieto.
—No —contestó, sintiendo la mano del chico rozarse con la suya.
—Nima, es una bonita historia. Te la quiero contar.
—Cuéntamela, pero abrázame. Necesito que me abraces, Namiko.

El chico agarró con ternura su jersey claro, sonrío levemente y se estremeció al notar su respiración por debajo de los brazos que la abrazaban. Olía a jazmín y miel. La luna reflejaba sus grandes ojos y su pelo caoba. Namiko volvió a experimentar una fuerte sensación de desasosiego dentro de su cuerpo.

—Cuéntamela. Ahora estoy a tu lado, Namiko, quiero que me cuentes la historia de las mil grullas.
—Nima…

Una suave brisa meció los cabellos de la pareja.

—Es una antigua leyenda japonesa —continuó el chico—. Había una vez una niña pequeña que padecía una terrible enfermedad. La niña iba a morir, pero toda ella ansiaba la vida más que nada. Cuenta la leyenda que si consigues hacer mil grullas de papel y pides un deseo, éste se hará realidad. La grulla te concederá el deseo. Dicen que la niña se aferró a eso.
—Es una historia triste, Namiko.
—¿Y si fuera verdad, Nima? Tan sólo tendríamos que hacer mil grullas de papel.

La chica se acomodó en su pecho. La noche ya era bien oscura, el templado viento y el sonido de la naturaleza la relajaron. Nima cerró sus ojos y pensó en la grulla. ¿Qué le pediría ella? ¿Qué le pediría Namiko? Dentro de dos días partiría y quizás nunca volviese a ser la misma Nima que era ahora. Ni Namiko volviese a ser él. ¿Cómo no va a cambiar el tiempo a dos personas? Nadie puede predecir eso. Pensó en el deseo que concedía a aquel que consiguiese crear mil. No era una historia tan triste, a fin de cuentas.

—Sabes, Nima, yo sé qué le pediría a la grulla. Sé que no me importaría pasarme los días rodeado de papeles —la chica le agarró el brazo con suavidad—. Pediría que no tuvieses que irte. Y si te hubieras ido, pediría que volvieses siendo la misma que eras, Nima. Mi deseo sería una vida a tu lado. Esta misma vida a tu lado.

Namiko acarició su pelo. Sabía que se había dormido hacía pocos segundos, pero también sabía que las palabras sólo eran palabras y que sus emociones la acompañarían ahora en sus sueños.

Miró al bosque, recordó la vieja madera de los árboles que habían sobrevivido al tiempo. Los cerezos se mantenían fuertes ante las tormentas y las nevadas. A lo lejos, un pájaro voló a través de la noche. Quizás fuera la grulla, que tras escucharle emprendió rápida el vuelo para hacer que Namiko tuviera la vida que quería. Una vida junto a Nima.

—Despierta, es hora de volver —le susurró al oído antes de besarla en la mejilla.

2
Millonet1

Aquí va una imitación cutre de la poesía social de la época franquista que tuve que hacer para clase:

Caracteristicas de la poesia social:
-Lenguaje directo y simple
- Descalificaciones

Escucho gritos de revolucion,
y me asomo a mi ventana
esperando al ejercito rojo,
pero me quedo con las ganas.

Son ellos,
los indignados sumisos,
repartiendo flores
a los guardianes del fascismo.

Hoy he puesto en twitter
dos tweets contra el capital!
¿Y te crees revolucionario?
Pedazo de subnormal.

Pero ve, corre a la manifa
con el iPad y las Ray-Ban
haz tu grito silencioso,
no vaya a ser que te oigan.

Y por favor, no me digas
que mantenga la calma,
¡Asi no se hace la revolución joder!
Sino con un rifle por barba.

4
Mr-Carradine

Hoy he puesto en twitter
dos tweets contra el capital!
¿Y te crees revolucionario?
Pedazo de subnormal.

FAN xDDDDDDDDD

4
urdaking

Manifiesto vulgar

Me he cansado de las equivocaciones
y del no pensar,
también del miedo
y el no dejar hablar.
Harto de las esperas
me voy volando para no esperar
y ahí voy topándome
con la gracia y el tacto de las nubes;
ellas ya hace que dejaron de volar.

Que no, que ya no hablo;
grito que si necesitas un aliciente para actuar
¡toma!¡toma tu felicidad!
sino, joder,
te toca esperar.

B

-Hola, ¿follamos?

-No.

-¿Y luego?

-No.

