Tengo un problema en mis manos, y es que no son capaces de convivir con nada.
Resulta que hace unos meses, mi novia (otro aprovecharía el post para decir que tiene novia, yo también, pero no) me regaló una pulsera muy molona. Pues bien, fue ponérmela, lo típico de mirármela mil veces y disfrutar de ella y, en cuanto me descuidé, la pulsera había desaparecido. Se había caído en yonosequé sitio, estando caminando o a saber, pero la cuestión es que nunca más la volví a ver. Me duró dos horas puesta.
Este verano, me regaló un anillo muy molón. Pues bien, fue ponérmelo, mirármelo mil veces y disfrutar de él, y coincidió con que tuvimos que bajar a la orilla un segundo, y no sé qué pudo pasar que, cuando salimos de la playa a los cinco minutos, y sin haber hecho absolutamente nada (es decir, no me bañé, ni me llené las manos de crema, ni nada que pudiera forzar su caída), éste había desaparecido. Busqué, pero en la arena ya se sabe, una aguja en un pajar cualquier cosa que se busque, así que hasta luego lucas. Una hora me duró puesto.
Pues hoy, me ha vuelto a hacer un regalo, esta vez otro anillo, pero más serio: una alianza, muy chula y con una inscripción preciosa. Esta vez, y visto el precedente pasado, me lo compró más ajustado, de manera que tuvo que entrar a presión en el dedo (que hasta me dolió), para que no se me cayese. Pues bien, fue ponérmela, mirármela mil veces mientras se me caía la baba de la emoción (llamadme sentimental) y disfrutar de ella, y, en cuanto me descuidé, el anillo había desaparecido. No me moví del sitio, y no hice ningún movimiento brusco con la mano. Me maté buscándolo por el radio en el que estaba y no me moví en ese tiempo pero no ha aparecido. Me duró en el dedo apenas veinte minutos.
Qué desolación .