Partida de Rol Interpretativo (II)

Kartalon

Esta es la "segunda temporada" de la partida de rol interpretativo que se inició en el tema siguiente:
http://www.media-vida.net/vertema.php?fid=26&tid=1828852910

Esta segunda temporada renueva personajes y procurará tener una línea más dinámica con mayor cantidad de narrativa y mayor protagonismo de un menor número de personajes.

Si realmente tienes ganas de unirte contáctame por IRC en el canal de la web: #media-vida@quekenet

Lista de personajes

· MaPaCHe - Jargot ( http://www.media-vida.net/perfil.php?id=56875 )
· Billa - Culexus ( http://www.media-vida.net/perfil.php?id=23262 )
· kOnOrZ - Henry ( http://www.media-vida.net/perfil.php?id=12637 )

Aclaraciones

Al ser pequeño el número de jugadores cualquier duda me la podéis consultar por IRC o por mensajería privada. Usad la primera persona siempre que podáis para la narración e intentad no saliros de vuestro personaje.

Esta vez se publicará todo, incluido aquello que algunos jugadores no deberían conocer, simplemente os pido que actueis en consecuencia como si vuestro personaje no conociera esta información.

Todo esta permitido, pero no sois dioses, reduciré el número de tiradas para ganar narración asi que pensad con la cabeza antes de realizar cualquier acción (si os enfrentáis a veinte hombres armados es difícil que sobreviváis).

Diario
20 de Junio : Iniciada la partida

Estado

Turno 10 done.

No os importe extenderos con los turnos y narrar como dios manda, ah y billa es una viciosa.

Kartalon

El pitido de un coche retumbó en las más profundas cavidades del cerebro de Culexus. Este fue abriendo los ojos a la vez que se dibujaba ante él un cielo cargado de humos flanqueado por edificios. En ese momento sintió a alguien cerca de él, vio a un joven de pintas andrajosas el cual vestía una camiseta que parecía que llevaba siglos sin limpiarse la cual mostraba como dibujo a una guerrera ligera de ropa tras el nombre de un estridente grupo musical, este registraba entre sus ropas en busca de algo.

Rápidamente Culexus alzó su brazo hasta el cuello del chico y apretó fuertemente mientras se incorporaba. Se dio cuenta de que lucía una barba descuidada y que su ropa parecía sacada de un albergue caritativo, se tanteó su ropa en busca de sus armas pero no encontró nada.

  • ¡No me haga nada señor! Sólo buscaba algo para comer.

Culexus le lanzó hacia atrás a la vez que se levantaba del suelo. Se encontraba en un callejón atestado de basura, a poca distancia yacía otro mendigo, se acercó a él y descubrió que se trataba de Jargot, este se despertó preguntando:

  • ¿Qué ha pasado?
  • ¿Qué es lo último que recuerdas? - Preguntó a modo de respuesta Culexus.
  • No sé, salimos del desierto, luego estábamos en una ciudad Yanseí rodeados de militares... Creo que me dispararon.
  • Tienes suerte, yo no sé si quiera si me dispararon, lo último que recuerdo es que cargaba con Yaiza herida y que Dereck yacía en el suelo.
  • ¡Pobres mendigos locos! ¡Dadme ahora todo lo que llevéis! - Gritó el joven de pintas andrajosas mientras les apuntaba con una pistola.
  • Ey, ey, a mi ya me han disparado y no me gusta. Además, ¡no soy un mendigo! - Respondió Jargot mientras alzaba las manos en señal apaciguadora.
  • Pues si no eres un mendigo tendrás más todavía que darme, no tengo ningún problema en dispararos si es necesario.

En ese momento pasó corriendo un chaval vestido con unos amplios vaqueros y una sudadera con una capucha que le tapaba el rostro mientras corría hacia la escena. Al lado de la escena, sin interponerse en la línea de fuego, tropezó con uno de los montones de escombros cayéndose al suelo; inexplicablemente el joven de la camiseta negra dejó de apuntarles para ayudar al chaval que había parado con sus manos la caída y se encontraba todavía en el suelo.

