El rincón del SEXO y la LASCIVIA

Nuestros sueños

¿Sabes esos sueños que sientes de una forma tan exquisita como si estuvieras despierta, sintiendo como tu cuerpo se retuerce de placer? Me desperté, de pronto, sobresaltada por aquella sensación. Los pezones duros, aún recuperando la respiración y mi entrepierna muy húmeda y caliente. Me di la vuelta y allí estaba él. Sonreí… me encantaría despertarle para contarle mi sueño erótico, pero quizá estaría tan dormido que ni se enteraría de mi relato, así que me levanto a escribirlo para que no se me olvide y poder contárselo mañana.

Escribo un pequeño relato de mi sueño: Me encontraba rodeada de personas desconocidas que practicaban sexo a mi alrededor, algunos en camas, otros en jacuzzi, otros en el suelo o en grandes sofás, yo podía observarlos a todos, y ellos a mi… me encantaba que me miraran, que vieran como disfrutaba de unas caricias que ni yo misma sabía de donde procedían; quizá una boca muy caliente y húmeda jugueteando con mi clítoris, y unas manos grandes apretando mis tetas… otra boca diferente besando y mordisqueando mi cuello…. Siento como todo mi cuerpo se inunda de calor, luego todos los músculos tensos, como un escalofrío por la espalda, la necesidad de contener la respiración por unos segundos hasta que pase la tromba de sensaciones, todo a mi alrededor se vuelve oscuro y sólo existe mi cuerpo vibrando por todos lados… en el momento que abro los ojos, alterada, me he despertado.

Vuelvo a la cama, cachonda nuevamente al recordar mi sueño... Me arrodillo a su lado. Se ha dado tantas vueltas que parte de su cuerpo desnudo ha quedado al descubierto, y puedo ver su pene flácido apoyado sobre su muslo. No puedo resistirlo y me acerco hasta su polla, la cojo con una mano, la muevo un poco, y empiezo a succionarla con la boca, primero suave, no quiero que se despierte sobresaltado y hacerle daño con los dientes…Sigo pasando mis labios húmedos por toda su polla, aún pequeña, hasta la base; una vez allí recorro el camino hasta sus huevos con mi lengua y los chupo uno primero y otro después. Se mueve, cambia el ritmo de su respiración, se coloca boca arriba, pero no abre los ojos.
Meto su polla entera en mi boca, y empiezo a hacer movimientos de mete-saca, hasta que poco a poco voy notando como va creciendo, de forma que mi lengua la humedece y hace que mis movimientos sean más rápidos y cómodos. Con mis manos sigo acariciando sus huevos, y mi boca sigue encargándose se su polla. Me encanta esta sensación, tener su pene en mi boca me hace sentir dominante, dueña total de su placer… y saber cuánto lo disfruta me vuelve loca, cachondísima.

Sigo chupándosela, suave, rápido, más despacio, más fuerte, más presión… su polla está enorme, caliente y muy dura, ¡Cómo me gusta! Sigue sin despertarse, pero empiezo a escuchar unos leves gemidos ahogados, su boca está entreabierta, y me encanta ver como presiona su labio inferior con los dientes... Respondo a esos gestos con más velocidad y más saliva sobre su miembro, ahora me ayudo de una mano, mientras la otra, con los dedos humedecidos juegan con su perineo y ano. Le gusta… y me encanta regalarle este placer tan sutil.

Los susurros cada vez se hacen más intensos y sus caderas se balancean pidiendo más… la meto entera en mi boca llegando hasta mi garganta, y la muevo así un poco, luego la saco y la vuelvo a meter, después sigo haciéndolo variando el ritmo pero siempre sin salir de mi boca. Sus huevos se ponen duros, los cojo con la mano, y acelero el ritmo; sus gemidos son más hondos y su respiración se entrecorta con algunos pequeños descansos para tragar en seco… entonces noto como su leche caliente empieza a derramarse en mi boca y escurre por su polla despacio, gota a gota, como si de un helado derretido se tratase. Voy bajando el ritmo mientras él convulsiona de placer, cada vez más leche en mi boca hasta que acaba, y voy bajando limpiando los restos con mi lengua… levanto la mirada… Sonríe, pero sus ojos siguen cerrados. Se gira sobre un costado y sigue durmiendo.

