Requiem por María, mi vecina [Homicidio inside]

Vive un piso encima mío una familia que si cualquiera de vosotros se la hubiera encontrado hace años por la calle, la habríais catalogado de perfecta: Un matrimonio de mediana edad con dos adorables hijos. Él con un puesto importante de una prestigiosa compañía, ella una mujer educada "proveniente de buena familia" y sus hijos (María y ¿Pedro, quizás?) podrían haber sido perfectamente el modelo usado por Groening para Rodd y Todd Flanders. Todos ellos con muy buenas formas, educados y bien arregladitos los domingos para ir a misa. En pocas palabras, una familia Telerín. Pero esto era en el exterior.

En su casa, el hombre se vuelve un loco que constantemente grita a su mujer y a sus hijos, que pasa noches enteras en el baño hablando solo, y os aseguro que muchas más rarezas propias y dignas de un demente; ella es una histérica que pierde los nervios a la más mínima, que llora a todas horas de una manera incansable e incontrolable, y más cosas de las que he sido testigo durante varios años. Por supuesto, los hijos no son menos y poco a poco han ido perdiendo esa "inocencia infantil", por así decirlo, que les mantenía un poco más cuerdos, que no les hacía explotar como lo hacian sus padrea, pero ahora han terminado de convertir esa casa en la morada de la locura.

Asi que aquella imagen angelical que esa familia representaba se ha ido demacrando a lo largo de los años, debido a que todos han deteriodado mentalmente, e incluso haciendola desaparecer por completo para ser sustituida por otra que realmente la extravagancia de esa genta.

Pero el último año, mis queridos mediavideros, María, la hija mayor, ha entrado en la adolescencia y eso implica que la rebeldía empieza a hacer hincapié en su, ya muy demencial, consciencia. Esto por supuesto ha hecho que esas horas y horas de gritos en la casa (los cuales escucho perfectamente porque tienen suelo flotante de ese, o como se llame) sean cada vez más repetidas, que a las cuatro de la mañana (y no se por qué) el padre se ponga a aporrear su puerta mientras grita MARIAAAAA MARIAAAAA ABRE LA PUERTA incontables veces y ella responde siempre VETE A LA MIERDA y similares. De hecho, esos insultos que empieza ahora a contestar han sido motivos de tantos conflictos que ya he perdido la cuenta. Es tal la magnitud que alcanzan las peleas que varias veces he llamado a la policia por el miedo a que él los haya matado a todos o se disponga a hacerlo.

Lo que ha pasado hoy es lo siguiente: en medio de la noche, la madre ha empezado a berrear contra la hija, ella ha respondido una cuantas veces y de pronto, de súbito, un golpe seco. Reconozco muy bien ese sonido, ya que de tantas veces escucharlo ha quedado grabado en mi mente. Es el sonido que se produce cuando uno de sus cuerpos cae precipitadamente contra el suelo. Y entonces silencio. No hay llantos de María. Y tras unos segundos se escuchan ya los lloros, pero no eran de María, eran de la madre. Han pasado los minutos y no he vuelto a oir a María, cuando tiene la costumbre o de responder o de llorar. Y después pasos, pasos nerviosos y la mujer hablando sola freneticamente. A él no se le oye tampoco, debe estar volando.

Y entonces, mis amigos mediavideros, he llegado a la conclusión de que es muy posible que María esté, si no muerta, herida de gravedad. Y es aquí y ahora cuando yo tengo que tomar una decisión trascendental: ignorarlo e irme a la cama o tomar parte en el asunto y avisar a la policia sobre la pelea para que vayan a la casa y vean lo que ha pasado.