Bien, pues abro este trhead para que participeis con relatos verídicos o ficticios, que no sean muy largos y que nos puedan alegrar el dia. Valen todo tipo de historias, tanto anécdotas graciosas que os hayan ocurrido o relatos cortos que se os ocurran en el momento.
ahi va el mio:
20 de marzo de 2009, 7 de la tarde, la casa esta llena de gente que celebra el día de mi cumpleaños y una sensación muy desagradable recorre mi sistema digestivo… me estoy cagando.
Mi familia me avasalla con halagos y regalos estúpidos (véase camiseta marca "chorrawear" o pulsera de cuero trenzado, adquirida en una tienda de la estación de autobuses cuando ya habían metido las maletas en el portaequipajes) y no puedo librarme de ellos cuando, para mi sorpresa y desagrado, las luces del salón se apagan y aparece mi madre con una tarta del mercadona, con florecitas de esas que parecen de papel, pero que son comestibles y resulta que están hechas del mismo material que el de las hostias consagradas, y placas de chocolate blanco con manchas marrones (que se supone que también es chocolate) que simulan la forma de patos que nadan alegremente entre las virutas de colorines sobre el bizcocho y la nata. Soplo las velas con rapidez y un nuevo escalofrío recorre mi espina dorsal comunicándome que no me queda mucho tiempo. Aliviado de ver todas las velas apagadas, (se entretuvieron en poner una vela por cada uno de los 20 años que cumplía) me dispuse a correr en dirección al cuarto de baño, cuando alguien me coge del brazo y me dice que tengo que pedir un deseo. Consternado, espero a que vuelvan a encender todas y cada una de las velas, pido a los dioses que me dejen en paz de una vez, y hecho a correr. La puerta esta cerrada por dentro. Mi abuela, a la que curiosamente no había visto en la ceremonia, está haciendo no se que cosa dentro del cuarto de baño. Tras un cuarto de hora escucho el sonido de la cadena y mi queridísima abuela sale con una sonrisa y al mirar dentro observo que los espejos están empañados y las flores de plástico de uno de los jarrones se han marchitado. Me sumerjo en una atmósfera espesa y pesada… el hedor es repugnante. Tras un arduo esfuerzo por aguantar aquel espeluznante olor, levanto la tapa del váter y me encuentro con un collage contemporáneo de restos de heces que se resistieron a la embestida del agua. No aguanto más, mi ano es incapaz de retener por mucho mas tiempo a un zurullo que pugna por salir, así que, por fin, deposito mis posaderas en la taza del váter y con una sonrisa, esa sensación de alivio que tanto gusta alcanza todas y cada una de mis terminaciones nerviosas, y es que, no hay placer mas descansado, que después de haber cagado. Fin.
edit: se que en "cine, música, libros y comics" hay algo parecido a esto pero no pretendia que fuese tan serio asique dad rienda suelta a vuestra imaginación, y si no pues go flames, que lo estais deseando xDD