Me acurruco a su lado, y le abrazo. Coge mi mano y susurra algo que no llego a entender. Mañana le contaré mi sueño… quizá él tenga algo que contarme de los suyos también xD

Mientras él está en la ducha

Mientras él está en la ducha, echo un vistazo a su historial… Porno y más porno, me hace gracia, y me produce curiosidad. Abro uno al azar. Un video de una mamada, uno de sexo anal… Vaya, no andaba tan equivocada de las cosas que le gustaban a este chico… Me entretengo con el vídeo, no es de tan mal gusto como la mayoría… de hecho, noto como me voy excitando poco a poco y no puedo evitar tocarme sobre la ropa para responder a esos pequeños latidos que empiezo a notar en mi clítoris.
Con el volumen bajo, puedo escuchar que aún está con el grifo de la ducha abierto, así que tengo un poco más de tiempo para “jugar”. Me toco los pechos sobre la camisa, y con la otra mano acaricio mi clítoris con menos ropa de por medio. La actriz no parece muy buena haciendo la mamada, pero ver ese enorme pene lleno de venas, tan duro y tan grande, me compensa la imagen. Imagino que esa boca es la mía, que soy yo quien doy placer a ese pene, y me excito más aún. Mis dedos recogen humedad de mi vagina para mojar mi clítoris y voy aumentando el ritmo.
Me reclino en la silla casi olvidada de que no estoy en mi casa, sino en la suya, usando su ordenador para ver su porno… para mi placer!, cuando de pronto el ruido desde el baño se para. Recompongo la compostura, me siento bien y cierro las ventanas.
Aparece en la puerta, envuelto en una toalla, con el pelo mojado, recién afeitado y con algunas gotas manteniendo húmedo su pecho. Creo que se nota en mi cara cuánto me pone verle así…

