[/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler]finalizar el estiramiento. Además, este mismo autor describe como tras una exposición continuada a estiramientos, como es el caso concreto en deportistas o pacientes (tres sesiones de estiramientos por semana durante tres semanas), no pudieron detectarse cambios significativos en la rigidez o comportamiento viscoelástico del músculo (fig. 1).
Fig. 1. Desplazamiento hacia la derecha de la curva de RMRE expresado como el momento de fuerza que opone el músculo a partir de un movimiento angular sobre una articulación al realizarse un estiramiento.
Igualmente, Wiemann 10 experimentó con un programa de estiramientos estáticos y dinámicos de la musculatura isquiotibial (3 veces por semana con una duración de 15 minutos durante 10 semanas), detectando en todos los sujetos un aumento de la amplitud articular, permaneciendo el nivel de RMRE igual en todos los grupos, observando en las mujeres hasta una tendencia a la elevación de ésta.
Freiwald (8) describe que es posible hasta un aumento de la rigidez muscular tras la realización de estiramientos musculares intensos de forma crónica. La razón de este fenómeno estriba en que la tensión que implica estirar de forma reiterada un músculo es interpretada como algo nocivo para la integridad estructural, lo que provoca una respuesta adaptativa en forma de una elevación de la RMRE. Esta respuesta parece estar mediada, según Cometti (4), citando el trabajo de Babasch et al (2002), por las microrupturas a las que se ven sometidos algunos de los elementos fibrilares del músculo, como es el caso de la desmina. El hecho de que en ejercicios excéntricos, donde se expone la estructura del músculo a tensiones similares a la de los estiramientos, se hayan detectado ruptura de estos filamentos con una posterior elevación de los niveles iniciales, podría aclarar este fenómeno.
Por otro lado, Wiemann (1998) observó un aumento en la fuerza máxima del músculo que ha sido estirado de forma crónica. La explicación parece residir en un mecanismo adaptativo estructural de algunos de los componentes proteicos musculares como la miosina, actina y titina debido igualmente a las microlesiones musculares provocadas por los estiramientos, lo que conlleva un aumento de la capacidad de generar fuerza muscular, aunque también, a una elevación del nivel de RMRE.
3. Estirar para tratar desequilibrios musculares
El término desequilibrio muscular como causa de trastornos funcionales en el ámbito artromuscular fue creado por Weber a principio de los 80. Para un mejor comprensión de este fenómeno, y tras la revisión de varios estudios al respecto (9,16,17), hemos acordado en describir desequilibrio muscular como:
La relación o cociente existente entre los pares de fuerzas desarrollados por algunos grupos de músculos dentro en un sistema artromuscular determinado y, que por apartarse de una cierta normalidad estadística, es potencialmente patogénico dentro de dicho sistema.
Dicha definición presupone la existencia de una situación homeostática o de relación óptima entre algunos grupos de músculos, de suerte que cualquier situación apartada de este equilibrio original iría, por tanto, emparejada a una carga de carácter afisiológico potencialmente patogénica en algunas de las estructuras o elementos del sistema artronal: cartílago articular, tendones, propio músculo, etc., siendo, a su vez, el infrauso, sobreuso, alteración o lesión de dicho sistema la causa primaria desencadenante de este desequilibrio. Bajo este paradigma teórico, varios autores, entre los que destacan Janda (1976, 1986) y Kendall (1985), han intentado operativizar la magnitud de dichos desequilibrios para un mejor
La tendencia a acortarse o debilitarse de algunos músculos parecía ir determinado por el tipo de fibra predominante, clasificando los músculos en tónicos, con predominancia de fibras tipo I o de contracción lenta y función principalmente antigravitatoria o postural, y fásicos, con predominancia de fibras del tipo II o de contracción rápida y con una función más dinámica. Los músculos tónicos tendían a acortarse, debiendo ser tratados con estiramientos, y los fásicos a debilitarse, debiendo ser tratados mediante ejercicios de fortalecimiento.
Para una mejor visualización de lo expuesto con anterioridad, recurriremos a una de las situaciones de desequilibrio muscular que de forma más recurrente aparecen en la práctica diaria: la basculación pélvica anterior y consecuente hiperlordosis lumbar debido al desequilibrio muscular existente entre psoas ilíaco (acortado) y musculatura abdominal y glúteo mayor (debilitado). El hallazgo de este cuadro se relaciona normalmente con la aparición de dolores lumbares. Desde el paradigma teórico expuesto por estos autores, la solución a esta situación pasa por la realización de estiramientos en el psoas ilíaco y el
Wiemann (9,10,19), puede afirmarse de forma definitiva que los ejercicios de estiramientos y de fuerza deban distribuirse de la forma anteriormente descrita. Este autor ha puesto de manifiesto como los estiramientos pueden llegar a ser hasta contraproducentes, ya que, como se ha expuesto, éstos podrían elevar a largo plazo el nivel de RMRE y de fuerza máxima muscular del psoas ilíaco, provocando un aumento de la rigidez y acortamiento en éste. La solución terapéutica expuesta por este autor consistiría en el fortalecimiento de la musculatura abdominal y el glúteo mayor, la no realización de
[/spoiler]
[/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler] musculares en la zona acortada, seguido de una serie de recomendaciones sobre los hábitos posturales y
[/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler] diarios, para que dichas intervenciones provoquen una adaptación duradera y subsiguiente desaparición del desequilibrio muscular.
4. Estirar como forma de aumentar la longitud muscular
Cuando se ha querido dar un sustento científico a la hipótesis de que estirar el músculo puede
aumento o disminución de la longitud de las fibras musculares tras exponer la extremidad de un animal a un estiramiento o acortamiento continuo durante largos periodo de tiempo. Este aumento o disminución de la longitud muscular era consecuencia de cambios en la longitud de las fibras musculares y un aumento del número de sarcómeros en serie. En experimentos similares, como el de Antonio y Gonyea (1993), se observó que en el caso de un alargamiento continuado, además del aumento en la longitud de las fibras musculares existía una hipertrofia e hiperplasia muscular.
Dado
[/spoiler][/spoiler][/spoiler] características de estos experimentos con largos periodos de estiramiento o acortamiento, las posibilidades de
en humanos eran extremadamente difíciles. Sin embargo, esto no ha evitado que se extrapolen dichos datos a humanos, suponiendo resultados similares si el músculo se expone a estiramientos continuos. Las ganancias en amplitud articular medida
por goniometría, son interpretados como una consecuencia directa de un aumento de la longitud muscular, sin embargo, existen otros factores que podrían hacer aumentar la movilidad articular sin que ello signifique un aumento de la longitud muscular, por ejemplo, mayor tolerancia al estiramiento o disminución de la RMRE, entre otros.
Dado estos problemas de medición e interpretación, autores como Wiemann 15 recurrieron a una solución no invasiva para el análisis de la evolución de la longitud muscular a partir de la curva fuerza-longitud muscular. Actualmente, sabemos que la unidad básica funcional muscular en los mamíferos, el sarcómero, tiene una longitud relativamente estable, dependiendo su capacidad de
[/spoiler]número en serie dentro de un músculo determinado, debería reflejarse en un cambio en la evolución de la curva de fuerza-longitud muscular (fig. 2).
Fig. 2.
[/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler] de los trabajos según el tipo de institución originaria.
A
de estas apreciaciones, Wiemann (9), utilizando la curva fuerza-longitud muscular en un grupo de sujetos a los que sometió durante varias semanas a estiramientos, tanto estáticos como dinámicos, no encontró variación alguna que pudiera ser interpretada como aumento de la longitud muscular. Igualmente, en otro trabajo posterior, comparó un grupo control con un grupo de gimnastas deportivos, ya que es condición esencial para la práctica de este deporte estar en posesión de una gran amplitud articular, no encontrando diferencias en la curva fu
[/spoiler] para inhibir la actividad neuromuscular de la motoneurona y por ende del tono muscular.
