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Para mí, Lineage 2 fue la primera puerta en abrirse en lo que a juegos online se refiere. Cuando descubrí el concepto de jugar con otra persona en el mismo escenario, me explotó la cabeza. Y la idea de poder explorar un mapa tan (en aquella época) enorme me desbordaba, era como que no entendía cómo alguien se había dedicado a hacer un mundo con tanto detalle. Me apasiona El Señor de los Anillos, y poder disfrutar de un mundo de fantasía medieval de semejante envergadura me producía vértigo porque se despertaba en mí una necesidad enorme de explorar todo lo que ese juego tenía que enseñarme. Y de explorar digo de simplemente ver todo por el simple placer de verlo. Como dicen algunos por arriba, literalmente paseaba por el mapa sin objetivo concreto.
Cree, junto a mi amigo, un personaje humano mago, y no puedo describir lo que me evocaba castear los heals al principio, la tensión de levear, correr de una colina a otra por la zona de Talking Island sin ninguna otra pretensión que descubrir. Recuerdo que encontré las Elven Ruins, y me acercaba a todo aquel con ánimos de levear para hacer party y subir de nivel. No tenía ningún objetivo más que comprar nuevas túnicas, descubrir mapa, logear y hablar con amigos que hice dentro del juego; de los cuales alguno aún me acopaña en mi vida. Quieras que no, jugar a estos juegos desde el desconocimiento es muy bonito porque no existe una ambición real. Me sorprendía más el nuevo equipo por lo estético, que por su utilidad. Un día, tomamos un barco (me fascinaba la idea de poder ir en barco al continente, a parte que cuando empecé a jugar el GK en aquel entonces era carísimo!!) y nos fuimos a Gludin. Todavía recuerdo el paseo que hicimos desde Gludin a Gludio todos juntos por el camino, se me hacía hasta raro tener una experiencia virtual con amigos de la vida real en un mundo que me parecía tan "perfecto".
Y de ahí, fui pisando poco a poco, nuevas ciudades, viendo a poderosos héroes con ropas muy vistosas que iban y venían... La música de la ciudad de Oren despertaba en mí una sensación de grandeza que había que alcanzar, cree una conexión con mi personaje, y lo convertí en el avatar mío en aquel mundo, a veces incluso roleando con él.
El juego comenzó de una manera inocente, pero Lineage 2 era un juego que requería una labor ardua para levear, y que te enseñaba a base de mal, ya que cada vez que moría perdías experiencia. En Lineage 2 he aprendido a contener la rabia, he sentido nervios al ver a los PK's, me hice enemigos letales en las puertas de las ciudades, abusones virtuales, hice amigos, conocí a gente en clanes y colaboré con ellos. Cerré servidores, abrí otros nuevos, y años después, era un portador de la ansiada Dark Crystal. Entonces ya para mí, el juego era mucho más competitivo. Lineage 2 sacó lo mejor y lo peor de mí, puesto que dejé muchas cosas de lado por dedicar tiempo a este mundo virtual. No me arrepiento de nada, porque todavía siento esa sensación de grandeza al oír el Oren Theme, y aún imagino a mi personaje a la vanguardia de un grupo de héroes yendo a la lucha cuando oigo el After the Storm, es la llamada de la aventura. Este juego era eso, aventura, competición, descubrimiento.
Aquellos pasos por Aden, siempre estarán en mi corazón.
Y cada vez que oígo esta música, aquel aventurero renace.
Lineage 2 podía tener fallos, pero para mí fue una experiencia de juego que nunca olvidare.