Liberté, Calvicié et Cabreaté

ya nos haremos fotos en el ACE de este año si vais; en persona soy mas grande

mis amigas y yo hemos alquilado un chalet ya

#11344 Como cada año nos juntaremos unos cuantos de por aquí.

Pd: Las tías lo tienen mas fácil para parecer que están pivones, entrenan 6-10 meses enserio y ya se nota.

En las tías es más importante si cabe la genética que en los tíos.

He visto tías del copón sagrado bendito en culo, piernas y cintura sin ir al gimnasio y comiendo 4 lechugas al día.

Joder, qué habrá sido de Hatari. Era buen chaval. Este fue su último mensaje en el subforo:

Diario del Tabernero exitoso, día 1

Hoy me he levantado en mi finca rural de 20 hectáreas de monte a las 7 am gracias a los primeros rayos de sol. Acostumbro a llevar el mismo ritmo que lleve el planeta, para mantener la sinergia con la naturaleza, los ciclos circadianos y todas esas polladas que le leí una vez a Tabris. Mi mujer, como siempre, ya llevaba media hora despertada haciendo el desayuno. Tras tomar un buen café con leche recién ordeñada y hervida de nuestras reses esa misma mañana y un par de piezas de fruta de nuestros árboles, he cogido mi escopeta paralela del calibre 410 para cazar el almuerzo. Un par de perdices y un conejo cazado a trampa, despellejados con mis propias manos y mi navaja hechos a la leña sentado en la base de un viejo tronco han convertido una mañana más en un rato sinceramente agradable. Después, un poco de agua del río y una subidita a buen ritmo a la colina para calentar lo que venía.

Aproximadamente a las 12.00 he vuelto a mi refugio, alejado de las redes burocráticas estatales y de los usureros funcionarios de Hacienda, para entrenar en mi humilde templo de culto al cuerpo junto a mi esposa. Tras hacer algo de movilidad articular, hoy ha tocado día de torso pesado, con lo cual han caído unas buenas series de press militar, dominadas y fondos a máx. 6 repeticiones, unas planchas abdominales y el cardio de después me lo ha regalado la mujer, ya sabéis, guiño guiño.

En mi cocina americana de madera de nogal, mientras yo recogía las verduras y me dedicaba a las siempre honrosas labores agrícolas y ganaderas, mi mujer ya estaba cortando las verduras para preparar la guarnición de los dos chuletones de vaca pastuenca de aproximadamente medio kilo que cada uno íbamos a tomar, junto a unos calabacines, berenjenas, pimientos y patatas asados con Sal Maldon y posteriormente condimentados.

Por la tarde, nada más acabar la siesta, ha saltado una de las alarmas que tengo dispuestas por todo el terreno (uno de los pocos lujos tecnológicos que me permito, el resto me alejan de la virilidad y me hacen frágil), alertándome así de la entrada de personal foráneo en mi propiedad privada. Escopeta en mano he recibido a esos dos pipiolos del catastro que me instaban a abandonar mis tierras por no haber pagado el IBI. Podía notar las pulsaciones de sus corazones incrementándose conforme apreciaban mis voluptuosos deltoides marcados en la camisa de cuadros que vestía. Esos pobres desgraciados llevaban tanto tiempo estudiando la oposición para su trabajo de mierda que se les había olvidado perder la virginidad y coger entre sus manos algo que pesase más que su ridícula polla. He decidido poner algo de adrenalina en esos culos de oficinistas dando varios disparos al aire mientras les apuntaba desintencionadamente con mi calibre 410. Mi esposa reía desde su asiento del porche al verlos huir despavoridos. Me encanta tener feliz a mi mujer.

Las risas en el matrimonio siempre son preludio de los gemidos, por tanto, decidí empotrar de nuevo a mi señora, dejándola dormir un rato mientras yo tomaba mi café de la media tarde únicamente vestido con un batín de raso junto a la hoguera del salón. En ello me empleé hasta llegada la tarde-noche, donde tras dedicar algo de tiempo al mantenimiento de mis cabezas de ganado, he sacado seis botellas de buen vino de las cuatro barricas de la producción casera que tengo en la bodega para la celebración de la noche. Mis amigos de toda la vida y yo habíamos quedado esa noche para beber buen vino, comer buena carne de ternera y unas patatas al horno con su pimentón, echar unos FIFAs y fumarnos unos buenos leños de mariwa de exterior, de la que echas la semilla y crece sola.

Tras la excelente velada, Morfeo se apoderó de mí mientras mi mujer dormitaba con su cabeza sobre mi pecho, exhausta tras horas de cuidado del hogar, manutención de las cabezas de ganado y limpieza de los instrumentos de labranza.