Todo empezó cuando ella tenía unos 14 y yo unos 17. Mi prima siempre ha sido una de esas niñas que, a parte de ser muy guapa de cara y estar muy buena, se desarrolló muy rápido, tanto física como mentalmente, tú la veías y con 14 años ya parecía que tuviera 18, con unas tetazas del copón, y mantenías una conversación con ella y seguro que te sorprendía que al final te dijera que iba tan sólo a 2ndo de la ESO. Yo, con mis 17 de aquella época, hacía sólo 2 semanitas que había dejado de ser virgen, y andaba más salido que el pico de una mesa, me encantó y contaba los minutos para poder repetirlo.
Total, que una noche resultó que era el cumpleaños de su madre, y tanto ella como su hermana le preparaban una cena sorpresa a la que íbamos a ir toda la familia. Yo en aquella época estudiaba en un instituto que estaba muy cerca de su casa, y quedé con su hermana (mi prima mayor) de ir a su casa nada más salir de clase para ya estar allí y para ayudarlas a prepararlo todo, aunque llegara unas dos horas antes.
Cuando llegué a la casa me encontré a mi prima pequeña sola, ya muy desarrollada, vestida sólo con unas braguitas y una camiseta muy corta, todo muy ajustado, que ya empezó bien la cosa (aunque yo en aquel momento ni me fijé, sólo la veía como mi prima pequeña, no como algo sexual). Lo primero que hice fue preguntarle que dónde estaba su hermana, la mayor, que era con quien yo realmente había quedado, y me dijo algo así como:
"Como siempre lo deja todo para última hora se ha ido ahora a comprarle el regalo a nuestra madre, y con lo que tarda en decidirse por algo a ver si llega para la hora de la cena"... Vamos, que quedaban como dos horas para que empezara a llegar la gente, incluída su madre y su hermana, y hasta entonces los dos sólos.
Le ayudo haciendo un par de chorradas que quedaban por hacer: Poner unas guirnaldas, ir a un chino de abajo a por bebeidas y velas, pasar un poco la escoba, etc... Mientras ella ultimaba la cena. A la hora aproximadamente nos encontramos los dos con todo hechos sentados en el sofá, viendo una serie de esas bastante pastelosas que lo molan a las crías de su edad, no recuerdo cuál, cuando de repente una de las actrices empezaba a morrear a uno de los actores, y mi prima me pregunta:
-Esa chica besa bien, ¿no?
-Supongo...
-Venga va, que seguro que tú de estas cosas sabes.
-Bueno, lo justo...
Yo intentaba dar largas porque en un principio me sentía incómodo teniendo esta conversación con mi prima pequeña, que además nos habíamos criado juntos era como una hermana pequeña más bien. Pero ella, al contrario, se sentía súper cómoda hablando del tema, tanto que en un momento dado se inclina hacia a mí y me pregunta:
-¿Por qué no me enseñas?
Y yo rápidamente le respondo:
-¡¿Pero qué dices?! Anda, no digas chorradas.
-Pero qué más te da, si hasta dentro de una hora no viene nadie...
-Pero que eres mi prima pequeña...
-Pero que sólo te estoy pidiendo un beso, sólo eso, tampoco te estoy pidiendo nada tan grave...
-Pero que tu hermana puede aparecer en cualquier momento...
-Que no, que ella tarda, y es sólo un beso...
Y claro, como he contado yo en aquella época estaba recién estrenado y más salido que el pico de una mesa, y fue en ese preciso momento en el que, por raro y enfermo que suene para una niña de catorce años, empecé a pensar con la cabeza de abajo en vez de con la de arriba y empecé a ver a mi prima como una mujer: Ese culo respingón con esas nalgas prietas que asomaban por debajo de unas braguitas ajustadas; esos pechos que se movían debajo de la camiseta ajustada, grandes y firmes, que a pesar de estar sin sujetador gozaban de una forma perfecta, ese vientre plano al descubierto, esos labios carnosos pidiéndome que les besara... Y ahí yo ya no pude decir que no.