Le ayudó a levantarse y, cuando se levantó, este miró a atrás, miró a Culexus a los ojos y este pudo ver unos ojos marrones inyectados en sangre y rodeados por unas profundas ojeras, unos ojos que pertenecían al rostro de un chico moreno, de unos dieciséis años, de piel clara, un chico que había visto antes encaramado al tejado de una ciudad Yanseí y con el que había mantenido una interesante conversación. Poco después de mirarle este salió a la carrera perdiéndose entre las esquinas de los rascacielos.

Culexus no desaprovechó la oportunidad y antes de que el chico volviera a apuntarles corrió hacia él y con una patada lanzó el arma por los aires, poco antes de abalanzarse sobre él para inmovilizarle. Jargot corrió hacia el arma que había caído en el mismo montón de basura con el que se había tropezado el chaval momentos antes, en el mismo montón de basura en el que encontró un cadáver, el cadáver de una atractiva chica morena vestida con un extraño traje que le resultaba familiar, el mismo traje que ellos recordaban haber vestido. El cadáver de Yaiza.

Cogió la pistola y llamó a Culexus, este se acercó agarrando al chaval y contempló la escena. Retiró un poco de basura y vio como el rostro de la chica mostraba una fría expresión aterradora, presentaba un oscuro orificio limpio en la frente, justo encima del entrecejo y sus ojos se encontraban con la mirada perdida al cielo negro de esa ciudad.

En ese momento Culexus arrebató la pistola a Jargot, empujó al chaval contra una pared y apuntó con el arma a la cabeza.

  • ¡¿Dónde estamos?!
  • En Morta, señor. - Respondió el chaval a la violenta pregunta de Culexus.
  • Jargot, ¿conoces la ciudad?
  • No.
  • Pues, tú, mequetrefe, serás nuestro guía.

Jargot registró a Yaiza, pero lo único que parecía conservar era el traje y la PDA.
Recogió la PDA pero esta parecía inservible, ningún botón parecía activar aquella útil herramienta.

  • Parece que sólo tiene el traje y la PDA, y esta no funciona.
  • Puede sernos útil, guárdala y quítale también el traje.
  • Pero...

Una mirada de Culexus borró las dudas de Jargot el cual desnudó a la joven, el chaval se giró atrapado entre la pared para decir:

  • ¡Joder que buena está!
  • Tápala Jargot, y vámonos de este agujero, tenemos que buscar a alguien de la ITG y encontrar respuestas a toda esta mierda.

Culexus liberó al chaval que se presentó como Henry, este les guió hasta una luminosa avenida atestada de gente, justo en ese momento atravesó la avenida a gran velocidad una limusina escoltada por la policía con las insignias de la ITG.

M

Miro la gran calle de un lado a otro, la gente deambula por ella como si nada hubiera pasado, ausentes de todo. Guardo la pistola que cogi en el callejón entre mis ropas y me mantengo al lado del callejón, no conozco la ciudad, pro lo tanto no me inspira confianza...

Billa

Culexus

Tras ver pasar la limusina, suspiro, observo las calles que hay a mi alrededor en busca de algún transporte, y tras ver un coche aparcado en una de las calles, me dirigo corriendo a él mientras voy empujando a Henry.

Una vez llegado al coche, estampo a Henry contra el lateral, subo la pistola, le apunto detrás del craneo y le digo:

  • haz funcionar este coche AHORA. Yo conduzco.
kOnOrZ

Henry

  • Sus deseos son órdenes caballero, pero le agradecería que bajase el arma, no voy a salir corriendo, sería una locura, ¿no crees?, además si disparas con tanta gente en la calle no llegaríais muy lejos. - dije con una sonrisa burlona.
Billa

Culexus

Tras escuchar esto, le meto otro empujón contra el coche, me alejo un metro hacia atrás, y le disparo entre las piernas.