[/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler]estudio realizado por Moore y Hutton (1980), que demostraba que los estiramientos tienen un efecto a nivel neuromuscular. La realización de estiramientos hace disminuir la excitabilidad de la motoneurona, siendo los métodos anteriormente descritos los más eficaces para ello. Sin embargo, este efecto es máximo en los primeros 5 o 10 segundos de estiramiento, recobrándose los valores basales de excitabilidad rápidamente. Además, el tono muscular, entendido como una actividad residual refleja de la motoneurona, no ha podido consta tarse con el electromiógrafo. En un experimento utilizando este aparato en relación con la ejecución de estiramientos del tipo "Contracción-Relajación-Estiramiento-Contracción Antagonista", donde es de esperar la mayor
refleja del tono muscular, se registra, sin embargo, una elevación de la actividad eléctrica sobre el músculo estirado cuando el antagonista se contrae (5).
Todo esto nos lleva a la pregunta de hasta qué punto es sostenible la hipótesis de que los estiramientos provocan cambios del tono muscular, por lo
, de forma duradera. Más bien, todo parece ser producto de un error terminológico en la utilización del concepto tono muscular en una situación de inactividad nerviosa voluntaria. En esta situación, los mecanismos involucrados en el origen del tono muscular deben buscarse en los denominados factores biofísicos: propiedades del tejido conjuntivo muscular, localización anatómica del músculo, cantidad de líquido presente en los compartimentos intra y extracelulares, estatus energético del sarcómero, etc. (6). Por lo tanto, de buscar una modificación del tono muscular tras un estiramiento deberíamos indagar, más bien, a un nivel miogénico que neurogénico (4).
6. Estirar para optimizar la recuperación muscular
Los estiramientos son considerados por algunos autores como una forma de acelerar la regeneración fisiológica tras la realización de una actividad física. En primer lugar, ¿qué entendemos por regeneración fisiológica?: Un sujeto se regenera cuando las reservas energéticas del sistema activado se recuperan, y los productos metabólicos nocivos de desecho se eliminan de tal forma que es posible una nueva carga de trabajo a un alto nivel de solicitación. Por ello, para analizar esta hipótesis, deberíamos estudiar la evolución de algunos de esos productos metabólicos y/u observar lo que ocurre en la evolución del nivel voluntario de activación muscular tras estiramientos.
En relación con lo primero, uno de los desechos metabólicos más fácil de analizar en la fisiología deportiva es el lactato en sangre o plasma; demostrándose la invariabilidad en su ritmo de metabolización tras exponer al sujeto a estiramientos, encontrándose, muy al contrario, una negativa tendencia a su eliminación. En relación con el segundo modo de abordar esta hipótesis, se realizaron test de medida de la fuerza muscular isométrica y el grado de pérdida o mantenimiento de ésta tras estiramientos, no encontrando, igualmente, diferencias significativas que hicieran pensar en un efecto positivo de éstos (12).
7. Estirar para evitar la aparición de las agujetas, denominadas actualmente de forma más rigurosa como molestias musculares de aparación demorada (MMAD) o dolor muscular postejercicio de aparición tardía (DOMPAT)
Los estiramientos ni pueden evitar la aparición de MMAD, ni tiene influencia alguna en los parámetros bioquímicos que están relacionados con la aparición de éstas (elevación de la creatinquinasa, etc.). Realmente, lo que si ha sido demostrado es que los estiramientos intensos pueden elevar la intensidad de las MMAD 1. Wiemann y Klee (2000) opinan que la realización de los estiramientos expone al músculo a una tensión distractiva que puede llegar a ser tan alta o más, dada la situación de inactivación neuronamuscular, a la tensión que tienen lugar en las acciones musculares excéntricas, pudiendo llegarse a lesiones microestructurales a nivel de la línea Z del mismo orden de las que se producen en dichas acciones musculares.