Primero empezamos a besarnos tímidamente, sentados uno al lado del otro, y más que morrearnos eran besos seguidos, juntábamos los labios y los separábamos, sin ningún otro contacto, ningún brazo pasado por detrás de la espalda ni nada. Pero eso prontó cambió, y los besos se convirtieron en morreo y los brazos entraron en juego con abrazo con alguna caricia esporádica.
Antes de que me diera cuenta ella estaba tumbada encima de mí, comiéndome la boca, acariciándome mi lengua con la suya, yo respondiéndole, y metiendo mis manos bajo sus bragas, abrazándole el culo; parecía no importarle. De hecho empezó a mover acompasada por un acto reflejo su cadera, acariciando su vagina con mi pene, cada vez con más intensidad, e incluso parecía gustarle que yo acompasara ese movimiento con mis manos.
Recuerdo que en un momento dado se separó y me preguntó:
-Qué, ¿lo hago bien?
Yo me quedé callado, principalmente porque fue el momento de darme cuenta de lo que estaba pasando y no acababa de creérmelo, pero ella siguió:
-Venga, no lo niegues, que se nota que te gusta...
Y esta vez movió voluntariamente la cadera sobre mi pene, que claro que se notaba, estaba duro como una piedra... Continuamos así durante unos 10 minutos más, hasta que repentinamente oímos el ruido de unas llaves, la puerta principal de la casa que se abría, y a su hermana, mi prima mayor, gritando: "¡Hola!". Tuvimos el tiempo justo de separarnos, sentarnos normal, arreglarnos un poco y yo ponerme un cojín en el regazo para tapar el asunto, y simular que simplemente llevábamos ya un rato viendo la tele tranquilos, normal.
Desde aquel momento eso se convirtió en un hábito, no había reunión familiar, ya fuera algo importante como una boda o un bautizo o algo de menor importancia como simplemente quedar para cenar entre varias familias que no buscáramos cualquier excusa para quedarnos sólos y empezar a darle al tema. De hecho no tardó en subir el nivel de nuestros encuentros, y empezaron a ser normales las pajas mútuas, el sexo oral, las cubanas o que yo tuviera mi cara entre esas perfectas tetas.
Ya llegamos a un punto en el que no esperábamos a que hubiera una reunión familiar, como si de un follamigo o follamiga más se tratase cuando uno de los dos se quedaba sólo en casa avisaba al otro, yo iba a su casa o ella a la mía, y a darle al tema.
Llegamos a un punto en el que pensamos que mientras que no hubiera penetración no estaríamos haciendo nada malo, mientras no sobrepasáramos ese límite no tenía porqué afectar a nuestra conciencia, ese era el escenario mental que teníamos ambos... Así que sin penetración, pero todo lo demás lo hacíamos.
Pero eso no duró mucho. Pronto pasamos a necesitar algo más, y aunque disfrutásemos del sexo oral o de las masturbaciones mútuas, de los morreos y de las caricias, no nos satisfacía quedarnos sólo en los preliminares aunque hubiera orgasmos de por medio, y tanto el uno como el otro sabíamos que estábamos llegando a ese punto. No hizo falta nunca verbalizar las cosas, ni hablamos lo de la línea roja de la penetración ni hablamos de nuestro creciente deseo, pero se notaba por parte de ambos, el deseo iba creciendo cada vez más, y estaba llegando a unas cotas bastante altas.
En estas resulta que mis tíos siempre han tenido una casa en las afueras, en un pueblecito costero, donde pasan los veranos, y en uno de esos veranos, cuando mi prima y yo ya llevábamos un poco más de un año de "relación", nos invitaron a mis padres y a mí a ir allí un fin de semana. Yo con más de 18 tacos por aquel entonces ya pasaba de vacaciones familiares, prefería quedarme sólo en casa a mi bola saliendo con mis amigos de por aquí, y pensé que mis primas, tanto una como la otra, habrían pensado lo mismo.