-Podemos empezar de nuevo, ya sabes, estoy loco.

-Patético.

-Me estuve haciendo una paja.

-¿De tres años?

-Y tirones de muslo. ¿Qué tal te va todo?

-Separación de bienes, me quedo con sus libros.

-¿Miller?

-Siempre te gustaron retorcidas.

-¿Follamos?

-¿Y el café?.

-Solo, con whisky.

-Eso tú.

-A las seis, donde siempre.

-Siempre es relativo. Hay muchos donde siempre.

-Plutón.

-Eso ya no es un planeta.

-Mis huevos.

-Tampoco.

-Bajo el puente.

-¿Con una hoguera de fondo?

-Y vagabundos.

-Mañana.

-Con whisky.

2
B

Ahora es ceniza.

Jamás fue nada, nada del todo, ahora es ceniza.

Lo llaman cómico, lo llaman único, no le preocupa. No se preocupa, tan solo siente.

Nubla su vista y descuartiza al viento, no son fantasmas.

Ahora es ceniza; rompecabezas en imágenes intermitentes, agua del grifo, no mira espejos.

Le vi escribir con sangre, casi no escribe ya; son fotogramas, memorias.

Muerde en la oscuridad, muerde y sonríe; clava incisivos áridos, diamonds, demonios.

Camina en decadencia, cuenta sus pasos, ceniza y pasos.

Nubla su vista, nubla destinos, tensa sus tuercas.

Ático y mugre.

lovebuzzz

Bueno, dejo la vergüenza a un lado y me animo a poner algo. Ahora mismo no estoy en casa y mi conexión es pésima, así que esto es lo único que he podido salvar. Suelo poner todo lo que escribo en tumblr, pero como no tengo muy claro si se consideraría spam poner la página aquí pues bueno, la tengo en mi perfil. Muy buena iniciativa este hilo ^^


Ella siempre había sido especial.
Con su curiosidad casi infantil. Con sus múltiples preguntas esperando una respuesta. Con su sonrisa natural por cualquier cosa. Con sus palabras estúpidas para tranquilizar las situaciones difíciles.
Tenía una forma particular de tocarse el pelo, de acariciar a las personas con palabras. La recuerdo escuchando música casi las 24 horas. Y cuando no la escuchaba la componía.
Tenía una forma especial de susurrar los te quiero. Siempre tan profundos, acompañados de una voz ronca que te hacia rozar el cielo.
Sabía escuchar. Y muchas veces el silencio era lo mejor que podía brindarte en este mundo de gritos constantes.
Le gustaba caminar. Sentarse a observar la gente pasar y especular sobre vidas que quizás no existían. Se aventuraba a acertar, pero todavía más a errar. Le encantaba equivocarse, por que eso le hacía aprender. Era un alma pérdida en un mundo sin rumbo.
Quería irse muy lejos, donde nada pudiera atormentarla. Donde el pasado quedara atrás. Para que el aire renovado le hiciera creer de nuevo en su alma.
Siempre pensé que dentro de ella había algo que no quería expresar, a pesar de ser alguien a quien le gustaba compartir todo lo que le pasaba.
Supongo que el dolor la había convertido en una persona exageradamente extraña.
Creo, y seguramente sé, que eso era lo que me encantaba de ella: que pasara lo que pasara, cuando parecía que todo había acabado para ella, de repente te hablaba de las ganas que tenía de tener un perro o de hacer el amor.

3 1 respuesta
Maya8

Acabo de descubrir este thread... Yo escribo un blog desde hace unos 9 meses: yesistheword.blogspot.com.es Os animo a que entreis, mis entradas no suelen ser muy largas, hablo de mis sentimientos intentando darles la belleza que poseen a través de las palabras.

Os dejo una muestra:

"Ni cada uno recibe lo que merece, ni el tiempo pone las cosas en su lugar. La injusticia atraviesa nuestros corazones como una tormenta eléctrica cruzando el cielo, y quedan así, sobrecargados, quemados e inservibles. Solo sobreviven los más fuertes. Quizá fue la debilidad la que nos hizo a todos perder en algún momento, pero nunca es tarde para ganar, reavivar el corazón y salir a la calle a conseguir aquello que deseamos. Y hacer justicia."

1
Chechubu

No sé si se pueden colocar historias con continuación pero bueno.