  • ¡HE DICHO QUE AHORA!
kOnOrZ

Henry

  • Parece que no soy el único loco de la ciudad... - digo en voz baja mientras saco de uno de mis bolsillos traseros un estuche con ganzuas y comienzo a manipular la cerradura del coche.
Kartalon

La extraña situación ya había atraído las miradas de algunos transeúntes que pasaban por la calle, sin embargo fue el disparo de Culexus lo que les hizo correr despavoridos lejos de la escena. Mientras Henry se esforzaba a manipular el coche desde una incómoda situación debido a la insistencia de Culexus por ocupar la posición del conductor desde la cual hubiera sido más fácil arrancar el coche, lo cual le obligaba a estirarse sobre la entrepierna de Culexus desde el asiento del copiloto.

Antes de que Henry hubiera terminado su trabajo se oyó una sirena de policía y por detrás del coche brillaron las luces de la sirena de un coche patrulla que se acercaba a toda velocidad al lugar. Este estacionó justo detrás y rápidamente bajaron dos agentes con sus pistolas apuntando al vehículo ordenado a sus ocupantes bajarse del mismo.

Sin embargo en ese momento el motor del coche sonó y Culexus arrancó sin pasar por primera dejando tras de sí una humareda y a dos policías que corrían de vuelta a su coche el cual salió en persecución del pequeño Renault Clio el cual ya marcaba un amplio kilometraje.

Con un derrape el coche salió a la avenida, sin embargo la limusina hacía ya tiempo que había desaparecido. Siguieron recorriendo la avenida a la que se iban incorporando nuevos coches de policía tras de ellos, Henry gritó a Culexus para que se desviara a la derecha saliendo de la avenida a una pequeña callejuela. Sin embargo, Culexus no conocía el entramado de los intestinos de la gran ciudad y el tiempo que perdían en coordinarse Henry y Culexus permitía que la policía fuera acortando segundo tras segundo la distancia que les separaba.

Pronto los grandes rascacielos fueron dando lugar a edificios más pequeños y repentinamente, salieron a una autovía, sin embargo el trayecto en la autovía no duró demasiado, Henry ordenó a Culexus que saliera de la autovía pocos segundos después, sin embargo, en la curva de la salida de la autovía, Culexus perdió el control del coche y con un derrape se salieron de la carretera. Henry gritó a sus compañeros para que le siguieran mientras se deshacía de los cinturones de seguridad y salía corriendo del vehículo.

Descendiendo por una gran colina cercana a la autovía llegaron a un gran barrio de chabolas que parecía brillar hasta el horizonte reflejando el sol del medio día. Tras el descenso, que Jargot hizo rodando pero sin ninguna herida por suerte, se internaron en el barrio siguiendo a Henry, cuando hubieron corrido lo suficiente Henry paró y dijo:
No creo que se adentren demasiado aquí.

Una niña pequeña, sentada sobre un orinal y cubierta de suciedad les miraba atónita mientras su madre salía de una de las chabolas observando al extraño trío.

kOnOrZ

Henry

  • Será mejor que me sigais - dije en un tono seco mientras les hacía un gesto con la mano derecha y comenzaba a andar.
Billa

Después de dar un suspiro, me dirijo hacia Henry, y le digo:

  • Consigue un transporte, haz lo que tengas que hacer, pero consíguelo, y llevame a la Autovía 203 dirección Este; tengo unos asusntos pendientes que terminar.

Después me dedico a seguirle, mientras contemplo el aspecto general del barrio. Cojo mi pistola, la quito el cargador, compruebo que aún tiene munición, vuelvo a montarlo en la pistola, la cargo, y la enfundo.

M

Trás sacudirme el polvo de la accidental bajada, busco uan piedra del tamaño de mi puño entre mis pies. la apreto con fuerza y me dispongo a seguir a Henry y a Colexus, mejor una piedra que no tener nada como arma...