Pero esa misma mañana en la que mis padres me dijeron el plan me llegó un mensaje de mi prima menor diciéndome: "¿Vas a venir, no?". Y yo le contesté: "¿Estás allí? Pensaba que tú y tu hermana os quedaríais"; "Mi hermana sí, pero yo he preferido venirme para aquí, así te podía ver"; "Para eso mejor que nos hubiéramos quedado los dos aquí"...
Resulta que ella, a pesar de ser más joven, pensaba mejor que yo, o al menos estuvo más acertada... Me dijo que en su casa estaría siempre su hermana, no podría ir yo allí, y tampoco podría venirse ella mucho rato a la mía aunque yo estuviera sólo porque su hermana mayor conocía a todas sus amigas y sabía lo que hacían, y la controlaría, que me subiera que allí con nuestros padres todo el rato fuera yendo por su cuenta no repararían en nosotros y no nos controlarían tanto, estaríamos más libres... Así que ante la cara de asombro de mis padres, que no entendían qué pinaba yo allí, sobre todo quedándose mi prima mayor aquí, con la que ellos entendían que es con quien estaba realmente relacionado, me fui para allí.
Llegamos el viernes por la tarde y ya esa noche mis padres y mis tíos dijeron de salir a cenar. Como se podía esperar, mi prima y yo dijimos que no nos apetecía, que estábamos cansados y que nos quedábamos en la casa. Nos dijeron que teníamos pizzas para hacer en la nevera y se fueron. Obviamente las pizzas se quedaron donde estaban, pasamos 2 horas sin ropa dándole buena cuenta al sofá, e incluso llegamos hasta donde entonces más cerca habíamos estado de sobrepasar esa línea roja de la no-penetración: En un momento dado ella se tumbó encima de mí y empezó a frotar su vagina desnuda directamente contra mi pene erecto hasta que se corrió. Después nos tumbamos uno al lado del otro y me empezó a besar mientras me masturbaba hasta que me corrí yo, y ahí nos quedamos tumbados un rato hasta que decidimos levantarnos y ponerlo todo en orden antes de que llegaran, y hacernos las pizzas entonces, para aparentar y porque para entonces aunque fuera tarde sí que teníamos hambre.
La mañana siguiente la pasamos toda la familia en la casa pero mis tíos y mis padres también dijeron de ir a comer fuera, y mi prima y yo también fuimos, para que no cantara tanto. Al acabar de comer nuestros respectivos padres querían ir a dar una vuelta por la calle comercial del pueblo y mi prima dio la excusa de que ella prefería ir a la playa, incluso mi tío, su padre, me preguntó si iba a acompañarla como invitándome a ir con ella, supongo que al ser mayor y supuestamente más responsable pues para que la cuidara y la mantuviera vigilada a la vez. Incluso mi prima le pidió las llaves a su madre para que pudiéramos ir a la casa a ponernos el bañador y coger la toalla, y su madre eso hizo.
Como se esperará ya, a la que entramos en casa ya no salimos, ni pensamos en la playa, directamente al lío, esta vez en su cama. Ya llevábamos un buen rato, en el que mis dedos habían estado varias veces dentro de su vagina, mi lengua había recorrido varias veces sus pezones, raro era el rato en el que nuestros labios no estuvieran en contacto, cuando ella, después de haberse pasado un rato tumbada en la cama tranquila después del primer orgasmo que le propiné a base de dedos, se levantó, se acercó al cajón de su mesilla, lo abrió, sacó algo de dentro y me lo lanzó, y de repente me vi con un par de condones encima del pecho. Y ella me dijo:
-Ya que la primera vez en tantas cosas de éstas ha sido contigo porqué no ésta también.
-¿Estás segura?
-Contigo sí... Además, que los dos tenemos ganas desde hace muchísimo tiempo.