Él también localizó mi presencia. Era un lobo imponente, un abundante pelaje grisáceo recorría su cuerpo. Tenía numerosas y algunas incluso profundas cicatrices. Probablemente era el macho alfa. Abrió sus fauces y mostró unos afilados colmillos que resplandecían en el oscuro cielo despejado de una noche cálida de un atípico otoño.

El cánido dio un paso hacia adelante, con firmeza. Profirió un increíble aullido que rasgó el implacable silencio nocturno, resonando en todo el bosque. Cuando aún me preguntaba cómo aquel lobo pudo efectuar tal sonido gutural me dí cuenta de que tenía que escapar, sólo era un novato en aquella tierra llamada Mainland. Me registré y apenas tenía una pequeña daga de madera con un filo insignificante que suelo utilizar para despellejar las pieles de los zorros. Sus preciadas pieles son empleadas en diversos negocios. Las manos me temblaban, aquel encuentro tan precoz con un animal de tal envergadura no cabía en mis planes. Era imposible escapar. El animal procedió con cautela, mi ritmo cardíaco aumentaba por cada paso que daba. Él daba vueltas alrededor mío, probablemente estaría esperando alcanzar un punto ciego para poder abalanzarse y asestarme una potente dentellada, la sangre brotaría de la herida y probablemente en un par de minutos ya habría perdido suficiente sangre como para marearme. Estaría débil y apetecible para un hambriento lobo como aquel.

Un plan surgió de mi mente, podría tirar una rama para desviar la atención del lobo y correr. Funcionaría. Tenía que funcionar. Miré el suelo y allí estaba tirada como si fuese una cosa inútil. La agarré, apreté el puño, aquel objeto considerado inútil me podía salvar la vida. Respiré hondo e intenté que no me temblara la mano, tenía que ser como uno de esos paladines, con sus arcos de caoba que podrían perforar la armadura de un Orc Warlord o sus ballestas de roble que fácilmente podrían atravesar a dos personas en fila.

Un gran bulto se movía por la oscuridad, éste captó la atención del lobo y la mía. Aquel ser tenía una larga túnica de color carmín, un colorante bastante caro. Sus botas eran de un cuero de alta calidad y estaban resplandecientes. Tenía la cabeza tapada con una capucha ricamente bordada. Pero mi vista se fijó rápidamente en un resplandor turquesa que emanaba de su mano izquierda, lo observé con más detenimiento y me di cuenta que aquella esfera turquesa desprendía unos pequeños relámpagos.

-Exori vis- masculló aquella figura que, gracias a la luz que creaba aquella esfera mágica parecía más humana que antes. El hechizo salió despedido y colisionó contra el cuerpo del temido lobo. Un débil gemido salió de la garganta del animal, no se veía tan fiero ahora que estaba tan malherido. Hubo un intento de escape, fallido. Tenía una de las partas traseras inutilizadas.

-Sígueme. Ladeó la cabeza e inmediatamente silbó al viento. De la nada apareció un caballo esbelto, su cola no paraba de moverse, como si estuviera inquieta. Esperando la llamada de su amo. O simplemente nerviosismo.

En medio de todo esto el agónico lobo se fue con el rabo entre las piernas, no pudo saciar su hambre y casi pierden un miembro en la manada. El corcel empezó a galopar, resquebrajando las hojas secas que fueron fácilmente reconocidas debido a el sonido que emiten cuando son rotas.

Traté de apreciar el paisaje, aunque la noche era tan oscura que a duras penas podía observar su belleza. Parecía que el caballo conocía la ruta de memoria. El desconocido permaneció en silencio durante todo el trayecto, su caballo rara vez relinchaba, no sé si por cansancio o simplemente para que el ambiente no fuese tan incómodo.

-Quítate esa ropa mugrienta- bramó el desconocido. Se acercó lentamente. Bajo, constitución robusta, mediana edad, de rosto enjuto aunque se apreciaban unas prematuras arrugas que sólo se hallaban en el perfil izquierdo de su cara. Aunque vistas con más detenimiento parecían restos de una quemadura. Restos que no pudieron sanar, piel muerta que cuelga de su cara. Ojos verde ceniza, penetrantes, observándo el más mínimo detalle. Su cara era fea, pero no la de un tonto.

-Me llamo Jayce, no lo olvide.- susurró.