Kartalon

Culexus y Jargot comenzaron a andar siguiendo a Henry hasta que de repente oyeron una explosión y, mirando hacia la derecha de dónde provenía la explosión, vieron una bola de fuego y humo alzarse por encima de las precarias construcciones.

Henry echó a correr hacia el lugar de la explosión y vieron como corría hacia ellos una mujer aterrorizada de unos 40 años. Trás ella surgió de la humareda un jeep ocupado por un hombre armado con un rifle en la parte trasera, este se dirigió pisando el acelerador hacia la mujer.

Esta corría sobre el cieno del suelo a la vez que extendía el brazo suplicando vuestra ayuda con los ojos empapados en lágrimas, sonó una pequeña detonación y su carrera se detuvo, sus ojos se tornaron en una extraña inexpresividad, de su pecho comenzó a surgir sangre, otra vez el mismo sonido y un nuevo orificio atravesó su vientre mientras se arrodillaba sobre el sucio suelo que comenzaba a teñirse de rojo. Una tercera detonación la atravesó la cabeza, provocándole un orificio mayor que los anteriores, mientras se postraba definitivamente en el suelo del que no se volvería a levantar.

Sin embargo el jeep no había detenido su rumbo, tenía un nuevo objetivo, tres individuos con pinta de mendigos que se encontraban contemplando la horrible escena. Los tres echaron a correr a la vez, pero era imposible huir del vehículo por lo que optaron por meterse entre las chabolas. Sin embargo al pesado animal sobre ruedas que les perseguía no parecía importarle demasiado y se adentró en las chavolas derribándolas a su paso.

Ninguno de los tres sabía hacia dónde corría, sólo intentaban no separarse sin que eso supusiera aminorar la marcha. De repente se dieron cuenta que se aproximaban hacia una gran humareda, a su alrededor fueron apareciendo cuerpos ensangrentados tirados en el suelo: ancianos, niñas pequeñas... Nadie parecía haberse salvado de la masacre.

De repente se encontraron atrapados frente a un incendio. El motor del jeep se aproximaba y su silueta comenzaba a dibujarse en la humareda, sin embargo, junto a esta, se veía como se aproximaba una segunda silueta, la silueta de una persona, de una niña más bien. El fuego se avivó y el humo se espesó cegándoles la vista.

Un grito, un disparo, el silencio. Un abrumador silencio cubría de repente todo. El motor del jeep parecía haberse detenido y sólo el chisporroteo de las llamas interrumpía aquel silencio. Jargot comenzó a toser; el humo provocado por la combustión del plástico comenzó a provocar una ligera sensación de mareo en los tres por lo que se dirigieron con cautela hacia la única salida posible de las llamas.

Llegaron hacia el jeep para contemplar una nueva escena dantesca, el cuerpo de uno de los ocupantes del jeep yacía decapitado fuera del vehículo, sosteniendo en sus inertes manos una pequeña camiseta blanca bastante sucia con el logotipo de una conocida marca de muñecas dibujado en ésta.
Sin embargo, dentro del jeep, era difícil encontrar siquiera los cuerpos, sólo había vísceras y sangre repartidas por todas partes.

Henry parecía paralizado por la escena, mientras Culexus, seguido de Jargot, comenzó a acercarse al cuatro por cuatro con cautela.

Billa

Culexus

Suspiro de nuevo, mientras me doy cuenta de que la situación cada vez tiene menos sentido. En cualquier caso, lo primero es lo primero, y es que nos tenemos que marchar de aquí. Asi que ordeno mis ídeas y procedo a prepararme.

Desenfundo mi pistola y voy con ella levantada mirando a todos lados, mientras camino despacio hacia el jeep, estando atento a cualquier cosa para abrir fuego a la más mínima señal de peligro.

Una vez en el jeep, me subo a la parte trasera, mientras le digo a Jargot que le de una bofetada a Henry y que le traiga aquí.