Obviamente no pude negarle eso. Para mí en cierta manera también era la primera vez, porque nunca antes había desvirgado a nadie. Me coloqué el condón y empecé a penetrarla muy poco a poco, con muchísima suavidad, y recuerdo que ella cuando introduje sólo el glande dio el primer gemido, con una expresión de dolor que rápidamente se tornó en sonrisa. Yo rápidamente le dije:
-Oye, que si te duele o lo que sea paro.
-Al principio es normal que duela, pero tú sigue, eso sí, al principio despacito y con cuidado, ¿eh?
Y eso hice, la acabé de introducir mientras ella gemía y agarraba con fuerza las sábanas, y empecé a penetrarla muy lentamente. Recuerdo que me costaba mantener un ritmo tan lento para intentar no hacerle daño. Por suerte duró poco, porque al cabo de pocos minutos ella susurró un "más" indicándome que quería que le diera más caña, y gradualmente eso hice. Nos pasamos la próxima media hora así haciéndolo, mientras que ella descubría cómo se sentía al ser penetrada, y yo descubría lo mucho que me excitaban sus gritos de placer. Después dispusimos las cosas como si hubiéramos llegado de la playa y nos duchamos (juntos, pero ese detalle obviamente lo íbamos a omitir) y nos pusimos a ver la tele, esperando que nuestros respectivos padres llegaran.
Llegaron a eso de las 9 con cena, y durante toda esa noche no salieron, así que no pudimos hacer nada, simplemente nos recuerdo jugando a los 6 al Uno hasta las tantas de la madrugada, y al domingo siguiente tampoco, puesto que todos nos despertamos tarde y después de comer ya volvíamos para casa, cada uno a la suya y con nuestros respectivos padres, así que imposible.
Pero recuerdo que no pasó mucho tiempo para que pudiéramos volver a repetir. Al ser verano y nosotros estudiantes había muchos días en los que nuestras respectivas casas se quedaban varias horas vacías, así que dos o tres días después le pude volver a poner el mensajito de que si quería que se viniese, que tenía la casa libre casi 4 horas. Recuerdo que para esa segunda vez me preguntó si yo quería que ella llevase condones, y le dije que tranquila, que yo tenía, que esos los reservase para cuando le tocase a ella jugar de local.
Así estuvimos casi otro año, un poco más de un año diría, y nuestros 3-4 polvos al mes mínimo no nos los quitaba nadie. Durante esa época ni ella ni yo tuvimos pareja, ni nos veíamos con otras personas... Nos compenetrábamos perfectamente en la cama, parecíamos la pareja sexual perfecta el uno del otro, y teníamos relativa facilidad para quedar y vernos, solíamos estar bastante disponibles, así que no hubo ganas de vernos con otra gente, ni necesidad... Hasta que llegó ese fatídico día.
Recuerdo que fue en su casa, por la tarde, en su habitación, que estaba sola puesto que sus padres curraban y su hermana se había ido con una amiga después de comer. Al acabar de echar el polvito de rigor, estando los dos tumbados abrazados reponiendo fuerzas para el siguiente, cuando yo empecé a acariciar su culo y su vagina mientras la morreaba, hasta que decidí profundizar más en el asunto, y después de masturbarla un poco introduciendo mis dedos por su vulva le introduje lentamente uno por el culo.
Ella ya me había dicho que quería probar lo del sexo anal, así que hacía un par de semanas me pidió si le podía meter un dedo o dos por el culo, a ver si le gustaba y lo soportaba, para ver si luego podía llegar a meterse algo más grande. El resultado fue que le ponía increiblemente cachonda que le metiera el dedo ahí, así que empecé a hacerlo como juego tanto pre-coital como post-coital, igual que masturbarle la vagina.
Resulta que esa vez le puso muy cachonda muy deprisa, y al momento se avalanzó a meter mi pene en su boca, cosa que me puso tremendamente cachondo a mí también, y aproveché para tumbarla del revés encima mío en posición de 69 y empezar a comerle la vagina, sin sacarle el dedo del culo. Gemía como si estuviéramos follando de lo cachonda que estaba, y yo no me quedaba atrás, y de lo cachonda que estaba se salió de encima mío, se dio la vuelta, cogió otro condón del cajón de su mesita, me lo puso y sentada encima de mí introdujo mi pene en su vagina, y bajó hasta quedar tumbada sobre mí y empezó a follarme, todo muy deprisa.
