#5435 Los niños van por rachas, no le des importancia. Varía en lo que le des de comer, a ver si hay suerte y un dia cuela, y ya está. A veces son dientes, a veces son cambios, a veces son las rabietas (por el mero hecho de poder decir no). Te apuesto lo que quieras a que llegas como mucho a la semana con esas tonterías y luego cambia. De todas formas, justo encima coincide que no ha querido los pures... pues prueba a darle más sólidos, con 15 meses ya es tiempo de sobra para que los coma.
Nunca se debe obligar a comer, ni una cosa concreta ni una cantidad concreta. Ni se debe premiar o castigar con la comida, porque a la larga pueden generar fobias, o el que ellos mismos esperen un premio por comer. Nada de "si te lo comes tienes postre".
Esto se lo puedes leer a nutricionistas, pediatras y psicólogos.
#5436 Totalmente en contra de tu opinión: Si no quiere comer, que no coma. Si quiere más, que repita.
Para mi en este caso "ceder" significaría hacerle otra comida, y por ahí no paso siempre que sepa que lo que hay de comer le gusta. Es decir, si hay macarrones y dice que no quiere que él quería espaguettis, evidentemente le convenzo, que ya los haremos otro día o mañana. O incluso si dice que quiere puré, o lentejas.
Normalmente ya sabemos qué le gusta y qué no, y los días que pongo algo nuevo suelo tener siempre otro plato de otra cosa.
Y si ya se pone muy tonto con que no quiere una cosa pero quiere algo que no tengo que cocinar como jamón york, o un plátano, o sandía... pues se lo doy y se lo come.
Para mi el niño no ha aprendido "jaja, papá es gilipollas que me da lo que le pido y le vacilo comiendo", para mi aprende "mi padre, a veces, me ofrece otra cosa si no quiero lo que me ha puesto".
Lo que veo que he conseguido, con 6 y 3 años, es que sientan a comer y disfrutan comiendo. Si vamos a cualquier lado eligen ellos lo que quieren, y se comen lo que quieren, no tiene ningún sentido que se tengan que comer algo que no les guste o todo lo que les pongan. Como decía Carlos González, tú no vas al restaurante y le dices al camarero: "póngame un lenguado, que no me gusta pero me lo tengo que comer entero". No tiene sentido.