  • Tú conduces Henry, a la autovía 203 dirección Este. Cuando veas un pequeño desvío hacia una carretera, metete por ahí. Nos vamos al cuartel Delta de la CBC.

Mientras, sigo apostado en el jeep con la pistola lista, esperando a que se ponga en marcha.

kOnOrZ

Henry

  • Espero que sepas lo que estás haciendo... - le digo mirando a mi alrededor y pensando que si alguien nos ve con ese jeep pensarán que los culpables hemos sido nosotros.

Me quedo unos minutos callado...

  • ¡Bueno venga nenazas, daos prisa, hay que salir de aquí antes de que venga la pasma!, a ver tu, el colgao, déjame ver esa dirección - cojo el papel donde está apuntada la dirección - hummm, si, ya se donde está, pero será mejor que vayamos algo más armados si no queremos ver nuestros jodidos sesos esparcidos por el suelo, vayamos a hacer algunos trapicheos antes.
M

Viendo la situación del coche, al más estilo "Viernes 13" me siento en los asientos traseros del coche. ¡¡¡Ni de coña me pienso sentar encima de los restos de esa gente!!!

Kartalon

Henry pone en marcha el coche y vais recorriendo un ambiente desolador, cadáveres por todas partes, algunas personas intentan apagar el fuego con cubos de agua pero no consiguen hacer retroceder el fuerte incendio.

Los cadáveres se esparcían por el suelo y los heridos gritaban sin recibir atención. No se oían sirenas de bomberos, policías o ambulancias. La gente parecía rehuir la presencia del vehículo que lentamente iba atravesando las chabolas.

Os reincorporaste a la autovía y Henry puso rumbo hacia la ciudad de nuevo, los grandes rascacielos pronto dejaron de decorar un inexistente horizonte sustituido por paredes de hormigón y os adentrasteis en un barrio lleno de edificios no demasiado altos pero todos similares, de disposición irregular, plagado de callejones sin aparente salida.

El coche se detuvo y Henry bajó de este para adentrarse en un modesto local con rejas en puertas y ventanas y escasa visibilidad del interior. Al poco rato salió de esta con un gesto de indiferencia:

  • "Parece ser que sin dinero no hay armas, ya nadie se fía de nadie." - Dijo mientras ocupaba la posición del conductor de nuevo.

Anochecía mientras salíais de la ciudad, el hambre comenzaba a apoderarse de vuestros estómagos y el sueño no tardaría mucho más. Los barrios residenciales iban desapareciendo, más tarde fueron los cultivos los que dieron paso progresivo al desierto. La desaparición del desierto fue acompañada de la aparición de una gran cordillera en el horizonte, en pocos minutos Jargot dijo:

  • "¡Creo que ese es el desvío!"

Culexus no estaba seguro, sin embargo Henry hizo caso a Jargot y tomaron un pequeño desvío que parecía llevar a un lugar cualquiera dle desierto. Aproximadamente una hora más tarde un muro de hormigón os detuvo. La única abertura en este eran dos pesadas hojas metálicas de un amplio grosor.

Os bajásteis del coche y no parecía haber mecanismo de apertura posible, tan sólo una cámara que seguía vuestros movimientos impasiblemente. No había cerradura ni panel alguno que pareciera poder abrir las pesadas hojas.

El muro medía varios metros de altura, era liso, y estaba coronado por un alambre de espino.
La fría noche hacía tiempo que había caído y una gran luna pálida era la única iluminación en aquel recóndito desierto.

En ese momento detrás del muro se escuchó un motor acercarse a este, el motor se detuvo pero nada pareció suceder. Poco más tarde varios se oyeron varios pasos a la carrera y, de nuevo, el silencio.

El inquietante silencio del desierto se apoderó de vosotros, iluminados por la pálida luna, frente al inexpugnable muro que os impedía continuar.

Billa

Culexus

Tras llegar, me bajo del jeep, enfundo mi pistola y me acerco a la cámara. Suspiro, y acto seguido levanto los brazos en posición de "aquí estoy".