Sin embargo, los estiramientos suaves han demostrados ser eficaces en músculos que padecen MMAD y tras rupturas musculares leves. La razón de esto parece estribar en que el estiramiento suave es traducido como un estímulo fisiológico en el proceso de reparación del tejido muscular lesionado; debiendo ser estos estiramientos poco intensos, sobre todo en la fase proliferativa de dicho proceso, pudiendo ser progresivamente más intensos en la fase de maduración (20,21).
8. Estirar para prevenir lesiones músculotendinosas
El estiramiento muscular ha sido considerado como un método efectivo a la hora de prevenir lesiones en músculos y tendones como consecuencia de la actividad física, sin embargo, hasta ahora no se han encontrado pruebas concluyentes[/spoiler] de que esto sea así (1,22). Pope et al (1998, 2000) realizaron dos estudios en la armada en una gran cantidad de sujetos (primer estudio 1.500 sujetos) donde se intento probar el efecto preventivo de los estiramientos en la aparición de lesiones musculares. El análisis de los resultados en los dos estudios no mostró diferencias significativas alguna que hiciera pensar en los estiramientos fueran una mediada preventiva eficaz. Muy al contrario, autores como Cometti (4) opinan que de existir un efecto este podría ser negativo, aduciendo las siguientes razones al respecto:
- Los estiramientos tienen un efecto antiálgico que hace disminuir el grado de reacción tisular ante un posible daño estructural, siendo este efecto más pronunciado en los métodos de estiramiento con base neurológica. El deportista tolera cada vez más estímulos cercanos al límite fisiológico, sin que la señal de alarma álgica se ponga en marcha.
- Los estiramientos pueden provocar, tal como dijimos anteriormente, daños estructurales que pueden llegar a fomentar, bajo determinadas condiciones, una lesión muscular mayor.
Los
Los estiramientos intensos y prolongados tienen un efecto plástico (Creeping) sobre el tendón en el que la ganancia en capacidad de elongación por parte de éste va unida a una menor [/spoiler]capacidad de absolver energía como consecuencia de los cambios en la ordenación fibrilar. Esto hace disminuir la capacidad de respuesta del tendón ante los ejercicios donde la fuerza rápida o máxima están relacionados.
[/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler][/spoiler] como preparación de la musculatura para la actividad físico-deportiva[/spoiler]
No existe ninguna prueba concluyente que conecte la realización de estiramientos con un mayor rendimiento deportivo, sin embargo, muchos deportistas de elite consiguen grandes éxitos con su utilización (1,4). Una de las razones más aducidas para la utilización de los estiramientos en la fase de calentamiento es la de preparar a la musculatura aumentando el consumo de oxígeno y la temperatura, con una consecuente mejor disponibilidad para el
riego sanguíneo y distribución de la temperatura. Otros autores como Wiemann y Klee confirmaron esta observación. En este mismo artículo de Cometti, citando a Wiemann y Klee (2000), se describe, como ya hemos apuntado anteriormente, que en lo
fecto significativo en la disminución de la incidencia lesional, pudiendo bajo determinadas condiciones hasta aumentar la probabilidad de lesionarse.
CONCLUSIONES
La realización de estiramientos musculares han tenido una indiscutible aceptación generalizada tanto en el ámbito deportivo como fisioterapéutico, no obstante, dicha puesta en práctica masiva parece haberse basado más bien en datos empíricos que estrictamente experimentales. Actualmente, con los datos iniciales obtenidos a partir de algunos trabajos, parece existir suficientes evidencias para una revisión crítica de algunos de los componentes teórico-prácticos relacionados con este tipo de ejercicios.
MI OPINIÓN PERSONAL
Además de lo mencionado en la discusión, los estiramientos me parecen un método aceptable para la vuelta a la calma pese a no ser el mejor tras un entrenamiento, son necesarios para conseguir y mantener muchos gestos deportivos, pero su uso fuera de eso no está demasiado justificado, y bien sea por efecto placebo, el input mandado a la motoneurona etc y aunque tienden a convertirse en malos vicios para el deportista, siguen siendo una herramienta cuyo uso es muy personal, pero no tan imperativo como siempre nos han hecho saber, pues existen alternativas con mejores resultados.
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