• ¿Qué pasa? ¿por qué esa cara?
• Me pones… pero aún mejor sin esa toalla
  Se ríe, y se hace el renuente un poco. Entonces me acerco, sonriendo y gruñendo por lo bajo… una pequeña mordida en el cuello, luego bajo con la punta de la lengua hasta la comisura de sus labios, y cuando él va a responder con un beso, sigo bajando, despacio hasta uno de sus pezones que rozo con mi lengua y luego succiono con los labios. Le miro… sonríe, su pezón se eriza… voy a por el otro…. Luego un recorrido con la punta de mis dedos por su bajo vientre, rodeando el borde de la toalla hasta que logro dejarla caer… Me mira, pone una cara de hastío en broma, y le hago un guiño… No te quejes tanto, lo mejor viene ahora.
  Le pido que se siente en su silla, que abra su historial y que coja alguno de sus videos porno favoritos. Se queda extrañado, le vuelvo a pedir que lo haga, y lo hace. Parece que no hay mucha duda, abre uno y me mira esperando instrucciones.
  Me pongo de rodillas delante de él, entre sus piernas, frente a su sexo oliendo a gel de baño y algo húmedo aún.
• Quiero que veas el video… y me digas lo que tengo que hacer yo desde aquí.
  Ya sé como empieza ese vídeo, así que me quito la camisa y el pantalón para quedarme en ropa interior, vuelvo a arrodillarme y comienzo a dar pequeños lametazos por su pubis.
• Tienes que poner las manos en la espalda y comérmela.
  Obedezco, e inmediatamente, casi al instante de su orden, se empalma. Empiezo a comérsela por la punta, rodeándola con la lengua, humedeciéndola y retinado el prepucio para dejar totalmente desnudo su glande. Lo chupo bien hasta que está totalmente brillante, luego le observo. Me está mirando, sonrío con su polla en mi boca y meneo la cabeza.
  -Tienes que mirar el vídeo, no a mí.
• Me gusta más lo que veo aquí, además, en el vídeo, la chica no protesta tanto como tú
  Okey, tú mandas. Continúo mirándole y comiéndosela, según sus gestos, voy aumentando o disminuyendo el ritmo, él me regala una imagen de lo más cachonda para mí… verle cerrar los ojos, echar la cabeza para atrás, ver su nuez subir y bajar mientras respira profundo, su mandíbula, su boca abierta para jadear despacio, sus labios gruesos resecos de la respiración…
  Coge mi cabeza con sus manos y marca el ritmo, coloca mi pelo a un lado y lo sujeta con su mano, al mismo tiempo que aprovecha esto para dar tirones de pelo y hacerme parar cuando me estoy excediendo en el ritmo.
• Ahora, te toca tumbarte en la cama, boca arriba, con las piernas bien abiertas… que me toca comer a mí.
  Estaba yo de lo más a gusto… ¡pero nada de rechazar este tipo de ofertas!, ¡Si lo dice el vídeo, es sagrado! Jajaja. Me tumbo, y tímidamente dejo las piernas juntas. Se acerca a mí, caminando a cuatro patas hasta que mete su cabeza entre mis rodillas, y sin más rodeos, aparta mi tanga a un lado y me da un lametazo en toda la rajita que me hace estremecer por completo, luego lo retira y continúa. Cierro los ojos, me encanta sentir esas sensaciones como si estuviera en otro sitio, en otra dimensión. Él se queda ahí, frente a mi chochito, lamiendo, chupando, succionando, introduciendo la lengua… yo sólo noto placer, placer y más placer, siento como mi chocho se vuelve cada vez más húmedo, más caliente, ya no sé si por su boca, o por mí misma… el caso es que me encanta, y no puedo evitar aferrarme con las uñas a las sábanas para no descontrolarme. Gimo, jadeo, noto como mis tetas están duras y los pezones firmes bajo la fina tela del sujetador; se elevan a cada bocanada de respiración profunda que cada vez es más intensa, y el vientre que se hunde, al mismo tiempo que mi cadera se balancea buscando más de cerca y con más fuerza su boca.
  Le agarro por el pelo, araño su cuello, le pido más. Su lengua me recorre en círculos el clítoris mientras sus dedos entran y salen muy húmedos de mi vagina. Me pregunta si me gusta, y me cuesta un momento responder porque tengo la boca totalmente seca de jadear, así que respondo entre gemidos ahogados que sí, que me encanta, que quiero más fuerte. Obedece, y todo mi cuerpo sube de revoluciones, tengo la sensación de ser totalmente sensible por todos los rincones de mi cuerpo, noto mi piel al milímetro, mi garganta se anuda y cada vez me cuesta más mantener la calma… Me corro en su boca, una y otra vez, porque sus dedos cada vez van más rápido y yo estoy cada vez más cachonda. Grito, me arqueo y me aferro a las sábanas con más fuerza, luego a su pelo… no siento la fuerza de mis piernas, pero noto como a instantes se relajan para volver a tensarse, un escalofrío por toda la espalda, todo mi cuerpo desprende burbujitas y me siento en el aire, sumergida en una pompa gigante de placer, donde sólo estoy yo… ya no siento siquiera su boca, sólo la sensación que produce en mí, cada vez más fuerte, y cada vez más difuminada al