Luego doy unos pasos para atrás, busco un sitio liso, y me tumbo mirando a la preciosa luna que hay.

  • Ya abrirán...
kOnOrZ

Henry

Me bajo del coche, me quedo mirando la puerta, el muro, los alambres... después de planear varias locuras pienso que ninguna daría buen resultado, ya que no hay ningún hospital cerca para poder atender mis heridas.

  • Por cierto - digo a la vez que me giro y centro mi atención en Culexus - ¿cuando piensas devolverme el arma? verás, tuve que hacer muchos trapicheos para conseguirla, no me gustaría perderla... aunque si quieres te la puedo vender por un buen precio, ¡venga, di una cantidad! - la verdad es que lo que esté sucediendo dentro de esa especie de prisión me la suda bastante, lo que yo quiero es recuperar mi arma o sacar tajada de ella.
M

Sin bajarme del asiento trasero del jeep, examino de lejos el lugar, no veo nada de mi interés en las proximidades, así que me dispongo a examinar la piedra que cogi en el poblado de chabolas, como si de un Ewok se tratara.

Kartalon

Despues de aproximadamente una hora esperando las puertas comienzan a abrirse, todos pasáis a situación de tensión, preparados para lo que pudiera pasar.

Las pesadas puertas se abrieron y mostraron a un hombre alto, con el pelo negro recogido en una larga coleta, el cual vestía una gabardina que dejaba ver un extraño traje ajustado que les resultó familiar a Jargot y Culexus. Jugueteaba con una bola blandita que apretaba y lanzaba ocasinalmente hacia arriba para volverla a recojer.

Tras este estaba estacionada una furgoneta con los faros encendidos que os nublaba la vista y no os permitía mirarla demasiado.

  • "Señores, les rogamos abandonen el perímetro de esta instalación o nos veremos obligados a tomar medidas de represión. Un equipo les escoltará amablemente de vuelta a la autovía."

En ese momento tras la furgoneta apareció un turismo de seguridad de la CBC al que el hombre de la coleta dejó pasar.

Este se situó paralelo al jeep y de la parte trasera bajaron dos unidades especiales de la CBC completamente equipadas.

  • "Señor, yo les guiaré hasta la salida, por favor, ocupen el vehículo, yo me sentaré en el lugar del copiloto." - Dijo uno de los agentes.
M

Viendo la situación me bajo del jeep y me situo al lado de Colexus, apreto con fuerza mi piedra y permanezco con total calma, como si nada hubiera pasado.

Billa

Culexus

Tras contemplar la escena con total calma, me subo al asiento del conductor del coche, apoyo los brazos sobre el volante, y me dirijo hacia el hombre de la coleta:

  • Psé.....Necesito hablar con el Comandante Arei, digánle que soy Culexus, y que he venido a buscar mi equipo. Ah, y no se olvide de darle un saludo a la Sargento María de mi parte.

Acto seguido me recuesto sobre el volante esperando a ver que sucede.

  • Estas cosas me irritan... Digo en un suspiro.

En el caso de que nos ignorasen, mi intención es la de arrancar el jeep y dirigirnos hacia mi casa...

Kartalon
  • "Lo siento, no se de que me habla, ahora, por favor, márchese." - Respondió simplemente el hombre de la coleta.

Tras girar os dirigisteis de vuelta a la autovía por el camino seguidos por el coche de la CBC. Os incorporasteis a la autovía mientras amanecía, al llegar a Morta Culexus detuvo el coche y, trás darle su arma a Henry, le dijo:

  • "Bájate del coche".

Este se bajo y el jeep siguió su marcha hacia la ciudad de Dublic la cual, a pesar de ser algo más pequeña que Morta, aparecía más impresionante frente los ojos del viajero.

Jargot y Culexus se adentraron en la ciudad y Culexus detuvo el vehículo frente a un pequeño bloque de apartamentos.

