O esa fue la impresión que me llevé.
Resulta que esta tarde estaba haciéndome mi kilómetro de nado habitual en Matalascañas (para los que seáis de aquí, nado de la piedra al Flamero) cuando, de repente, me encuentro dos peces gigantescos a apenas unos metros de mí que me pusieron los cojones por corbata.
Ambos eran enormes, de 3-4 metros cada uno, y tenían aletas negras del tamaño de una PS3 Fat (por hacer una comparación freak). Cuando me quise dar cuenta, estaba nadando en dirección a la orilla, y me vi a todo el mundo fuera del agua; yo era el único que seguía en el agua, ajeno a esas dos extrañas criaturas que acechaban al más pintado. Detrás iba una lancha de salvamento, que me hacía aspavientos y me pedía que me alejara. Y eso hice.
Cuando salí del agua los comentarios eran variopintos. Había quien decía que eran delfines, otros orcas, otros cachalotes, otros ornitorrincos... La cuestión es que yo vi dos sombras enormes de dos bichos negros como un tizón y unas aletas que más quisiera Meca tenerlas.
He estado buscando en Internet a ver de qué pudo tratarse, pero a pesar de que eran muchos los testigos y que había patrullas de la policía y de la guardia civil, parece que ningún medio se ha hecho eco de la noticia.
Para los que seáis de aquí, fue en torno a las 7:30 de la tarde, y me ocurrió a la altura de la cabaña (entre el Flamero y el Dulcinea).