mismo tiempo. Intento respirar más despacio o me marearé demasiado… abro los ojos, le miro, y le pido que pare un poco o explotaré; sube por mi pubis, hasta mi ombligo dando besitos, mientras sus manos ya han llegado hasta mis tetas, desde allí escala y me muerde los pezones, otro calambrazo por la columna vertebral, sigo llena de energía, de placer, y cada caricia me remueve. Le miro fijamente con cara de deseo, me da un beso en la boca y busco su lengua con mi sabor más íntimo… me encanta ese sabor salado en su lengua, así que le beso con fuerza, un beso muy guarro. Miro la pantalla y veo que los actores ya han avanzado más que nosotros, él está penetrándola a cuatro patas. Él mira también y me indica que me coloque de la misma manera.
  Lo intento, pero las piernas aún me tiemblan demasiado y caigo boca abajo rendida. Él me coge por las caderas y me levanta un poco, noto como me da suaves besos por las nalgas y hace círculos con su lengua a medida que se acerca al centro. Me gusta esa extraña sensación… De pronto para, no sé qué hace… lo siguiente que noto es su dedo húmedo introduciéndose entre mis nalgas hasta mi culo. Me pongo un poco nerviosa, no estoy acostumbrada a ese tipo de caricias y me siento rara. Pero le dejo hacer un poco más, me relajo… estoy demasiado débil ahora para oponer resistencia. Él juguetea con su dedo húmedo en mi culo, cuando se seca vuelve a humedecerlo, haciendo de vez en cuando más presión para introducirlo, hasta que noto que se acerca con su boca, su lengua de nuevo húmeda y caliente. Eso me excita mucho, aunque no dejo de tener esa sensación extraña por la zona en la que está jugando. Me lame, me humedece, juega con sus dedos… Voy notando como poco a poco cede y entra un poco de su dedo. Con poca paciencia, ahora humedece su glande y lo aproxima a mi culo, separando las nalgas y haciendo presión. No podría decirle que no, pero soy incapaz de reaccionar de ninguna manera, me quedo en silencio, y oigo como su respiración también se contiene cuando ha logrado meter la punta de su polla en mi culo… luego, un suave suspiro, y me pregunta si estoy bien. Sí, respondo.
  Poco a poco empieza a moverse dentro de mí, y yo aprovecho para colocarme mejor a cuatro patas, así puedo estimularme el clítoris mientras él me folla desde atrás.
  Me coge con fuerza de las caderas y le siento tan cerca que noto como se mueve mi pelo con su respiración en mi cuello. Le susurro si le gusta, y me responde que sí, mucho. Sonrío un poco más tranquila, y sigo estimulando mi clítoris. Su polla ha entrado casi toda, y su movimiento va alternando despacio y más rápido, a cada cacho más que entra, más fuertes son sus embestidas.
  Esa sensación de que me está poseyendo con fuerza, con brusquedad, como si yo fuera una puta, me aviva mucho, y empiezo a tocarme con más ganas. Hasta que noto que ya ha entrado del todo, y se desgarra un gemido de su garganta acompañado de sus uñas clavadas en mis caderas.
  Empieza a follarme más fuerte, y escucho como sus huevos chocan contra mí, así que con mi mano libre los agarro y los aprieto acompasadamente con el ritmo de sus embestidas en mi culo. Gime, primero mas suave, luego más grave, le miro, me da una nalgada y me sonríe con cara pícara. Pongo cara de placer, sonrío… está disfrutando y eso me hace sentir más cachonda aún.
  Aprieta mis tetas, mis nalgas, me coge de la cintura, de las caderas, todo su cuerpo muy cerca de mí, gemimos juntos…. Empiezo a tocarme más fuerte y más rápido, acompañando el ritmo que él marca desde atrás, y cuando estoy a punto de correrme de nuevo, él se para de repente, sale y muy despacio vuelve a entrar, un largo “mmmmmmm”, y luego continua, esa sensación tan rara desde el culo, y mi mano en el clítoris me están acercando mucho a lo que va a ser otro orgasmo, así que me reincorporo un poco muy despacio y le digo: voy a correrme…., tras otro susurro suyo, y un poco de silencio, me responde: Yo también…
  Los dos aceleramos el ritmo, empezamos a gemir casi al unísono, mientras se oye el sonido de nuestros cuerpos chocando rápido
• No pares
• Voy a correrme ya
• Yo también…
  Se ahogan los susurros, los gemidos, mis manos se aferran de nuevo a las sábanas, las suyas con fuerza a mis nalgas, el ritmo se va apaciguando, el silencio se va apoderando de nuestras gargantas poco a poco, noto como su cuerpo cae sobre el mío, y como yo, al no poder con su peso, caigo rendida también sobre el colchón.
  Su pene se va volviendo más flácido y cuando por fin sale de mi culo, noto como su semen caliente resbala por mis muslos aún temblorosos.
  Pasan algunos minutos en silencio. Miro la pantalla… El vídeo ha terminado, no sé cuándo, pero da igual, como excusa ha estado bien…
• ¿sabes?
• ¿qué…?
• Me gustan los vídeos que ves
• A mí me gustan más lo que hacemos nosotros
• A mí también