Trás subir las escaleras del decaído bloque Culexus, seguido por Jargot, se paró ante la puerta de un apartamento y, al darse cuenta de que no tenía las llaves, echó la endeble puerta abajo.

Cuando la puerta cayó mostró tras de sí un cuidado recibidor con una puerta abierta que mostraba un comedor en el que una atónita familia compuesta por padre, madre, hijo e hija, se disponían a tomar un cuidado y abundante desayuno.

Salu2

Billa

Tras echar la puerta abajo, y ver el espectáculo, suspiro, y pienso:

  • Estas cosas me irritan

Acto seguido me adentro al comedor, y tras pedir una breve disculpa, pido que no alerten a nadie, que solo será un momento.

Después me dirijo a la cocina, a la parte trasera concretamente, y tras ver un mueble, lo retiro hacia la izquierda con cuidado, dejando a la vista un radiador, el cual empujo primero para dentro, y después hacia la derecha para desencajarlo, dejando ver una pequeña entrada hacia una habitación de tamaño reducido y oscura.

Tras entrar, sonrío de manera forzada, echo mi mano derecha hacia un lado de la pared, mientras palpo, hasta que encuentro el interruptor, el cual acciono, y se ilumina una pequeña barra de neón de color claro, el cual deja ver todo el contenido de la pequeña habitación, que básicamente, es una armería oculta dentro de mi (antiguo) piso.

Tras examinar la habitación, y quitarme la ropa, abro un armario situado en la parte izquierda, el cual contiene la ropa que me solía poner (gabardina oscura, un chaleco de vestir, pantalones formales, zapatos, sendos chalecos antibalas y un pañuelo rojo para el cuello). Me cambio de ropa y me pongo la elegida. (con el chaleco antibalas por debajo de la ropa).

Acto seguido me desplazo hacia la pared central de la habitación, donde hay otro armario metálico, parecido a una taquilla. Tras un pequeño golpe en la cerradura con la base del puño, se abre la puerta, dejando ver una bandolera para la cintura, unos cuantos revólveres del modelo "Single Action Army", unas cuantas cajas con balas para los revólveres, y sendos cartuchos para un rifle de disparo largo tipo "Barret", el cual está apoyado en un lado del armario.

Tras equiparme con dos revólveres, vestir la bandolera, y llenarla con balas, cojo el rifle largo y lo echo a la espalda, cogiendo un par de cargadores, los cuales meto en un bolsillo interior de la gabardina.

Cierro la taquilla, y miro hacia el lado derecho, donde hay una pequeña puerta de una caja fuerte incrustada en la pared. Tras teclear el código de la caja fuerte, la abro, y recojo lo que parece una pequeña cartera, con pasaportes y documentación sobre mí (falsa). También cojo dinero del montón de fajos que hay, llaves del coche, y vuelvo a cerrar la caja fuerte.

Después de cargar todas las armas, y coger la bolsa en la cual había metido munición para todo el equipo, apago el interruptor de la luz, salgo de la habitación, y vuelvo a recolocar el radiador y el mueble.

Al ver que toda la familia me está mirando con ojos incrédulos, me llevo el dedo a la boca "Shhhh", y hago una sonrisa forzada, acto seguido saco la cartera, y de ella extraigo un billete de alto valor, el cual se lo doy al padre "Por las molestias, y la puerta...".

Tras salir del piso, cojo el ascensor y voy hacia el garaje. Al salir del ascensor, miro hacia el lado derecho del garaje, y veo que sigue aparcado mi "Humvee", de color negro, y blindado.

Me acerco hasta él, pulsando el botón de las llaves para que se abra el maletero, y deposito la bolsa y el rifle largo bajo la capa dura que hay en el fondo del maletero.

Después me subo en el asiento del conductor y arranco el coche para salir del garaje y dirigirme hacia donde había aparcado el jeep, donde estaba Jargot esperando.

- Sube, nos vamos de compras, ah, y feliz cumpleaños.