Yo no tardé en agarrarle el culo y empezar a ser yo el que la follara a ella, cada vez más deprisa, sus gemidos me llegaban perfectamente ya que tenía su boca y su respiración entrecortada al lado de mis oídos, lo cual ella aprovechaba para comerme la oreja de vez en cuando, cosa que sabía que me encantaba, a lo que yo respondía cogiéndele el culo sólo con una mano y la otra usarla para introducirle un dedo.
Cada vez más deprisa, cada vez más sudados, cada vez más adentro y cada vez más cachondos, estaba siendo uno de los mejores que habíamos echado nunca... Recuerdo los muelles de la cama chirriando, el cabecero de ésta golpeando acompasadamente contra la pared como si alguien estuviera clavando un clavo con un martillo, la mesita de noche temblando, las sábanas mojadas, nuestros cuerpos resbalando por el sudor, los gemidos de ella convertidos completamente en fuertes gritos... El placer aumentaba junto con los decibelios y durante un momento sólo existíamos nosotros dos y esa cama, era como estar en una burbuja... Hasta que su hermana, mi prima mayor, abrió la puerta de golpe y nos pilló.
Resulta que obviamente ya había llegado a casa, y nosotros con el subidón del momento el resto del mundo no existía, y no la habíamos oído llegar... También era normal que con el ruido que metíamos, los golpes, los gritos y que reconoció nuestras voces viniera a ver qué pasaba. De hecho el hecho de que entrara tan de repente fue por haber reconocido mi voz junto con la de ella, si hubiera oído a su hermana follar con un tipo cualquiera no habría hecho nada.
Entró mientras soltaba un: "¿Pero se puede saber qué coño hacéis? ¿Estás enfermos o qué cojones os pasa? He entrado porque he reconocido la voz del primo, y es que no me lo podía creer... (Y mirándome directamente a mí) ¿Pero tú eres idiota? ¿Se te ha ido la olla? ¿Se os ha ido la olla a los dos? Mira, vete de aquí ahora mismo... Joder, qué asco"... Y se fue al comedor.
Obviamente saltamos rápido de la cama, nos vestimos como pudimos y la seguimos al comedor. Ellas nos volvió a preguntar si nos habíamos vuelto locos, y nosotros no supimos hacer nada más a parte de guardar silencio. Ella nos preguntó que cómo había empezado todo, y yo vi que mi prima pequeña estaba a punto de contarle todo, así que decidí interrumpirla. Aprovechando que hacía poco más de una semana estuvimos los 3 en una boda otro primo en común nuestro le dije que en esa boda surgió y hoy había sido la primera vez que lo habíamos hecho. Mi prima pequeña vio que eso era mejor que decirle la verdad, así que me siguió el juego, y me lo volvió a seguir cuando yo le dije a mi prima mayor que por favor no dijera nada a nadie, que esto había sido cosa de una única vez que nos había dado un pronto y que no volvería a ocurrir nunca más.
Mi prima mayor se mantuvo calla y seria durante unos segundos y dijo: "Mira, yo no voy a decir nada, pero me prometéis aquí y ahora que esto nunca más, a partir de ahora primos normales y punto"... Le dijimos que sí y yo me fui a mi casa...
Y la verdad es que hasta hoy lo hemos cumplido. Creímos entonces que fue bonito mientras duró, pero que con esto el pastel se había destapado demasiado, y hasta hoy lo hemos cumplido. Ahora sí que hemos tenido nuestras parejas, hemos empezado a estar con más gente, ya desde hace muchos años, y cuando nos vemos relación de primos absolutamente normal. Nunca ha dejado de haber cierta tensión sexual entre nosotros, y creo que nunca la va a dejar de haber, pero por el momento primos y puntos.