Princesa

Girl, youŽll be a woman soon. Eso pensé cuando mi ahora ex novia se despidió de mí dando un portazo. Por fin estaba solo y en paz, eso es lo que quería desde hace mucho tiempo, y además ese día tenía lío.

Cuando tienes dieciséis años crees conocer acerca de las relaciones, consecuencias, imprevistos y devenires. A veces tienes pesadillas, no sabes si por purgar Dioniso el exceso de vino de la pasada noche o por saber a ciencia cierta que puedes perder el control en cualquier momento, y eso me paso a mí tras el portazo de mi novia, querido lector.
Ese día venía a mi casa mi prima. Era la primera visita de una serie que tenía que realizar, ya que necesitaba tratamiento dental y en su ciudad de origen no lo hay.

Fui a comer a casa de mi abuela. Cuando llegué ya estaba mi prima allí, sonriente, radiante y guapísima, como siempre la había visto, como siempre me había atraído, a pesar de que solo tenía catorce años. Comimos ensalada y filete de ternera, y le invité por los mentideros, mientras mis abuelos no miraban, a que fuésemos a mi casa, a tomar algo y a fumarnos un porro. Nos conocíamos de sobra, y yo a ella más, y sabía que no rechazaría un canuto, y menos aún beber una buena copa con su primo.
Tras comprar una botella de whisky y cocacola en el chino más cercano nos fuimos, y como es obvio, llegamos a mi casa, y lo que iba a pasar aquí, a pesar de que siempre lo había deseado e imaginado, nunca lo creía posible.

Fuimos directos a mi habitación, serví unas copas, hice un porro de hachís y puse música rock nacional, un género que a ella no le gustaba, pero eso me daba igual, yo necesitaba droga y amor en ese momento, y nadie me lo iba a negar. Sentados en la cama estábamos, tímidamente, mientras hablábamos de muchas cosas mientras la ficha y la botella iban menguando.
En un momento de la conversación ella paró la música rock, estaba harta, y puso su móvil: reggaeton, horror, pero no iba a negarle nada a mi princesa. Lo que pasó pasó, decía la canción, y yo cada vez la veía más guapa y deseaba sentirme identificado con esa canción. Mientras sonaba esa canción, se levantó y se sirvió una copa, y me contó. Me contó que estaba mal con su novio, que ya no era lo mismo, que necesitaba algo más. Yo, frío como los hielos de mi cubata, le espeté "y qué quieres que yo le haga? No sé qué decirte"; ella me contestó: "ayúdame tú a olvidarle"

En ese momento me vino una canción a la cabeza, una canción que dice "ahora entiendo sus palabras, ahora entiendo sus miradas, ahora sé..."

