#1 Me voy a permitir el lujo de decirte algo que ya sabes: moriremos.
La vida, la existencia, la experiencia, es fútil. ¿Algo vale para cualquiera cosa? No lo creo. Sobrevivimos en un mar de angustias aderezadas por momentos puntuales que le dan el contorno del sentido, pero ¿para qué?
He ahí la eterna pregunta, el para qué. Vivimos para vivir hasta dejar de hacerlo. Cuándo dejar de hacerlo, en definitiva, no importa: ¿perpetuar la especie?, ¿atesorar vivencias y buenos momentos? Todo vale para nada. Y así seguimos, arrastrándonos por la flecha del tiempo hasta que se termine. ¿Qué importancia tienen nuestros actos si todo es irrelevante?
¿Cómo me levanto cada mañana? Juego en la más absoluta y profunda hipocresía. Evado la pregunta del para qué, esa que me asalta como un enjambre de moscas cercanas al tarro de miel, y dando manotazos las ahuyento justificando experiencias, orgasmos, amor, lugares, ambición, cómos y porqués. Y así sale el sol, reflejos de la oscuridad, una vez más. Hasta el nicho como fuere, pasando las horas.
EDITO: Pues como me gustó mi frase final, a lo Paulo Coelho, aquí la me dejo: