Les dejamos el otro día los niños por la tarde porque tuvimos que ir a un entierro. Nosotros no los dejamos con ellos cada dos por tres, al contrario. Excepto ahora en verano que algunas mañanas, al estar teletrabajando, pues se lo llevan a su piscina por la mañana. Pero el resto del tiempo, nada, con nosotros. El entierro era en un pueblo a hora y media en coche.
Volvemos a las 4 horas.
Los recogemos y viene la mayor con cara larga.
Pregunto qué tal se portaron y mi madre dice "que bueno, que bien, que con sus cosas como siempre".
Le preguntamos a la niña y nos dice que se había enfadado con el abuelo porque se había portado mal y le había regañado.... ". Venga, pues vamos a hablar con el abuelo.
Le digo que a ver qué ha pasado, que está enfadada. Mi padre me explica que estaban jugando varios niños a luchar, y ya habían empezado a subir el tono y veía que se iban a hacer daño y le había regañado y castigado sin jugar con ellos. Bueno, pues bien, blababla.
Al rato me dice la niña que había pasado eso pero el abuelo además le había pegado 3 guantazos.
Vuelvo a preguntar, de forma normal, sin alterarme y me dice que cuando le regañó le contestó "que me dejes en paz" y claro, que como le había contestado tan mal, pues que se puso nervioso y le dio 3 guantazos.
- ¿Y te valió de algo eso?
- Buah, mucho peor, si ya se ha puesto tela después.
- Entonces, ¿para qué hay que pegarla? ¿ha servido de algo?
Y va y me contesta que lo mejor es que como no nos vamos a poner de acuerdo, que mejor que no les deje más a los niños.
Vale, ok, pues no hay problema, así será.
Al rato viene mi madre, pensando yo que vendría de conciliadora..... y viene básicamente a terminar de explotar la bomba: viene a defender su posición, a explicar por qué ha sido y que entendamos que es lo normal, que a ver si no qué le dicen si ha contestado de malas formas. Además nos dice que la niña miente porque ha ido con el cuento del guantazo sin decir que ella se había portado mal. Ya le digo yo que no, que nos lo había dicho, pero además que el que había mentido era el abuelo, puesto que ocultó los guantazos en la primera conversación, y hasta que no salieron a relucir no los había mencionado.
Y la última que remata la faena, nos dice que tendríamos que regañar a la niña por cómo había contestado, y no tenerla encima cogida en brazos (en el regazo, estábamos sentados), dándole besos. Pues claro, porque la niña está triste por lo ocurrido, y quiere estar abrazada y necesita cariño... otra cosa es que no hable con ella de lo sucedido y le diga que está mal contestado, etc... pero si en ese momento está así, no necesita un sermón y un castigo, necesita cariño. Ya luego cuando esté receptiva y quiera escuchar hablaremso de lo que está mal, de que no tiene que contestar así, etc.... pero después.
En fin, en esas estamos ahora. Bastante cabreados, ya no por los bofetones, sino porque nos lo ocultaron, además siguen justificándose y encima critican nuestra forma de educar.