Las cristalinas gotas de agua pura del monasterio impactaban contra un suelo desprotegido ante aquel ataque. Los campos de trigo blanco que suministran de un exquisito pan al edificio eclesiástico estaban siendo masacrados. Aquel pan es famoso en todo el pueblo y es muy cotizado en los mercados de diversas ciudades de gran importancia, tan importantes como Venore, una ciudadela donde el lujo está a la vuelta de la esquina. Aunque no todo lo que brilla es oro en esta ciudad, aquí también existe la red más amplia de criaturas esclavizadas. La policía Venoriana hace la vista gorda debido al impuesto del catorce % del valor de cada transacción. En un trato de gran envergadura las arcas de Venore podrían adquirir cinco monedas de cristal. Según Venore's Voice la ciudad obtiene una media de setenta y cuatro monedas de cristal al día por este impuesto. Que son despilfarradas en unas defensas y armada que no se han utilizado desde hace dos siglos.

-Varus, la lluvia está avasallando nuestra plantación- chilló Graves, temeroso de que en el invierno las reservas no cubran sus necesidades.

De la oscuridad se asomó una cabeza, unos ojos cansados por la vida observaron la situación. Un pie se adelantó, le seguía el otro. Una capa azul se dejó entrever.

-Utamo vita. A una velocidad vertiginosa una fina capa azulina cubrió la plantación al completo, sin dejar un solo grano de trigo fuera. Las gotas de agua que chocaban contra este escudo mágico eran desviadas inmediatamente a una dirección aleatoria.

-Exori flam. De la mano del hechicero empezó a brotar fuego que parecía tener vida propia. De la garganta del monje salió otro poderoso conjuro.

-Gran. La bola ígnea empezó a expandirse, ahora no cabía en la mano. Debido a esto flotó a unos pocos centímetros de su palma.

-Max. De la nada aparecieron tres bolas de fuego que giraban lentamente alrededor de la mayor. Su tamaño era un poco más grande que la primera invocada. El brujo alzó su mano al cielo del crepúsculo. El poderoso conjuro salió disparado como una flecha que ha sido encantada por un paladín de élite. Ascendió rápidamente hasta una considerable altura y frenó bruscamente.

-Exiva. Un mapa mental fue creado en la mente de Varus. Un bulto estaba escondido entre la densa maleza.

-Persequi. El conjuro se abalanzó hacia el lugar indicado por su dueño y explotó. Un alarido se escuchó en el campo.

-Exana flam. Conjuró la extraña criatura. Su voz era muy grave, no parecía humana. Las llamas no cesaban y el cuerpo inconsciente del ser que conocía magia de ese nivel daba unas pequeñas convulsiones. Su cuerpo estaba recubierto con quemaduras, el hechizo de sanación apenas hizo efecto.

Lo admito no tengo imaginación con los nombres. Sí, son campeones del LoL.

paw

Matar.

Bonita palabra injustamente tratada por la estúpida moral humana. Mientras su antónimo, llamémoslo Dar vida, está considerado como algo bello y necesario, aquella es tratada con recelo, incluso odio. La verdad, no lo entiendo. ¿No es igual de lícito obligar a alguien a vivir que condenarlo a morir? Tengo buena memoria y a mí nadie me preguntó si quería venir a este mundo, igual que tampoco pregunto cuando hago que alguien salga del mismo.

1
paw

EL BULLI —Parte 1—

Una pareja reservó hace 6 años una mesa en el Bulli, pero no contaban con que en esa larga espera tendrían un hijo. Ahora tienen que llevar a un niño de 4 años a cenar con ellos a El Bulli ya que ninguna niñera está disponible esa noche.

Los demás comensales de El Bulli —que también llevan una media de 6 años esperando su mesa en el restaurante— tendrán que soportar pataleos y berrinches de un inocente niño de 4 años al que no le gusta el foie de manzana defragmentado sobre láminas de bacalao deshidratado. Y la culpa no la tiene nadie.

EL BULLI —Parte 2—

Una pareja reservó hace 6 años una mesa en el Bulli, pero él no contaba con que en esa larga espera le diagnosticaran una enfermedad terminal.

Antes de morir le dice a su mujer que, por favor, vaya a El Bulli, que es algo que habían planificado hacía años. Es su última voluntad. La mujer acude a El Bulli sola. Cuando le preguntan qué quiere beber ella se pone a llorar desconsoladamente y los demás comensales del restaurante —que también llevan una media de 6 años esperando su mesa en el restaurante— tendrán que soportar los pataleos y los berrinches de una inocente mujer que echa de menos a su pareja. Y la culpa no la tiene nadie.

EL BULLI —Parte 3—

Ferran Adrià decide cerrar el restaurante para evitar estas situaciones. Se siente culpable.

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