He encontrado un texto en 4chan que me ha llegado al alma, aquí os traigo la traducción.
Tenía 7 años por aquella época. Mis padres me llevaban al colegio y tenía amigos con los que jugar. Cuando llegué a los 13, mis padres se divorciaron. Mi madre dijo que mi padre se había ido con otra mujer y que esa mujer tenía dos hijos de mi edad, un niño y una niña. Todo esto ocurrió sin más. Un día entré en casa y mi madre me dijo todo eso. No volví a ver a mi padre desde aquel día.
Estaba triste. Esa tristeza se fue convirtiendo en ira a medida que pasaban los años.
Poco a poco, fui creciendo, llegué a los 22 años y conocí a la que hoy es la mujer de mi hijos.
Cuanto más tiempo cuidaba de ellos, menos entendía cómo me pudo hacer eso mi padre.
A los 36 años, mi tía me llamó diciéndome que mi padre estaba en un hospital con cáncer, a punto de morir.
Nunca perdoné a mi padre por lo que me hizo y tampoco lo iba a hacer ese día. Se moría y me daba igual. Pero mi mujer me convenció para que fuese a verlo. Una vez allí me encontré con muchísima gente a su alrededor, todos lloraban y yo no derramé ni una lágrima. No sentía lástima de aquél hombre que se nombraba a sí mismo como "mi padre".
Estaban todos, mis tíos... hasta estaba mi madre allí, sentada junto a él, cogiéndole de la mano.
Mi padre ya había muerto y no pude hablar con él. Pero no me importó. Cuando iba a marcharme de aquél lugar, mi madre vino a pedirme que la acompañara a casa. El viaje fue totalmente silencioso, no puso ni la radio.
Ya en casa de mi madre, me puse a ver la tele un rato, para no dejarla sola. Vi como mi madre bajaba las escaleras con una gran caja de cartón. Se acercó a mi y me dijo que en esa caja estaban todas las cartas que mi padre me mandó desde su divorcio.
Me levanté y hundí mi puño en su cara. Le di un puñetazo tan fuerte que se cayó al suelo con la nariz sangrando. Corrí a la puerta y me fui a la calle a pensar en lo que acababa de pasar. Después regresé, cogí la caja sin mirar a mi madre y me la llevé a mi casa.
Empecé a leer las cartas y rápidamente fui a la dirección de la casa de mi padre, la que aparecía en las cartas. En su urbanización sabían que había muerto y que yo era su hijo así que no tuve problemas en entrar a su apartamento.
Era un apartamento de soltero, con una cama y poca comida en la nevera. No había rastro de la familia que mencionó mi madre. En mitad de una estantería del salón había una foto en la que se podía ver a él, a mi madre y a mi.
Mi padre vivió solo todo este tiempo y nunca pude volver a estar con él.
Fin.