Ambos íbamos etílicos perdidos, drogados, como solo un adolescente tonto puede estarlo. Se sentó a mi lado en la cama, no dijo nada, y me dio un beso en la mejilla. Cuando se lo fui a devolver no me dejó, y me mordió la boca mientras me empujaba contra la cama. Esa era la situación, querido lector. Yo tumbado en la cama mientras cabalgaba vestido con mi prima y nos besábamos, sentía esa lengua llegar a mi alma, se movía por todas partes, esos mordiscos pícaros e inocentes en los labios los sentía como si Eva estuviera mordiendo la manzana. Nos besábamos, y yo, mientras, tímido, tocaba sus grandes -enormes- pechos a través de la ropa, apretándolos con fuerza y moviéndolos, mientras los rítmicos roces de mi prima iban in crescendo. Reuní el valor y metí la mano por debajo de su camiseta y de su sujetador, con mis dedos ahora pellizcaba y acariciaba sus pezones, y ella me correspondía besándome cada vez con más fuerza y pasión. La cogí del culo, me recosté, y la recosté encima mía, y le quité la camiseta y el sujetador. Esas enormes tetas que tantas veces me había imaginado eran mejor que cualquier delirio orgásmico, eran la perfección. Unas tetas grandes y preciosas, con la aureola chiquitita y el pezón apuntándome como un misil, tetas turgentes en su sitio. Empezé a comer, a morder aquellos preciosos pezones, como si no hubiera otra cosa en el mundo, ese era mi mundo. Mientras me deleitaba con aquellos pechos, mi prima me agarraba con fuerza del pelo y se frotaba contra mi polla, que estaba ya a punto de explotar, prácticamente fuera del pantalón, cosa que debió notar, pues me hizo parar y me quitó los pantalones y los calzoncillos, y después se quitó ella el pantalón y el tanga. Nos pusimos en la misma posición de silla, ella encima mía, pero esta vez desnudos, mi polla y su coño restregándose en directo, sin trampa ni carton, notando mi polla cada vez más grande y más empapada y caliente. Si hubieran puesto un termómetro en medio de nuestros genitales en ese momento, yo creo que hubiera explotado. Seguimos de esa forma un buen rato, dándonos placer, ella corriéndose y yo aguantando. Lo que no pude aguantar fue metérsela por sorpresa. Me cogí el tronco de la polla y lo dirigí hacia la entrada del paraíso, no le costó entrar, pero a su vez eso se notaba estrecho, perfecto para todo el amante del roce ¡fuera los coños grandes!

Ahí estábamos ahora, de forma lenta, ella encima mía y yo con la espalda en el respaldo de la silla, yo dentro de ella, ella dentro de mí, sin pensar en nada, solo en las drogas, y en el amor. Yo tenía cogido con fuerza su prieto culo, y le guiaba sobre el ritmo que quería en cada momento, y ella no daba tregua. Nos besábamos continuamente mientras estaba siendo follada, le mordía el cuello, le chupaba las mejillas, las orejas, el pecho, los pezones...
Era verano y ya estábamos empapados en sudor, y yo no pude aguantar más. Aceleré el ritmo mientras le mordía el cuello y a la vez le olía. Un rayo cayó en mi cerebro y llegó hasta mi polla a través de mi espalda. Me corrí dentro de mi prima, y ella también se corrió a los pocos segundos. Sentí como si hubiera explotado algo, me maree un poco, yo creo que casi me desmayo del placer que sentí.

Nos quedamos en esa posición, mi polla aún dentro de ella. Nos quedamos así, estábamos bien, yo dentro de ella, abrazados los dos, sin decir nada, sintiendonos como de verdad éramos, desnudos, frágiles, asustados, encantados, extasiados. Nos besamos, y me dijo que me quería. Yo también se lo dije, era verdad, la quería, y aún la quiero. Nos tumbamos en la cama, nos abrazamos, nos besamos y seguimos bebiendo y fumando el resto de la tarde.

Es la única persona que he amado, y ya "no está", pero siempre me quedará el recuerdo del mejor día de mi vida.