Así pues, arranque de nuevo el motor del coche, y nos dirigimos hacia la capital, a la tienda donde normalmente yo compraba la ropa, para que Jargot comprase algo formal.

Próxima parada, sede de la ITG.

M

Extrañado por al actuación de Colexus (nunca había pensado que un tipo al más estilo Rambo se acordaría de mi cumpleaños) me acomodo en el asiento y espero a que lleguemso a nuestro destino.

Kartalon

Al llegar a la sede de la ITG una amable recepcionista les atendió.

  • "Me gustaría hablar con el que esté al cargo de la CBC." - Dijo Culexus a la joven.
  • "Lo sentimos, pero ha de concertar cita previa."

Sin embargo Jargot y Culexus decidieron introducirse por el pasillo que custodiaba un guardia junto con un detector de metales, el detector comenzó a pitar estrepitosamente, el guardia intentó detenerlos. Jargot se detuvo pero Culexus continuó, aunque pronto le flanquearon el paso varios guardias.

En ese momento, del fondo del pasillo, apareció un hombre vestido con un camisón blanco corriendo hacia la línea de guardias que intentaban retener a Culexus, se lanzó sobre los guardias derribándolos ante el asombro de todos los que estaban en la recepción del edificio que ya estaban atentos a la escena de Culexus con los guardias.

Culexus levantó al hombre del camisón y este, que parecía conmocionado, empezó a mirar a todas partes con extrañeza diciendo:

  • ¿Qué está pasando? ¿Quienes son ustedes? ¡Déjenme salir!
    En ese momento Jargot dijo:
  • Culexus, puede sernos útil, si sale de dentro es porque sabe como entrar.
  • Está bien - Dijo Culexus, y dirigiéndose al hombre le preguntó - ¿Recuerdas al menos cómo te llamas? Nosotros podemos ayudarte a salir de aquí.
Billa

Y efectivamente, nosotros le vamos a ayudar a salir de ahí, asi que lo primero que hago es encararme a él, y darle un puñetazo en la cara para dejarle atontado, o inconsciente. Acto seguido, me lo echo al hombro, y salgo por donde entré. Luego me meto en el coche, y arranco para estacionarme no muy lejos de la sede.

Después, me dedico a abofetear al hombre en cuestión hasta que se despierte.

  • Dime como entramos.

Tras darme cuenta de que con esto no vamos a ningún lado, le digo a Jargot que se haga cargo de él, y que intente hacerle recordar como entró ahí, y demás.

Acto seguido me vuelvo a desmontar del coche, y me dirijo de nuevo hacia la sede de la ITG, me acerco a la secretaria en cuestión de nuevo, y la digo:

- Pues quiero una cita, y pronto por favor.

kOnOrZ

Oigo mucho jaleo en el pasillo: - He dado en el clavo - pienso.

Me dirijo al pasillo y veo a unos cuantos guardias en el suelo, y a Culexus y Jargot hablando con un tío raro que lleva un camisón blanco, voy hacia ellos y les digo mientras levanto la mano en forma de saludo:

  • Ey que pasa chavales, cuanto tiempo, he vuelto por que os echaba de menos, mi vida era muy aburrida y ahora que habéis aparecido parece que puede volverse bastante entretenida! jejeje, bueno que, ¿a donde vamos ahora?
M

ME acerco al guardia más cercano y le robo la pistola, mejor que una piedra...

Me acerco con paso firme hacia la señorita de la recepción:

  • No me lo ponga más difícil, dejeme el ordenador.

Una vez con el PC en mi poder, veo a las opciones que tengo acceso e intento desactivar desde esta computadora toda las opciones de seguridad del edificio (camaras de seguridad, alarmas anti-incendios, etc)

Mexicano

Me recupero de las bofetadas que me propino aquel tipo al que no conozco de nada, estoy metido en un coche, supongo que estoy a salvo, intento cubrirme y miro sigilosamente en busca de mis nuevos "amigos".

No pienso salir del coche.

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